6.- En lo profundo

AMELIE.

Si alguien me hubiera preguntado a donde te quedarías para toda tu vida, la respuesta es muy simple: San Gabriel. Mi historia fue escrita ahí, es la ciudad que me vio nacer y la que sufrió mis desastres, aunque New Orleans (y un poco Chalmette) también entra en esa categoría, pero esa es otra historia. Pero donde siempre querré volver es San Gabriel. La pregunta de Rainer no me había sorprendido, más bien la esperaba, pero no sabía bien cómo responderla, pues la verdad no es una opción para contar.

–Bueno...es complicado de explicar– me acomodé mejor.

Rainer tenía su mirada curiosa sobre mí, y eso no ayuda en nada a mis sentidos. Tal vez no compartimos mucho en San Gabriel, pero algo tiene este chico que me inquieta y me atrae. Y eso es muy peligroso.

–Si no quieres, no es necesario que me cuentes, pero si me sorprendió que te fueras, como también enterarme que estas en un internado.

–¿Por qué te sorprende que este en Silverstone?

–Porque tu familia era el retrato perfecto de la unión fraternal, se veían como los anuncios de familias felices– sonreí mientras negaba levemente. –es la verdad, su perfección familiar era algo casi irreal.

–No éramos perfectos– miré el líquido dentro del vaso. –no estábamos ni cerca de serlo.

–Pues a simple vista no lo parecía, lo más llamativo de tu familia era que todos parecían entenderse con la mirada.

–Mamá siempre decía que las miradas expresan más que las palabras.

–Tal vez tenga razón –me miró fijamente.

Para muchos los ojos cafés son comunes y corrientes, un color sin gracia, pero yo no lo veo de esa forma. Los ojos de Rainer son cafés, pero hay algo en ellos, en su profundidad, en la forma que se ven en la oscuridad, que es totalmente atrayente y sexy.

¡Jodidamente atrayentes y sexis!

–Creo que tu amigo está a punto de matarme– su voz me sacó de mis pensamientos, me gire.

Joshua nos miraba, más bien miraba a Rainer como un bocadillo, mientras Cameron lo sostenía del brazo y le decía cosas, seguramente intentando calmarlo. Miré a mis amigas, Leah estaba bailando con un chico pelinegro mientras Janett hablaba con dos chicas, la rubia me miró y yo señalé con la cabeza al vampiro de ojos azules, ella asintió y se dirigió hacia ellos, dejando al chico con el que bailaba confundido.

–Algo me dice que no le agrada que este contigo– comentó

Lo mire.

–Joshua es celoso con sus amigos– juguetee con el vaso.

–No creo que te vea como una simple amiga, es difícil verte de esa forma.

–¿Qué?– no me esperaba que dijera eso, pero me gusto.

–Eh...yo...no...nada – su tono nerviosos me causo ternura.

Sonreí mientras sentí mis mejillas calentarse, noté el rubor en las mejillas de Rainer, se ve extremadamente tierno. Estaba a punto de hablar cuando sentí mi cuerpo temblar, mis dedos comenzaron a hormiguear y hielo recorriéndome el torrente sanguíneo. Eso no es una buena señal.

–Tengo que irme– miré a Rainer y roce su mano levemente. –gracias por todo.

–Espera– tomó mi mano, dejándola encerrada entre sus manos. –quiero verte de nuevo– hablo rápido para después sacudir su cabeza. – quiero decir, ¿podemos vernos de nuevo?

–Claro– le sonreí y el liberó mi mano con lentitud.

Caminé hacia mis amigos, y les dije que me pareció ver algo más allá de la fiesta, ellos parecían poco convencidos, pues no vieron nada raro, pero finalmente me siguieron. El bosque que rodea a Golden Valley es excesivamente grande, frondoso y oscuro, parece un set de película de terror. Leah y yo hicimos un hechizo de luz mientras Cameron iba delante de nosotras, rastreando un olor desconocido que logró detectar cuando nos adentramos más en el bosque, de seguro el aroma al alcohol y sustancias cubrió el olor. Joshua iba al final, cubriendo nuestras espaldas mientras Jackson y Janett estaban en el centro de nosotros.

–La tierra está llorando – dijo Janett, todos la miramos.

–no significa nada bueno, ¿verdad? – pregunto Leah, la pelinegra negó.

Seguimos caminando, mientras más dentro del bosque estábamos, más frio y denso se volvía el aire. Esto no es bueno, nada bueno.

–¡Ahh!– grito Jackson y cayó al suelo de rodillas.

–¡Jackson!– grite y me agache junto a él. –¡por los Dioses, Jackson!, ¡Háblanos!

–Cuidado– dijo sin aliento y se desplomó en la tierra.

Janett se agachó también, tomando la cabeza del castaño. Sin darnos cuenta, una niebla espesa se comenzó a crear a nuestro alrededor, quitándonos la visión del lugar.

–Leah, ayúdame– me levanté y estiré mi mano hacia la rubia.

Ella saliendo de su transe, corre hacia mí y toma mi mano.

–¿Qué haremos?– pregunto ella

Le pedí a los chicos que se colocaran detrás de nosotras y que cerraran los ojos con fuerza, el hechizo que tengo en mente puede afectarles la vista si no me hacen caso.

–Solo repite después de mi– le dije y respiré hondo. –Aequaliter lucem

Ambos comenzamos a recitar el hechizo, la niebla comenzó a volverse más y más débil, pero el hielo en mi cuerpo aún estaba presente.

¡Aequaliter lucem!– gritamos las dos y una gran explosión de luz se disipó por todo el lugar, quitando toda la niebla

Leah me soltó la mano, con la respiración agitada.

–¿Qué hechizo fue ese?– preguntó ella tratando de recuperar la voz.

–Lo leí el otro día en la biblioteca– mentí mientras me acercaba al resto. –¿están todos bien?

–Eso creo– Cameron sacudió su cabeza. –Ese estallido estuvo de locos.

–Nunca vi una ejecución de hechizos igual– Joshua se puso a mi lado. –eres impresionante, Amelie.

Le sonreí levemente. –¿Cómo esta Jackson?

–No reacciona– Janett tenía su cabeza apoyada en sus piernas. – pero su respiración es normal.

Antes de poder hablar escuchamos el crujir de las ramas, nos pusimos en alerta.

–Jóvenes, ¿se encuentran bien?– dijo un hombre con aspecto impecable.

–¿Profesor Russell?– dijimos todos a la vez.

–El director Warburn me envió a vigilarlos, escuché la explosión a lo lejos y me apresuré a su encuentro– sacó las manos de su abrigo. –¿están todos bien?

–Si – dijo Leah. –pero Jackson se desmayó y no reacciona.

El profesor se acercó al médium y toco su frente con lentitud.

–Debemos llevarlo a la escuela, pero estará bien– dijo seriamente.

Cameron y Joshua tomaron a Jackson con sumo cuidado, ayudé a Janett a levantarse. Comenzamos a caminar por el bosque, con el profesor guiándonos. Estábamos cerca de la fiesta, pero no lo suficiente como para que nos vieran, seguimos nuestro camino cuando Leah se detuvo abruptamente.

–Hay algo o alguien siguiéndonos– susurró hacia mí.

También lo había sentido, sabía que había algo recorriendo el bosque, pero podía ser una liebre u otro animal. No descartaba que tal vez fuera la criatura que buscamos, pero estaba mas preocupada por el estado de Jay-Jay que por otra cosa.

–Tal vez solo estas sugestionada por lo que pasó, Leah– toqué su brazo en un intento de calmarla.

–Si, tal vez.

Un sonoro suspiro salió de sus labios y seguimos caminando. Notaba que la rubia aun estaba inquieta por sus sospechas, pues llevaba la mirada hacia nuestras espaldas constantemente.

–¡agáchense!– Leah gritó hacia mí y Janett, ambas obedecimos.

–¡Señorita Montgomery! – soltó el profesor Russell al ver a la rubia actuar.

La bruja creó una enorme bola de fuego y la lanzó en dirección a detrás de nosotras, esta se estrelló con un árbol, el cual no tardó en comenzar a incendiarse.

–¡¿Pero qué demonios te pasa, Leah?!– el enojo de Janett no era para menos.

Leah había incendiado un árbol con una druida cerca de este. La pelinegra rápidamente extinguió el fuego, se acercó al árbol para curarlo.

–Había una sombra detrás de ustedes– se defendió la rubia.

Janett dejó de acercarse al árbol, parecía que se había quedado paralizada. Segundos después entendimos porque se quedó así. Todos nos quedamos congelados al ver el árbol quemado o, mejor dicho, a la persona junto a este.

–¡¿Qué carajos fue eso?!– dijo el chico viéndonos con estupefacción.

¡ay, no!, ¡no, no, no!

Nescius – solté rápidamente, con los nervios de punta.

Esto tenia que ser una jodida broma.

Me acerqué hacia el cuerpo inconsciente de Rainer y le susurré un "lo siento". Esto definitivamente no debería haber pasado.

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