Capítulo 3

Jayden 

Quiero saber el nombre de esa chica. ¿Quién es la Rusa?

Sus ojos verdes me cautivaron en solo segundos, su mirada transparente, puesto que refleja todo lo que sus emociones sienten como; enojo, alegría, burla, tristeza, así como un tsunami de emociones. Por un momento me dieron ganas de comerme esos labios carnosos o mejor aún hacerle el sexo hasta que pida piedad.

Sigo en la misma posición en el que la mujer desconocida o más bien la repartidora de comida me ha dejado, sigo sin entender por qué le dije a su jefa que le pagaría diez veces la cantidad del pedido de comida con el único propósito que le diera el día libre, la jefa sin pensarlo dos veces acepto. Por un momento pensé que esa chica era igual a todas las mujeres que puedo tener bajo mi poder y dominio. Aunque pensándolo bien ninguna mujer se puede contener con solo el ofrecimiento de darle dinero o puede ser que esta vez me equivoque

Mi nombre es Jayden Ston, Vancouver es mi ciudad natal, ¡soy un hombre sin límites!, me gusta la vida alegre y si eso se trata de mujeres mejor, me considero un hombre dominante y posesivo con mi vida, tengo un oscuro pasado que me arrastra, recordándolo día y noche, soy el dueño del Bufete de abogados Ston. Aquí tenemos distintos tipos de abogados y una descripción de su función principal y su campo de acción, como; abogados civiles, abogados de familia, abogado inmobiliario, abogado laboralista, abogado administrativo, abogados mercantilistas.

Mi vida amorosa es un fiasco, hace diez años dejé de ser el hombre sumiso, el hombre imbécil que cualquier mujer pueda aprovecharse. 

Mi vida es como abrir la caja de pandora.

Zoe.

(…)

Una semana después de poco trabajo, pero de muchos estudios, pero así es la vida… “No tengo necesidad de trabajar, pero si necesito del dinero”.

—Zoe, puedo preguntarte algo —Fabiola se sienta a la par mi sacándome del profundo aburrimiento.

Fabiola es una de las meseras del restaurante, y como está en su media hora de comida se tira el tiempo para chismear, y más aún en el área de los repartidores.

—Dime —levantó la mirada.

—Es lunes y lo más raro es que ni siquiera te mandan a entregar ni un mísero pedido —posa ambos codos sobre la mesa—, tienes una semana sin entregar ni un pedido y lo único que te dicen es que no hay mucho trabajo y eso es ¡mentira…!—abre los ojos.

Pensándolo en su punto de vista tiene mucha razón, ya que tengo una semana que no voy a hacer entregas y no sé que es lo que pasa, al inicio no negaré que me gustaba la idea que mandaran a los demás boludos y también llegue a pensar que ya era tiempo que la victoria y el relax fuese solamente para mí, pero analizándolo en el punto de vista que lo ven los demás me parece raro, ¿será que me quieren despedir?

—Eres una ave de mal agüero y ahora tengo incrustada profundamente la duda si me despedirán o no, ya que me queda claro que no tengo ninguna corona para estar de niña de sala.

—Lo que he escuchado es que la jefa espera la llamada de una persona en particular —dice con un brillo en la mirada.

—Cuéntame Fabiola, ¿quién es esa persona misteriosa? —le sigo la corriente para que suelte completamente la sopa.

—Lo siento —baja la mirada—, no sé el nombre, pero no dudes lo que una Fabiola puede hacer.

—Entonces cuando tengas la información completa me llamas mientras quédate calladita —me levanto dejando con la boca abierta a la chismosa número uno del restaurante y cuidado del mundo entero.

Necesito respirar, y si sigo aquí en compañía de Fabiola estoy segura de que explotaré de la rabia y aún más por ser tan estúpida y pensar que la suerte me había llegado, pero por lo que veo me quieren despedir. Tengo que pensar en algo y sin tapujos preguntarle a mi jefa si me despedirá o es que se ha compadecido de mí.

«¿Quién trabaja gratis?», aaahh… tenía que ser mi conciencia, si no es Fabiola es la Diosa de mis males.

Aaaahhh… jadeo al sentir el aire fresco del atardecer, me encamino a una de las banquetas que está en el estacionamiento, no me hará mal estar unos cinco minutos fuera del restaurante, luego de eso tomó valor e iré al grano con mi jefa. Me siento, suelto un fuerte respiro tras dejarme caer en el respaldar del asiento, cierro mis ojos y dejo que el aire golpee mis mejillas, inhalo y exhalo.

¿Cómo sería una vida lejos de la ciudad?

—Zoe…

—Aaahh… ¡Ahora que! —me quejo sin ver a la persona que está frente a mí.

—Te sientes bien corazoncito —susurra.

—¡Charlie…! —tiro la mirada asombrada, me levanto de golpe como si me hubiesen lanzado fuegos artificiales en el trasero.

Charlie es una persona importante en mi vida, el muy maldito fue el afortunado de entregarle mi virginidad, él fue el que me enseñó como una mujer tiene que saber quererse, disfrutar y gozar con su mismo cuerpo. Ese noviazgo duró alrededor de un año y ambos decidimos terminar porque él se iría fuera del país porque sus padres lo envían a estudiar a Suecia, así que ni lo pensé dos veces y le dije que ambos debíamos terminar porque, «un amor de lejos, es amor de pendejo».

Lo conocí en mi primer año en la universidad, y a los tres meses de interactuar y sentir esa conexión de atracción, me pidió ser su novia, y yo como toda una boba le dije que sí. Charlie tiene mi misma edad, y no negaré que se ve ardiente y demasiado atractivo, pero siento que lo nuestro ya paso y ese pasado se queda ahí.

—¿Qué haces aquí? —pregunta con tono preocupado.

—Mmmm… —paso mi mano por mi cuello—¡Nada!

—Te conozco y sabes muy bien que tus actos reflejan lo que sientes —alza su mano y la lleva hacia mi mejilla.

—Solo quería respirar —susurro.

No le puedo decir que me siento agobiada porque me despedirán y menos en nuestro reencuentro no planeado. No soy tan estúpida para humillarme, mi hermana me ha enseñado que sea humilde, pero que tenga mucho orgullo.

—Eso es bueno Zoe.

—Y dime ¿qué haces aquí? —cambio de tema porque no quiero llorar delante de él.

—Vine a comer con unos amigos —señala el restaurante—. ¿Y tú?

—Yo trabajo aquí —hablo con mucho orgullo.

Una cosa es que alardee del trabajo honrado que tengo y otra cosa es que le comente que me despedirán porque me he pasado con un cliente del que no me ha pagado el trauma que me causo.

—Oh… ¡Quien lo diría! —emboza una sonrisa.

—¿Y como te ha ido en Suecia? —pregunto, antes que me pregunte si ya encontré un remplazo.

—Estoy de vacaciones y por lo pronto vine a visitar a la familia —alardea de la gran familia que tiene.

—Me dio mucho gusto verte  —extiendo mi mano—, ya me tengo que ir.

—Ven mi corazoncito —de pronto siento los brazos de Charlie sobre mí, ¡esto es lo que no quería!

—¡Mi amor…! —grito al ver que mi moto ha sido derribada por un imbécil.

—Yo también te sigo amando Zoe —susurra, dándome un beso en mi cuello—. ¡Es imposible olvidarte!

Nooo… ¿Qué es lo que estás haciendo Charlie?

—Lo siento Charlie —le doy medio empujón separándome de él para salir corriendo.

Lo último que quiero en este momento es una declaración de amor y lo peor que él esta de paso, y en ese paso no entro yo.

—Espera Zoe... —escucho los gritos de Charlie.

—Mi moto, ¡mi bebe!.

Me detengo al ver que mi moto está destrozada, ¿qué m****a le paso? Las ganas de llorar se hacen presente, pero también las ganas de fucilar al maldito que le hizo eso a mi bebe.

—Rusa —¡Oh, por Dios!

«¡El Adonis sexi…!».

Jayden.

—Oye, oye, oye… ¡Vamos a chocar…! —escucho a lo lejos el grito desgarrador de mi amigo y al mismo tiempo me quedo viendo como ese chico abraza a la rusa, y como sus manos poseen ese cuerpecito exquisito y de como su rostro gris se transforma en felicidad.

¿Será su novio?

Mientras voy conduciendo mis ojos se penetran en esa pose romántica, ¡miércoles! Ella ya tiene novio, y yo como un imbécil vengo a buscar algo que no se me ha perdido. Era lógico que una chica como ella tenga mil hombres a sus pies, aunque el detalle es que yo no soy cualquier persona. «Soy Jayden Ston!».

—Aaayyy —de pronto estalla la bolsa de aire de mi auto contra mi cara.

Aaayyy… me quejo al sentir que todo mi cuerpo me duele, ¿qué es lo que acaba de pasar? Intento moverme, pero no puedo, por un momento pierdo la noción del tiempo.

—Eres un maldito Jayden, acabas de chocar y eso que te lo advertí —se me había olvidado que William venía conmigo—. Que puta tienes en la cabeza. ¡Casi morimos maldito imbécil…!

Antes que el drama de William me desespere, me quito el cinturón de seguridad, luego hago a un lado la bolsa de aire, abro la puerta y lentamente, salgo de mi auto Roll Royce color negro. Saliendo del auto me inclino hacia delante apoyando ambas manos en mi rodilla, para tratar de recuperar el aire.

Luego de unos segundo levanto mi cabeza e instantáneamente me percato que la rusa está frente de mí, con su mirada perdida, esa mirada destrozada y con ganas de llorar, ambas manos la pasa por su cabellera alborotada. Enderezo mi cuerpo y busco la razón por el cual la rusa está así.

Frunzo el ceño sin comprender qué es lo que tanto le afecta, puesto que no he chocado con ella y menos con otra persona y eso, ¡gracias a Dios! El alma que quería salir corriendo de mi cuerpo regreso instantáneamente.

—Rusa —susurro y en un par de segundos tengo la atención de ella.

—Tú… —me señala—Ty ubil moyu lyubov' (mataste a mi amor) —empieza hablar en ruso—YA por zhu tebe yaitza (te cortaré las bolas)

Mi cabeza da vueltas y vueltas, no se nada de lo que dice. Reprimió una risita, puesto que me encanta su voz, agregándole el idioma Ruso. 

Lo único que puedo ver es su mirada de furia, pero lo que dice no le entiendo ni la “A y menos la Z”, ya que una parte de mi cerebro solo traduce “te quiero para mi solita”.

—¿Estás aquí porque te preocupa mi vida? Te puedo decir que me encuentro sano y salvo —le doy una media sonrisa.

—Ella es la “rusa” —mi amigo hace acto de presencia delatándome.

—Guarda silencio —siseo entre dientes.

—¿Puedo saber que tanto hablan de mí? —la rusa penetra la mirada entre ambos.

—Jayden, hay muchas personas alrededor de nosotros y si no nos movilizamos es capaz que venga la prensa —mi amigo susurra cerca de mi oído.

—¿Qué es lo que pasa Zoe? —se acerca el novio de la rusa.

Espera… espera… espera… “Se llama Zoe”, que lindo nombre, sin duda ella me atrae, pero lastimosamente tiene novio. ¡Que desperdicio total!

—William, llama a mi aseguradora —ordenó.

—Nada que no pueda controlar Charlie, puesto que el señor tendrá que responder por mí. ¡Moto! —enfatiza.

Oh, ahora comprendo todo. Ella no está preocupada de lo que me pase, ya que lo que le preocupa es una simple moto, ¡no puede ser!

—Sr. Ston —aparece la dueña del restaurante, la misma persona con la que he negociado durante toda esta semana, ya que le he pedido que mantenga alejada a la rusa de cualquier pedido y que obviamente yo cubriría todo.

—Jefa —susurra—, es mi moto jefa—se entrecorta su voz.

—Tranquila Zoe, te prometo que todo se arreglará —la señora me lanza una mirada cómplice—, pero antes entremos y ambos debatan este pequeño accidente en un lugar más privado.

Estoy impresionado por lo que esta señora está dispuesta hacer y eso es; dinero, dinero, dinero, dinero y más dinero.

—William, quédate y encárgate de todo con la aseguradora y lo de la moto de la señorita mientras que yo tendré una conversación con la Srta. Zoe —su nombre salió como un sabor dulce, dejándome con más ganas de pronunciarlo.

Si me siento así con solo nombrar su nombre ahora no sé que sabor sentiría si pruebo ese cuerpecito.

No me denigren por parecer un completo pervertido, pero es difícil controlar mis instintos sexuales.

—Zoe —el novio la toma de la mano en el preciso momento que ella quiere dar la vuelta—. ¿Te puedo ayudar en algo?

—No Charlie, te puedes ir tranquilo —detiene su andar para verle a los ojos—, además tus amigos te están esperando—le señala la entrada del restaurante—. Me dio gusto verte y espero que la pases bien en tu estadía temporal—esas fueron sus últimas palabras.

Mmm... ¿Amigos? ¿Estadía? ¿Qué son esos dos? ¿Son novios o amigos?

—¿Qué esperas Jayden? —William me da una palmada en el omóplato e inmediatamente salgo de mis pensamientos—La rusa ya entró mientras que tú estás perdiendo el tiempo.

Asiento y sin verle el rostro al dizque novio me encamino en la dirección donde vi que entró la rusa con la dueña del restaurante. Saliendo de mi mundo veo como las personas que están dentro del restaurante salen de dos en dos, para ver qué es lo que paso, y para ser sincero ni yo sé que es lo que me paso.

Es increíble saber que choque por un descuido, solo por ver a la rusa en brazos de su dizque novio.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo