2. El Error De Mi Vida

[MASSIMILIANO]

Palermo, Sicilia— Italia

La veo partir delante de mis ojos y no puedo dejar de reprocharme que no he podido detenerla. Soy el más imbécil del mundo por haberme enredado con su mejor amiga, sé que jamás me lo perdonara. Las lágrimas caen por mis mejillas con una mezcla de dolor y rabia por lo débil que he sido. Sabía muy bien a lo iba Sandra, sus intenciones fueron muy claras en todos estos meses, y así todo no he sido lo suficientemente hombre para alejarla de mi vida y mucho menos para tener el valor de decirle a Chiara lo que sucedía.

Mis rodillas caen al pavimento y solo puedo maldecirme a mí mismo por lo que he hecho. He destruido todo lo hermoso que había construido junto a ella por un momento de debilidad. No entiendo que se me cruzo por la cabeza para haberme liado con su mejor amiga... mucho menos el día de nuestra boda. En realidad, si sé la respuesta, nada… eso es lo que se me cruzo por la cabeza. Arruine tres años de relación con la mujer más increíble del mundo por unos minutos de debilidad.

—¡¿Qué m****a le has hecho a mi hija?!— Me grita su padre y de repente siento sus manos sujetando mi camisa desde atrás haciendo que me ponga de pie.

Tomo el valor para verlo a la cara y sus ojos verdes al igual que los de ella me miran llenos de rabia —Lo peor que le podría haber hecho, soy un imbécil y si quieres golpearme Raúl, hazlo. — Le digo avergonzado de mí mismo. 

—Señor Darghi… ¿necesita algo? — Intercede uno de los empleados de seguridad que han sido contratados para este día.

De inmediato niego —Déjalo, me merezco cualquier golpe que quiera darme— Explico y él simplemente se da la vuelta para marcharse.

—Mi amor, suéltalo, no vale la pena. — Dice Aurora. 

—Ha lastimado a nuestra hija, ¿acaso no te das cuenta de lo que ocurre? A mi no me importa quien sea él o su padre, le hizo daño — Le cuenta a su esposa. —Le estaba entregando lo más preciado de mi vida y la ha lastimado. — Continúa diciendo con rabia y no lo culpo, me merezco todo lo malo que quiera decirme.

—No me lo voy a perdonar jamás. — Digo negando con mi cabeza y él me suelta. 

—Ve y afronta a toda esa gente que está allí dentro esperándolos, cuéntales que el niño rico es un cobarde que no ha sabido cuidar a la mujer que más lo amaba. No quiero volver a verte cerca de mi casa ni de mi hija nunca más, ¿me has escuchado? — Me amenaza y solo puedo asentir. 

—No te preocupes, dudo que Chiara quiera verme...— Señalo sin animo alguno y tomo el valor para entrar a ese salón donde todo estaba preparado para unir mi vida a la de la mujer que amaba y enfrentar a quienes están allí. 

Ni siquiera sé cómo le diré a mi familia lo que he hecho... 

[…]

[CHIARA]

Aeropuerto Falcone Borsellino – Sicilia — Italia

Me miro en el espejo del baño de este aeropuerto y la mujer que veo frente a mi esta irreconocible. Sus ojos están rojos de tanto llorar, el maquillaje que tan bien lucia es un desastre, y se quita el vestido de novia mientras sigue llorando. Abro la maleta, quito uno de los tantos vestidos que había elegido para gustarle a quien sería mi esposo, y me lo coloco. Hago un bollo con el vestido de novia, cierro la maleta, me quito el anillo de compromiso y al salir del baño busco a Pedro, quien amablemente me acompaño hasta aquí al ver lo tremendamente mal que me encontraba.

—Pedro, por favor vaya a está dirección y entréguele esto a Massimiliano. No le diga que me trajo al aeropuerto, y mucho menos le diga que me iré a Miami. — Le pido y él asiente. 

—Cuente con ello señorita Rossi. — Me dice tomando el vestido y el anillo. 

—Gracias, le confió mi secreto. — Digo intentando ser amable.

—Siento mucho que se vaya de está manera. — Sé que intenta ser amable, pero no tengo ánimos. No digo nada, tan solo finjo una falsa sonrisa y me doy media vuelta para ir al área de embarque. 

[...]

Espero pacientemente que llegue la hora de abordar el vuelo para el que compre pasajes hace tan solo minutos, y mientras tanto aprovecho para escribirles un mensaje a mis padres.

Chiara:

No se preocupen por mí, iré a casa de Luz en Miami. Me quedare allí un largo tiempo, necesito alejarme de todos. No le digan nada a nadie, mucho menos a Massimiliano y a su familia. Intenten por todos los medios de que no utilicen sus influencias para encontrarme.

Sé que ese mensaje los tranquilizara, ellos conocen bien a mi mejor amiga Luz, hemos vivido muchas cosas juntas hasta que ella decidió mudarse a Miami para estudiar y trabajar con el arte. 

Palermo, Sicilia— Italia

Apenas he tenido la cara de decirle a mi familia lo que ha sucedido y está vez no me han defendido como lo han hecho siempre. En está ocasión, me han gritado y reclamado, sobre todo Salvatore, mi hermano mayor. Él jamás me perdonara el haber lastimado a su mejor amiga. Se siente culpable por haber hecho que ella y yo nos conociéramos, y si, tiene razón, no solo he arruinado lo mío con ella, sino que la gran amistad de años que tenían ellos dos. 

Está inmensa casa se siente como un campo de batalla donde todos están en contra de mi con justa razón. Sé que si fuera por mi padre me quitaría cualquier tipo de responsabilidad de la empresa y hasta me desheredaría, pero por piedad, no lo está haciendo. No quiero salir de mi habitación, no quiero ver a nadie... solo quiero seguir marcando su número y enviarle mensajes hasta que ella me conteste, aunque dudo que lo haga. 

La puerta de mi cuarto se abre abruptamente y allí esta Salva con su cara de enfado totalmente justificada mirándome —Hay alguien abajo esperándote. Tienes suerte de que no te esté rompiendo la cara en estos instantes...— Me dice al verme acostado en la cama. 

—Deberías hacerlo, es lo que me merezco. — Sugiero mientras que me pongo de pie y sin querer preguntar nada, salgo de la habitación, atravieso el inmenso pasillo y bajo a la planta principal de está mansión.

Al llegar al salón principal, veo a un hombre de cabello grisáceo y ojos negros de unos cincuenta años y me sorprendo al ver que tiene el vestido de novia de Chiara entre sus manos —¿Quién es usted? ¿Dónde está Chiara?— Pregunto desesperado y es que me estoy imaginando lo peor.

—Soy el chofer de la limusina, y la señorita Rossi me ha pedido que le regresara esto. — Me dice y me entrega el vestido y el anillo de compromiso que le había dado la navidad pasada. 

—¿Dónde está?— Pregunto desesperado.

—Lo siento, no estoy autorizado a dar esa información. — Explica y sin decir una sola palabra más, él se va. 

—Me imagino que estarás feliz, ¿no?— Me pregunta Salva a quien al voltear, veo bajando la escalera.

—No, claro que no.— Respondo sin poder parar de llorar.

—Esa mujer a la que le has roto el corazón es mi mejor amiga desde que ella tenía 15 años... ¿tienes idea de cuantos imbéciles se le han acercado? ¿sabes de cuantos la he defendido? Confié en ti porque eras mi hermano y me fallaste de esta manera, es que no lo entiendo... ¿Cómo has caído en los brazos de esa arpía que solo te buscaba por dinero cuando tenías a alguien como Chiara?— Me reclama y no puedo escucharlo más.

Soy consiente de que está en lo cierto, pero ya no puedo echar marcha atrás. Me he equivocado, y estoy pagando caro ese error —No sé más que decirte…— Es lo único que murmuro con mi voz quebrantándose a causa de las lagrimas y tan solo me doy la vuelta, y camino nuevamente hasta mi habitación para encerrarme entre esas cuatro paredes donde pasare incalculables horas reclamándome lo que he hecho.

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