Capítulo 3

Samantha.

[Flashback]

Nos han traído a una bodega y no entiendo por qué, siento mucho miedo, estas personas no me brindan para nada confianza y no sé que es lo que está pensando con Fabián. Entramos a una bodega muy desierta, el hombre tatuado le reclama a Fabián de un dinero que le debe y al parecer es mucho y no solo eso me estoy enterando, ahora Fabián es adicto a las drogas, no sé qué hacer, jamás noté que Fabián fuera un adicto, comienzo a ponerme nerviosa y necesito que Fabián me dé una explicación.

Fabián se pone nervioso y le dice al hombre tatuado que me ofrece como su deuda y que si no me recibe me puede vender con otro, que le pasa yo soy su esposa y antes de eso era su novia, no entiendo que es lo que está pasando aquí, el pánico comienza hacer presencia en todo mi cuerpo, no quiero quedarme aquí, no quiero que me venda, no quiero morir.

Tengo que hacer algo y lo primero que se me vino a la mente es correr, comienzo a correr y todos notan mi acto, cuando abro la puerta de la bodega veo afuera que hay muchos hombres armados, ahora sí perdí las esperanzas, ahora sí estoy muerta, los hombres me apuntan con sus armas y yo estoy que me desmayó del miedo, siento que alguien me toma del pelo y me comienza arrastras hacia dentro, yo lucho para que me suelte.

[Fin del Flashback]

—Suéltame imbécil que me estás lastimando —intento hacerme fuerte, pero esto me da miedo.

—Quédate aquí Samantha y no me hagas perder la cordura —Fabián viene a mí, me agarra del cabello con fuerza, me arrastra hasta tirarme en el suelo.

¿Quién es Fabián? ¿Dónde está el Fabián que conocí? ¿Dónde está el Fabián con quien me case? Me levanto para enfrentarlo y no me importa el dolor que siento.

—Déjame en paz Fabián, déjame ir, yo no tengo que  ver nada con tus negocios y tus vicios —grito todo lo que pueda, pero se me viene a la mente que estoy en un lugar que nadie me rescatará.

—Cállate Samantha, si no obedeces mato a tus padres y a tu dulce hermanita —me suelto a llorar, mi familia no tiene la culpa de nada.

—Muérete maldito —y le escupo la cara.

—Pero bien que aceptaste a este maldito como tu esposo —me da un golpe en la cara y yo caigo al suelo.

—Que bonito espectáculo el de ustedes, ya suelta a la mujer —a lo lejos puedo escuchar la voz de ese hombre—. Juan llévatela y si se pone agresiva ya sabes que hacer, ahora tú y yo hablaremos claro, en este momento te irás con un par de mis hombres y le entregarás mi dinero y mientras te permitiré vivir—a pesar de que me duele mi cara por el golpe que me dio puedo escuchar lo que el tatuado le ordena.

—Sí, señor como usted diga —luego de que los hombres me levantan veo que Fabián se va escoltando con otro grupo de hombres.

—¿Dónde me llevan?

—Ya verás muñequita… —el tatuado se acerca a mí, me da miedo su presencia y esa mirada aterradora.

— Por favor no me hagan daño —suplico—. Fabián, ayúdame, no me puedes dejar aquí, te lo pido, ¡Fabián, no me dejes!, yo sé que tú no eres una mala persona ¡¡¡Maldita sea Fabián!!! —doy un grito desgarrador, me suelto a llorar.

¿Por qué?, por qué me pasa esto, Dios mío ayúdame y no me desampares, tengo mucho temor que estas personas me hagan algo malo, tengo mucho miedo que lastimen a mi familia, que alguien me ayude, padre que estás en los cielos aceptas mis súplicas, ayúdame no quiero morir así, perdón por escoger a un mal hombre, perdón por confiar en hombre que tenía vestidura de oveja y por dentro es todo un lobo mentiroso y traidor.

—Él no te ayudará jamás, él prefiere salvar su vida antes que la tuya, pero te diré algo que tal vez te consuele —guardo silencio al escuchar la voz gruesa del tatuado—, él pagará por todo lo que te ha hecho y también pagará por lo que me debe

—¿Qué le harás?, por favor ten piedad de mí y no me lastimes —suplico.

—Lo mataré, pero si tú te portas bien quizás te perdone la vida —trago grueso, sí que este hombre da mucho miedo.

***

Voy en el auto del tipo tatuado, no se me ocurre nada para poder escapar, todos aquí tienen armas y a la vez me dan mucho miedo, no sé qué pensar con lo que me dijo que mataría a Fabián sí o sí y de corazón no me importa que le pase al maldito porque él no se compadeció de mí, el muy maldito me pegó y todavía me vendió como un objeto, maldita sea el día que lo conocí, jamás noté que él fuese un adicto, jamás mostró un cambio, él siempre fue un chico formal y trabajador, bueno eso es lo que él me hizo pensar.

Cómo estarán mis padres, no puedo permitir que nadie les haga daño nadie y parece que esta gente es peligrosa y no sé que estaba pensando el estúpido de Fabián al meterse con este tipo de gente.

—Te comieron la lengua los ratones —el hombre tatuado me habla y mi vista se fueron directos a sus ojos verdes.

—No —niego con la cabeza.

—Y solo “¡no!” puedes decir —y qué le pasa a este tipo, no me diga que ahora anda de buen humor.

—Por favor señor tatuado, déjeme ir —y me cierro la boca, que estúpida fui, no fui consciente de mis palabras y le dije lo que pensaba.

—Así que soy señor tatuador para ti —esboza una enorme sonrisa—. Juan necesitó que bajen todos y me esperen afuera—no sé qué hice. 

Viste Samantha por tu estupidez provocaste al señor tatuador y ahora te dejarán sola con él.

—Perdón no fue mi intención ofender —todos salieron y me dejaron sola con el señor tatuador.

Mira niña, tú no tienes nada que ver con mis negocios y con los adictos que me deben, pero tú escuchaste al imbécil del adicto que te vendió, con gusto te dejaría libre, pero después tú resultarías ser un problema para mí y eso incluiría matarte, y tú sabes bien que si no te aceptaba el adicto te vendería a otro postor para ser el día de mañana un prepago —estoy procesando toda la información.

—Señor, pero prometo por lo único que tengo que ser mi Familia que no le diré a nadie —insisto, cierro mis ojos y empiezo a jurarle por Dios y mi familia.

—No es así de sencillo, niña, todo tiene consecuencia y tengo que pensar qué haré contigo —niega, aparecer lo que hago es en vano porque a él le divierte.

—Señor tatuad… —no termine la palabra y agache mi cabeza, tengo miedo, el señor tatuador tiene toda la razón en decir que otro ya estuviera prostituyéndome.

—Por el momento tú estarás donde yo esté y después veré qué haré contigo y si te portas bien tal vez podría ser una excepción —bueno ya es una esperanza—. Ah, y mi nombre es Rafael, el jefe de la Mafia Rusa—enfatiza, mi cuerpo se congeló del miedo, no puedo creer que Fabián se metió con gente poderosa y peligrosa, jamás tendré esperanza estoy segura de que él me matará.

—No me diga más, no quiero saber nada y decida lo que tiene que decidir, pero sí su decisión es mandarme con otro hombre mejor máteme, le ruego y doy mi vida por mi familia, no quiero que le hagan daño a mi familia por culpa mía.

—Tranquila, aquí nadie matará a nadie, por el momento —recalca—. Tú, desde el momento que te casaste con ese infeliz ya los problemas los llevas cargado encima, tu esposo adicto no solo a mí me debe, le debe a otras organizaciones y te puedo jurar que no son tan blando como lo estoy haciendo contigo—trago grueso, mis ojos nuevamente salpican.

—Eso quiere decir que mi familia está en peligro —abro mis ojos de golpe.

—Seguramente y agradéceme que en este momento tú serás viuda y ya no seguirás casada con un miserable que te vendió.

 ¿Qué está diciendo?.

—Pero nosotros no tenemos nada que ver.

— Te diré algo niña, a mí no me gusta que me traicionen y el que me la paga me las paga de una u otra manera, pero siempre me las pagan, yo decidí ser el primero en matar a tu querido esposo porque él tenía precio para otras organizaciones y como te digo yo soy exclusivo —me suelto a llorar, no lo puedo creer, ¡Fabián está muerto!, pero por su maldita adicción todos estamos en peligro y ahora tenemos que pagar algo que no tenemos que ver.

—Señor, gracias por no dejar que me vendiera —agradezco porque no quiero que me mate y menos que cambie de opinión—, pero en estos momentos tengo que buscar a mi familia para llevarme lejos y que no le hagan nada, ellos son inocente igual que yo.

—Dame unos días, veré qué pasará con tu vida y la vida de tu familia, ahora salgamos del auto y acompáñame.

Salgo del auto y veo a mi alrededor una cabaña grande con muchos hombres armados, yo sigo al hombre tatuador perdón es Rafael, no tengo forma como escapar y si me revelo no sé qué pasará con la vida de mi familia porque me imagino que este hombre sabe todo de mí y no me conviene que se enoje porque ahí si no dudará en matarme y en matar a mi familia, entramos a la cabaña y el gran jefe de la mafia. El tatuado le dice al otro hombre que me lleve a una habitación.

—Acompáñame —asiento con mi cabeza y sigo al hombre armado que se llama Juan.

—Todo esto me da miedo —hablé en voz baja.

***

—Aquí es la habitación donde dormirás y hoy tienes suerte que el jefe no te haya matado junto con tu marido de cuarta —no sé si agradecer por salvarme o morir por lo que me hizo Fabián—, un consejo no te pases de lista y no provoques al jefe porque ahí sí te diré que nadie te podrá ayudar a ti y ni a tu familia.

Les prometo que me portaré bien —siseo.

—Toma esta ropa y quítate ese mugroso vestido de viudas, sabes que pienso que toda esa fiesta fue un desperdicio de dinero y no es porque sea fijado en el dinero, la realidad es otra y es que todo fue una farsa y tu dizque marido te vendió como una cualquiera, me das lástima mujer, mucha lástima —me suelto a llorar porque todo lo que dice es verdad.

—Mátame si quieres y ya sé que mi maldita vida no vale para nada —caigo sobre la alfombra, quedando de rodillas.

—Con llorar no haces nada, deberías ser inteligente y buscar la manera de luchar por lo que verdaderamente quieres en esta puta vida —el hombre me sujeta del brazo y me levanta.

—Ay, por qué me tratas mal y después me aconsejas.

—Primero que nada no te he tratado mal, solo te digo la realidad de las cosas y segundo; te digo esto para qué con el primer obstáculo que tengas no te des por vencida, todo esto te lo digo porque eres la primera persona que el jefe perdona la vida.

¡Eso es bueno o malo!

—Pero de qué sirve que me haya salvado la vida si estoy aquí encerrada y no puedo estar con mi familia.

—Piensa muy bien lo que dices, te dejaré esto de tarea como dicen "si tienes vida, tienes esperanza" analizarlo y después me dices que entendiste, y si me permites te dejo descansar —el hombre me suelta del brazo para luego dejarme sola en esta habitación grande.  

Rafael.

Me dio mucha gracia que ella me dijera señor tatuador, esa mujer tiene muchas ocurrencias y no sé que me dio el día de hoy que le perdone la vida, cuando se estaba subiendo al auto y pidiendo ayuda al malnacido del adicto sentí que ella no tenía nada que ver con lo que el adicto me debía, pero si la dejo ir cualquiera organización la matará.

Ella está en la habitación como usted ordenó.

—Está bien, Juan te puedes sentar, quiero discutir unos puntos contigo —le señalo el sofá que está frente al mío.

—Dígame jefe, para que soy bueno.

—¿Qué haremos con esa mujer?

—Por el momento mantenerla aquí y después la puede dejar ir, pero a otro país —su sugerencia me gusta.

—Esa es una buena idea, pero antes de todo quiero que mandes a los padres de esa mujer lejos, tú inventa todo lo que tú quieras, pero haz que se vayan del país y que las demás organizaciones no los vinculen con el adicto de Fabián —estoy siendo el buen samaritano del que no deseaba ser.

—No se preocupe señor de eso me encargo yo, pero le puedo preguntar por qué se compadeció de la joven.

—Es que estoy cansado y por eso hoy fue el día del perdón —ni yo mismo me creo ese cuento.

—Oooh, jefe, pero solo perdono a la joven porque el adicto ya está muerto, él muy miserable tenía el dinero guardado, al parecer estafaba a la gente ignorante de los que piensan que todos en esta vida son buenos.

—Que buena noticia me estás dando y que te han informado mis hombres con lo de Liz —preguntó, quiero saber más de ella.

—Señor olvidé a la señora Liz, acuérdese que está casada con el jefe.

 ¡Jamás!

—Que olvide a Liz, pero quien te crees para decirme semejante estupidez —me levanto de golpe—. Ella es y será siempre el amor de mi vida, ¡entiende eso Juan!, tú ni nadie me harán cambiar de opinión y no me importa con quien esté casada, tanto como él y yo somos poderosos y no le tengo miedo a él ni a nadie—en par de segundos la sangre empieza a hervir.

— Perdón jefe, le prometo que no volverá a pasar y ya me comunico con el hombre que tenemos vigilando a la señora Liz —se levanta.

—Eso me gusta Juan y así quiero que sea de ahora en adelante, el tema de Liz es sagrado y tú sabes que si se meten con ella, se meten conmigo, así que retiraré que mi buen humor se esfumó le señalo la salida.

Me pone de mal humor que opinen de mi vida, nadie entiende que mi vida es Liz y es la única que puede librarme de este monstruo que me estoy convirtiendo, me siento desesperado, ¡quisiera en este momento robármela!, y no me importa si no me ama, pero creo que a su tiempo ella puede aprender amarme.

Maldito Dylan, cuánto deseo que este muerto y ser yo el que ocupa tu lugar; ser yo el que abraza ese cuerpo, ser yo él que probara esos labios ricos, ser yo el que comiera, saboreara cada partecita y rinconcito de su cuerpo. Maldita sea, no aguanto más esta incertidumbre y es mejor actuar lo más rápido posible.

Voy a raptar a Liz y me la llevaré lejos dónde Dylan jamás la encuentre.

Tengo que comunicarme con Dominik, sé que él me ayudara con todo lo que tengo planeado. Dominik adora a Liz porque es su única hermana, pero yo me lo he ganado y él me prefiere a mí que a Dylan, pobre Dylan no sabe lo que le espera, que disfrute estos días a Liz porque pronto soy yo el que la tendré para toda la vida, seré yo el único amor que ella tenga, seré el único que estará en su cama, y ya estando ella a mi lado tendremos hijos y seremos la familia perfecta.

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