Capítulo 30

***

—Lo que Dios unió que no lo separe el hombre —dice el padre.

Mis lágrimas no tardan en salir; mi hermana se ha casado, mis padres que están en los cielos deben estar alegres de ver a su hija cumplir lo que ellos deseaban y anhelaban mucho. Los aplausos se hacen presente sacándome de la melancolía en la que me encuentro.

—Te tengo que decir algo sumamente importante —susurra cerca de mi oído.

Dejó de aplaudir para poner toda mi atención en papi sexi, ¿qué es lo que me tiene que decir?

—Me propondrás algo indecente —susurro pícaramente.

Que me perdone el sacerd

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