Capítulo 5

Capítulo 5

Evka despertó casi de inmediato de su desmayo y yo simplemente no la podía creer. Ni siquiera alcanzamos a ir a buscar unos paños con agua fría o algo parecido para ayudarla. 

No había tiempo para impresionarse de nada más. 

Evka intentó incorporarse rápidamente, pese a nuestras sugerencias de que no se exigiese tanto tras aquella descomposición que debió haber traído consigo una pérdida importante de energía. Carok la sostenía de la cintura mientras ella me miraba fijo todo ese tiempo, de una forma que me daba bastantes escrúpulos interpretar como algo positivo para mi trabajo, sobre todo si se trataba de una belleza de su categoría. 

— Ya estoy bien —Dijo ella, sonriendo y sin dejar de estar mirando hacia mí—. Me gustaría intentar levantarme.  

— ¿Es normal que te desmayes de la nada, Evka? —Le preguntó Carok, sinceramente preocupado, sin soltar su cintura durante todo ese tiempo.

En ese momento llegó un tipo extremadamente elegante y se quedó fijo de pie en la entrada, mirándonos directamente y casi con autoridad.

— Tranquilo, Carok —Dijo Evka, girando hacia el y mirando su rostro de preocupación—. Puedo ponerme sola de pie. Tu solo ve que Eds no se enoje por nada.

Carok fue casi corriendo a recibirlo sin esperar más, mientras que ella culminó de ponerse en forma con relativa rapidez, haciendo uso de una actitud que daba a entender que el tipo ese extremadamente elegante era una persona importante para el funcionamiento del bar clandestino sanitario y que no había que dejar de darle una buena imágen, pese a que al tipo ese yo, personalmente, no lo había visto nunca, considerando aquella condición que me hacía prácticamente un habitual del lugar durante el cochino último tiempo.

— Permiso — Dijo Evka, antes de retomar su trabajo como si nada.

Durante un buen rato intenté concentrarme en lo que iba a ser la parte final de mi plan para llevarla a la cama esa misma noche. Supuestamente iba releyendo el libro y al mismo tiempo me enteraba de que ella hacía literatura erótica. Evka no perdía contacto visual conmigo en todo ese tiempo, a sabiendas de que yo estaba accediendo a una parte muy íntima de ella. Era esa típica mirada de no saber que excusa ocupar para entablar conversación con la persona que tenía completamente en la mira en ese momento, o sea yo, que al mismo tiempo estaba ocupado en ella. Aquel asunto estaba comenzando a darme mala espina nuevamente y estaba buscando un buen argumento para auto convencerme de que debía buscar la manera de rechazar ese trabajo cuando Evka volvió a mi mesa.

Tenía mi ética pese a todo. Por lo general me enviaban a seducir gente de m****a y estaba acostumbrado más a eso que a chicas como Evka.

— ¿Todo bien? —Me preguntó ella, sonriendo.  

— Sí —Respondí— Todo bien.

Apoyó los codos en la mesa y se agachó un poco. Desde mi posición podía apreciar lo que me parecía un apetecible escote, pese a mi estado de ánimo producto del desengaño con mi feminista millonaria, que tal vez se iba alejando. Maldita mi ética profesional que acudía a mis sesos a  última hora.

— Es todo tan raro —Me dijo—. La verdad es que no lo puedo creer. 

— ¿Qué es lo que no puedes creer? —Pregunté, intentando ser gentil y sin disimular que me complacía bastante mirar lo que estaba mirando. 

— Verte aquí, conocerte. ¿Me creerías si te digo que eres lo más parecido al protagonista imaginario de mi novela que he tenido? Eso es prácticamente un amor imaginario.

Aquello si que no estaba en mis planes y por primera vez en la noche consideré que llevarmela a la cama era definitivamente una posibilidad real.

— ¿Como es eso?— Pregunté, riéndome.  

— Amor imaginario pues. ¿Acaso nunca tuviste uno cuando eras un niño? 

— Pues creo que no.  

— Leyendo lo que estás leyendo ¿Cómo crees que te trataría en la cama?

Encendí un cigarro. Me daba la impresión de que ella esperaba otra reacción a esas señales que intentaba enviarme, por lo que creí oportuno rellenar de alguna forma aquel diálogo, puesto que no quería perder más terreno del que estúpidamente ya estaba perdiendo y tampoco quería regalarme tan fácil. 

— De todos modos me encantaría saber en qué consiste un amor imaginario. En una de esas también he tenido uno alguna vez  y no lo sabía.

Evka sonrió muy tiernamente.

— Me da un poquito de vergüenza decírtelo tan textualmente. Tal vez hay cosas que debería explicarte antes de… 

— ¿Como que cosas antes de…? 

— Primero me gustaría saber que piensas de mi literatura. 

En ese momento Carok la llamó. Evka volvió a sonreír, acomodándose un tanto el escote, tal vez con el fin de clausurar muy temporalmente aquel recreo para mis pupilas.

— La verdad es que me gustaría conversar esto en otra parte —Agregó, sonriendone de una manera muy coqueta que me confirmaba lo fácil o tal vez lo tramposo que estaba siendo todo eso.

¿Dónde está la trampa? Me pregunté. ¿Como van a ser tan faciles esos millones?

Se alejó contoneándose, mientras yo volvía a mis divagaciones, a mis preguntas. ¿Por qué tenía que ser todo eso tan exquisitamente absurdo? Me daba la impresión de que el trabajo ese estaba siendo de lo más misterioso y que todo aquello era algo así como programado, onda que todo era intencional y yo era el único ingrediente que faltaba por confirmar.

De todos modos cien millones hacían que el asunto, fuese lo que fuese, era algo realmente importante.

De pronto volví a sentirme triste. Recordé mi discusión con mi feminista millonaria y  la distancia que había entre ella y yo y casi me dieron ganas de llorar. Estaba horriblemente sensible y mirar como Evka me miraba desde lejos me hacía sentir más triste aún, ya que se le notaba bastante que aquella chica era buena persona y que bajo ningún punto de vista merecía sufrir, mucho menos las consecuencias de una seduccion por encargo tan cruel como la cual yo planeaba hacerla víctima. 

Tras unos breves minutos se me ocurrió pedirle otra cerveza y acudió a mi casi en el acto, puesto que la noche avanzaba y no llegaban nada de clientes aún. 

— No lo puedo creer —Dijo ella, tras destaparme la botella.  

— ¿Que es lo que no puedes creer? —Pregunté. 

Evka miró hacia atrás y luego se sentó frente a mi. Cruzó las piernas así como para que yo viese algo más debajo de su falda. Me dieron unas ganas locas de tocarselas y vez que ella se acercaba mis cuestionamientos se iban a la m****a.

— No puedo creer que un tipo tan guapo como tú lea mis cosas. ¿Eres modelo o algo así?

No tenía ganas de mentirle.

— No soy modelo.  

— Pues deberías intentarlo. Tienes una piel muy bonita.

En ese momento decidí jugármela el todo por el todo y recién en ese momento reparé en que Carok me miraba muy fijamente, de un modo que invitaba a creer que me estaba vigilando o algo así.

— Me da la impresión de que quieres decirme muchas cosas —Dije. 

— Me gustaría decirlas, siempre y cuando me digas que opinas de mi literatura. 

— Siento en el alma decirte que aquello no lo puedo expresar con palabras. 

— ¿Y cómo podrías expresarlo?

Me reí, al mismo tiempo que me fijé que sus lindos ojos verdes estaban suplicando cualquier especie de afecto o atención sexual.

— Creo que aquí cierran temprano cuando hay pocos clientes —Dije— ¿Que tienes que hacer más a la noche?

Los ojos de Evka brillaron. Daba la impresión de que esperaba aquella pregunta.

— ¿Por qué me preguntas eso?

Carok nos miraba cada vez más fijo y en modo más vigilante y cuando estaba a punto de responderle Carok la llamó, gritando su nombre.

— Voy y vuelvo —Dijo Evka— No  te olvides de mí. 

Una vez más se alejó contoneándose y me dio la impresión de que me hubiese gustado mucho haberla conocido en otras circunstancias y una vez que fue a dejar un pedido regresó de inmediato a mi mesa.

— ¿Te parece si vas a sentarte un rato a la barra para entretener un rato a Carok? Tenías razón, van a cerrar temprano.

— ¿Y eso que significa?

— Significa que estaré en condiciones de poder conversar contigo de estas cosas de forma privada, siempre y cuando dispongas de un lugar con las comodidades adecuadas para pasar la noche contigo. 

Mis ojos sonreían. Mi alma sonreía. Tal vez estaba en presencia de mi último trabajo de la vida y Evka era el final perfecto.

— ¿Y ese lugar podría ser mi departamento? —Pregunté. 

— Sería perfecto, la verdad —Respondió, mientras yo no dejaba de estar consciente de que esa era mi última noche de trabajo.

Evka pasó a llevar mi lápiz a propósito y lo tiró al suelo. Luego lo recogió y tras acomodarse el escote lo suficiente como para que yo pudiese ver un poco más de lo que antes me había mostrado se puso de pie.

— Permiso —Dijo—.Tengo que ir a cambiarme y te espero en la esquina. Prefería que salgas después de mi porque no quiero que Carok sospeche.

— ¿Sospechar qué?

— En realidad no es sospechar —Dijo Evka, ruborizandose—. Simplemente no quiero que Carok piense que me iré a la cama con todos los clientes que considere guapos y que sean amables conmigo.

— ¿Acaso no se dio cuenta que yo soy tu lector y que eso deja en claro algunas cosas?

— Peor aún. Va a creer que me voy a la cama con todos mis lectores.

Por tercera vez Evka se alejó contoneándose y yo quedé ahí, pegado en su culo y en el principio de sus piernas y apreciando que se daba vueltas para sonreírme por última vez antes de retirarse definitivamente del salón. Iba a ser una hermosa manera de pasar mis penas de amor y de ponerle un broche de oro a mi carrera de seducción por encargo y al mismo tiempo no daba crédito a mi buena suerte. Estaba a punto de ponerme de pie cuando Carok llegó con dos botellas de cerveza.

— Tomate una conmigo, cabrón.  

— ¿Que ocurre Carok? ¿Estás borracho?

Carok me miró fijo. Sus ojos de rata almizclera estaban más fijos que nunca.

— ¿Que ocurre, Carok? — Repetí.  

— Tomate una cerveza conmigo, cabrón. 

Recién ahí reparé que Carok estaba más que borracho.

— Solo una —Dije, casi con lástima—. Tengo que hacer ahora. 

— ¿No me digas que te dejaron plantado y que vas a desquitarte con Evka, con la pobre Evka? No puedes ser más miserable, Bruck. 

— ¿Por qué miserable? 

— Porque eres un miserable. ¿Acaso no lo sabías?

Bebí un trago directamente de la botella y no tardé en sentir un penetrante mareo. Últimamente estaba costándome aguantar el alcohol y no pude evitar sentir una sensación desagradable cuando oí aquella pregunta.

— Solo cambié mi cita de lugar —Menti— ¿Y tú? ¿Como te ha ido con mi encargo? 

— ¿Cual encargo? 

— ¿Como que cual encargo? ¿No dijiste que ibas a ayudarme con el asunto ese de la gobernadora de la ciudad?

Bebí otro trago de cerveza. Daba la impresión de que era aquella botella la que contenía toda esa inesperada y preocupante sensación de mareo repentino y la mirada de Carok me inspiraba cada vez más desconfianza. 

— El encargo, pues. Te ofrecí cien mil si es que venía la Gobernadora a beber acá y si es que me lo avisabas, puesto que me dijiste que solía venir aquí. ¿O me equivoco? 

— No te equivocas, cabrón. El problema es que me ofrecieron un millón si es que rechazaba tu ofrecimiento cada vez que ella venía. Lo siento, Bruck, vas a tener que mejorar tu oferta.

Los mareos avanzaban y el rostro de Carok mirándome fijo con su sonrisa de rata almizclera se me iba desfigurando cada vez más. 

— ¿Por qué tienes que ser tan traidor? ¿Acaso no somos amigos?

Carok se río a carcajadas.

— Habla bien, Bruck. Modula más. No se te entiende nada.

Lentamente comencé a desvanecerme y a perder conciencia de aquella realidad. Evka aún no aparecía por la sala e intenté ponerme de pie. La sonrisa de rata almizclera que tenía en frente brillaba con todo su esplendor.

— Bebe, amigo Bruck, bebe. Esto hace bien para el estrés ¿Sabias eso?

De pronto y sin previo aviso perdí la noción de todo.


Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo