Santino, El demonio de la Mafia
Santino, El demonio de la Mafia
Por: Tory Sánchez
CAPITULO 1

Olivia no podía creer su suerte, estaba a punto de ser echada de su  diminuta habitación ¿En qué diablos estaba pensando para olvidarse del pago del alquiler? No recordaba en realidad. Pero tenía que conseguir el dinero para esa misma tarde la señora Bunmi, contaba con ello. Ya había sido lo suficiente amable como para esperarla por dos meses, estaba segura que esta vez la echaría sin contemplaciones.

Salió de su habitación, caminó sin rumbo fijo, mientras hacía un inventario mental de sus pertenencias y ver lo que podía vender era eso o hacer algo ilegal. Bien podría meterse a la red y tratar de infiltrarse a la cuenta bancaria de algún millonario, con seguridad ni se daría por enterado si le hacía falta algunos miles de Baht en su cuenta.

 Negó  inmediatamente, la idea era tentadora y ella era buena en lo que hacía. Pero no estaba lo suficientemente loca para arriesgarse, con la suerte que tenía bien, podía terminar ingresando a la cuenta de algún mafioso y eso era terrible, terrible, ni pensarlo podía ser bueno.

 El gemido proveniente del callejón, la sacó de sus pensamientos e hizo que se detuviera de manera abrupta. Al mismo tiempo se asustó. Eran las seis de la mañana y las calles aún estaban casi desiertas, podría tratarse de algún indigente. Se estremeció si ella no pagaba el alquiler hoy, mañana sería uno más de estos pobres sin hogar.

—Ayuda —Olivia camino en dirección de donde la voz provenía. Con sumo cuidado se acercó, el callejón no tenía buena iluminación, pero la luz de la mañana era lo suficientemente clara ahora, para poder observar a la joven mujer tirada detrás de los contenedores de b****a.

 La chica gimió apenas la miró, Olivia se estremeció al verla.

 —Ayuda —repitió, había una gran cantidad de golpes en su rostro, aun así fue capaz de reconocer las bellas facciones, la chica no era una desconocida y lejos de tranquilizarla, la asustó

 —Por favor —pidió. Olivia se acercó un poco más para comprobar sus sospechas. Abrió los ojos asustada, estaría en grandes problemas si los hombres de él “Demonio Ferrari” la encontraban cerca de la chica. Pero estaría muerta con seguridad si la dejaba morir, se estremeció porque era muy joven para terminar en alguna cloaca de la ciudad.

 Con manos temblorosas, cogió el móvil para llamar a emergencias, no se alejó de la chica ni un solo momento, incluso fue con ella al hospital, olvidándose completamente de su problema financiero, conocía de lejos a la chica, siempre estaba rodeada de guardaespaldas en la universidad y a donde quiera que fuera. ¿Cómo lo sabía? Estudiaban en la misma universidad. Puede que Olivia tuviera que vérselas negras para pagar el alquiler y alimentación, pero era lo suficientemente inteligente como para obtener una Beca y poder estudiar la carrera de Informática. Lo que le hacía preguntarse volviendo al tema ¿Cómo había terminado golpeada en un callejón? Seguramente sus hombres la estarían buscando hasta por debajo de las piedras y rogaba a todos los santos habidos y por haber que no dieran con ella.

 Olivia, se sentía frustrada y aburrida, llevaba muchas horas perdidas en el hospital, pero tenía miedo de que algo le sucediera a la chica y terminará siendo acusada por lo ocurrido. Se maldijo una y otra vez ¿Por qué tenía que encontrarla ella? De todas las personas en la ciudad de Bangkok ¿Por qué precisamente ella? Su debate mental fue interrumpido por la enfermera, quien le entregó las pertenencias de la joven ¿Qué que debía hacer ahora? Podía largarse y olvidarse del asunto ¿Estaría a salvo? Lo dudaba, la familia Ferrari no dejaría que este asunto quedará en el olvido.

 Olivia, dudo por un largo momento, meditando lo que debía hacer. No eran familia, ni siquiera eran amigas, podía llamar a las oficinas del Conglomerado Ferrari y liberarse de la responsabilidad ¿El problema? No se atrevía, Santino Ferrari, El Demonio Ferrari, como era conocido en el bajo mundo era un hombre temible, el solo pensamiento hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo. No quería ni pensar en cómo reaccionaría cuando se enterara de lo ocurrido con su hermana.

Olivia abrió su laptop, debía tener la seguridad que la chica Ferrari y está, eran la misma persona para no meterse en problemas de gratis. Una vez que comprobó la identidad de la chica, suspiró sus esperanzas literalmente se habían ido a la m****a. La chica allí dentro no era otra más que Alessia Ferrari, la hermana pequeña de Santino, su única hermana para ser precisos.

Alessia, fue traslada a una habitación después de ser estabilizada, afortunadamente el doctor había explicado que solo habían golpes y un poco de tragos de más que la habían dejado inconsciente ¿En qué demonios estaría pensando esa chica? Se preguntó Olivia, no entendía como personas con su fortuna y estatus podía perderse fácilmente.

 Olivia entró a la habitación, ahora que tenía la seguridad de que Alessia no iba a morirse, podía dejar sus pertenencias a su lado y largarse de allí, tenía mucho que hacer y poco tiempo para lograr reunir el dinero que necesitaba. Mientras esperaba había hecho un inventario de sus pertenecías para ver que podía y no vender, pero ninguna cosa era de valor excepto su laptop, que no vendería por nada de este mundo.

 Alessia estaba despierta, su mirada fue hacia Olivia en el preciso momento que la puerta se abrió, podía recordar haberla visto antes, pero no donde y poco importaba el dolor de sus golpes le hacían querer volver a dormirse.

Olivia, no tenía idea de cómo dirigirse a ella, nunca había cruzado palabras y tampoco estaba interesada pero debía sacarse el problema de encima y marcharse cuanto antes mejor.

 —¿Has sido tú quien me ayudó? —Alessia, fue la primera en hablar. Gimió de dolor al intentar moverse.

 —Sí, he sido yo, siento mucho lo que te ha pasado Alessia, pero tengo que irme, puedes comunicarte con tu familia —Olivia le tendió su bolso con sus pertenencias, pero Alessia, la ignoro, primero porque mover las manos suponía una verdadera agonía y segundo porque no deseaba quedarse sola, menos cuando sabía que debía enfrentar la furia de su hermano por haber escapado de sus guardaespaldas.

 —¿Podrías comunicarte con mi hermano? —los ojos de Olivia se abrieron. Realmente Alessia estaba loca.

 —Yo…

 —Por favor, me cuesta tanto poder hablar, es un gran esfuerzo para mí —Olivia, observó los golpes en el rostro de Alessia, no debía estar exagerando, realmente se veía terrible pensó, aun así ¿Por qué tenía que ser ella?

 —Por favor —Alessia volvió a gemir, el dolor parecía ir en aumento, el efecto del medicamento empezaba a desaparecer.

 —Dios, está bien, lo haré —Olivia, no tenía idea de lo que tenía que decir. Marco el número y esperó a que alguien al otro lado de la línea respondiera, aunque si era sincera consigo misma, deseaba que no fuera Santino en persona.

 —>>¿Dónde demonios estás Alessia?<< —Olivia sintió un escalofrío, al escuchar la voz ronca y profunda al otro lado de la línea, su columna vertebral tembló, cerró los ojos, respiró profundo antes de continuar.

 —Yo… solo quería informar… —Olivia fue interrumpida, antes siquiera de terminar la oración.

 —>>¿Quién demonios eres y dónde está mi hermana?<< —Olivia apretó el móvil entre sus dedos, había sido interrumpida bruscamente y encima el tipo tenía el descaro de gritarle cuando ella solo estaba haciéndole un favor.

 —Alto ahí, te llamo para darte información sobre tu hermana, no para que me grites ¿Quién diablos crees que eres? —Olivia estaba enojada y respondió el ataque con ataque, ella era normalmente una chica tranquila hasta que le tocaban las narices. Giró el rostro para encontrarse con Alessia tratando de amortiguar su risa  ¿Qué era lo que le parecía gracioso? Estaba postrada en una cama de hospital y su endemoniado hermano gritando al otro lado de la línea.

 —>>¿Pero quién demonios…?<<  —Olivia estaba lo suficientemente enojada para dejarlo continuar, ella solo quería largarse y arreglar su problema.

 —Alessia está internada en el Hospital Central de Bangkok, habitación 345 tercer piso —Olivia cortó la llamada sin esperar respuesta del tipo. Sin ser consciente que nadie jamás le había hablado a Santino Ferrari de aquella manera.

 —Eres mi heroína —Alessia hablo con asombro, quería pararse y darle un abrazo, nadie, nunca, jamás le había hablado a su hermana de esa manera.

 —Apenas te conozco y siento que estoy en más de un problema, así que no puedes asegurar tal cosa —Olivia le devolvió el móvil

 —Nadie le habla a mi hermano de la manera en la que tú —la señaló, olvidando su dolor, —lo has hecho, simplemente le has dado un paseo —Olivia no quería saber el precio que tenía que pagar por su momento de valentía, así que simplemente no dijo nada. Miro a Alessia en silencio, mientras ella se acomodaba en la cama y revisaba sus pertenencias.

 —¿No ha sido un asalto verdad? —Olivia se regañó mentalmente ¿Qué le importaba? Es más ¿Por qué continuaba ahí?

 —Por favor guarda mi número —Alessia, no respondió, porque simplemente era verdad, no había sido un asalto, sino un ataque de parte de los enemigos de su familia, una advertencia para Santino.

 Olivia extendió la mano para recibir la tarjeta de presentación con un poco de reserva y miles de preguntas, pero no hizo ninguna, al ver a Alessia poco dispuesta a contarle lo ocurrido.

 —¿Cómo te llamas? —Alessia, no sabía el nombre de su salvadora y lo necesitaría, lo que la chica había hecho por ella, no lo olvidaría jamás.

 —Olivia Chanthara…

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