Capítulo 4

Narra Sebastián

No sé cómo hacerle para pedirle esto a Allyson, odio quedarme estancado en momentos así, no sé cómo diablos hacer las cosas. Cuando estoy delante de ella quiero decirle tanto y no me sale ni m****a ¡Puta vida! mi nivel de desesperación llega al extremo de ponerme a hablar solo.

—¿Qué pasa, Compa? — dice Michael sentándose en la silla de enfrente. Él se convirtió en una clase de mejor amigo para mí cuando llegué acá.

—Necesito invitar a Ally a salir, pero cada vez que lo voy hacer mi maldita mente se pone en blanco, me pongo nervioso ¡ESO NO ME PASA CON LAS DEMÁS! — él soltó una carcajada— Maldito bastardo este, yo valiendo m****a y tu burlándote. Púdrete.

—¿Sabes cómo se llama eso que tienes?

—Ajá ¿Como a ver?

—Se llama "Estar enamorado" Compa, piénselo y reaccione. Le gustas a esa niña, aprovéchalo. Te lo digo, ella no es de estar de chico en chico teníamos clases juntos en la escuela y créeme era bien gruñona.

—Sigue siéndolo, pero se ve tan hermosa cuando lo hace.

—Ay ya se nos puso sentimental. Aproveche la oportunidad, no sabes si es la última o la única que tendrás. —se paró de la silla, dio una palmada en mi hombro y se marchó. Me quedé pensando en todo lo que me dijo Michael y en lo que de verdad es. Tiene razón, voy a luchar porque ella sea mía. Y voy a empezar desde ya, mi teléfono suena y es un mensaje de W******p y justo de Ally.

Conversación de W******p

Mi princesa gruñona: —¿Dónde estás, estúpido? Llevo horas esperándote en el parque. La próxima vez que me dejes plantada te voy a dejar sin hijos, idiota.

Mi princesa gruñona: —Encima me clavas el visto, Sebastián.

Mi princesa gruñona: —Jodete, estúpido.

Cierro el chat y camino hacía el parque, está a dos minutos de la cafetería así que la encontraría allí enviándome mensajes ofensivos. Ella es así.

—Puto ese que me deja en visto y luego se desconecta, pero ya va a ver cuándo lo vea. —me le acerque por detrás.

—¿Qué me ibas a decir? — susurré en su oído y pude ver como se estremeció Volteó a mirarme y la vi sonreír estando sonrojada. Me encantaba ver esas mejillas rojas en su piel morena, es tan hermosa. Podría quedarme todo el día observándola y no cansarme de ello.

—¡¿TAN SIQUIERA ME ESTAS ESCUCHANDO?! — se veía tan hermosa enojada, se paró del banco en el que estaba sentada para irse, pero la hale del brazo y quedó pegada a mi pecho.

—Me encanta cuando te pones así de agresiva, te ves hermosa. — ella sonrío y agachó su cabeza. La tomé por las mejillas y la subí con delicadeza. —Me encantas.

—¿Por qué me haces esto?

—Porque quiero demostrarle lo que estoy dispuesto a hacer por ti.

—No quiero promesas falsas, Sebas. Estoy cansada de eso.

—Conmigo no tendrás eso. Y para demostrártelo quiero pedirte algo.

—Si, dime. — se notaba el nerviosismo en su rostro.

—¿Q-quieres salir conmigo esta noche?

—¿Es-es una cita?

—Sí, una cita entre amigos que de gustan, pero no son novios... Aún. — sonrió al escuchar eso. —A las 8 paso por ti ¿Okey?

—Está bien. —le di un beso en la frente.

—¿Te dije que estas hermosa?

—Sí, a mí y a medía universidad.

—Te equivocas, solo a ti te he dicho que estas hermosa.

—Ajá en el día de hoy solo a mí.

—Hoy, mañana y siempre.

—Nada es para siempre, Sebas.

—Lo que siento por ti, sí.

—Tengo que verlo para creerlo.

—Solo déjate llevar.

—Se me es difícil hacerlo.

—Dame la oportunidad. — lo pensó varios minutos, pero respondió.

—Aprovéchala porque es la última y la única que te daré. —al decir esto besó mi mejilla y se marchó llevándose con ella mi corazón y dejando mil y una duda en mi mente.

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