Querida Sarah.
Querida Sarah.
Por: Savannah Piper
Capítulo 1

Querida Sarah:

Creo firmemente en que escribir a través de un papel es la mejor manera de dar a conocer lo que uno siente y piensa, además de que si no quieres aún ser descubierto podría ser la mejor opción. No te sorprendas si de repente llegan a ti cartas, probablemente pueda intuir en el momento en el que las encontrarás, pero no te enfades ni sientas miedo, no soy ningún acosador. Solo quiero conocerte mejor, al menos lo que se pueda desde lo que me tengo permitido.

— J.H

Sarah cerró su taquilla y leyó nuevamente la carta, pensando en si esta debería tratarse de una broma por parte de los de último año en la escuela, algo típico en ellos. La letra era casi perfecta, a juzgar por el contenido podría ser una persona temerosa e insegura, aquello generaba curiosidad en ella, sin embargo no debatiría en buscar respuesta alguna.

— Sarah, vamos, tenemos clase de biología con el profesor Dickson. — dijo su mejor amiga Leah, quien llevaba consigo los libros para la clase, los que, por ser tan olvidadiza y despistada, dejó a Sarah sobre su cama. Ambas fueron al salón y ocuparon los asientos casi al medio y cerca al pizarrón, que por suerte eran los que nadie quería — ¿Crees que tengamos un examen sorpresa?

Volteó a ver a Leah luego de recibir el libro.

— Es lunes así que es lo más probable, aunque no creo que debamos preocuparnos. — abrió el libro en la página que quedaba planeada para la clase, específicamente el dieciocho en la que se hablaba sobre la disección de ranas, algo que no era agradable para ambas — ¿Puedo preocuparme ahora?

Suspiró al voltear hacia la ventana, si algo sabía de su mejor amiga es que era muy dramática, y sí, tampoco le gustaba diseccionar a una rana u otro anfibio, pero si era un examen o trabajo debía hacerlo. Además usarías guantes de látex y utensilios para llevar a cabo todo. Minutos después entró el profesor Dickson con una bandeja de metal, y apenas acomodando sus lentes, claramente pedía ayuda. Y fue en el momento en que un chico casi la misma estatura de Sarah se levantó y ayudó al profesor. Ella pensó que fue la única en darse cuenta, pero no la alentó a preguntarse quién era.

— Me fascinó su chaqueta, ¿a ti no? — salió de su trance al escuchar a Leah, y solo alcanzó a escuchar que si le parecía igual.

— Claro, es genial. — antes que pudiera interrogarla, el profesor pidió la atención de todos. Como era de esperarse saludó a todos, dijo que esperó que el fin de semana hubiese sido de provecho para que ojearan la página dieciocho y se diesen una idea de lo que harían. No era una sorpresa para él que la respuesta no fuera positiva, así que daría una breve explicación.

— La disección, como sabemos, es la división en partes de una planta, un animal o un ser humano muertos para examinarlos y estudiar sus órganos internos. Y como ya deben estar viendo en sus libros, hoy diseccionamos a una rana. Por supuesto que estos pequeños animales no están vivos, así que buscaremos un compañero al cual no conozcamos. Tienen cinco minutos en los que yo voy al salón de profesores e iremos al laboratorio.

— Sarah es la oportunidad que tengo para tener de compañero a Lucas, ¿no es genial? — evidentemente estaba emocionada y nerviosa a la vez, porque Lucas Gallagher, el chico que siempre participaba en los eventos de teatro, entre otros escolares, era nada más y nada menos que su interés amoroso.

— Desde séptimo grado secundario te planteas la idea de acercarte y hablarle, pero en cada una de las oportunidades que tienes, te saboteas mentalmente de que es mala idea, y terminas por no hacerlo. ¿Esta vez será igual? — Leah suspiró y lo pensó un par de segundos, los suficientes como para que tuviera su respuesta final. Aunque demasiado tarde, Lucas ya tenía de compañero a Jony.

— Supongo que habrá otra oportunidad. — murmuró. Se levantó y fue a preguntar a los que todavía no tenían un compañero, porque si hacía el trabajo con Sarah el profesor se daría cuenta, ya que no es un secreto que ambas son inseparables. Por parte de ella analizaba desde su lugar a quien posiblemente podría ser una buena elección, no se arriesgaría a hacer todo sola. La mayoría los conocía desde que empezó la secundaria, al igual que Leah, y a los que no, pues dudaba.

— ¿Has escuchado el dicho de Mahoma y la montaña? — volteó al frente y vio al chico que ayudó al profesor. Sonreía ampliamente, y ella se preguntaba si no fingía. No lo conocía o al menos lo había visto por los pasillos, tal vez era nuevo y se presentaba con ella por primera vez — ¿Por qué miras así? ¿Es por lo que dije?

Sarah lo negó.

— No me malinterpretes, solo es que no te había visto antes. Eres nuevo, ¿no?

— Si ser nuevo significa no haber estado en la escuela desde sexto grado de secundaria, entonces no, no lo soy. — ambos rieron y ella sonrió.

— Lo siento, suelo ser olvidadiza y despistada.

— No hay problema. Soy Darell Ackerman. — estrecharon las manos y Darell miró la etiqueta en la portada del libro en el puesto de Sarah — Y tú debes ser Leah Fallon, ¿verdad?

— No, no lo soy. En realidad el libro es de mi mejor amiga, olvidé el mío en casa y ella tiene uno de emergencia. Soy Sarah Grayson.

— Eso explica muchas cosas, pero es un placer conocerte, Sarah, y ser compañeros en el trabajo. — justo en ese momento regresó el profesor y todos salieron para dirigirse al laboratorio.

Sarah agarró una bata de las que se colgaban en la entrada y dejó su chaqueta en su lugar, y Darell hizo lo mismo, para después ocupar una de las mesas cerca del escritorio de Dickson.

— En sus mesas encontrarán una rana fabricada especialmente por el taller de arte, y para los que aún tengan algún problema en hacer la disección, harán una presentación para la siguiente clase. — escribió luego unas cuantas instrucciones sobre el tema al tiempo que todos platicaban sobre cosas no relacionadas sobre la asignatura. Uno pensaría que con ese ultimátum habría un cambio, harían un posible porque el trabajo fuera un completo éxito, pero no fue tan fácil. Al menos cinco personas de las veintiocho que se encontraban en el laboratorio, se acercaron al profesor para coordinar el orden de las presentaciones. En vez de estar ahí, irían a la biblioteca y se ocuparían de investigar más sobre el tema.

Una de las que desistieron fue Claire Spencer, la típica chica que lleva maquillaje en el bolso y sabe las últimas tendencias de la moda, y puede mantener un promedio de ocho. Sin contar las veces que va a fiestas en las que terminan todos en el suelo, o no acordándose de la mitad de lo que ocurrió. No eran amigas, a penas en quizás cinco oportunidades habían compartido unas cuantas palabras, y hasta ahí.

— Bien, creo oportuno que nos conozcamos antes de empezar algo tan importante. — habló Darell al voltearla a ver. Sarah hizo lo mismo y sonrió, si bien era un trabajo, el nivel de importancia no era tanto, no obstante no objetará sus palabras.

— Vale, ¿te parece si nos hacemos preguntas en medio de la disección? — él asintió y agarró la tabla que estaba encima de la mesa envolviéndola con papel estraza — Vale, sé que te llamas Darell, pero, ¿por qué justo hoy después de tiempo? Es decir, me conoces de vista desde que comenzó la secundaria, y nunca noté tu presencia en las clases o por los pasillos.

Sarah colocó en fila los utensilios y justo en el momento el profesor dejó la rana sobre la tabla.

— A veces se debe reunir el valor necesario. — sonrió y sujetó las extremidades de rana clavando los alfileres en la tela; por suerte no sentía remordimiento al saber que el animal no era real.

— No pareces el tipo de chico que está nervioso por hablarle a una chica. — rió.

— Y tú no pareces el tipo de chica olvidadiza y despistada. Sin embargo, no hay casi nada del chico nervioso de hace tiempo. Me inscribí en algunos talleres y me sirvió para tener más confianza.

Sintió curiosidad por saber cómo era antes de reunir confianza y ser un nuevo, y mejorado Darell Ackerman. Luego pensó que podría haberlo dicho solo para quedar como el chico que tuvo un logro, o para impresionarla. ¿Debería darle el beneficio de la duda? Por ahora lo haría.

— ¿Talleres de música, karate o arte? — preguntó ella al agarrar la pinza y con las tijeras ocuparse de cortar la zona del abdomen, y la capa hecha del material de lo más parecido a la gelatina ya estaba abierta casi de par en par. Se considera asqueroso, siempre y cuando la piel fuese real.

— Acertaste en música y añadiré natación, ¿qué hay de ti? — agarró la otra tijera y comenzó a hacer cortes en las zonas de las piernas, brazos, y alrededor de la boca entre el cuello. La piel fue volcada a los costados y Darell soltó los alfileres.

— Los clubes de la escuela desde primero fueron mi salida del aburrimiento y la solución a mi estrés por los trabajos de física y química. Fuera de eso no tomé ningún taller. — Sarah observó el pizarrón y deben detallar en una hoja todo lo que vieran; de eso se encargaría Darell primero y luego intercambiarán roles.

Vio algo que le gusto mucho y esa era la letra de su compañero. Al principio no tenía idea de que pudiese tener una letra similar a la de la caligrafía en libros para niños. Una grata sorpresa. La hoja casi estaba completada hasta la mitad y la lista incluye vasos sanguíneos en la piel interna, entre otros. Se hicieron algunos cortes por parte de Darell en los músculos iguales a los de la piel y las estructuras óseas que se encuentran cubriendo las zonas torácicas, y abdominal de la rana falsa. Todo entre algunas preguntas al azar.

— ¿En serio te gusta Stevie Wonder? — la miró esperando una segunda confirmación.

— Claro, es mi cantante favorito, ¿no es fácil de creer? — cuestionó mientras observaba los órganos en su posición normal y extrajo órgano por órgano. Y Darell apuntó cada uno identificándose por su nombre. Ya saben, pulmones, intestino delgado, hígado, etc.

— No es que no te crea, no del todo, pero pensé que te gustaba Justin Bieber o Zayn Malik.

— Sus canciones son buenas, aunque no lo suficiente como para que estén en mi top de cantantes de oro. — con un paño limpio sus manos y sonrió.

— ¿Stevie está en primer lugar? — preguntó.

— Siempre tendrá el primer lugar. — Sarah con una seña llamó al profesor y le enseñó el trabajo ya completado. Para Dickson no fue una sorpresa que todo estuviese correcto, por lo que restaba de clase ellos podrían estar platicando. La nota no la sabían hasta la próxima semana luego de que escucharán las exposiciones, y para Sarah era mejor así, no necesitaba ni tenía prisa por saber. Con lo que dijo el profesor le era suficiente.

Darell sacó su celular y entró a Spotify. Si Sarah le confesó que tenía una lista de cantantes de oro, como ella los denomina, sería justo hacerlo igual.

— Tu estilo no es malo, de hecho es justo a como yo pensé. Shawn Mendes es mi número cinco, así que compartimos algo. — él rio y ella aprovechó para voltear y buscar a Leah. En menos de dos segundos la vio con Zack Bradley, el chico del que Sarah le gustaba desde inicios de sexto grado de secundaria. No duró mucho, al menos hasta dos semanas antes del comienzo del séptimo grado de secundaria.

Tocó el timbre y agarró sus cosas para ir por su chaqueta, y dejar la bata en su lugar. Leah no dio señales de que debía esperar por ella, así que decidió ir a su taquilla a dejar el libro dentro. Por supuesto que todavía Darell estaba junto a ella, ya que su conversación no finalizó. El tema siguiente fue diferente porque no hablaron sobre cantantes, sino de libros.

— No tengo una saga o elección favorita, solo te digo que no pude leer más que el primer libro de la saga de Crepúsculo. Pero de manera involuntaria vi las películas, y me atrevo a decir que preferí al lobo en vez del vampiro. Y no estuve de acuerdo en las decisiones que tomó Bella, en lo dependiente que era ella y ambos personajes no eran de mi agrado. En fin , una relación no tan sana.

— En esta ocasión no tenemos en común el haber leído ni visto la saga, solo sé los personajes por mi hermana mayor, ella sí que es fan de cada libro de Stephanie Meyer. — ambos llegaron hasta las taquillas y Sarah la abrió dejando el libro dentro.

— La mayoría de las chicas adoraron la historia, aunque no estoy tan segura de si el porcentaje es el mismo en pleno 2021. — sacó su libro de literatura y cerró.

— No puedo decirte si la cifra cambió o se mantiene, pero de que sigue en la memoria de las adolescentes es un hecho. — en ese momento el celular de Darell vibró, era un mensaje. Lo revisó e hizo una mueca — Lo siento, olvidé que quedé con unos amigos para checar los detalles de un trabajo y próxima reunión, pero seguro nos veremos.

Quiso reír y decirle que no debía dudar porque estudiaban en el mismo lugar, y chocar o toparse estaría más que previsto. Además, deben de compartir algunas clases más y ella no lo sabría hasta verle la cara en el salón.

— Claro, nos vemos luego. — sonrió y lo vio irse luego de que él se despidiera con un ademán de la mano.

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