Capítulo 5

¿Qué es la amistad? La amistad es una relación afectiva entre dos o más personas. Para mí la amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida, ya que tiene presencia en distintas etapas de la vida y en diferentes grados de importancia y trascendencia. Para no alargar la teoría científicamente de la amistad, lo mejor será prolongarla sentimentalmente. La amistad que tengo con Kiara es lo más valioso que me ha quedado incrustado en mi corazón y sé que últimamente no he sido la mejor amiga que digamos.

No me gusta este sentimiento amargo que tengo en este momento, creo que todo esto se debe por como deje a Óscar, aunque él tiene que entenderme un poquito y apoyarme en todo lo referente a mi amiga Kiara, porque hace un día él estaba babeando por Kiara o lo debe estar. La verdad que no estoy segura del cual es el amor que él anhela tener en estos momentos. 

¿Será que un a costón cambie el corazón de la persona?

Me encuentro en un vehículo junto con un desconocido y mis instintos se alertan ante cualquier turbulento, no quiero ser secuestrada, después violada y al final asesinada. “Que estúpida te escuchas Adara”. Lucho con mi subconsciente y sinceramente no me ha dejado contenta que digamos por qué se está burlando de mi imaginación.

Apoyo mi cabeza en el vidrio polarizado del vehículo, mis ojos se ilustran por las calles de Dublín. Cierro mis ojos e inhalo y exhalo, necesito meditar y controlar mis chacras. ¿Chacras?

Desde cuando tú eres religiosa o crees en la línea de los mundos paralelos o de los espacios. Me reprendo porque sinceramente solo soy creyente de Dios y por allá del karma del universo.

(...)

—Llegamos señorita —escucho un susurro y de tanta insistencia como si tal fuera un despertador. Sin ningún humor abro mis ojos como toda una loca endemoniada.

—Ya lo note —exclame. Después abrí mis ojos y lo primero que veo es la cara divertida del chico, me sonrojo toda apenada y de primeras a primeras solo asiento, él tiene que entender que es mi cansancio el que domina mi estado de humor.

Con ayuda del chofer o sombra del gran señor, salgo del automóvil. ¡Wao! El jardín del edén, lo primero que veo al bajarme del auto es el jardín celestial, mis ojos se ilustran con tanta belleza y sinceramente no soy capaz de alejarme de este lugar mágico. Con la iluminación de la luna puedo ver la gran Mansión que tengo frente de mí ¡es un palacio!

—Pasemos señorita —la sombra sin nombre se acerca. Si le digo así es porque no sé su nombre.

—Adara… —Grita. Kiara sale de la mansión y corre hacia mí.

—Que ha pasado nena —musito. La abrazó y la veo a los ojos y de primeras se me estruja mi corazón al verla llorar y toda demacrada. Lleva poco tiempo que se fue de mi lado y ahora que la veo me entristece.

—Está en el despacho —toma una bocanada de aire—. Nadie lo ha podido controlar... Siento miedo que haga algo que no quiero y ni espero —solo de imaginarme se me encoge el corazón y lo único que quiero hacer es protegerla y quitarle ese dolor.

—Todo pasará —susurro.

—Ayúdame… Adara, tú estudiaste psicología.

¿Qué? Hoy en día odio esa carrera, mi madre siempre quiso que estudiara lo que ella y mi papá estudiaron, pero después de la muerte de ellos no pienso lo mismo, ya no quiero recordar el dolor que oscurece mi corazón.

—Tranquilízate primero y luego me dices dónde está él —asiente.

Kiara me guía hacia dentro de la gran mansión, y veo todo en tinieblas, ella se percata y se va directo a dar iluminación con el gran calendario de lujo, por un momento me quedo anonadada, pero como mi conciencia es muy sensata, ella misma me saca de la curiosidad, la hipnotización y admiración de la mansión. Me reclama diciéndome que he venido aquí solamente para ayudar a mi gran amiga y no de paseo. ¡Maldita conciencia! Me enfurezco porque tiene mucha razón. Al ver iluminación a mi alrededor logró ver una inmensa sala y frente de la puerta está una escalera de doce escalones, al llegar al último escalón de derecha a izquierda se unen otras escaleras más, como si abres camino y de la nada hay más de un camino.

—Te prometo que mañana te daré un tour, pero lo primordial es que me ayudes —sacudo mi cabeza y asiento con una media sonrisa. Kiara me guía al despacho, el que está en la planta baja de la casa. A mano derecha de las escaleras está una gran puerta de vidrio, con temblor en mis manos doy dos toques.

—Te espero en la habitación —susurra. La muy canija me ha dejado sola y yo estoy que tiemblo.

—¡Dije que no quería ver a nadie! —grita. Agarro valor de no sé donde, pero lo tomo, giró la manija de la puerta y para mi desgracia está sin cerradura.

Me enfurece su actitud y me adentro al estudio u oficina, lo que sea que tenga que ser, pero ya estoy dentro. ¡Mierda! He chocado con algo y no puedo adivinar que es porque todo está oscuro y como no tengo ojos de gato no puedo saber por donde camino y menos que sea adivina.

—Ay… —grito. Siento una descarga de adrenalina por todo el cuerpo.

 Estoy muy enfadada y todo porque me ha dado un susto tremendo.

—Qué haces aquí —exclama. Gruñe y la verdad que no me importa que se ponga de mal de humor.

—Quiero iluminación… Por favor… —suplico.

En un dos por tres se ilumina todo el lugar, mis ojos se iluminan y se sorprende al ver el estado en el que se encuentra Ryan. ¿Qué ha pasado aquí?

Tiene el torso desnudo, descalzo y lo único que lo acompaña es el pantalón de mezclilla, su cabello todo alborotado y su mirada perdida e hinchada. En su mano lleva una copa de licor ¡Está borracho! Eso lo deduje de una, él da dos pasos hacia mí y yo me armo de valor. ¿Por qué me abalanzo a la guerra y sin armamento?

—Oh… Adara. —susurra. 

Con un leve gruñido, sus brazos me toman deslizándose a mi alrededor, poniendo una mano en mi nuca, iniciando hacia atrás, mientras sus labios buscan los míos. Él jadea pegado a mi boca, y su beso tiene cualidad de pasión y desespero.

El deseo estalla en mi cuerpo, solo somos lengua, aliento, manos y caricias, agregada una sensación dulce… Muy dulce.

De repente me aparto bruscamente, veo sus ojos turbios, los labios entreabiertos y respira con dificultad, así como me encuentro yo. Es imposible no deleitarse de lo atractivo, sensual y carnal de este hermoso y exquisito hombre. Yo muerdo el labio con toda la intención, él cierra un segundo sus ojos y luego los vuelve abrir, ardientemente.

—No lo vuelvas hacer —jadeo, con mucha dificultad le hablo.

—Me vuelves loco Adara —susurra con voz ronca.

—No lo vuelvas hacer Ryan  —grito, alterada. 

No permitiré que haga y deshaga conmigo como se le dé la regalada gana.

—Lo siento Adara, pero no podía quedarme quieto ante una gran tentación —me aterra caer en sus garras, no puedo permitir que él se salga con la suya.

—¿Qué pretendes con esta actitud Ryan?, ya no eres un niño, únicamente estoy aquí por mi amiga, ella se desvive por ti y no quiere que te hagas daño —se queda estupefacto con cada palabra que le digo.

—Soy capaz de dejarla ahora mismo por ti, no la quiero Adara. ¡Yo te quiero a ti mi amor! —súplica.

—Yo no quiero eso, ella es tu novia y yo no quiero que terminen por un capricho tuyo. Ahora dime por qué te comportas así —baja su mirada por un segundo, pero cuando la levanta veo lágrimas sus ojos. 

Ooohhh… Por Dios. ¡No!

—Estoy así por ti… No quiero que ningún hijo de puta te toque, no… No quiero que nadie te toque —sisea entre dientes.

El pánico se apodera de mi sistema, me es difícil identificar el estado furioso de él, siento terror al verlo así, ahora comprendo el estado de nerviosismo de Kiara.

Lo que no comprendo es porque actúa de esta manera dado que nos acabamos de conocer y lo último es que es novio de mi amiga y yo solo soy una desconocida, esto se tiene nombre y se llama, “obsesión”.

—Tranquilízate y mejor hablemos —musito.

—Prométeme que no estarás con ese hijo de puta —suaviza su voz—. No me provoques Adara —me sentencia.

—¡A mí no me amenaces! —espeto.

No tolero la injusticia. Ryan se está volviendo un dolor de cabeza y no soporto su control y sus celos.

—Tómalo como quieras y si no me crees, entonces pronto sabrás de mí —me tomó del brazo y me jala hacia él.

¡Mierda! Óscar tenía toda la razón, pero como soy una terca me pasan miles de cosas y cosas, no sé cómo controlar a un hombre guapo, borracho y sobre todo posesivo. Piensa, piensa… ¡Adara piensa!

—Dejemos de hablar de mi vida personal o de mi vida sentimental. He venido por mi amiga y no quiero que ella sufra. Ryan, ella sufre por verte así como estas —musito. 

Tengo que saber manejar esta situación, porque él está tomado y no tiene el cien por ciento de cordura.

—Quiero que me acompañes a un lugar importante para mí —propone de golpe.

¿Qué? Me he quedado con la boca abierta.

—Eso es chantaje Ryan Connor —se le dibuja una línea en sus labios.

—No haré nada que tú no quieras, acompáñame Adara.

¿Qué pretende?

—No puedo, mejor que vaya Kiara —frunce el ceño.

—Nooo… Mejor coopera o si no le digo a Kiara que aquí se acabó todo —se aleja de con brusquedad—. Me importa una m****a ella, desde que te conocí, mi mundo se ha vuelto patas para arriba y ahora solo quiere girar en torno a ti, no he podido sacarte de mi cabeza y me descontrola imaginar, saber y ver que estés con un hijo de puta —¿Dónde está Kiara? Ella me ha metido en esto y ahora quiero que me saque de la perdición de mi descontrol.

¿Podre resistir?

—Como tú digas Ryan, pero que sea la última vez que me pides una cosa como esta —le sentenció.

—NO… 

¿NO? Solo ¡No!

—Estás en paños menores Ryan —sonríe y sin perder el tiempo, toma una playera que estaba en el escritorio y luego se pone el par de zapatillas. Me he quedado como una estúpida hipnotizada por algo que no es mío.

Ryan me tomó de la mano y me jala para salir del despacho, intento zafarme de él, pero entre más lo intento más me estruja la mano. Percibo que está furioso y su rabia es palpable. ¡Control! Tengo que controlarme porque si no perderé la cabeza junto con él, no soportó que un hombre me controle y menos que sea tan posesivo. Salimos en un dos por tres de la casa y mi temor más grande es que Kiara nos vea.

—No quiero hacerle esto a mi amiga Ryan. Entiende que mi amiga es todo lo que tengo —le suplico.

Kiara se preguntará a dónde me fui. ¿Qué le diré? Es muy injusto todo lo que me está pasando, trato de alejarme del pecado y de las tentaciones, pero son ellos los que me jalan y me hace recaer una y otra vez. Me quejo de dolor y ni eso lo limita a detenerse, quiero gritar, pero sería estúpido hacerlo.

—Paolo... Es momento de irnos —exclama con autoridad.

—Esperen… 

¡Oh, por Dios! Kiara… Trato de soltarme de las manos de Ryan Pero el muy imbécil no me lo permite. Siento que voy a palidecer, estoy pidiéndole al universo que me trague o que me lleve de una puta vez.

—Se te ofrece algo Kiara —habló secamente. Kiara se sorprende y sus ojos se quedan penetrados en la mano de Ryan.

—¿Dónde van Adara? —trago grueso y siento que voy a desmayarme.

—Se encuentra mal y creo que es el cansancio Kiara. Eres una mala amiga, como le puedes decir que venga y teniendo el conocimiento de que ella viene de trabajar —exclamó con voz firme. 

Esa fue la excusa más barata que he escuchado Ryan.

—Perdón —musita.

—Ve a descansar Kiara, yo iré a dejar Adara a su apartamento y yo regresaré hasta mañana porque se me presento una reunión familiar —Kiara sonríe y viene ante mí.

—Gracias por la ayuda mi dulce amiga, prometo que te lo recompensaré —me guiña un ojo y yo estoy que enfurezco por todas las pendejadas que he hecho.

—Amor, te esperaré como a ti te gusta —con su sensual y dulce voz le susurra al oído a Ryan, luego le da un casto beso. 

¡Por Dios! Qué he hecho para merecer esto.

Me quedo perpleja y con un vuelco en mi corazón. Kiara se despide y después veo cómo su silueta se aleja de nosotros. Ryan le dice a sus miles de hombres que cuiden de Kiara, después el desgraciado me hace entrar a los asientos de la parte trasera del auto, entre primero al auto y  después él, mi furia sigue como un volcán activo, solos se necesita un toquecito para erupcionar.

—Perdón —susurro. 

¿Qué dijo? Mi mirada se dirige a la de él, y él se acerca a mí y toma con mucha delicadeza mi mano.

—Oooh… —sin pensarlo dos veces me fui encima de él y le di una tremenda bofetada. Es injusto lo que él está haciendo conmigo y yo como una estúpida hago lo que él me ordena, siempre seré la segundera en todo y creo que eso no es justo para mí porque tengo derecho de ser feliz.

Ryan me tomó de los brazos y con su fuerza me inmoviliza, luchó contra su fuerza, pero es muy predecible lo que pasa si lucho, todo es en vano porque mi fuerza no se compara con la de él. 

—Entre más te esfuerzas a odiarme, más te enamoras —susurra con los labios pegados a mi cuello, y sus besos empiezan a trazar un sendero hasta mis labios.

—No me conoces —digo con sequedad. En estos momentos tengo la adrenalina a mil por horas y lo único que quiero es matarlo.

—¿Por qué? ¿Por qué me desafías? 

—Quiero ir a mi apartamento —resoplo.

—Tú y yo hicimos un trato y mejor relájate porque el viaje es largo —inhalo... Exhalo… Inhalo… Exhalo…

—Déjame en paz Ryan. ¿Qué quieres de mí? Ya es tiempo que toda esta m****a se detenga, no quiero ser la segunda y tampoco quiero hacerle daño a mi única amiga —grito.

—Te demostraré lo que siento por ti. Perdón por lo de hace un momento, por eso terminaré cuanto antes con Kiara —¡Trágame tierra!

—¡Ryan…! —Farfulló exasperado.

—Así me llamo, mi amor —replicó, molesto.

Me rindo, no puedo seguir discutiendo con una persona terca, relajo los mis músculos y me quedo quieta pensando una solución a todos mis problemas, por un segundo pienso que en esta vida siempre encontrarás el camino de tu salvación o de la perdición. Siempre me imaginé una vida con un dios griego, pero el destino me mandó un Dios griego complicado y prohibido.

(...)

Poco a poco abro mis ojos y no me percato que estoy en terreno desconocido, levantó la cabeza para mirarle con semblante escéptico. Empiezo a ver por ambos lados y lo primero que me percato es que sigo en el auto y veo que todavía es de noche o de madrugada. ¿A dónde me lleva? Frunzo el ceño y mis ojos se penetran con los de él. Sus gestos son embriagador, se ve tan reluciente, ya que el hombre posesión o tomado ha quedado atrás, lo único que veo en su rostro es tranquilidad, paz y una iluminación radiante en su rostro.

—Eres… preciosa —repite con tono enfático.

—Cuánto tiempo llevamos y merezco saber a dónde nos dirigimos —murmuró.

—Cuanto falta Paolo —exclama autoritariamente. No me había percatado que iba la sombra de Ryan.

—Listo Señor Connor —el auto se detiene y el primero que sale es la sombra de Ryan.

— Estamos en la Isla de Dalkey, este es mi refugio y tú eres la única que lo conoce —¡Qué cliché! Quien se puede creer semejante estupidez.

—No soy ninguna ilusa y mejor di la verdad Ryan —exclamé, mi tono se escuchó más a reclamo que burla.

—Acompáñame y no reniegues, quiero que disfrutemos nuestra estadía en este magnífico y fresco lugar —sale del automóvil y no me queda de otra que seguirle.

¿Otra mansión? La sombra de Ryan dejó el auto en el parqueo, Ryan me tomó de la mano y la entrelaza entre mis dedos. Es inútil sobresaltarse en estos momentos, mis ojos se iluminan y a la vez desean una cama suave y cómoda para dormir como toda una princesa.

Para llegar a la puerta principal de la mansión tenemos que rodear la inmensa piscina añadida con una gran fuente, ilustrada de una gran cascada. La mansión consta de dos pisos más una terraza, eso es lo que puedo lograr ver a media noche.

—Te agradecería mucho si me das chance en un lugar cómodo y suave para dormir —se detiene, con una sonrisa malévola asiente. Y en un santiamén siento que me suspenden y el muy imbécil de Ryan me lleva como un costal de papa, grito y me exaspero, lo único que quiero es dormir, mis ojos me reclaman con desespero.

Le doy gracias a Dios que hoy mi uniforme fue de pantalón de seda color negro, pegadito a mi cuerpo, acompañada de una blusa color pastel. La sombra se hace presente y ayuda a quitar todo lo que se interpone en el camino de Ryan. Él sube la escalera de siete escalones y luego camina dejando atrás el pasillo.

—Dormirás conmigo Adara —entramos a la habitación. En medio de la habitación está una cama tamaño King Size, a unos metros de la cama puedo ver un gran sofá Chesterfield granate, planificado enfrente a la cama. Alzó los ojos y observo el techo, está ilustrado de la sombría de las nubes y el cielo azul.

Ryan me deja caer ante la suavidad de la cama y lo primero que hago es cerrar mis ojitos y disfrutar de la magia nocturna. Me acurruco con mi cuerpo y dejo fluir la comodidad del lugar.

Ryan.

Me siento hastiado de toda esta m****a, se equivoca Adara si piensa que le dejaré el camino libre. No quiero ser un malparido con ella, pero pierdo el control cuando veo que un malparido quiere quitarme por lo que derecho es mío.

Salí como un loco del apartamento de Adara, siento que he perdido la cordura y lo único que quiero es matar a ese infeliz. Si yo me logro enterar de que él está con mi mujer ¡Por qué Adara será mi mujer, muy ponto! Si él la toca, juro que lo mato… Le ordené a Paolo que me lleve directo a casa, no quiero que nadie me vea en este estado, porque siento que mataré a cualquiera que se interponga en mi camino. Tengo que controlarme para saber cómo actuar en modo efectivo.

A Primera hora Paolo me ha entregado toda la información necesaria para saber qué Adara es una chica fuerte y a la vez es la chica que todo hombre puede desear, lo que aquí no concuerda es que el imbécil de Óscar siempre ha estado enamorado de Kiara y no de Adara, lo que quiero saber por qué ahora anda detrás de ella. Me siento impotente, pero tengo que ser más astuto que el mundo entero. Necesito decirle de una puta vez a Kiara que no le quiero y que lo mejor seria que se aleje de mí. No sé si lo que estoy sintiendo por Adara es amor o es una maldita obsesión.

Llego a casa y lo primero que se me atraviesa en mi camino es Kiara. Ooooh… No, Kiara. No quiero que nadie se me acerque, porque estoy que exploto de los malditos celos. Ignoro completamente la presencia de Kiara y lo primero que quiero es tomar algo, me encierro en el despacho y lo primero que hago para desahogarme es quitar y destruir todo lo que está a mi paso.

Ah… Maldita sea… Porque siento este dolor en mi corazón ¿cómo es posible que pueda sentir algo por una persona que acabo de conocer? ¡Mierda! Soy un hombre que puede tener a sus pies a la mujer que le plazca, pero esta linda mujer me ha salido muy difícil, y eso me atrae más y más.

Kiara no captó mi sentido del humor, y de una y sin tapujos le dije que se largará que no la quería ver y que fue un error haberla traído a mi casa. Quiero que desaparezca de mi vista porque en este estado soy capaz de decirle por qué estoy así, no me importa si la lastimo porque nadie le importa lo que yo siento o lo que yo sufro. Con nerviosismo ella  salió del despacho dejándome solo y le agradezco por hacerlo porque no me siento bien para estar lidiando con nadie.

Paso todo un día completo encerrado en el despacho y lo único que me importaba era tomar y tomar, jamás había dado señal de alcoholismo, pero en ese momento lo primordial es el alcohol para olvidar mis momentos más amargos.

Ooohhh… Sonrío al recordar la  sorpresa, sabía que el universo tendría conocimiento de la necesidad que tengo de ver a mi ángel de mis perdiciones. Mi corazón se llena de alegría y lo primero que quiero es tenerla cerca y no dejar que se vaya nunca. Veo incomodidad en su rostro y solo por eso me la llevaré lejos de aquí, la llevaré a un lugar que es especial para mí, además hace un mes que me entregaron la mansión de la playa de Dalkey. Hace años que tenía ese proyecto en marcha y ahora que sé que está como siempre lo he deseado, me propongo llevar a la persona especial para mí, quiero que ese lugar sea tanto mío como de ella.

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