3. ¡Mi vestido!

Estaba en mi cuarto poniéndome el vestido después de pasarme una hora y media arreglándome el pelo con la ayuda de Alli. 

Ella había regresado a su cuarto a arreglarse también. Me puse un vestido discreto pero elegante.

Era precioso y estaba pareciéndome a mi amiga. Me puse unos tacones negros al igual que mi bolsita donde guarde mi móvil y salí del cuarto.

Allison estaba esperándome en el salón jugando con su móvil, ya suponía que se vería mucho más elegante que yo.

—¡Wau! —se me quedó mirando —Estás hermosa, si tan solo te vistiera así siempre.

—No te ilusiones tanto, haces que parezca que me visto fatal.

—No, te vistes muy bien solo con un estilo diferente e informal.

Salimos de la casa y conseguimos un taxi que en diez minutos nos condujo a nuestro destino.

Cuando nos bajamos del taxi me quedé observando el lugar al que teníamos que entrar, teníamos que subir unos cuantos escalones para llegar a la entrada. Allison me alcanzó y me tomó del brazo.

—No te preocupes, solo es una celebración, te divertirás, créeme. 

—Eso espero.

Dejé que me condujera por las escaleras. Entramos por la puerta y alguien nos guió hacia la recepción donde estaba tomando lugar la ceremonia. Entramos y justo se estaba dando un discurso, procuramos no llamar la atención y nos sentamos en una de las mesas.

Había mucha gente y ninguna de esas caras me era familiar, normal. En una esquina había distinto tipo de alimento y al otro lado había una barra donde se acercaban algunos a beber.

—¿Necesitan beber algo señoritas? —Se nos acercó una chica con una bandeja de vasos de champán.

—Gracias. —dijo mi amiga mientras cogía uno, me miró —¿No quieres?

—No, estoy bien por ahora.

No me apetecía nada todavía, mi concentración estaba en todo lo que sucedía en esta enorme sala, era todo elegante y decente. 

Se acabó el discurso y todos aplaudieron, ahora todo el mundo era libre de hacer lo que queria; algunos se reunían para conversar y reírse, otros en cambio se abrazaban, comían, bebían....

—¡Hola! —Se acercó a nosotras el hombre que hacía un rato daba el discurso—Me alegra que hayáis venido ¿puedo sentarme? 

—Por supuesto —contestó Allison emocionada. Él se sentó a la mesa con nosotras.

—Jessica, éste es Matt, el dueño de la escuela. Matt, ésta es Jessica, mi mejor amiga.

Le di la mano.

—Un placer conocerla. —Dijo con mi mano unida todavía a la suya.

—El placer es mío. —Nos soltamos. —Es un poco joven como para ser dueño de una escuela como ésta. 

—Treinta y dos años. —Me dijo. — Llevo siete años en esto y he de confesar que al principio no fue mi fácil, pero toda constancia y sacrificio merece una recompensa ¿no cree?

—Por supuesto.

—Me alegra que os llevéis bien—habló mi amiga—porque aparte de ser el dueño de la escuela, también será nuestros chef.

—¿En serio? —Pregunté, no me lo esperaba.

—¡Es genial! —Parecía entusiasmado — Me alegrará mucho poder enseñarlas a las dos, el mundo de la gastronomía es muy interesante.

Hablamos durante un buen rato, cuando hablaban los dos hacía parecer que la cocina lo era todo en la vida y por muy bello que lo pintaran sabía que no era para mí, pero no podía desanimarlos, iba a hacer mi mejor por ella. 

Matt parecía un tipo interesante, era amable y muy atento y tenía una sonrisa contagiosa, me estaba cayendo bien el tipo y sabía que a mi amiga mucho más, parecía que hablaban el mismo idioma. Se acercaron a nosotros otro chico y una chica atraídos por Matt, claro. Se presentaron, parecía que iban a ser nuestros compañeros. Mientras conversaban mi mirada viajó por la sala hasta la barra, no entendía por qué, pero me quedé quieta observando a un hombre que estaba charlando con una pareja, lo estaba mirando, lo estaba observando y no conseguía dejar de hacerlo. Era moreno y su corte de pelo le quedaba muy bien, era bastante atractivo, pero a parte de todo eso había algo en él que me llamaba tanto la atención que no sabía exactamente qué era. La pareja se despidió de él y se quedó solo sentado en el taburete y se giró a dar un trago de su bebida mientras sacaba de su chaqueta su celular.

—Jess ¿estás con nosotros? —preguntó Allison y volví a la realidad, todos me estaban mirando raros.

—Lo siento mucho, creo que necesito beber algo.

—Pediré que traigan más copas. —Se ofreció Matt, ya mencioné lo atento que era, qué adorable. 

—No, no hace falta—me puse de pie— me acercaré a la barra a pedir algo.

—De acuerdo, nos encuentras.

Los dejé, en realidad quería acercarme a ese tipo que me llamaba mucho la atención e intentar entablar una conversación con él.

Me paré unos segundo para respirar profundo y procurar no asustarle. 

Me armé de valor y me acerqué con pasos firmes a él. Cuando ya estaba justo frente a él intentando pronunciar alguna palabra, él se estaba poniendo en pie con su vaso que accidentalmente se me cayó encima. Me quedé con la boca hecha una o, ¡se me había manchado el vestido!

—¡Lo siento mucho, señorita! —se preocupó el tipo regresando el vaso a la barra. Metió su mano en su chaqueta y sacó un pañuelo ofreciéndomelo para que me limpiara, pero parecía que se empeoraba, no podía estar así. 

Se quitó la chaqueta y la envolvió por mis hombros.

—Ponte eso, te ayudará a disimularlo.

—En realidad la culpa ha sido mía, creo que lo sorprendí, debía haber tenido más cuidado.

—Ha sido un accidente y no ha sido culpa de nadie, cúbrete con esto y espero que te sirva.

—Muchas gracias. —me puse la chaqueta e intenté cubrime y taparme —Iré al baño un momento a intentar limpiarme y secar el vestido y después le devuelvo la chaqueta.

—De acuerdo y suerte.

Lo dejé y me dirigí al cuarto de baño, algunas chicas estaban abandonando el lugar. Me puse frente al espejo, me desprendí de la chaqueta y remojé el pañuelo intentando quitarme la mancha del vestido, ¡estaba funcionando! Sonreí. Solo deseaba por primera vez en mi vida ser valiente e intentar entablar una conversación con alguien que me atraía, ¿por qué tenía mala suerte? Procuré limpiarme lo más pronto posible para regresar, devolverle la chaqueta y hablar con él, aunque tuviéramos que reírnos por lo sucedido.

Cuando ya lo tuve listo, me acerqué al secador de manos y con ello intenté que se me secara algo el vestido, estaba ansiosa por regresar y volver a ver a ese hombre que a parte de todo parecía agradable.

Cuando tuve el vestido ya más o menos seco lo agradecí de verdad, recogí la chaqueta, me aseguré de que todavía tenía bien el pelo y regresé a la sala. Volví a la barra para encontrarme de nuevo con el hombre misterioso pero ¡no estaba! Miré por todos lados por si había cambiado de lugar, pero nada. Me acerqué a la barra para preguntar por él al camarero, pero me dijo que había recibido una llamada que parecía urgente y se había marchado. De repente me sentí decaida; se había ido y no sabía nada de él, no volvería a verlo nunca más. 

Eso no podía acabar así. Salí corriendo a la salida por si lo encontraba, miré por todos lados pero ya no estaba, lo había perdido, ni siquiera conocía su nombre.

Me senté en uno de los escalones y me sintí una fracasada. ¿por qué me importaba tanto este tipo si ni siquiera lo conocía? 

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