Capítulo 4

—Ssshh… Nos escucharán —lo hago callar. Mis nervios incrementan. ¿Cómo se podrá callar a un mocoso malcriado? ¡Con un par de nalgadas! Pero como el imbécil no es pequeño, sería con una madriza en los meros huevos.

—Me importa una m****a —espeta. ¡Por Dios! Este hombre me desespera.

Paso mi mano por mi cabeza, teniendo las ganas de arrancarme las greñas o de jalárselas a él.

—Nos descubrirán —susurro, me tiembla un poco la voz—. Necesito un poquito de la mínima neurona que te queda.

—No me provoques —me advierte.

—Si no te controlas… —me acerco lo más que puedo y penetró la mirada de furia—¡Estoy en peligro!—habló entre dientes.

—¿Peligro? —pregunta. Radicalmente las fracciones de su cuerpo se relajan.

—Necesito que te relajes, necesito que me ayudes —susurro—, necesito que trabajemos en equipo.

—Dime quien es y que hay que hacer —toma de mi mano, provocando una electricidad estática por todo mi cuerpo.

—Te lo diré en mi cueva de Batman —musito.

—¿Batman? —enarca una ceja, y se le dibuja una sonrisa en su rostro—¿Cueva?—se burla.

¡Mierda! Lo dije en voz alta.

—Perdón… Es decir, en la cabaña —bajo la mirada con el rostro apenado.

—Te has sonrojado —se burla—. La gran Liliam se ha sonrojado.

¡Maldito malparido! Te estás burlando de mí.

Levanto mi mirada y le retuerzo los ojos, me hago a un lado y decido salir de estas cuatro paredes, ya que siento la necesidad de tomar un revolver, y volarle la cabeza de un solo disparo.

—Ni lo pienses… —toma mi brazo e impide que avance—desde hoy en adelante, yo seré tu sombra.

—Ash. No necesito niñeros —gruño.

Sin contestarme y sin mi permiso, jala mi cuerpo hacia él, y me saca casi arrastra del tocador de mujeres. Saliendo del tocador decidí quedarme callada sin renegar, y así nuevamente regresar a la actuación de novios enamorados, ya que no quiero que los malditos se enteren del conocimiento que tengo para arruinar su plan perfecto.

Será perfecto para ellos, pero para mí hay una sola perfección y es la de Dios, y si Dios está conmigo, quién contra mí

De momento me percato que Máximo me está llevando en la dirección opuesta a la que entre.

—No te sorprendas —dice despreocupado—, no creerás que saldremos por el mismo lugar que entramos. Estoy seguro de que esos malditos nos deben estar buscando.

—Buena jugada —sonrió—, ¿confías en tu hermano? —se detiene de golpe.

—¿Por qué? —habla con tono surgente.

Guardó silencio, pero como dicen... «El silencio vale más que mil palabras».

Estrujé mi mano, y decide seguir avanzado, jalándome como muñeca de trapo.

—Mierda… No puedo seguir tus pasos —me quejo.

—Camina y deja de quejarte como una chiquilla llorona —vocifera.

Dios, ilumina mi ser, ilumíname y lléname de paciencia. No puede ser que esté conviviendo con el imbécil de Máximo como el perro y el gato.

Al final del pasillo hay una puerta con un letrero que dice. ¡Solo para personal autorizado!

Máximo dígito cuatro números y en par de segundos nos da el acceso de entrar. Máximo me seda el paso y yo como toda chica importante paso adelante.

—¿Qué es esto? —mis ojos se iluminan al ver todo tipo de monitores de tecnología. Se me cae la baba de ver toda esta belleza, y de igual manera me pican las manos para tocarlo. Soy una maniaca y obsesiva extrema de la tecnología.

¡Es una oficina! Aquí se puede ver toda la vigilancia de la finca, y las de sus rutas de mercancía.

—Es mi nido de investigación —dice con desdén—, pensaste que solo tú tendrías conocimiento de la madre tecnológica—contraataca.

—Entonces para que puta necesitas de mi ayuda —este hombre me pone de mal humor. 

No soporto que el imbécil sea tan engreído, ya que la única engreída e importante es, ¡obviamente que yo!

Ni te creas, que tu ego de cuarta será superior que el mío…

—Porque hacemos un buen equipo —encoge los hombros—. En ningún momento he mentido, si dije que necesitaba ayuda, es porque la necesito.

—Pásame un teléfono satelital —extiendo mi mano.

—Para… —abre la boca e inmediatamente no termina la frase y la vuelve a cerrar.

Da unos pasos al frente y en un gatero saca uno de varios teléfonos satelitales, lo extiende y yo en un santiamén lo tomo. Le marco a la única persona que puede descifrar todas mis dudas y curiosidades.

—Aló —contesta al segundo repique.

—Hermano —aclaro mi garganta.

—¿Liliam? —pregunta preocupado—¿Qué pasa? —se escucha alterado.

—Estoy bien —lo tranquilizó—, quiero saber quien es Gabriel Pérez, y qué relación tiene con nuestros padres.

—¡Mierda! ¿Cómo sabes de él? —resopla—¡Habla de una puta vez Liliam!

¡Familia! Siempre nos hablamos así, a eso se le dice amor, únicamente amor.

—Si te pregunto es porque tiene planeado mil cosas —contestó secamente—, y no son buenas que digamos.

—Él trabaja para la organización, pero tiene prohibido el paso hacia todos nosotros.

—Él está aquí —susurro—, y me reconoció perfectamente, sabe quienes son mis padres—suelto un suspiro.

—¡Mierda! —maldice—, tienes que salir de ahí.

¿Qué? No, no, no y no…

—NO… —gritó—, Quiero que me digas de una puta vez quien es ese hombre y porque conoce tanto a nuestra madre —le exijo explicaciones, siento una pizca de miedo y por eso quiero tener toda la información posible.

—Es un maldito cabrón —espeta—. Está obsesionado con nuestra madre.

¡Ahora entiendo!, pero lo que no comprendo es porque hasta ahora me lo dice.

—Quiero que cuides y protejas a nuestra madre —habló en un hilo de voz—, pone sobre aviso a nuestro padre.

—Mi nena, es a ti a la que debemos proteger —dice preocupado—. Estoy seguro de que irá por ti, ya que te usará como ancla.

Aunque tenga toda la razón, no podré desistir, ya que tengo planeado destruirlo. Me importa una m****a si me creo Sansón o Hulk, pero si tengo la posibilidad de destruirlo lo haré.

—Máximo está conmigo —declaró—. Él me protegerá.

Máximo.

¡Mi hermano! ¿Mi propio hermano me está traicionando?

He perdido todo lo que un día tuve; mi esposa, mi familia, y ahora mi hermano.

Aaaahh… Maldito mundo, por eso estamos como estamos. El mundo entero le echa únicamente la culpa al mafioso por todas las desgracia que nos rodea, por toda la m****a que nos consume día a día. Pero no se molestan a ver lo que ellos hacen.

Estoy metida en este maldito mundo, únicamente por la muerte de mi familia y la de mi esposa. Mi mayor fuerza fue la... ¡Venganza!

Mi desgracia empezó cuando regresaba de mi trabajo. Al poner un pie dentro de mi casa una oleada de escalofrío inundo todo mi sistema, dije, ¡un presagio! No espero que el tiempo avance e inmediatamente corro abrir la puerta, saco mis llaves, la introduzco y con demasiada ansiedad abro la puerta.

[Flashback]

¡Está todo oscuro! Toda la casa está oscura y asolada.

Estiro mi mano derecha y le doy clic al suiche de la iluminación de toda la casa, en milésimas de segundo la iluminación de toda la casa se hace vidente. Me quedo en shock, mi cuerpo se congela y mi mirada se pierde en el albedrío, sin saber qué hacer o como reaccionar.

Un oscuro horror embarga toma mi garganta, en cámara lenta caigo arrodillado al suelo, mi cuerpo se estremece y se enfría, mientras que mis ojos ven la perdición de mi corazón…

¡¡¡Mi familia…!!! ¡¡¡Mi familia…!!! ¡¡¡Todos están muertos!!! ¡¡¡Nooo…!!! Porque… Porque… ¡Porque me has quitado lo más preciado que he tenido! ¿Por qué?

Mis padres… Mi esposa…

¡Dios…! ¡¡¡Que todo esto esa una mentira!!! Te exijo que lo revivas… No te lo lleves… ¡Llévame a mí…!

Arrastro mi cuerpo hasta donde están los cadáveres de mi familia. Sus cuerpos están tendidos en el suelo, desangrados, con perforaciones en su corazón y cabeza. Los acribillaron sin asco, sin piedad, dejando tres cuerpos sin vida…

Aaahhh… Mamita linda, ¡despierta! Por favor, no me dejes madrecita, no se vayan sin mí.

¡Les ordeno que despierten…! No me dejen solo, no quiero estar solo.

—Hermano —su voz se desvaneció en un susurro.

—¿Quién fue? —grito.

—Esto fue un ajuste de cuentas —sisea—. Tu esposa no quiso abogar por el empresario que hace trabajos ilícitos.

—Encárgate del sepelio de mis padres y de mi esposa —me levanto y le doy una última mirada a mi familia—. Prometo no tardar mucho tiempo.

¡Venganza! En este maldito mundo no existe la justicia y menos la divina, así que me encargaré de que los malditos que mataron a mi familia, hasta el que lo ordeno y lo deseo, morirán.

Hoy renace un hombre intocable, hoy renace un hombre sin corazón, hoy renace un hombre vengativo, hoy renace un nuevo hombre para la... ¡Mafia Rusa!

En este instante buscaré a Dylan, él es el único que me ayudara a tener un cierto poder en su organización, y después seré yo el que me encarguen en crecer.

¿Quién es Dylan? Es más ni menos el amigo de mi padre…

[Fin del Flashback]

—Mi hermano quiere hablar contigo —Liliam me pasa el teléfono.

—Aló.

—No dejes sola a mi hermana por nada del mundo —suplica, se escucha preocupado—. Mientras que yo iré a hablar con mi padre.

—Ella estará a salvo conmigo —aseguro—. No permitiré que nadie le haga daño y menos que le toque una sola hebra de cabello.

—¡Gracias! —exhala—. Una última cosa.

—Dime.

—No dejes que tu hermano se acerque a Liliam —dice secamente—, ya que él fue el traidor de tu familia.

—De que me estás hablando —grito.

—Te lo diré frente a frente, y con las pruebas que te harán abrir los ojos —declara—. Por ahora cuida de mi hermana—esa fueron sus últimas palabras, ya que colgó la llamada.

—Te sientes bien —Liliam se acerca toda angustiada.

—Todo bien —digo con desdén, pero mi cuerpo temblaba, mi corazón está palpitando como un loco desenfrenado.

—Espera… ¿Pasa algo? —toma de mi mano—. Tenemos que trabajar en equipo.

—Es momento que regresemos —le señalo otra salida—, esa salida que nos llevará directo al salón.

Liliam asiente y sin decir una sola palabra me sigue. Tan solo por estos momentos tengo que controlar la furia que se esparce por todo mi ser, la furia que desea matar y cesarse de más de una muerte.

Esta vez no dejaré que nadie lastime y mate algo que esta bajo mi dominio, excepto mi ex-hermano, ya que desde hoy lo desentierro para que sea mi futura venganza. La ansiedad y la sed de venganza incrementan.

—Máximo… —alza un poco la voz y yo reacciono—, hemos llegado.

—¿Qué? —volteo a ver a Liliam, lo primero que me percato es que su brazo está aferrado al mío, su rostro esta sereno, pero más allá veo preocupación. Se ve tan dulce y tan frágil a la vez.

—Hemos salido de tu laberinto de escondite —señala.

—Ooohh… Hasta que hora se digna en aparecer la pareja perfecta —exclama el imbécil de Gabriel.

Ese maldito perro hace acto de presencia, me siento de mal humor hasta el punto de ver a ese perro me causa náuseas y ganas de matarlo para que deje a mi familia en paz.

—¿Se te ofrece algo? —dije con un tono de arrogancia.

—Amor… Creo que ellos tienen curiosidad —habla con dulzura, ¿qué trama Liliam?—, de saber donde follamos o cuantas veces lo hicimos.

Todos los presentes tiran la bebida que estaban por segundos de digerir.

Qué ocurrencias la de esta niña, sin pelos en la lengua y sin el mínimo tapujo, declaro algo que ni por cerca. ¡Es una excelente actriz!

—¿Por qué no me invitaron? —dice Alfredo.

—Primero... porque no soy una puta —exclama—, y segundo, tú ni siquiera me llegas a los talones—dice con indiferencia.

Instantáneamente se escuchan las burlas de todo el salón, una chica denigro y desprecio al gran Alfredo. ¡Esto si es leyenda! Liliam tiene demasiados huevos, y por lo que veo no solo conmigo es improsulta, arrogante, indiferente, odiosa, y un sí número de gestos y actitudes.

—Esto es para todos —alzo la voz y decido seguirle la corriente a la chiquilla ocurrente—. La Srta. Liliam es mi novia oficial y el que quiera ofenderla es como si me estuvieran faltando el respeto a mí—en un dos por tres tomos a Liliam de la cintura, quedando frente a frente—. ¡Y eso se llamaría, guerra declarada!

Liliam.

Justamente cuando estaba hablando con mi hermano vi de reojo la perdición de recuerdos vagos del pobre Máximo, ya que sea había quedado estático, con esa mirada perdida y no se diga lo pasmado que se encuentra, literalmente una mirada horrorizada.

Qué estará pensando o qué estará planeando.

Viéndolo así, no me dan ganas de pelearle y de estarlo provocando, siento la necesidad de abrazarlo para que deje ir lo que siente o lo que lo atormenta.

¡Liliam, debiste ser psicóloga…!

Na-ah… No importa ser polifacética, aunque creo tener todos los requisitos para ser lo que se me plazca… ¡Wao! Claro, es más que obvio que mi ego esta por los cielos.

Mi pensar es que si tienes la fuerza de voluntad para tener y hacer lo que tú quieras, entonces el resto que valga m****a… Hoy eres tú y mañana siempre tú, no hay que olvidar que lo importante es solo tú.

Cuando termine la llamada con mi hermano y se lo pasó a él. Me he quedado sorprendida al escuchar... «Ella estará a salvo conmigo». Y lo menos inesperado... «No permitiré que nadie le haga daño y menos que le toque una sola hebra de cabello».

Esto es de celebrar, porque el corazón machista de Máximo se ha ablandado y eso es más que un milagro. ¿Qué es lo que le sucede? Quiero saber la receta, aunque la verdad soy un poco masoquista, ya que quiero nuevamente al imbécil de Máximo, es que es inevitable y emocionantes las discusiones que ambos tenemos.

¡Dios! No sabía que Dios cumpliría los milagros rápidamente, ya que me ha vuelto al hombre arrogante y machista.

Como un zombi me lleva al salón, ¡sí! Un zombi que controla solo su andar, menos su cerebro. ¿Dónde está Máximo?

Llegamos al salón de la reunión, y como ambos lo suponíamos, todos nos estaban esperando y el que sobresalía era el imbécil de Gabriel y el traidor del hermano de Máximo.

Como soy consciente que todos, los que están aquí son unos pervertidos, es ahí que mi faceta de actriz sobresale. ¡He dicho follar! Madre mía, quien me escuchara diría que soy una perra sexual. Ja, ja, ja, si supieran que soy una santurrona. Puedo ser todo en esta maldita vida, menos una adicta al sexo.

Mi justificación es que no tengo ni una experiencia. ¡Ninguna!

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo