Las horas pasan y a mi alrededor se empiezan a amontonar bolas de papel con intentos de una letra decente que terminan en nada, no es hasta que escucho mi teléfono sonando en mi mesita de noche por la alarma que programe para hoy que me levanto de esa incomoda silla del escritorio y la apago para estirarme haciendo sonar los huesos de mi espalda, decidida a continuar con mi labor después de una buena taza de café me dirijo a la cocina para servírmela y volver a la habitación con ella y proseguir, ignoro los ruidos procedentes del exterior de la estancia que hacen mis amigos indicando que ya están en pie, no es hasta que termino de escribir la última estrofa de la que creo es la letra definitiva para la melodía que había creado horas antes que no vuelvo a coger la guitarra para hacer una primera interpretación de ambas partes juntas y sonriso mientras canto porque en definitiva me gusta lo que h