CAPÍTULO 6

Narra Jay

Estaba nervioso las manos me sudaban y el sudor bajaba por mi cuerpo con lentitud, provocando cosquillas y que me sintiera pegajoso, leía una y otra vez el contrato frente a mi, Edher había quedado fascinado con nuestro talento que nos propuso firmar con el y su empresa, los chicos estaban felices y nerviosos al igual que yo, no sabía tanto de leyes sin embargo lo básico, claro no iba a ser estafado otra vez , todo dentro de aquel papel estaba legalmente perfecto.

-Sólo deben firmar y ya, créanme yo les puedo dar todo lo que quieran, el mercado haya fuera es una fiera pero no todos logran lo que mi empresa ha logrado y eso nos hace la mejor de los últimos tiempo a nivel global - Edher tenía un Magnetismo que te atrapaba y te endulzaba a poder acceder a sus súplicas-

-Okey esta bien - la punta del bolígrafo roso el papel expandiendo la tinta de color negro sobre la delgada y delicada hoja.

Al terminar Ben firmó, su mano le temblaba dificultando un poco más la firma de aquel documentó, Leia y Rony firmaron con rapidez y se tomaron de la mano.

-Eso es todo chicos, juro que los llevare hasta la cima, vayan el Lunes a las oficinas para dejar todo claro -

-Fue un gusto hacer negocios con usted - Ben había estrechado la mano del hombre, cosa que yo igual hice, por último las dos chicas salieron dando un abrazo y un beso en la mejilla de ambos hombres -

Al salir del edificio el local ya estaba vacío, Gary venía con una cara de felicidad, y detrás de el Efra y Eros ambas sonreían con entusiasmo y alegría, anteriormente la peliblanca se notaba incómoda al lado de la rubia, sin embargo eso había cambiado en menos de 15 minutos

-Amor vamos a mi departamento - Percy comenzó a jalarme de la chaqueta y coquetearme -

Sus labios rojos parecían el paraíso, quería besarlos y saborearlos, por meses la perdí, y por algo ahora ella estaba frente a mi, como si el tiempo se hubiese detenido y jamas paso lo que pasó entre nosotros. Inconscientemente, mis labios se sincronizaban con los de ella, eran tan diferentes a los del resto, me hacían sentir en casa, pero no pleno. Podía sentir la necesidad, la adrenalina recorriendo mis venas y claro, el mundo jugando a mi favor.

Estaba harto de dormir en la calle, según Percy ella y yo aun eramos novios, entonces podía quedarme en su casa, al menos por hoy, ¿que podía salir mal?, ella había regresado y no iba a dejarla ir tan fácilmente, no después de todo lo que me costó recuperarla.

-Claro vamos - me despedí de los chicos y de Eros ella solo me dijo un frío y distante adiós.

Al subirme al carro de la Pelinegra la chica comenzó a contarme sobre su día, el cómo se había enterado de nosotros. Estaba embobado y alucinando por sus curvas y de aquel hipnotizante beso que me dio.

Al llegar a su departamento en una de las calles más transcurridas de la ciudad, comenzó a quitarse sus prendas. El lugar era cálido y sumamente conocido para mí, no había cambiado en nada, todo seguía intacto.

La chica me jalo de la camisa y comenzó a besarme, mi piel se puso caliente, era tan placentera la sensación que me causaba Percy con tan solo besarme, los sentimientos que me invadía eran tan "No sé", simplemente estaba hecho un lío de emociones.

En aquel momento preciso, paro de golpe, mi respiración acelerada y mi miembro duro comenzaron a dolerme. Desconcertado la mire buscando razón de su repentino acto.

-¿Tienes condones?- preguntó la chica.

-Si claro, como cojo a todas horas todos los días - respondí de sarcástico.

-Antes de que te fueras cogíamos a cada segundo. Así que esperaba que tuvieras al menos uno - la chica se levantó de la cama y se dirigió a su closet -

-Yo nunca me fui, recuerdas que fuiste TU quien me engañó y se acostó con su mejor amigo - me levanté de la cama y me dirigí a mi mochila, tome un pantalón gris y una camisa blanca -

-Superalo yaaaa por favor, fue una sola vez- respondió Percy abrochado su pijama -

-No lo voy a superar, tu no estuviste un puto año lamentandote, sintiendo te insuficiente, pensando que eras una escoria humana, pensando que te falto o que te hizo falta, mucho menos pasaste crisis existenciales por noches enteras - Mi voz había subido de tono al punto de gritar -

-Tal vez yo lo arruine todo y no puse de mi parte - Percy me miraba enojada y con los ojos llorosos - pero no luchaste lo suficiente para salvar esto especial que había entre nosotros.

Comencé a reírme como un idiota, ella me miraba con enojo y tristeza, apoyada contra la puerta de brazos cruzados y lágrimas bajando por sus mejillas.

-No, yo di más que tu en esta relación y aun así no sirvió de nada - me acerqué a ella con cuidado, y tome su cara, su maquillaje comenzó a correrse y pensar que era a prueba de agua - Eres un incendio forestal, te llevaste todo a tu paso, lentamente y con cuidado de no dejar nada vivo, los recuerdos, las canciones y los lugares, todo lo Quemaste con tus infidelidades - mi dedo recorría su cara con delicadeza, como si estuviera trazando los bordes de un cuadro de miles de dólares - Esperaba mas de ambos, pero una vez mas me equivoque.

Percy me miro a los ojos alejándose de golpe, una pequeña ráfaga de enojo y resentimiento me invadió el corazón.

-Ve al cuarto de invitados, ya es tarde, date un baño hueles a sudor - la chica pasó junto a mi y tomo una sudadera, la detuve con mi mano con delicadeza, sus ojos estaban húmedos por las lágrimas acumuladas, el vacío que sentí en aquél momento era agudo y asfixiante, una vez más se alejo y salí de la habitación para darle privacidad.

Narra Eros

Mi madre siempre me decía que no me enamorara, que no era mi tiempo ni la hora, y que lo entendiera. Pero las madres están equivocadas nosotros no podemos elegir de quien enamorarnos y de quien no, mucho menos la hora para hacerlo, y eso no era lo peor.

Conocía personas que te criticaban por andar con una persona u otras que te decían, "¿Sobrina y el novio?, ya se te está yendo  el tren" y se que mas de una vez lo has escuchado.

Pero las relaciones no siempre son para todos, algunos están mejor siendo solteros e imaginando escenarios con personajes ficticios como Jackson Murray, o como Altair Strong de Mano negra, y tal vez como el sexy y rico del norteño de Adrik Cash, pensando en que te regalen un conejo muerto como un Damian Fox o simplemente tener a una persona sexy como Poe Verne, y deseando que un loco psicópata o un sociópata como lo eran Mason Stein y Pierce Stein.

Y si, acaban de darse cuenta que amo leer en W*****d, pero es por que ellos no pueden romperme el corazón, o tal vez si, por que muchas veces mi vida es tan aburrida que siento el dolor y los sentimientos de esos personajes plasmados en mi, me siento dentro del libro y cada que uno muere es como saber que murió una parte de mi o alguien de mi familia, ¡agh! Es tan difícil de describir, por que duele igual.

Ahora mismo estaba hecha una bola de sentimientos alborotados y mal amarrados, al mirar una y otra vez la semana que he tenido solo me sentía una b****a andante, una canción rota y unos acordes mal elaborados. Pero nadie ha muerto por amor, y nadie vivirá de amor, incuso tal vez no es el tiempo para encontrarlo, debes pasar por muchos cambios, comenzar a vivir por ti, aprender a quererte por que si no lo haces tu nadie te va amar, al final de cuentas siempre serás tu y simplemente tu.

La noche era fría gracias al invierno, mi piel se erizaba y entumía con cada ráfaga de aire frio, los locales de la ciudad ya estaban cerrados, la gente que pasaba con rapidez me causaba curiosidad y los carros de lujo me entretenían con su pasar

-Creo que es bastante noche para que estés lejos de casa- Un carro iba a mi par de pronto lo reconocí, sonreí irónica-

-En mi defensa sólo estoy admirando la ciudad-el chico sonrió

-Tus padres me mandaron a buscarte, están preocupados por ti, tu madre está bastante enojada- maldije para mis adentros-

-Entra al carro, te vas a resfriar- así lo hice, Bruno me miraba divertido sin pensarlo me metí-

-Tu nunca recorres la ciudad, ¿Cuál es el motivo que este día sea una excepción?- No tenía clara la respuesta, sin embargo sabía que iba a morir de hipotermia.

Medite su pregunta, era cierto jamás iba más allá de la universidad, la cafetería y de mi casa, me sentía tan repetitiva y tan mediocre, de que servía gozar de lujos cuando mi vida no tenía diversión.

-Siempre hay una primera vez para todo- el chico asintió y se quitó su saco-

-Póntelo, puedes terminar resfriándote- el saco desprendió un embriagante olor a hombre, me sentía tan embobada con ese olor que no me resistí a darle un abrazo al dueño del saco- Okey veo que la ruda chica que tengo a mi lado no es la que conozco desde siempre, quien eres y que le hiciste a la mejor amiga de mi hermano- me separe de golpe causando que me golpeara la cabeza con la ventana -

-No olvídalo, sigues siendo Eros-

-Cállate Bruno y por favor pon en marcha el auto - el chico solto una risa y seguido el automóvil comenzó a recorrer las calles.

Me sentía cálida estando con el, iba cantando una canción no sabia cual era pero me llamó la atención sus tatuajes, su cara perfilada y brazos grandes y venudos, es un papucho.

-Aveces creo que te gusto - su voz se convirtió en un susurró ronco y rasposo, juro que casi tengo un orgasmos de sólo oírlo-

-Pues muy equivocado, nadie se ha ganado ese lugar - el chico sonrió y se estacionó frente a mi casa, se giro y me miro a los ojos y luego a los labios.

Comencé a sentirme incomoda, mis manos empezaron a sudarme y el joven a mi lado lo noto. Se estaba aprovechando de mi nerviosismo.

-Yo me voy a ganar ese lugar Eros, vas a ser mía - terminó la frase estampando sus labios contra los míos en un feroz y apasionado beso.

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