Capitulo 8

●Eric:

El plan que Ximena sugirió estaba por ponerse en marcha. Ya han pasado varios días pero las cosas no mejoran. Las mandaremos a una de mis muchas casas a las afueras de la ciudad.

Ximena se encargó de explicarles el plan a las chicas, me dijo que muchas no lo habían tomado bien, y lo entiendo, se que muchas no quieren estar aquí...¿Pero por qué Ximena no quiere irse? ¿Por qué nos dio una idea que haría que no las encontrarán? No lo sé. 

Mas tarde tengo entrenamiento con ella, espero tener la oportunidad de preguntarle y no recibir un golpe en la cara por ser muy chismoso pero no puedo sacarme esa duda de mi cabeza. 

Me estoy dirigiendo al lugar de entrenamiento y me la encuentro en la entrada.

—¿Listo para que te patee el trasero? —me dijo de manera burlona al verme.

—Más bien, ¿Tu estas lista? —dije con una mirada retadora.

Entramos y empezamos a calentar un poco para después empezar con unos movimientos de defensa. Las preguntas no dejaban de darme vuelta en mi cabeza así que decidí hablar...

—Oye...¿te puedo preguntar algo? —dije sin dejar de entrenar. Tengo la necesidad de que me responda mis dudas.

—Si esta bien...¿Qué pasa? —me contesto concentrada en no recibir ningún golpe mío.

—¿Tú te quieres quedar aquí? —fui muy directo, pero necesito respuestas.

—Emm...¿a qué te refieres? —me miró confundida, creo que no me di a entender con la pregunta.

—Bueno...nos diste una gran idea para que nos las encuentren...¿Por qué? —le pregunté, ella no dejaba de pelear y de estar atenta.

—No lo sé...creo que me esta empezando a gustar estar aquí. —me contestó de una manera muy normal, como sino hubiera nada de malo en eso, ¿pero por qué le empezó a gustar?

—¿Y puedo preguntar el porqué te está gustando? —no entiendo nada, cada respuesta que me da, hacía que me preguntara otra cosa.

—Bueno...—Empezó a decir, ambos dejamos pelear y yo puse atención a todo lo que decía, cada una de las palabras.— En mi casa no me prestaban atención, solo era yo en mi cuarto. Todos los días mis padres se peleaban y después nos querían hacer creer que todo estaba bien. Mi hermana mayor desobedecia mucho a mi mamá así que ellas también peleaban. Mi hermano menor siempre buscaba hacerme sentir mal, haciendo burlas a mi apariencia y mi padre casi no estaba en la casa.

No podía creer lo que me esta diciendo, esa chica increíble y alegre no era muy feliz en su casa pero no quise interrumpirla y deje que continuará.

—Cuando me trajeron aquí toda mi vida cambio. Conocí a nuevas personas y descubrí que mi vida ahora seria hacer lo que nunca imagine, pertenecer a una mafia. No me gusta estar aqui como prisionera metida en la mafia pero no puedo creer que una persona desconocida la cual se encargó de traerme aquí, me puede hacer sentir que estoy en mi hogar...que me demostró más cariño y atención de la que he recibido en toda mi vida. Así que gracias. —terminó diciendo con miles de lágrimas en sus ojos.

●Ximena:

Nunca pensé que todo eso se lo diría a él, o que al estar aquí me llegaría a sentir así. Solo pude sentir como lágrimas caían de mis ojos al recordar como era mi vida. Después de decir todo eso, solo sentí como unos brazos me rodeaban, sí, era Eric. Sentí una gran paz y tranquilidad al estar en sus brazos. Sentía como si fuera una amor paternal, claro que no era así pero de verdad lo sentía así. 

—Yo siempre quise una hija...—me empezó a decir mientras se separaba del abrazo.— Mi esposa y yo lo intentamos mucho como puedes darte cuenta. 

Reí ante su comentario, era bueno que incluso intentaba hacerme sonreír en estos momentos.

—No perdía esperanza de que algún día tendría una hija...—continúo hablando, ¿a que quiere llegar con todo esto?—...Después esas esperanzas de esfumaron cuando en un día de trabajo, me arrebataron a mi esposa de mis brazos. Sentí como perdí todo...me aleje de mis hijos y los entrene mucho mejor, no podría resistir el perder a uno de ellos. Y luego llegaste tú, siendo tan parecida a mi difunta esposa...ese carácter, esa alegría, esa hermosa sonrisa. Después tú y yo empezamos a acercarnos más...y yo empecé a verte como a la hija que siempre quise. Me devolviste esa felicidad que pensé nunca recuperar, así que si uno de los dos debe de decir gracias, ese soy yo. 

Esta vez, yo lo abrace, era increíble y a la vez triste todo esto que me estaba diciendo. De verdad, por primera vez senti él cariño de un padre. 

Nuestro momento fue interrumpido por un guardia, el plan que sugerí estaba apunto de empezar así que me pidió que me alistara y que me encargará de las chicas. Eso hice, me fui a mi habitación, me di una rápida ducha y aliste algunas cosas en una mochila, después fui a ver a las chicas para ver si ya estaban listas y así era.

No nos iríamos mucho tiempo, así que no agarramos mucho, solo lo necesario y nos dispusimos a subir a una camioneta negra. Todas ya estaban arriba, solo faltaba yo pero tenía que despedirme de Eric, le di una abrazo y al separarme me dijo algo...

—Ten mucho cuidado. —dijo dándome un mirada llena de preocupación.

—Claro que sí. —le dije con una sonrisa y le di otro corto abrazo.

Estaba a punto de entrar a la camioneta cuando sentí como alguien me agarró del brazo, un agarre un poco agresivo y de esos que duelen, voltie y al ver quien era me quede confundida. ¿Qué quiere?

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