Bullys ️️

J E S S I C A

Me levanté temprano para ir al instituto, no desayuné ya que las prácticas al aire libre son temprano y necesito llegar temprano para cambiarme y evitar a los bullys. Mis padres estaban dormidos cuando me fui, así es siempre, les dejé la nota en el refrigerador y salí trotando para calentar.

Llegué a la hora propuesta y me cambié, esperé sola en la línea de meta y al rato empezaron a llegar todos. Alexa y Jane son las únicas amigas que tengo, ninguno de mi grado quiere ser mi amigo y eso me pone un poco triste, todos son muy competitivos y ninguno ha podido superar mis notas así que nadie quiere ser mi amigo. 

Alexa y Jane llegaron, me miraron tristes y yo les sonreí de la misma forma, ellas lo saben y siempre se pelean con todos para defenderme y aún así siguen teniendo muchos amigos. Aveces pienso que solo están conmigo por lástima y tristeza.

—Vamos, de pie, sé que lo que piensas y no seas tonta. El entrenamiento empezará pronto y no podemos ayudarte, son las reglas—me dijo Alexa.

—Sí, además cuando estás de buen humor logras completar el entrenamiento en poco tiempo. ¡Una sonrisa, Jess!—gritó Jane.

Todos ríeron pero no de ella, sino de mí. Hoy me siento muy mal, ni siquiera quiero correr y presiento que algo extraño va a suceder.

—¡Ya llegaron!—gritó alguien.

Todos voltearon a verlos hasta mis amigas, yo sé que son los hermanos Menzon, incluido el Alpha que hoy viene a supervisar nuestro entrenamiento. Me escondí detrás de mis amigas como siempre y el Alpha comenzó a hablar.

D A M O N

—¡Que aburrido que hoy tengas que venir! Matarás la diversión de todo—dijo Morgan.

—Silencio, a mí tampoco me simpatiza—contesté.

Los 5 nos fuimos juntos al instituto, Leah y Lily no asisten a esta clase y mis hermanos se están quejando de mi presencia a excepción de Róger. Cuando llegamos todos hicieron una reverencia y saludaron, iba a hablar cuando.

¡¡Está ahí!! ¡¡Corre!!—di un paso pero me detuve de golpe. Mi lobo interior detectó a nuestra Luna.

Al fin...

Olfateé el aire y vi que era en dirección a dos chicas, una morena y la otra tenía la piel aperlada, son muy hermosas. Me acerco a paso rápido, veo de reojo como Morgan sonríe y Róger me ve confundido al igual que todos. Cuando llego donde las chicas, no es el olor de ninguna sino de una pequeña niña detrás de ellas.

Me fue inevitable verla con el ceño fruncido y confusión, levanté mi mirada para ver si no me había equivocado...pero no: es ella.

—Tú...eres mi mate—dije sin creerlo.

—¿¡QUÉ!?—gritaron todos los presentes al unísono y luego comenzaron a reír.

—Esto debe ser un error—dijimos ambos al mismo tiempo.

Los ojos de ella se cristalizaron y salió corriendo, las dos chicas con la que estaba iban a ir tras ella pero el entrenador los llamó a todos...esa chica perdería los puntos de hoy.

—Ahora sí se volvió divertido—dijo Morgan y pasó al lado mío.

J E S S I C A

Estuve llorando en el baño todo el rato, ¿Yo, la Luna de esta manada? ¿La más fuerte? Acabé cuando Alexa y Jane entraron y me consolaron, hablaron del entrenamiento: dijeron que fue muy duro, más que antes y que obtendrían puntos extra por el esfuerzo...todos menos yo, claro está.

—Debes verlo como algo positivo, Jess. Serás la Luna—dijo Alexa.

—No lo creo, lo más probable es que me rechace y la Diosa Luna le dé una Luna más capaz—contesté decaída.

—Tú eres muy capaz, eres la mejor de tu grado—volvió a decir.

—Se salva que es nuestro Alpha, sino le daría una patada—dijo molesta Jane.

—¿En serio?—una cuarta voz se escuchó en la puerta.

Las tres nos levantamos e hicimos una reverencia, me volví a esconder detrás de mis amigas. El Alpha se adentró en el baño y nos vió fijamente.

—Salgan, hablaré con ella—mis amigas hicieron otra reverencia y salieron.

—Alpha, yo...

—Escucha, niña, creo que la Diosa me está jugando una broma. No puedes ser mi Luna, ni siquiera puedes volverte una loba—auch—Pero no te voy a rechazar, solo te dejaré libre de las responsabilidades.

—Muchas gracias, me retiro—hice una reverencia y pasé a su lado.

Ignoré con todas mis fuerzas la corriente eléctrica y caminé más rápido. Fui a mi primera clase y me concentré lo más que pude, no puedo dejar que esto afecte mis calificaciones.

—Iré a la oficina del director, vuelvo en un momento—dijo la profesora y salió.

—Entonces Jessica, ¿él te rechazó en el baño?—preguntó una de las bullys.

—Amm...

—¿Qué preguntas haces? Obvio sí—todos rieron.

—¿No escuchaste cuando le dijo que era un error? No hay más prueba que esa—

Deténgase por favor...

—Jessica jamás será nuestra Luna, ni siquiera es una loba—habló.

—Sí soy una loba—contesté bajo.

—¿Lo eres? A ver, transfórmate—no puedo hacer eso.

—¡Sí, Jessica, vuélvete una gran loba!

—Yo...yo...

El timbre sonó y salí corriendo del salón, escuchaba las risas de todos atrás pero no me permití llorar. Este día tiene que terminar rápido.

—Por favor, Diosa Luna—susurré.

Me quedé en un pasillo abandonado y enterré mi rostro en mis piernas. Todos saben que no puedo volverme una loba y se supone que la Luna pueda eso: solo soy un fracaso.

—Que fracaso...una niña Luna que no tiene poderes, si piensas que la Diosa está jugando pues no eres la única—alcé mi vista y me encontré con Morgan.

Todos dicen que él es el peor de los Menzon: directo, frío y sin pelos en la lengua. No se puede tener peor suerte que esta.

—Mira niña, Damon no te aceptará nunca y todos se burlarán por siempre de tu fracaso, hasta yo. Que mala suerte—su mirada era tan fría que hizo que llorara.

Volví a clases y las burlas no pararon, escribieron muchas veces en mis cuadernos lo fracasada que era y que nunca encontraría el amor ni nadie me reclamaría como suya cuando crezca. Los traté de ignorar pero ellos aprovechaban cada momento para burlarse de mí, al igual que Morgan Menzon. No vi a Jane ni a Alexa en todo el día y eso me deprimía aún más.

—Jessica—me llamó Camile, la líder de los bullys.

Ya íbamos de salida pero me acorralaron, algo malo iba a pasar. La mirada de todos me daba miedo, la mayoría ya tenían su fuerza, los reflejos o la visión de lobo y sería fácil golpearme...como siempre, y sin mis amigas no tenía a nadie. Tenía que irme sola al instituto así que mis padres no podrían llegar y evitar la situación.

—Dime, Camile—contesté bajo.

—Sabes que no podemos pelearnos entre nosotros pero todos nos estamos divirtiendo tanto burlándonos de ti, que nos han dado permiso de una pequeña broma—su sonrisa no me gustaba.

—Yo...yo...

—No tienes derecho a hablar, solo calla y deja que nosotros hagamos el resto—negué con la cabeza.

Traté de huir pero dos chicos me tomaron de los brazos y me quitaron la mochila, Camile se iba acercando a mí con un plumón mágico.

—¡¡No no no, sueltenme, sueltenme!!—gritaba.

Los plumones mágicos son imposibles de borrar, al menos de conseguir otro y cambiar lo que se escribe, la escritura será permanente.

Trataba de soltarme pero son muy fuertes, ¡no quiero que me hagan daño, yo no he hecho nada malo, siempre me porto bien y cumplo las reglas!

—Lo siento mucho, mi ñina, pero voy a tener que salir—escuché una voz en mi cabeza.

Sentí un gran poder fluyendo de mí y cuando menos lo esperé, me pude liberar de los dos chicos, los mandé a volar. Varios vinieron hacia mí, incluida Camile y uno a uno los derrumbé, me sentía poderosa con ganas de derrumbar al Alpha.

—Él es el culpable de todo, mi niña—esa voz otra vez.

Mi visión se comenzó a nublar, caí de rodillas y luego todo se volvió oscuro. Se me acabó el poder.

—Les diste su merecido—fue lo último que escuché.

D A M O N

—Es un desastre total—

—No vengas como su pareja, sino como el Alpha—

—Ya todos saben tu decisión, no te extrañes—

Esas habían sido las palabras de los directores, según había entendido, la niña que rechacé en el baño golpeó y tumbó a todo su salón. Ahora está inconsciente al igual que todos sus compañeros, pero ¿cómo sucedió? Ella ni siquiera puede volverse una loba.

Al llegar a la enfermería, la vi aún inconsciente, tenía varios rasguños en los brazos y el cabello desordenado. Se había defendido bien.

—Alpha—hizo una reverencia—La señorita y los demás están bien, no sabemos cómo obtuvo la fuerza.

—Está bien, al menos no hay graves. Me retiro—él enfermero asintió.

Antes de poder salir, las dos chicas que estaban con la niña entraron como locas y se colocaron al lado de la niña. Me fue inevitable escuchar lo que decían, después de todo, esto era en parte mi culpa por haber dicho eso enfrente de todos.

—Jess, Jess, vamos tienes que abrir los ojos. Tus padres llegarán pronto a casa—decía la morena.

—Se van a preocupar, necesitamos sacarla de aquí rápido. ¿Se puede ir?—le preguntó la chica de piel aperlada al enfermero.

—¿Tienen algún medio por donde se la puedan llevar?—les preguntó el enfermero y la mueca que hicieron decía que no—Entonces no podré dejar que se la lleven.

—Yo las llevaré—dije sin saber por qué.

—No se preocupe, Alpha, estas chicas siempre encuentran solución—dijo el enfermero.

—No. Está bien, lo haré—tomé a la niña en brazos y la subí al auto que me esperaba fuera del instituto.

Sus dos amigas también subieron y me guíaron hacia la casa de la niña. Al llegar, la dejé en su habitación, era muy pequeña pero supongo que indicada para ella, la casa era igual de pequeña solo había una cocina, una sala y al lado de los sofás estaba la mesa, era pequeña con cuatro sillas de madera. Era solo de un piso así que las habitaciones y supongo que el único baño, estaban cerca del cuarto de la niña, creo que pude ver una puerta trasera que llevaba a un patio; es muy distinto a mi casa.

Las dos chicas hicieron una reverencia cuando me iba a ir pero una de ellas dijo:

—Sabemos que no va a aceptar a Jessica como su Luna, lo más probable es que la Diosa ponga alguien más en su camino pero...—

—Jane—la riñó la otra.

—No, déjame hablar. Pero creo que se pierde de algo grande, es una niña sí, y eso no le impide hacer grandes cosas. No importa si soy castigada después de esto, solo le quiero decir que Jessica no merece a alguien como usted, la Diosa no se equivocó en ponerla en su camino, sino ponerlo a usted en el camino de ella—

No voy a negar que sus palabras me sorprendieron, defenderla así es un acto de valor considerable pero aún así no voy a cambiar mi decisión: dejaré que la Diosa ponga a otra Luna para esta manada, a alguien capaz.

—Buenas tardes, señoritas—me di la vuelta y me marché.

En el auto escuché como la morena regañó a la otra, en parte tiene razón, ella no debería hablarle así al Alpha pero lo entiendo porque lo hizo por su amiga y la lealtad es respetable para mí.

Volví a la mansión, todos estaban metidos en sus cosas, mi padre me llamó a su despacho. Tomé asiento frente a él y escuché los informes de la manada, hasta que tocó este tema.

—CÓMO TE ATREVES!? ¿¡DONDE ESTÁ TU HONOR!?—

—Padre...

—SABES LO IMPORTANTE DE UNA LUNA, ¿¡CREES QUE CAEN DEL CIELO!?

—Padre...

—Ahora vas a tener que manejar todo esto solo, no dejaré que te arrepientas. No quiero sonar como un estúpido personaje cliché pero lo diré: "No sabes lo valioso que es, hasta que se pierde" —

Mi padre es un hombre que para él, lo más sagrado es la Diosa Luna y las mujeres porque dice que sin ellas, nosotros no tendríamos control y tampoco viviríamos en paz, tiene razón pero no aceptaré que mi Luna tenga 13 años. Mi experiencia me dice que no podría aportarle tranquilidad a la manada.

—¡SAL DE AQUÍ!—

Me levanté rápido y salí hacia mi habitación. Solo habían 2 personas en este mundo a las que le tenía miedo: a Donovan y a mi padre. Sus enojos eran fuertes volcanes que arrasaban con todo y no se podían detener, ellos se detenían solos así que cuando mi padre me vuelva a hablar, sabré que ya no está enojado conmigo.

Me tiré en mi cama y me puse a pensar: ¿Debería darle una oportunidad a la niña? Ni siquiera sé su nombre.

—Ni siquiera lo consideres—era mi lobo—Podemos ser una deshonra al rechazarla pero será peor si la aceptamos. ¿No viste cómo se rieron de ella?—

—Sí, lo vi—

—Mi experiencia me dice que esa niña no tiene amigos, solo las dos chicas—

—Se pierde de algo grande, es una niña sí, pero eso no le impide hacer grandes cosas...—fueron las palabras de esa chica.

—Ya deja de pensar en eso, nadie puede tomar decisiones por nosotros. Somos la gran autoridad—dijo seguro.

—Tienes razón, soy el Alpha y no me importa si no apoyan mis decisiones. Mi palabra es la final—

—Eso es música para mis oídos.

—¿Damon? Somos nosotras—eran las gemelas.

—Pasen.

Así lo hicieron, traían una gran sonrisa en el rostro, me gustaba verlas así: felices.

—¿Qué sucede?—pregunté con una sonrisa.

—¡No inventes! Escuchamos la buena nueva—arqueé una ceja—¡¡Ya tenemos Luna!! ¡Y es una niña! ¿Sabes cuantos años tiene?

—Podría ser como una hermanita para nosotras. Crecer entre hombres no es fácil—

—Iríamos de compras, podemos probar nuestros diseños en ella y hasta pedir su opinión—

—Tienes razón, la moda infantil está trending esta época—

Leah y Lily hablaban sin parar, reí por eso y las detuve. Ambas me miraban con una enorme sonrisa pero yo suspiré y negué con la cabeza.

—Lo siento, chicas pero la rechacé indirectamente—ellas abrieron la boca sorprendidas y ofendidas.

—¿¡QUE HICISTE QUÉ!?—gritaron al unísono.

—Sí, la rechacé. Creo que la imagen de la manada no sería bien vista si tengo a una niña como la Luna—alcé los hombros.

—¿Acaso no pensaste en Leah? Que siempre quiso una hermana menor—dijo Lily ofendida y Leah comenzó a sollozar.

—Además, eso es súper normal en este tiempo. ¿No haz visto a Ralph el Demoledor? ¿O a Gru?—comentó Leah.

¿Quienes eran ellos? No los conocía y se los hice saber negando con la cabeza.

—Eres malo, Damon—dijeron al mismo tiempo y salieron de mi habitación.

Tratar con Leah y Lily es muy difícil, las dos siempre están de acuerdo con todo así que no puedo obtener el apoyo de una para convencer a la otra. Sé de su deseo de tener una hermanita pero no se los puedo conceder, no creo que pueda desarrollar sentimientos por una niña sería totalmente extraño.

—Esas dos hablan sin parar pero tienen un punto, fuiste muy cruel con la niña—dijo Adam desde el marco de la puerta.

—Solo quiero que me dejen de hablar de eso un minuto, ya tomé mi decisión—dije con un tono cansado.

—¿Ya tomaste tu la decisión o ese lobo tuyo la tomó por ti?—

No lo volví a escuchar así que creo que se fue. Mi lobo no influye en mis decisiones, sé bien lo que hago y él también.

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