Harina y Miel

D A M O N

Minutos antes

—Estuve apunto de rechazarte ayer...en la noche pero no pude—ella tenía la mirada baja y hablaba despacio.

No sé porqué pero abrí mis ojos sorprendido y por un momento el temor se instaló en mi pecho.

—¿¡Qué!?—gritó mi lobo en mi cabeza—¿¡Cómo nos va a rechazar!?

—Solo quería saber ¿por qué?—en ese momento levantó su mirada y yo me puse serio rápidamente.

—¿Por qué qué?—estaba tan concentrado con mi lobo que perdí el contexto de la conversación.

—¿Por qué no me rechazaste el mismo día que descubriste eso?

—Eso te tiene pensando? Que extraña eres—¡rápido! Trátala mal, así todos estos pensamientos se irán—Pero fue porque si lo hacía de una vez, sería doloroso y necesitaba a una Luna mientras la Diosa envía otra.

—Pero si me rechaza, automáticamente tendría otra, no tiene que esperar—eso no lo sabía..

—Puedo rechazarte ahora—sería lo mejor para ambos, yo no puedo tener estos pensamientos por una niña.

Ella no significa nada para mí, aunque las antiguas escrituras lo digan, no sentí amor infinito por ella la primera vez que la vi eso significa que ella no es mi pareja ideal. Y supongo que ella tampoco siente amor por mí, nosotros no estamos hechos el uno para el otro.

Mi amigo Donovan ya encontró a su mate y la ama infinitamente, apesar de todos los problemas que he escuchado que tienen porque al parecer ella es un tipo de bruja muy extraña. Él está ahí para ella y no la abandona. Pero con la niña yo no siento esa necesidad de estar con ella a cada rato o protegerla, no sé por qué, así que lo mejor es dejar que la Diosa envíe otra Luna para mí, una que sí me complemente.

—Yo Damon Menzon...

—Yo Jessica Bloom...—así que ese era su nombre.

—Róger, entra escándalosamente por favor, después te explico—no sé por qué pero no quiero que esto suceda.

—Te rechazo a...

—¡¡DAMON!!—la niña se asustó y soltó mis manos, inmediatamente el ritual se deshizo.

Róger inventó una estúpida excusa pero la idea fue mía así que tuve que seguirle el juego. Le pedí a la niña que se fuera y obedientemente lo hizo, la vi irse con la cabeza baja y sentía la tristeza en su interior.

—Me hiciste quedar como un loco, ¿qué estaban haciendo?—me preguntó mi hermano tomando asiento frente a mí.

—Yo...no lo sé—contesté con la mirada fija en un punto.

—¿Qué no sabes?—preguntó confundido. Había escuchado su pregunta pero mi cerebro no la pudo procesar correctamente.

—Damon, me siento mal...

3Róger, nosotros estábamos apunto de realizar el ritual de rechazo—él hizo una exclamación.

—Por eso me pediste que interrumpiera...¿por qué lo ibas a hacer?

—Ella quiso, estuvo apunto de rechazarme ayer—yo estaba en trance y no sé por qué. Estaba tan impactado que no tenía palabras para describir cómo me sentía.

—La Lunita estuvo apunto de rechazarte? ¡Wow! Es más ruda de lo que parece—más ruda de lo que parece...

Esa frase había tenido un gran impacto en mí, ¿Cómo fui capaz de hacer todo lo que hice? Yo estaba mal, por primera vez en mi vida, estaba mal.

—Damon, algo sucede.

Me puse en alerta al escuchar eso.

—Damon, a ella...¿la quieres?—me preguntó Róger y abrí mis ojos sorprendido.

—¿Qué? ¿Por qué dices eso? Es una niña.

—Pero tu actitud y tu rostro dicen otra cosa—no, esto estaba mal.

—No no no, nada de eso.

—¡¡DAMON!!—escuché el grito de Leah.

Mi hermano y yo nos levantamos rápidamente y corrimos hacia allá, la puerta estaba abierta, Leah y Lily estaban tratando de levantar a la niña que estaba en el suelo, Morgan parecía molesto pero al mismo tiempo sorprendido y no se movía de su sitio.

—¿Qué sucedió?—pregunté alarmado.

Todos me voltearon a ver sorprendidos. Lily sonrió ampliamente y fue cuando pensé que me estaban jugando una broma, me puse serio y desvié la mirada.

—Ayúdanos, se desmayó cuando salió de la casa—dijo Leah halando a la niña.

—¿Cómo que se desmayó?—pregunté y la tomé en brazos.

La llevé hasta la sala y la acosté en el sofá, llamamos al médico quien caminaba tranquilamente, sonrió anchamente al ver a la niña y se acercó con más velocidad. Eso no me gustó para nada, me interpuse en su camino con el ceño fruncido.

—La vas a atender, no a jugar con ella—él asintió temeroso.

Todos me veían boquiabiertos, les lancé una mirada molesta y desviaron al mismo tiempo la mirada.

—Veamos...cuentame qué tienes, niña—revisó sus signos vitales y luego sacó un poco de su sangre.

Colocó un poco de alcohol en su nariz y cuando la niña frunció el ceño, él sonrió y se levantó.

—Listo, ya ella va a despertar. Le daré los resultados de la muestra de sangre luego—y se marchó.

La niña se comenzó a mover en el sofá, Leah y Lily caminaron pero yo me les adelanté y me puse a la altura de la niña. Ella abrió los ojos lentamente y se los frotó.

—¡Hey! ¿Estás bien?—pregunté. Clavó su mirada en mí...era tan tierna.

—¿Mamá...?—creo que aún sigue dormida.

—No. Soy el Alpha.

—¿Qué...?—abrió sus ojos en grande y se sentó de golpe.

—Oye tranquila, te puedes marear—traté de tocarla pero ella se apartó con miedo. Su mirada se puso en Leah y corrió hasta ella.

—Tranquila Jessica, te llevaremos a casa—ella asintió.

—Gracias—susurró hacia mí.

Me levanté y la vi irse junto a Leah y Lily. Tenía que hablar con ella, esto no podía quedar así. No es que la quiera pero fui muy injusto con ella y quiero enmendar las cosas.

J E S S I C A

Al día siguiente

Odio desmayarme de esa manera, no entiendo por qué sucede y desearía que no sucediera. Todo fue culpa de Morgan, él hizo que me enfadara y la energía subiera, no quiero encontrarme con él hoy sería de lo peor.

—Hola Jessica—Tara me habló desde atrás.

Me volteé lentamente y con un suspiro, cuando quedé frente a ella un gran chorro de agua me bañó y varios pasteles llenos de jalea aterrizaron en mí. Que asco. Todos rieron y yo quería desaparecer, esta vez no vino nadie en mi auxilio y soy demasiado tímida como para tirarme encima de Tara.

—Buena suerte en los examenes, Jessica—rió y se fue.

Corrí hacia el baño más cercano y lo primero que hice fue lavarme la cara para que las lágrimas se mezclaran con el agua. Gasté todo el papel de baño en limpiarme los brazos, piernas, cara y quitarme los restos de pastel de la ropa. Si fuese como otras chicas que llevan perfume y maquillaje al instituto, no tendría problema en arreglarme pero en mi mochila solo hay cuadernos y libros.

Cuando terminé, limpié mis libros y cuadernos, con el secador de manos, sequé las hojas y mi cabello. Me perdí la primera clase y llegué a tiempo a la segunda, estaba empapada y a todo el mundo le pareció gracioso.

—¿¡Señorita Bloom, qué le sucedió!?—gritó escandalizada la maestra.

—Me mojé de camino aquí—contesté cabizbaja.

—Siéntese, después vaya a objetos perdidos por algo para cambiarse—asentí y obedecí.

Si los bullys tuvieran la mitad de inteligencia de lo que tienen de idiotas, llevarían a este instituto hasta lo más alto.

Anoté todo lo que estaba en la pizarra y como me lo ordenaron fui a objetos perdidos por al menos una blusa seca. Había una: era negra con el logo de una banda desconocida para mí en el centro, llevaba un jeans negro y la camisa me quedaba un poco grande así que parecía que si agarraba un poco de impulso iba a volar. Metí la blusa mojada en una bolsa y la puse en mi casillero.

Ese día no almorcé y me fui al pasillo abandonado a reflexionar de la vida pero para mi mala suerte, Morgan apareció y al inicio se vió sorprendido de verme ahí. Estaba tan frustrada que solo ignoré su presencia; creo que esta ropa está haciendo que cambie mi actitud.

—¿Y esa ropa?—preguntó. Por un segundo pareció preocupado.

—Solo déjame en paz, por hoy ¿sí? Mañana ya puedes molestarme todo lo que quieras—contesté desanimada.

Puse mi cabeza sobre mis rodillas y desvié la mirada, abracé mis piernas y ya no lo escuché más.

—¿Te encuentras bien?—era otra voz. No la reconocí así que supongo que sigue siendo Morgan solo que con un tono más amable.

—¿Acaso no puedes hacer algo bien? Te dije que me dejes sola—me levanté molesta y sin voltear a verlo salí de ahí.

Fui a mi siguiente clase tratando de ignorar a todos a mi alrededor pero era imposible, ya que se me quedaban viendo por la ropa que traía. Alexa se detuvo frente a mí y me vio sorprendida.

—¿Qué te sucedió?—colocó su mano en mi hombro.

—Me molestaron y me mojaron así que tuve que ir a objetos perdidos—contesté bajo.

—¿Fue Camille?—la voz maternal de Alexa hacía que quisiera llorar.

—Tara.

—Ese pescado...le diré a Jane—la detuve del brazo antes de que se fuera.

—No. Ya todo está bien, solo me ven raro por la ropa.

—¡Es que te ves increíble, amiga! Pero está bien, sino quieres que le diga a Jane no lo haré—Alexa sonrió dulcemente. Ella olfateó el aire y sonrió levemente—Hueles a jalea.

—Sí, es que me tiraron pasteles—contesté avergonzada.

—¿Te puedo lamer la cara?—yo reí por primera vez en el día y negué con la cabeza, aún así Alexa me lamió la cara.

—Sonríe, preciosa. Nos vemos después.

Me dio un fuerte abrazo y luego se marchó, limpié una pequeña lágrima que se escapó y luego entré al salón...

Fui recibida con otro balde de agua y harina, por suerte no habían huevos, luego sentí algo pesado en mi cabeza, cuando lo toqué, era miel.

—Es otro ritual para la suerte—dijo Tara sonriente.

—Gracias, me hacía falta—me di la vuelta y esta vez no fui al baño sino que corrí hacia el bosque.

¿¡Harina!? ¿¡Es en serio!? Mis cuadernos quedarían mucho peor.

Las lágrimas se resbalaron está vez con rapidez, mientras dejaba un sendero de harina y me dirigía a lo más profundo del bosque.

Fue tan cliché encontrar un tronco y frente a este, un lago. Quería entrar ahí y quitarme todo esto pero ensuciar esa linda agua con harina no valía la pena. Sí agarré un poco de agua con mis manos para quitarme la harina de la cara, puse mis libros a un lado y me senté en el tronco a ver el agua.

—Esto no es lugar para una niña—oh no...

Me levanté lentamente. Justo hoy que tenía entrenamiento, no voy. Era un hombre, alto, de al menos 30, tenía el cabello castaño y sin barba, con ojos rojos. Son dos opciones: o es un vampiro o un brujo oscuro. Y por último, tenía una cicatriz en forma de rayo que cubría toda su mejilla derecha.

—Me puedo ir si desea—iba a recoger mis libros cuando él me detuvo con su mano.

—¿Acaso eres una sumisa? ¿Por qué dices eso?—hizo una mueca.

—N-No. Yo-Yo debería estar en el instituto—dije.

—¿Instituto? ¿Vas a un instituto?—asentí con la cabeza—Yo puedo llevarte—negué con la cabeza.

—Está cerca, n-no hace falta—no podía correr.

Aún no sé qué criatura es. Sé mucho sobre las criaturas que hay en este mundo y también sé cómo evadirlas, así que en parte tengo ventaja.

—¿Por qué estás llena de harina y miel?—preguntó asqueado.

—Y-Yo estaba en clase de co-cocina y...

—¿Estás mintiéndome? ¿¡Tienes el descaro de mentirme!?—dio un paso adelante.

—¡¡ME HACEN BULLIYNG!!—grité asustada y puse mis manos al frente.

—¿Todavía existe eso?—asentí—Y hueles a algo más...¿es jalea?

—Es que una fue en la mañana y el otro más tarde—contesté sumamente avergonzada.

—¡Wow! ¿¡Dos ataques!? ¿Qué les hiciste?—él retrocedió el paso que había dado y yo me calmé.

Puse mi mirada en él, se veía relajado, como si solo quisiera saber de mí y no pensara en atacarme. Tal vez la harina y la miel me salvaron.

—Contesta, niña.

—No hice nada—susurré.

—Habla claro—noté que cuando se molestaba le brillaban los ojos.

—No hice nada ¿¡si!? Ellos me hacen bulliyng porque pueden y se les pega la gana—me sorprendí y me tapé la boca con mis manos.

—¿Y tú los dejas? ¿Qué animal eres?

—No puedo hacer nada en contra de ellos, ¿¡qué harías tú si todo el instituto se te viene encima!?—este hombre me estaba empezando a impacientar y mi verdadera yo está saliendo.

—Los mataría uno a uno—dijo con una sonrisa malévola, como todos en el instituto.

—S-Si bu-bueno yo no puedo hacer eso—me crucé de brazos.

—Claro que puedes, todos podemos solo que "no es correcto"—chasqueó la lengua y se acercó a mí.

—¡No no no!—puse mis manos al frente denuevo.

—¿Qué? Ya me cansé de estar de pie, solo me voy a sentar, niña. Deberías hacerlo también.

Obedecí solo porque no quería que me matara. Seguimos hablando pero esta vez fue más tranquilo ya que pude ver que no me iba a hacer daño, él solo estaba recogiendo frutos y cazando cuando me encontró. Su apariencia de hombre malo y sanguinario es solo un personaje, ya que es comprensible y amable conmigo.

—Solo lo soy porque me caíste bien, con los demás son una bestia—sonreí de lado.

—Deberías serlo con todo el mundo, puede que tengas más amigos—dije alzando los hombros.

—¿¡Insinúas que no tengo amigos!?—otra vez se alteró.

—¡No! Significa que puedes tener al mundo entero si quieres.

—Si caes tan bien, ¿por qué les caes mal?—preguntó.

—Porque soy una nerd y la primera en mi curso—contesté cabizbaja. Otra vez volvíamos al tema de mi bulliyng.

—¡Mátalos! La gente solo le desea el mal a los buenos así que mátalos y listo.

—No pue...

—Te puedo enseñar a matar si quieras—lo vi sorprendida y cuando iba a contestar alguien nos interrumpió.

—¿Eso le quieres enseñar a una niña?—era Róger y detrás de él apareció Adam.

—Los malditos Menzon, ¿por qué no me sorprende que estén de metiches?—se levantó y puso su cara de malo otra vez.

Me levanté también y agarré mis libros. Me coloqué al lado del hombre que aún no sabía su nombre y vi a los Menzon.

—Danos a la chica y te puedes ir en paz—lo volteé a ver confundida.

—¿¡Me ibas a secuestrar!?—le pregunté ofendida.

—¡No! Bueno...sí pero ya no—lo vi con el ceño fruncido—E-Espera niña, era verdad que me caíste bien.

—¡Eres un mentiroso!—comencé a caminar.

No saludé a los Menzon y caminé rápidamente hacia mi casa. Jane y Alexa estaban ahí pero las ignoré y seguí hasta mi habitación. Trato de ignorar al hombre de antes y me meto en la ducha que es lo que más necesito, salgo y mis dos amigas con mi mamá están sentadas en mi cama. Me visto con algo cómodo y mil pensamientos invaden mi mente de pronto. Quiero gritar de frustración, nunca me había sentido así entonces no sé qué hacer.

Jane me mira con el ceño fruncido y Alexa con su mirada maternal.

—¿¡Por qué me siento así!?

—Porque te engañaron, cariño—contestó mamá.

—Porque te hacen sentir mal—dijo Alexa.

—¿Quieres que lo sepa?—contestó Jane.

—¿¡Por qué por un minuto de mi vida no puedo tener paz!? Quisiera ser como las demás niñas pero ellas no me aceptan.

—Debes calmarte primero para tener paz—mamá se levantó y caminó hacia mí—Te concentras tanto en lo que los demás piensan de ti que no ves lo grandiosa que eres.

—Jessica, te prometo que esta semana todo será pacífico. Alexa me contó lo del pescadito y le dejaré una marca que nunca se le va a quitar—dijo Jane colocándose al lado de mi mamá. Fulminé con la mirada a Alexa y esta desvió la mirada inocentemente.

—Si haces eso no tendré paz—me quejé.

Alexa iba a dar su opinión pero el grito de mi papá nos llevó a todas a la sala. Me puse detrás de Alexa y me agarré fuerte de su blusa, Jane y mamá se colocaron delante de Alexa en defensa.

—Bienvenido, Alpha y jóvenes—papá hizo una reverencia seguida de nosotras.

—Lamento llegar así, me informaron del escape de su hija y quise venir a verificar su salud—mami asintió.

Él puso su mirada en mí y escondí mi rostro en la espalda de Alexa.

—Ella está bien, vino aquí después de su huida—contestó Alexa.

—Mi hija está cansada y...

—Me la llevaré, a su hija, a mí mansión para hablar con ella. Tuve una versión distinta y la quiero corroborar con ella.

Róger llegó hasta Alexa y con su mano me hizo una señal para comenzar a caminar. Volteé a ver a mi mami en señal de ayuda pero lastimosamente no puede hacer nada; son órdenes directas y no quiero que la castiguen por mi culpa.

Me separé de Alexa pero Jane me detuvo con su brazo y clavó su mirada furiosa en el Alpha, él por su parte levantó una ceja y luego se dió la vuelta, amargamente dijo que nos diéramos prisa. Tímidamente quité el brazo de Jane y con mucha seguridad dije:

—Estaré bien. Leah y Lily están ahí y me van a proteger, si no pueden voy a correr—la abracé y comencé a caminar.

Mansión de los Menzon

No me gustaba la idea de dejar mi casa, más porque el Alpha empezó a sentir repentino interés por mí y no me gusta para nada...es...extraño.

Estoy en la sala, rodeada de los hermanos incluido el Alpha Kurt, no dejaron venir a la mamá ni a las gemelas. Todos tienen su mirada puesta en mí excepto Róger y Morgan, y me alegra que Morgan no tenga su mirada en mí.

—¿Ya-Ya me puedo i-ir?—pregunté super nerviosa.

—¿Quién era el hombre del bosque? ¿Lo conoces?—preguntó Róger sin verme.

—Si sabes que me iba a secuestrar ¿cómo piensas que lo conocía?—tapé mi boca con mis manos y bajé la cabeza.

Jessica habladora no salgas ahora por favor, son chicos poderosos y no quiero decir nada incorrecto.

—Hablabas tan normal con él que creí que lo conocías—contestó.

—¿Luna, él no te hizo nada? ¿Solo hablaron y de qué?—me preguntó el Alpha Kurt, el padre del Alpha.

—No, no me hizo nada—ignoré su otra pregunta.

—¿De qué hablaron?—preguntó el Alpha.

—Yo...prefiero no decirlo—levanté mi mirada para mostrar firmeza pero por la mueca de todos, sé que demostré otra cosa.

—Necesitamos saber para evitar que él se acerque a ti de nuevo, Luna—dijo el Alpha Kurt.

Mi cabeza se hizo para atrás de golpe y escuché un sonido en mi cabeza, la energía y adrenalina invadieron todos mis sistemas de golpe; su constante mención de la Luna sacudió algo violento dentro de mí, y no podía controlarme. Escuché pasos y sentí que me sujetaban.

—¡NO SOY LA LUNA!—grité desde lo más profundo de mi ser.

—¿Qué sucede?—escuché una voz lejana preguntar.

Comencé a toser como loca y cuando se detuvo, llevé mi mirada al frente y caminé a paso rápido hacia el Alpha Kurt; soltarme de quien me agarraba fue trabajo fácil, no llegué a tocar al Alpha obviamente.

—No soy su Luna y nunca lo seré. Mi camino será con otro hombre así como su hijo quiere hacer su vida con otra mujer—el Alpha Kurt tenía una mirada neutral—Bendito sea el día que eso suceda.

Caí de rodillas ahí mismo.

D A M O N

Estaba sentado a un lado de la cama donde descansaba la niña, su rostro sereno era muy lindo y su respiración lenta me daba calma de alguna manera. El médico entró en ese momento tranquilo y con un fólder en mano.

—No soy su Luna y nunca lo seré...—sus palabras rebotaban en mi mente.

—No parecía ser ella, la niña no es agresiva ni violenta—dije en voz alta.

—Es porque no es ella—susurró el médico en mi oreja.

—¿De qué hablas?—pregunté sin voltear a verlo.

Él colocó su rostro inclinado frente a mí y sacudió el fólder. Aveces parecía un niño, este brujo curandero. Lo abrió y leyó varias cosas sin importancia, le puse atención cuando llegó la parte importante.

—Jessica Bloom tiene una mezcla de sangre con Xenia Bless—abrí mis ojos sorprendido pero al médico no le importó mi reacción y siguió leyendo—Así como Damon Menzon tiene una mezcla de sangre con Garred Migthy.

—Significa que...

—¡Están juntos de nuevo!—finalizó mi frase.

¡Hola hola! Aquí Alexaaa. Pobre Jess, tiene tanta presión sobre sus hombros y el Alpha no la deja de confundir.

¡Hagan sus teorías sobre la relación de Xenia con Garred! ¿Por qué el Alpha se sorprendió tanto?

¡Bye!

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