Capítulo 5

—Jayden, no soy tan señor como cree…—¡Oh, que modesto es el señor!

—¿Quiere pasar a tomar algo con nosotros?

No puede ser, ¡juro que hoy te mato Shara!

—Para mí sería un placer, pero en este momento tengo que ir a arreglar unos asuntos con la aseguradora y sobre la moto de Zoe.

Sí, es mejor que se vaya porque ahora podre tener la oportunidad de matar a una lengua larga y juro por mi vida y por mi diosa que me vengaré.

—La moto —abre los ojos mi hermana hasta penetrarlos en mí, examinando que no tenga un raspón o algo grave.

—No es lo que piensas Shara —exclamo—. El señor chocó mi moto y como verás tiene que dármela como estaba.

—¿Pero cómo? —grita, mi hermana.

—Lo siento, fue mi culpa y nuevamente me disculpo —el sexi baja la mirada y luego de unos segundos la vuelve a subir—. Prometo reparar los daños, y si me disculpan tengo que agilizar el proceso—el hombre se siente apenado, se despide de los tres con apretón de manos y un beso en la mejilla.

—Está bien Jayden, y gracias por traer a mi hermana —primera vez que mi hermana es demasiada empática con una persona desconocida.

El sexi se aleja mientras que yo me quedo con mi hermana y mi cuñado.

—Siento que justificas lo que paso y ni siquiera te molestaste con él —me quejo.

—Ese es el tipo de hombre que debes frecuentar o el que debes tener —toma de mi brazo y me aleja de los oídos de su novio.

¿Qué? Necesito saber que es lo que le pasa al mundo y a la humanidad, primero mi jefa y ahora mi hermana, ahora solo falta que Dios me exija, ya que el de del destino no puedo decir nada por qué se ha encargado de ponérmelo una y mil veces en mi camino.

—Estás loca —protesto.

—Por lo que vi es un hombre de principios y sin querer mis ojos viajaron a ese enorme pene, hasta puedo asegurar que lo debe tener hasta la rodilla.

¡¡¡Santísima diosa!!!

Mis ojos salieron de órbita hasta el nivel que mi boca está abierta y con un poquito de baba, por el simple y sencillo hecho que mi Diosa lujuriosa se imaginó ese enorme pene. Mmm. No soy santa por lo que ese morbo de imaginarlo me excita.

—Eres una exagerada Shara —le doy una palmada en el brazo—. Aunque me has dejado con las ganas de averiguar si es cierto o no—jadeo.

—No hay que ser adivina —ronronea cerca de mi oído, ¡es una pervertida! —. Vi como ese sabroso te llamaba, pidiendo a gritos ser. Mmm—muerde su labio inferior.

—Shara, deja que tu hermana escoja y te prohíbo que morbosees a otro hombre que no sea yo —la reprende.

Ambas quedamos estáticas al escuchar la voz imponente de Daniel. ¡Es obvio que él conoce lo pervertida que es mi hermana!

—Los dejo solo porque esta doncella tiene que ir a la universidad —alzó la voz abandonando el barco.

Con una risa macabra me alejo de mi hermana y de mi cuñado, estoy segura de que esos dos tendrán una debate fuerte, pero en la cama porque esos dos se cargan unas ganas, no los culpo y menos tengo derecho de criticarlos porque mi hermana es para que ella estuviera casada y con hijos por venir, pero no sé que tiene en la cabeza que no quiere dejarme sola, ¡Ya no soy una niña!

(…)                                                                                                                  

—Zoe… Zoe —detengo mi andar para buscar a esa persona que urge de mi persona.

—Dime —susurro.

Estoy cerca de los locker de la facultad de medicina, ya que es mi hora de salida.

—Cuanto tiempo tienes —pregunta—. Las once de la noche Camila—susurro al ver la hora en mi reloj de mano.

—Es cierto —dice por lo bajo—. Quería decirte que alguien te está esperando—da dos pasos hasta estar a unos centímetros de mí.

Camila es una chica linda, simpática, pero para que sea como una mi amiga no, porque no tengo amigos, ya que tengo a mi hermana, no es que sea una chica antipática solo que evitó los problemas, los chismes y los conflictos, puesto que soy una emigrante y lo bueno que debo ser es comportarme. Son pocas las personas que saben que mi nacionalidad es Rusa y a mucha honra.

Aunque no tenga una amiga no quiere decir que sea grosera con cualquier persona que quiera establecer una conversación conmigo. Si en mis manos está el poder de dar un consejo lo doy, pero si no... ¡Ni modo, lo intenté! Durante el tiempo que llevo estudiando en la Universidad de Columbia Británica, me he dado cuenta de que las chicas se preocupan por verse bien, pero no para ellas mismas sino para que los chicos sin cerebros las vean.

—¿Puedo saber quien es el susodicho o la susodicha? —me cruzo de brazos.

—Charlie me llamó muy preocupado y me pregunto de primeras a primeras por ti —me extiende su móvil—. ¿Te ha pasado algo grave? —pregunta con el rostro preocupado.

Agrando mis ojos al ver la conversación de Charlie y no se diga de las mil llamas que le ha hecho. Todavía no comprendo que hace aquí, ya que dijo que venía haber a su familia y yo que sepa no pertenezco a ese círculo familiar.

—Quédate tranquila —doy un paso hacia delante, llevando mi mano y la posó en su hombro—, no te preocupes por mi Camila.

—Me preguntó que… —se queda meditando por unos minutos—¿En qué te viniste?

Mmm… Charlie tenía que abrir su enorme bocotá, era lógico que al ver que mi moto estaba destrozada, supuso que no tendría transporte para venir a la universidad.

—Mi hermana me vino a dejar —susurro—, si no hay nada más que agregar me tengo que apresurar—doy media vuelta y me dirijo a mi casillero para dejar unos libros que no ocuparé.

—Sé que no te gusta tener amistades, pero… —se posa detrás de mí—. Yo quiero ser tu amiga.

Que día tan loco; primero que mi jefa no me quiere dar trabajo, segundo que Charlie me ama, tercero que mi moto se muere, cuarto que Camila quiere ser mi amiga. ¿Qué más me pasará el día de hoy?

—¿Segura? —abro los ojos.

¿Quién desea y quiere ser amiga de una loca como yo?

—Si —asiente.

—Te parece si dejamos esta conversación para mañana —saco mis libros de mi bolso y los meto al casillero—, porque tengo que irme y no quiero irme más tarde de lo que ya es.

—¡Claro! —chilla.

Cierro mi casillero y con una media sonrisa me despido de Camila para correr hacia la salida de la universidad, esperando que pase un taxi o mi hermana. ¡No quiero irme sola! Cada vez me siento impotente sin mi bebé y todo por el idiota sexi. Y obvio que no iré al estacionamiento donde esta Charlie, ya que en este momento no lo quiero ver, no es que me caiga mal su presencia, sino que no me apetece hablar de algo que para mí es pasado.

 Al salir del área del locker, entro al jardín de la facultad. Tomo el camino derecho donde me guía hasta la salida y me imagino que Charlie debe estar a lado izquierdo del camino donde queda el parqueo y otras facultades. 

—Rusa —siento una mano tomar mi brazo—, ¿puedo saber cuál es la urgencia? —habla con tono surgente.

Oh, no… ¿Qué hace el papi sexi en la facultad? ¿Cómo me encontró? ¡Mierda, eso es acoso! ¿Me estará siguiendo? Sé que él es un prestigioso abogado, pero más allá de su vida no se nada.

—¿Qué haces aquí? —espeto, volteo mi cuerpo para verle.

—Primero ¡Hola! —me reprende—y lo segundo he venido por ti.

—¿Por mí? —chillo—¿Cómo sabes que me encontraba exactamente aquí?

—Porque fui a tu casa y tu hermana me dio la dirección y la hora exacta en la que salía de tus clases.

¡¡¡Te mataré, Shara...!!!

Inhalo… exhalo… inhalo… Exhalo y explotó.

—Le arrancaré la yugular a esa traidora —habló entre dientes—, y tú como niño obediente saliste corriendo y le hiciste caso—bramo.

—Me encantas cuando te enojas, pero lo podemos discutir en otro lugar —veo como dirige la mirada a nuestro alrededor—, pensaran que te quiero secuestrar, aunque no es mala idea.

¡¡¡Es cierto!!! Todos los chicos que están saliendo del área de locker encaminándose hacia nosotros nos ven como animales extraños o porque están pendiente al ver a un hombre alto, elegante y no dejo de agregar lo sexi.

—¿Qué quiere de mi Sr. Ston?

Siiii… he recordado su apellido, puesto que en mi cabeza en el hipocampo que se encuentran en los lóbulos temporales, hablando sin rodeos “la memoria”, solo tengo registrada la palabra ¡Adonis o sexi!

—Tengo que hablar contigo sobre la moto y me siento responsable de tu seguridad y bienestar —entrelaza tus dedos con los míos.

—Que estás haciendo —abro mis ojos al sentir sus manos fuertes y cálidas.

—No quiero que piensen que soy un secuestrador, así que camina y actúa —¿Qué?

¿Qué es lo que está diciendo?

—No soy ninguna actriz y si buscas una con urgencia deberías de ir al teatro, porque aquí no hay.

—Tendrás que venir conmigo si quieres que te dé información de tu moto —habla entre dientes—, tengo muy poca paciencia y te puedo jurar que es la primera vez que vengo a buscar a una mujer hasta estas altas de la noche.

—No soy cualquier mujer —le sentenció.

Ni modo Zoe, tienes que hacer lo que el sexi diga mientras no te dé tu moto, tú siempre estarás en sus manos y después lo mandas al diablo. Sin ninguna palabra de parte de ambos nos encaminamos a la salida de la facultad.

A lo lejos veo su Audi, y cómo no reconocer el auto lujoso de este hombre. Reprimió un suspiro enorme al recordar la tensión sexual que tuvimos dentro de la oficina de mi jefa, y es ahí que me pongo a pensar que no soy responsable de lo que pase dentro de ese auto.

—Pensaste que permitirías que te fueras con ese ex tuyo —susurra en el instante que me adentro a su majestuoso auto.

Me adentro al auto, acomodo mi cuerpo como toda una confianzuda total, abrocho el cinturón de seguridad porque ¡quiero ser una sobreviviente! Ahora el Adonis sexi tiene mala reputación en el tema del manejo porque no sé que es lo que se puede esperar. Solo hay que imaginarse y pensar que es un despistado y ver los resultados en un par de segundos como; chocar y morir.

Si fuera policía de tránsito le quitaría su licencia permanentemente porque todas las vidas corren peligro por ser un hombre despistado, pero… Como el hombre es abogado ahí perdí todo mi intento de proteger al mundo…

Acomodo mi bolso sobre mis piernas y sin querer me dejo llevar por el rico aroma que emana el interior del auto y eso es más ni menos que el aroma del sexi. Al parecer me estoy quemando solita, ya que me estoy acostumbrando a sus inesperadas apariciones. «Desde que lo vi ha sido una perdición para mi vida».

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