Capítulo 2: Gracias por todo Sr. Miller

Por que esta es mi oficina jóvenes.-

La cara de los becados era de sorpresa, la descripción física de la enfermera jefe era totalmente distinta a la que tenían enfrente, les dijeron que era una mujer mayor de cincuenta años, corpulenta y con voz de fumador crónico, pero era menuda, aparentaba menos de 22 años y su voz era suave.-

-          Supongo que el Dr. Scheneider les dio una descripción física errónea…- suspiró- le encanta hacerle esa jugada a los nuevos.- Anais Castell, enfermera supervisora de cirugía y gran                quemado, espero sea una experiencia inolvidable.- pasó entre ellos y abrió su oficina.- Adelante, prefiero conversar con ustedes aquí, en el pasillo generaremos desorden.-

-          Muchas gracias.-

Los hizo tomar asiento en un sillón a los cuatro y ella afirmó su trasero en el escritorio.

-          Con respecto a mi apodo…-

-          Lo sentimos mucho, perdónenos por favor.-

-          No hay problema… en parte es verdad, si ustedes se equivocan con alguno de los pacientes o los tratan de forma inhumana, seré su verdugo, no olviden que son personas, no partes de un cuerpo.- el tono dominante era amenazador aunque hablara despacio.

-          Eso nos recuerda siempre el Dr. Scheneider.-

-          Espero no lo olviden, por otro lado no tolero los atrasos, el desorden ni que desconozcan el nombre de sus pacientes a cargo, sus futuros pares son quienes los evaluaran si son competentes en su especialidad, pero yo soy quién observa las otras competencias día a día.-

-          Sí señorita..-

-          Cuiden el lenguaje que usan con las enfermeras y pacientes, no los tuteen se los advierto y si siento olor a cigarro en sus batas no los dejaré hacer la visita.- les apuntó con la carpeta.

-          ….-

-          El Dr. Scheneider saldrá en media hora de una cirugía, por mientras les mostraré como funciona el piso.

Anais les mostró el servicio, las habitaciones, el estar médico, sala de procedimientos y clínica. Estaba en ello cuando su colega de piso le llamó con la mano.

-          Inés, alguna novedad?-

-          Me llamó la colega que está en el servicio de medicina, el Sr. Miller está agonizando, está con dolor, pero no permite que le administren nada, quiere estar despierto hasta que venga su hijo, no logran persuadirlo.-

-          Bajo enseguida, revisé los controles de signos vitales de mis pacientes no hay alteraciones, puede llegar alguno de pabellón, me ausentaré 10 minutos.- pidió fingiendo calma, pero en el fondo estaba nerviosa.

-          Cualquier cosa le aviso, ese señor… Ud. Lo quiere mucho, se nota.-

-          Es como un segundo padre para mí, por eso pedí que lo trasladaran a esta clínica, su hijo vive en el extranjero, no tiene esposa así que está muy solo.-

-          Es una pena que siendo tan joven no se pueda hacer algo por él.-

-          Las enfermedades son así. – se encogió de hombros.-Por favor lleva a los becados a la oficina del jefe de cirugía y que lean los protocolos de la clínica.-

-          Sí.-

Anais subió corriendo las escaleras de emergencia, tocó la puerta antes de entrar, el hombre de 55 años, le invitó a pasar con voz débil, ella le dio una cálida sonrisa. -

-          Sr. Miller…- se aplicó alcohol en las manos antes de tocarlo- ¿cómo se siente? Si tiene dolor debe pedir un refuerzo- le tomó la mano entre las suyas.-

El hombre estaba conectado a una mascarilla de oxígeno, pálido y en los huesos, su cabello había encanecido debido al estrés, sus rasgos seguían siendo atractivos, los ojos color ámbar se apagaban poco a poco. Anais miró el monitor de signos vitales al que estaba conectado, su vida se estaba apagando igual que una vela.-

-          Estoy bien hija mía, las niñas de este lugar me tratan muy bien, siento interrumpir tus tareas diarias.-

-          No se preocupe, tengo todo bajo control, le dije que si necesitaba algo me avisara… siente dolor?-

-          El dolor vuelve por momentos, el médico me dijo que están usando todos los medicamentos que tienen disponibles.- apretó los ojos, realmente le dolía.

Anais revisó la vía venosa y los sueros conectados a ella, le estaban administrando morfina por infusión y le habían agregado esta mañana clorpromazina, lo notaba más somnoliento.-

-          Si quiere puedo pedir que le administren una dosis de emergencia-

-          No es necesario, estoy los suficientemente mareado como para otra dosis de medicamento… cómo está Lili?- preguntó.

-          Está en el colegio- le dio un beso en la frente- le envió eso de su parte.-

-          Es una linda niña… debes cuidarla mucho… me hubiese gustado verla crecer, por lo menos pudimos compartir estos años, no sabes lo dichoso que fui gracias a ella.-

-          Ella… siempre… lo recordará…- la voz le temblaba, trataba de aguantarse las lágrimas.

-          Gracias… por permitirle llamarme abuelo…- sonreía emocionado – ….las estaré cuidando…desde el cielo….-

-          …- Se tuvo que inclinar para esconder las lágrimas…- … No… es … justo… le dije tantas veces… que se hiciera un chequeo…-

El Sr. Miller le secó con su dedo las lágrimas, le hizo cariño en la mejilla.

- No llores… quiero recordar esa linda sonrisa…hiciste de todo para encontrar un tratamiento para mí… pero ya estaba por todo mi cuerpo… me has cuidado tanto… aunque ya no seas mi nuera… serás siempre mi preciosa hija….- se cansaba al hablar, por lo que hacía pausas para continuar la conversación.

-          Déjeme administrarle algo más para el dolor… por favor….- suplicaba.-…no se aguante… hágalo por mí…

-          … mi hijo ya llegó al país…. Lo ví en la televisión…no quiero… hablar estupideces por los fármacos…- balbuceaba.

-          Será una dosis pequeña… no lo hará dormirse… se lo prometo…-

-          No me estás mintiendo?-

-          No. Puedo llamar a la enfermera entonces?-

-          Ve por ella…- asintió.-

Anais tocó el timbre y la enfermera llegó a la habitación.-

-          Buen día qué necesita?- saludó- Al ver a la enfermera jefe de medicina se sobresaltó.- Señorita vino hoy también.-

-          Por supuesto. El Sr. Miller accedió a que le administres el fármaco de rescate, pero antes pídele a su doctor que le de una dosis más baja, vi su ficha y puede ser muy fuerte para él.-

-          Gracias por la observación, el tratante está en la oficina, pediré el cambio y vengo… -salió de inmediato.

-          Te tienen miedo?- se marcaron margaritas en sus mejillas- Si eres una chica muy dulce…-

-          Este trabajo es un poco duro, si me muestro demasiado blanda suelen verlo como debilidad.-  le mojó los labios con un trozo de hielo.-

-          Te quedarás hasta que regrese la enfermera?-

-          Soy un tanto desconfiada, me quedaré más tranquila si lo veo mejor.-

-          No voy a rechazarlo.-

-          No es la primera vez que me engaña.-

-          Te quiero pequeña Ann… Tom… fue muy tonto al dejarte…-

-          No se amargue por eso, ya han pasado 6 años.- le acarició el cabello.-

La enfermera llegó con una jeringa cargada, le pasó el medicamento directo en la vena, se quedó unos minutos revisando su reacción y luego le hizo un gesto con la cabeza, le estaba agradeciendo por persuadirlo.-

-          Debo ir a cuidar mis otros pacientes…- no quería marcharse, tenía una pesadez en el pecho desde que despertó, las manos de su ex suegro estaban frías y muy blancas, cada vez respiraba más lento… no podía estar ahí cuando su ex marido llegara. Tomó la cara del hombre con sus manos y le dio un beso en la frente, él también le dio otro en el mismo lugar y le palmeo la cabeza, sus ojos decían que era una despedida.-

Con un nudo en la garganta salió de la habitación, respiró hondo para calmarse y regresar a su piso, subió por las escaleras, un hombre alto, con jockey, gafas negras y una mascarilla negra se bajó del ascensor escoltado con dos guardaespaldas corpulentos, se cruzó con ellos, no le dio ningún significado, era una clínica dónde solían ingresar ricos y famosos.

Su suegro era un pintor destacado, accedió a cambiarse del otro centro de salud pues sabía estaría más cómodo en este lugar y podría verla a ella también. Su celular vibró en ese momento.-

“ Tom está en medicina, acaba de ingresar a la habitación de su padre”- leyó en el mensaje de texto enviado por Ginger.-

-          Él hombre  de la escalera…- se asustó- … llevaba la cofia puesta, no debió reconocerme.- se auto convenció.-

Ginger le informaba todos los cambios de su exsuegro por mensaje de texto, ella igual leía la ficha electrónica, cuando tenía un espacio. El resto del día fue sumamente ocupado, entre curaciones, exámenes e ingresos no tuvo tiempo ni de comer. Ya eran las cuatro de la tarde cuando Ginger fue por ella a la oficina con el semblante apagado.-

-          Lo siento mucho Ani…-

Se le cayó la taza de las manos…- él…-

-          Falleció hace unos minutos…-

Anais se sentó temblando, lloraba en silencio escondida sobre el escritorio, su colega se acercó para consolarla.

-          Hiciste lo que pudiste… él estaba feliz… Tom se quedó junto a él… se reconciliaron…-

-          Sufrió mucho?-

-          Se quedó dormido, tenía una expresión de paz en su rostro…-

-          Tom… sigue en su habitación?- preguntó gimoteando.-

-          Sí… él estaba destrozado… -

-          Todo fue tan repentino… - suspiró- el sr. Miller, tenía todo organizado, su testamento y el servicio fúnebre.-

-          Trataré de averiguar dónde y cuándo será el funeral… le dirás a Liliana?-

-          Ella sabía que estaba enfermo… no sé como abordar esto…- decía secándose las lágrimas.-

-          Te llevaré a casa, no estás en condiciones de irte sola.- le abrazaba por la espalda.-

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