Capítulo 4

(4)

Por la mañana, soy despertada por el sol que se posa en la ventana. Yo de inmediato doy vueltas en la cama, estaba demasiado cansada como para levantarme. Pero después mi mente, solo empezó a pensar sobre todo lo que había pasado anoche. Así que abrí mis ojos de par en par, para darme cuenta que no era un sueño. Que todo lo que había pasado anoche, fue real.

Y con lo primero que me encuentro, es con una charola con comida, una rosa roja y una nota sobre la carta. Así que tome la carta entre mis manos, para empezar a leerla.

“Espero que tengas un buen desayuno"- Es lo único que dice.

El desayuno se veía delicioso, ya que era unos huevos, mermelada, pan, zumo y un semmeln, que es un bollo austriaco. Y a pesar de que todo se veía bien, había una parte de mí, que quería haber despertado justo al lado de Alejandro. Así que me levante de la cama, para ponerme mi abrigo, tenía que regresar a mi habitación, ya que quizás mis padres estén desesperados por saber mi paradero. Pero cuando estaba a punto de abrir la puerta de la habitación, alguien más también lo está haciendo, pero del otro lado de la puerta. 

De inmediato me doy cuenta que es un sirviente, el que estaba intentando entrar a la habitación. De inmediato me llene de miedo, porque pensé que estaría en problemas, pero cuando me miró detenidamente, solo me sonríe mientras me hace una reverencia. 

-Señorita, vengo de parte del vizconde de España. -Yo de inmediato me quedo con la boca abierta, mientras escucho al hombre bien vestido, con unos guantes blancos.-El vizconde me pidió darle esta carta, antes de que dejara la habitación. 

-Gracias. -Le dije un poco avergonzada, mientras tomaba la carta entre mis manos. El mayordomo hizo de nuevo una reverencia, para después dejar la habitación. Así que de inmediato me puse a leer la carta de Alejandro. 

“Mi querida Elizabeth, lamento no haber estado al lado tuyo en cuanto despertaste, pero tenía que trabajar. Así que quiero decirte, que la noche de ayer fue una de las mejores noches de mi existencia, pero me temo que te estoy guardando un gran secreto, el cual te quiero decir, pero necesitamos estar juntos. Así que tomate un poco de tiempo, para vernos hoy en la noche, en el mismo jardín de ayer, justamente a los ocho de la noche.

Espero que vengas. Te quiere, Alejandro”

Mi corazón de inmediato empezó a latir con rapidez, ya que se veía un gran interés en él. ¿Pero que era ese secreto? Yo misma empiezo a ver el sobre de la cara, la cual tenía las iniciales de la familia real. “N” de Nerubia. Por un momento me puse a pensar, que este papel solo lo usaba la familia real, pero después pude justificarlo, ya que el hombre solo pudo haber tomado una hoja cualquiera, para escribir esta carta. ¿Pero por qué vino un mayordomo de la casa real?

Y de nuevo mi mente, justifica mis preguntas, ya que todos los mayordomos están a la orden de todos los invitados del castillo. Así que solo sonreí, sintiéndome mucho mejor por esta carta, que demostraba que la anoche de ayer, también fue una de las mejores de mi existencia. Así que salgo de la habitación, escondiendo mi cabeza con la capucha de mi abrigo. Trato de caminar con rapidez, hasta poder llegar a la habitación en donde estaba mi familia.

Y al llegar a la habitación, el aliento me hace falta, mientras me dejo caer sobre la puerta de la habitación. Mi corazón estaba latiendo con fuerza, mientras que nunca me había sentido tan viva como hoy.

-¡Eli!-Alguien dice mi nombre. De inmediato me doy cuenta que es mi madre, quién se veía realmente preocupada. -¿Dónde demonios estabas?-Pregunta mientras mi padre y mi hermana, se le unen.

-Querida hija, nos tenías consternados. -Mi padre de inmediato me ayuda a levantarme del suelo, mientras me abraza con fuerza, en cuanto me tiene a su altura. -Pensé que te había pasado algo. -La mirada de mi padre era lamentable, jamás pensé poderle asustar de esa forma, así que de inmediato me disculpé.

-Lo lamento, padre. -Le contesté mientras limpiaba algunas lágrimas, que pasaban por su cara rechoncha.

-¿En donde estuviste?-Pregunta Mary Anne, con unos tubos en su cabello.

-Me quede dormida en la biblioteca del castillo. -No podía buscar otra cuartada que esa, ya que ellos sabían mi amor por los libros.

-¡Hija, no nos vuelva a hacer esto!-Yo de inmediato empiezo a sonreír, porque realmente no me lamentaba por la noche de ayer.-¿Estas sonriendo?-Me pregunta mi madre, mientras quizás este pensando que he perdido la cabeza.

-Lo lamento, madre. -Le dije una vez más, para pasarme de largo, hacía el baño.

Ellos estaban preocupados, pero yo estaba encantada, así que decidí tomar una pequeña ducha. La cual me hizo recordar cada momento de aquella noche. Aún podía sentir sus besos, mientras que mi cuerpo aún olía a ese vino caro, que puso en mi cuerpo con sensualidad.

Y mientras cierro mis ojos, me puedo transportar a esa mesa de madera, en donde el hombre me toco por completo. Sabía que todo mi cuerpo tenía su ADN, mientras que mis labios aún saben a su saliva. Pero mi pequeña fantasía acabo, cuando mi hermana entro a la habitación. Yo de inmediato me asusto, casi hundiéndome en la tina.

-¿Por qué demonios nunca tocas?-Le pregunte mientras que mis ojos se llenaron de jabón.

-Lo lamento. -Me contesta por primera vez, disculpándose por no tocar la puerta. -Estoy preocupada, Eli. -Se expresa mientras que yo le presto toda mi atención.

-¿Qué pasa?-Le pregunté mientras ella se recargaba en el lavamanos.

-Ayer en la cena, el príncipe solo se apareció una hora. -Yo de inmediato no podía creer la falta de respeto por parte del príncipe. -Anoche se suponía que íbamos a tener más contacto con él, pero no lo hizo. -Mary Anne se veía preocupada, incluso algunas ojeras se habían marcado debajo de sus ojos. Sabía que no había dormido, por esta pensando en el príncipe. -Hoy es la noche de la fiesta de las flores. -La fiesta de las flores, era una fiesta tradicional, que se hacía para poder encontrar parejas. En la noche todos los sirvientes llevarían rosas de diferentes colores, todos los colores que te podías imaginar, mientras que cada una de las chicas cazaderas, escogerían un color. Se supone que cada hombre, que quiera bailar con la chica cazadera, le llevara una rosa a esa chica y así podrán bailar durante toda la noche.

-¿Ya escogiste tu color?-Le pregunté tratando de hacerla sentir mejor.-Muchos hombres querrán bailar contigo.-Ella sonríe un poco, con la idea de ser la atención de la fiesta.

-Sí, elegí el color rojo. -Murmura mientras sonríe un poco.

-De seguro una de las flores será para ti, y te aseguro que será del príncipe Alexander. -Y por primera vez, mi hermana no estaba tan segura como antes. -¡Deja de pensar y solo busca el mejor vestido que tengas!-Trate de animarla, mientras que sabía que una de las cosas que le gustaba a mi hermana, era la moda.

-Está bien. -Me contesta con un poco de pesadez, mientras sale de la habitación de baño. Realmente sentía pena por ella. Así que después de haber tomado un baño, voy con mi madre, quién también se esta tomando su tiempo para arreglarse para la fiesta de hoy.

-¿Madre?-Llamo su atención, mientras ella se esta maquillando enfrente de uno de los grandes espejos.

-¿Si?-Me responde mientras me mira en el reflejo del espejo.

-¿Crees que pueda faltar hoy a la fiesta?-Pregunté mientras ella de inmediato reacciona.

-¿Cómo vas a faltar a la fiesta de tu hermana?-Me mira con sus cejas fruncidas.

-Madre, no es el baile de mi hermana, es el baile de las flores. -Intente que mi madre sacara su cabeza, de ese mundo de pretensiones en donde vive. -Pero, aunque es un hecho que se vaya a comprometer, no me necesitan en ese lugar. -Trate de explicarle, ya que se podía ver que la tía Sofía no me toleraba ni un poco.

-Si te necesitamos, toda la familia necesita estar en el lugar.

-¡La tía Sofia me odia!-Le dije con voz fuerte, tratando de sacar la realidad a la luz.

-La tía Sofía no te odia, es solo que estas comidas y cenas, solo son para las mujeres cazaderas. -Yo solo sonreí, sintiéndome como una burla.

-¡Madre, incluso tu misma me dijiste que tu fuiste, a esas cenas con tu hermana!-Era una historia real, ya que ella me conto varias veces, que incluso su hermana, también la acompaño cuando la llamarón para casarse con mi padre. Mi madre de inmediato hace una mueca, sabiendo que tenía razón.

-Esta bien, la tía Sofía te tiene un poco de recelo. -Yo solo sonreí enojada, ya que la verdad salía a la luz. -Pero no creo que sea por algo malo.

-¿Acaso te estas escuchando? Tú propia prima me odia. -Le alce la voz mientras trataba de hacerle entender, que esto era grave.

-¡No me importa, Elizabeth!-Me dice por ultimo mi madre.-¡Vas a ir a esta fiesta!-Me grita con fuerza, mientras que no puedo con sus gritos.

-¡No es justo!-Grité al igual que ella, mientras salía de la habitación para ir a la mía.

Lo único que quería hacer esta noche, era encontrarme con Alejandro, pero parecía que tenía que acudir a esta fiesta, no podía zafarme tan fácilmente. Así que solo acepte mi destino, iría a esa estúpida fiesta, para después escaparme e ir con Alejandro.

Así que me levente de la cama, para abrir mi closet, en donde se encontraba el atuendo que llevaría esta noche. En mi armario se encontraba un vestido largo y trasparente de la marca Chanel. El vestido era de un color azul, mientras había diferentes mariposas adornando el vestido transparente de la parte superior, mientras que por abajo, también tenía algunos cachos de plantas y rosas, mientras tenía dibujado unos ángeles. El vestido era tan hermoso y al mismo tiempo excéntrico. Pero era totalmente de mi estilo, mientras que es sexy a la vez.

Después una maquilladora viene a mi cuarto, para pintarme. Los colores que escoge para los ojos, son colores dorados, mientras que me pone unas pestañas largas, haciendo que mis ojos verdes, se vieran aún más grandes. Después pinta mis labios con un labial morado fuerte, haciéndome ver sexy.  Y para el peinado, toma mi cabellera para hacerme un chongo con diferentes trenzas, haciendo que mi vestido fuera lo primero que llamara la atención.

Esta noche iba a ser diferentes que las otras, ya que este año, todos podíamos usar cosas extravagantes en nuestro vestir, así que la maquilladora pone bastante diamantina en mis ojos. Haciéndome ver como si estuviera llena de oro de verdad. Y al ver todo terminado, puedo sonreír realmente complacida por lo que había hecho.

-¡Muchas gracias!-Le dije mientras ella me abrazaba.

-Esta noche, estarás en la boca de todos. -Me dice la maquilladora, mientras guarda sus cosas.

-¿Por qué piensa eso?-Le pregunté mientras me sentaba.

-Es la joven más hermosa que he pintado hasta ahorita. -Me confiesa. -Las demás chicas están bien, pero no llaman la atención. -La joven mujer de cabellera rubia es muy sincera. -Pero puedo apostar que usted será elegida por el príncipe. -Yo solo me mofó, mientras niego con la cabeza.

-No creo que ese tipo me preste atención. -Ella solo niega con la cabeza, mientras murmura:

-Eso es lo que piensa usted. -Por último, me sonríe un poco, para después retirarse de la habitación. Las palabras de la mujer me hicieron pensar, pero de inmediato todos esos pensamientos, se salieron por la borda. El príncipe no me conocía, así que sabía que yo no iba a ser la elegida. Y también sabía que por default, Mary Anne era la elegida.

Y después de mirarme en el espejo, para verme perfecta para Alejandro, salgo de mi habitación, para ver a mi hermana con un vestido rosa largo, mientras que a pesar de que el tema de hoy, era un tema excéntrico, ella no lo hacía. Lo único especial, eran sus ojos, que también tenía brillantina color rosa. Ella al verme se queda con la boca abierta.

-¿Por qué luces mejor que yo?-Pregunta mientras la diseñadora propia, la está vistiendo.

-No seas grosera. -Le dice mi madre a la chica, mientras ella esta vistiendo un vestido color café, con un chongo que no llamaba mucho la atención. Lo único que llamaba la atención de su atuendo, era que llevaba bastantes mariposas de oro en su peinado.

-Lo lamento. -Se disculpa la joven, con la diseñadora.

-Esta noche quise hacerte un vestido lindo, ya que será la próxima princesa, tienes que ser muy selectiva con tus atuendos. -Le dice la diseñadora, mientras termina los últimos toques de su vestido.

-Tiene razón, como la nueva princesa, tendré que ser más discreta. -La joven sonríe, haciendo que yo me sintiera mejor, ya que ella estaba dudando mucho esta tarde. Y como dije, siempre apoyare los ideales de mi hermana.

-La señorita, tiene razón. -Le contesté con una sonrisa en mis ojos. -Déjales a los plebeyos, estos atuendos. -Todos sonríen, ya que mientras Mary Anne este feliz, todos podemos estarlos.

Y cuando la hora de la fiesta llego, todos estábamos listos para salir de nuestra habitación, para ser acompañados por un sirviente, que nos llevaría al gran salón. Mi padre nos estaba esperando al lado de Dante, quién no era un sirviente, así que de inmediato le preguntamos, el porque estaba aquí.

-¿Qué pasa Dante?-Pregunta mi madre, mientras lo mira con atención.

-Esta noche, la reina madre me pidió que los llevara al baile. -Mi madre sonríe de inmediato, ya que es un tipo de trato especial, por ser de la familia.

-Entonces llévanos a la fiesta. -Dijo mi madre, mientras el joven Dante le toma del brazo, para acompañar a mi madre, quién estaba fascinada con el joven de cabellera negra y ojos azules.

Todo el castillo estaba adornado con flores de diferentes colores, mientras que había mucha vigilancia por todas partes. Y cuando llegamos al gran salón, lo que nos esperaba, era una cola de todos los diferentes invitados, que tenían que ser presentados a la familia real.

Mi madre de inmediato frunció el ceño, al ver la cola de personas, por espera a entrar.

-Parece que todos en este castillo, no saben que soy la única familia de la reina. -Trata de hacer que las otras chicas la escuchen, mientras que, si llega a los oídos de la princesa de España, quién hace unas muecas al escuchar a mi madre.

Toda esta gente venía de diferentes países. Esta noche teníamos a la hermosa princesa de España, Laura. También contábamos con la princesa de la princesa de Bélgica, Camila. De Mónaco venía la princesa Farah, de Holanda venía la princesa Nora, de Dinamarca venía la princesa Julia, y por último de Suecia, venía la rival de mi hermana, la princesa Lorain, quién era una joven rubia con ojos azules, mientras que hoy estaba usando literalmente una jaula que se hizo con su propio pelo, mientras que luce un vestido azul, que hace que sus ojos se vean más grandes, mientras que su maquillaje es perfecto.

-Miren a esa idiota, creyéndose hermosa. -Murmura mi hermana mientras que la princesa, esta enfrente de nosotros, mirándonos arrogantemente con su gran altura.

-Basta. -Le dije mientras trataba que de calmarla. -Tú serás la elegida, así que deja que la princesa se sienta bien, luciendo esa jaula sin pájaros. -Le di un codazo, mientras ella sonreía complacida por lo que le decía.

Así que como dije antes, cada princesa era presentada por un hombre con un gran bastón, el cual dejaba golpear contra el suelo, cuando presentaba a las familias reales. Así que escuchamos claramente como la gente pasaba.

-¡Les presento, a la princesa Lorain, de la casa de Suecia!-Ya casi era nuestro turno, así que mi hermana estaba muy nerviosa.

-Tranquila. -Le dije tomando su mano con fuerza, para después ver como la puerta se abre, mientras Dante nos deja entrar. Lo primero que vemos, es que el salón esta decorado todo de rosas blancas, mientras que todo luce como un sueño. Había toques de color dorado en todo el lugar, mientras que se veía montañas de postres por todos lados.

Pero cuando veo a la familia real, me encuentro que había una persona que yo conocía realmente bien. Era Alejandro, luciendo un traje negro mientras usaba una banda, con muchas insignias militares de esta nación, de Nerubia. Yo de inmediato me doy cuenta que él no es Alejandro, vizconde de España, sino que él es el príncipe Alexander de Nerubia.

-Les presentamos a la condesa Mago Winterston. Al vizconde Gerald Winterston, y a sus dos hijas. Mary Anne Winterston y Elizabeth Winterston.-Yo de inmediato puedo ver como el hombre, que nos presenta, hace sonar su bastón contra el suelo.

Mientras que la mirada de Alexander se junta con la mía, mientras todos le hacemos una reverencia a la familia real. Yo me encuentro realmente sorprendida, pero a la vez confundida, así que no puedo dejar de mirar al suelo.  Y cuando mi mirada se junta con la del príncipe, él me mira sin parpadear. Los dos habíamos mentido y esto era el resultado. Cuando creí que estaba haciendo algo bien, tenía que arruinarlo.

Así que mi familia y yo caminamos, para acércanos a la familia real y saludarla, como ellos se merecían.

-Tía Sofía, hoy se ve hermosa. -Comenta mi hermana, mientras se pone enfrente de todos nosotros, mirando a la familia real con sus ojos hermoso. Mientras que yo me ocultaba detrás de mis padres, mirando el suelo sin poder comprender lo que estaba pasando.

-Tú te ves como un hermoso cisne. -La tía Sofía le hacia un cumplido, mientras que todo de repente se quedo en silencio. Así que alce mi mirada, para ver como la tía Sofía estaba mirando a su hijo Alexander, para que le hiciera algún cumplido también a mi hermana. Pero la mirada del príncipe se encontraba, directamente en mí.

De inmediato su madre me mira, haciéndome llamar.

-Elizabeth, ven para acá. -Yo solo trague saliva, para caminar hacía adelante, mientras mi mirada seguía mirando el suelo. Y a pesar de que quería pasar desapercibida, todos me miraban -Luces muy hermosa hoy. -Me dice la reina, mientras que su forma de decirlo, fue algo amargo. -No te he presentado a mi hijo, el próximo rey. -Yo solo aferro mis ojos al suelo, para después poner mi mirada en Alexander. Nuestras miradas se cruzan, mientras nuestros corazones empiezan a latir con fuerza.

Y sin pensarlo, el príncipe Alexander camina algunos pasos, hasta llegar a estar enfrente de mí. Yo lo miró mientras trago saliva. Sus ojos dorados son tan hermosos, mientras que toma mi mano con delicadeza, para besarla con esos labios que ya me habían besado antes.

-Es un gusto conocerla. -De inmediato me doy cuenta que no había un vizconde de España. Sino que los dos habíamos mentido. Él era el próximo rey de Nerubia, y yo era la hija del vizconde Gerald y de la condesa Margo, la única familia de la reina Sofía. O eso era lo que decían de nosotros.

De inmediato, me desperté de ese gran sueño, viendo que todo lo que habíamos dicho, era mentira. Así que me lamente en mi cabeza más de una vez.

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