CAPÍTULO 4

MI AMOR

-Dame solo una, una razón para darte mi pudin de chocolate –dice apuntándome con una cuchara.

-Una ok, tu llevas más tiempo en este lugar y yo bueno no tanto así que tú ya has comido muchas pero muchas veces el pudin y para mi es mi primera vez comiéndolo, además era el último en la cafetería por esa razón me lo debes de dar.

Daniel se me queda viendo entrecerrando los ojos aun apuntándome con la cuchara, pensando si darme su pudin o no, nos encontrábamos en unas de las bancas con mesa en la escuela, Ángela junto con Samuel fueron por unas bebidas y Rían aún se encontraba en exámenes hoy le tocaban tres así que está ya en su último examen que por lo que dijo Samuel no tardaría mucho.

-Enserio Alison, estos años en este mundo nunca has probado el pudin.

-Bueno si te lo estoy pidiendo es por qué no, además nunca miento –suelto juntado las palmas de mis manos- por favor... dame tu pudin ah este pobre angelito que solo quiere probarlo y saber a qué sabe.

Pongo una carita de bebe intentando que caiga en mi lindura, pero por lo que veo no está funcionando.

-Por favor... -pestañeo y hago pucheros.

-Enserio mujer... eres lo peor de lo peor –me da su pudin- esto es un gran sacrificio ya que amo el pudin y dártelo es doloroso.

Sin perder el tiempo abro el pudin y me meto a la boca una gran cantidad de pudin de chocolate a la boca, abro los ojos maravillada por su sabor que hago reír a Daniel, me llevo otro bocado y lo miro impresionada.

-Enserio que es tu primera vez comiendo pudin de chocolate, espera a probar el de vainilla.

- ¡Ahí de vainilla! –digo impresionada con la boca llena de pudin.

-Sí y... no hables con la boca llena de comida mira no más tienes manchada la cara del pudin.

Se levanta un poco eh se acerca a mí, con su dedo quita restos del pudin de mi cara de una forma delicado y muy cuidadoso, yo sigo comiendo y comiendo el pudin.

-Listo... -se vuelve a sentar- por cierto, ya encontraste a Mike –alzo la mirada- sé que es pronto ya que ayer te lo pedí, pero los nervios no me han dejado tranquilo todo el día.

-Lo entiendo, no te preocupes no tardaran en darme noticias –le sonrió dejando el pudin la mesa ya sin nada- cuando tenga algo te buscare vale, no te preocupes.

-Sí bueno cuando tengas algo me dices –asiento.

En ese momento una mochila, dejan caer en la mesa de una forma grotesca, al mirar a la persona me topo con Rían que se sienta soltando un largo suspiro pesado luego la misma chica que vi con él, el otro día se sienta en su regazo y lo abraza por los hombros jugando con su cabello, aprieto mis labios al ver el bote de pudin tirado en el suelo, lo levanto y lo miro con una gran tristeza.

-Hay cosas que enserio no duran para siempre –dejo el bote en la mesa.

-Podemos ir al súper a comprar más y así vemos el pudin de vainilla –Alzo la mirada a Daniel maravillada por su propuesta.

- ¡Enserio! –espeto feliz a lo que el asiente- ¡sí! ¡vamos ahora!

Me levanto rápido tomando mis cosas.

- ¡Espera, espera!... –mi felicidad cae al suelo- Ángela y Samuel aun no llegan si nos vamos ahora mismo ellos nos estarán buscando por todos lados.

Hago un puchero mirándolo como el peor hermano del mundo.

- ¿Quién es ella? –ambos miramos a la chica que está sentada en el regazo de Rían.

-Ah... Ari ella es Alison una gran amiga de Mike y hermana –Daniel me mira- Alison ella es Ari está en la facultad de ciencias de la comunicación.

-Vaya... encantada –le digo sonriente a lo que ella solo asiente.

Estaba a punto de sentarme que de eso detrás de Daniel veo una pluma volando a nuestra dirección deteniéndome.

-Ah... bueno yo... me acabo de acordar que tengo unas cosas que hacer –tomando mis cosas rodeo la mesa llegando a lado de Daniel, me inclino un poco a el- te dejo mis cosas no tardare tengo un alma que recoger.

Digo lo más bajo posible para que solo él pueda escucharme, el rápido toma mis cosas y asiente rápido.

-Sí, claro ahí nos buscas.

El sonrió, alzo la mirada y Rían está atento a su celular y Ari está diciéndole algo al oído que no me quedo a escuchar que dice, camino hacia la pluma que se volaba hacia mí, la tomo en mis manos y en ella en letras doradas aparece un nombre una ubicación y una hora.

Un pesado suspiro dejo escapar al ver que tengo que ir a un hospital, este día no puede ser mejor, de todos los lugares que puedo recoger un alma el hospital es uno en el que no me gusta ir ya que hay muchas personas, muchas vidas que se encuentran entre la vida y la muerte, muchos sentimientos que hace que llegue a un punto en el que me ahoguen.

Retomo mi camino, al ver que no hay muchas personas en el lugar desaparezco de su vista, extiendo mis alas y me alzo del suelo.

No me tomo mucho en llegar al hospital ya que esta no tan cerca de la escuela, desciendo del cielo eh me le quedo viendo a la entrada del hospital, personas salían y entraban unas me traspasaban, entro eh empiezo a buscar la habitación donde se encuentra el alma que tengo que recoger.

Cuando lo encuentro entro y veo toda una familia, unos estaban llorando otros se hacían los fuertes por no llorar, los doctores se encontraban en una esquina del cuarto esperando.

Una mujer ya grande se encontraba en la cama con un tubo en la boca, muchos cables en su cuerpo y en su cabeza una venda blanca lo cubría.

Un hombre igual ya grande se encontraba a un lado de la cama tomando la mano de la mujer de una forma muy delicada como si temiera hacerle daño.

Por lo que veo la mujer tiene muerte cerebral que lo que la mantiene aún aquí son esas máquinas.

-Papá... es hora –dice una mujer que se acerca y pone sus manos en sus hombros con lágrimas en los ojos a punto de caer.

-No... no quiero... -dice llorando alzando la mano de su mujer dejando le muchos besos- por favor... por favor mi cielo, no me dejes.

-Papá...

- ¡NO! –espeta llorando aún más- unos... unos minutos más.

Miro la hora en el reloj que se encuentra en la habitación viendo que ya va hacer hora.

-Déjala ir papá –dice uno de los hombres que al parecer son sus hijos- déjala descansar.

-Por favor, doctor debe de a ver una solución –publica con un gran nudo en la garganta el hombre- por favor.

-Lo lamento mucho señor, pero no hay nada que hacer, si lo hubiera ya hubiéramos hecho algo, pero... no hay nada que se pueda hacer.

El hombre con los ojos hinchados rojos de llorar mira a su esposa en la cama, aferra su mano a la suya.

-Mi amor, el amor de mi vida nos veremos muy pronto –deja un beso en su mano- por favor espérame, pronto estaré a tu lado y... y te abrazare como nunca mi cielo.

Se levanta con ayuda de su hija y se acerca a dejar un beso dulce, tierno delicado lleno de amor y muchos sentimientos en sus labios, lágrimas y más lagrimas no dejaban de caer de sus ojos, el dolor era tan grande que le costaba respirar.

Su hija abraza muy fuerte a su padre, mira a sus hermanos y luego a los doctores que con un gesto les dice que la desconecten.

Todos miran a su madre que en el momento en el que de los monitores se escucha un sonido y de él los numero desaparecen y puras líneas se ven el llanto que unos contenían salió.

El hombre va toma el cuerpo de su mujer y lo abraza soltando gritos dolorosos y desgarradores, aprieto muy fuerte mis manos echas puños impidiendo que mis emociones salgan.

Todos se encontraban ya aun lado de su padre abrazándose unos a los otros, miro a mi izquierda y ahí está con un vestido blanco de seda, su cabello corto y con la mirada puesta en la escena que se estaba llevando acabo.

-Señora Sara –digo haciendo que me mire- es hora de irnos –le sonrió.

Mira una vez más a toda su familia y asiente despacio, tomo su mano y nos esfumamos de ahí apareciendo en un salón con ventanas blancas techo que no era techo ya que había muchas nubes blancas y paredes, una mesa se encontraba en medio del lugar con la pluma que me había llegado flotando sobre ella, nos acercamos coleándonos un lado del otro.

-Una vez que toque su pluma sus recuerdos feos desaparecerán solo quedando los buenos.

-Solo los feos olvidare –asiento, ella sonríe divertida- no tengo ningún recuerdo feo, mi vida fue como la de un cuento de hadas no habrá ningún recuerdo feo que borrar.

-Aun así... tiene que tocar la pluma para poder cruzar.

-Está bien... -estaba a punto de tocar la pluma que se detiene y me mira- mi familia, ellos estarán bien ¿verdad? Perdón, pero... tengo miedo de que... su paz desaparezca y yo no esté ahí para cuidarlos y ayudarlos.

-No se preocupe –tomo sus manos- estarán bien, usted no debe de que preocuparse.

-Enserio.

-Sí.

-Ok, entonces... -mira la pluma- es hora.

Al tocar la pluma una puerta blanca con detalles dorados aparece abriendo sus puertas, la mujer me mira a lo que yo solo le sonrió, camina cruza la puerta que esta se empieza a cerrar para luego desaparecer.

Me le quedo viendo a la nada intentando que mis emociones salgan ya que eso no es bueno para mí, por más que quiera un ángel hacer algo por un alma como no dejarlo morir no podemos meternos, porque eso es interferir en el destino de ellos algo que tenemos prohibido hacer.

Eh querido un millón de veces evitar un accidente, curar a una persona, revivir y muchas cosas más pero no podemos meternos, es un gran delito para nosotros hacerlo que es un gran sufrimiento no solo para mi si no para muchos.

Ver como sufren familias ver como se les rompe el corazón por la partida de su ser querido, ver como dan su último suspiro es muy pero muy doloroso.

Y lo que nos detiene en hacer lo es el precio que tendremos que pagar nosotros los ángeles es un gran precio que no tiene perdón.

-Odio esto –doy un golpe a la mesa- no hacer algo... es un sufrimiento para uno.

Cierro los ojos, fuerte dando una y otra vez golpes a la mesa sacando de no poder hacer algo.

Siento como algo se desliza por mis mejillas que rápido lo quito lo desaparezco porque esta no soy yo, todos los ángeles me conocen por ser un ángel muy fuerte que no se ha destrozado por momentos como estos claro una imagen de mí que por lo que vemos es pura mentira pero que quiero que sigan teniendo esa imagen de mi todos.

Salgo de ahí porque no quiero toparme con alguien y bueno no quiero hablar con alguien.

Aparezco en la escuela pocos alumnos se encontraban aquí que están más metidos leyendo sus notas para los exámenes de mañana que no se darían cuenta de que aparezco y desaparezco de aquí.

A lo lejos veo a los chicos, se encontraban en la misma banca, Ángela y Samuel estaban riendo por algo que dijo Daniel, Rían y la chica Ari se encontraban en la misma posición cuando me fue solo que Rían no estaba metido en su celular si no que se encontraba atento a lo que decían los demás.

La imagen que veo ahí es de una vida normal una vida que admito me hubiera gustado tener una en la que no me este preocupando de que alguien vea mi forma angelical oh que tenga que controlarme en proteger a alguien.

Ver que ellos tienen una vida hace que me llene de celos que el deseo de tener una vida como ellos, unos padres que me estén esperando en casa, una madre que este ahí atenta de mi cuidándome todo, enserio todo envidio de estas personas.

Pero bueno me hay cosas que me encantan de ser un ángel y son mis alas que me permiten volar muy alto sentir el aire chocar por todo mi cuerpo.

Eso y otras cosas también me encantan.

Sonrió sin querer viéndolos, estoy fingiendo ser uno de ellos, pero aun así lo disfrutare, aunque sea un poco, lo intentare al parecer lo que hizo Mike no fue tan malo que digamos.

No lo fue...

Agacho la mirada viendo el pasto bien verde relajándome un poco, al alzar la mirada Rían se encuentra mirándome la expresión en su rostro no sé qué dice ya que no se lo veo intrigado o preocupado quien sabe no soy buena en ese punto, soy muy despistada.

Me dispongo a caminar que alguien me da un golpe por detrás, volteo y veo a un hombre con un uniforme azul con gorra del mismo color, en su uniforma decía un nombre y la palabra conserje.

-Oh... perdone señorita, lo siento mucho –me mira preocupada intenta sacudir la tierra de mi ropa a lo que yo doy un paso atrás deteniéndolo.

-No se preocupe, la culpa es mía por estar en medio camino, lo siento mucho.

El señor solo me sonríe y sigue su camino y yo el mío.

Mientras más me acerco escucho que Daniel está contando un chiste que para mí son muy pero muy malos, pero para Samuel y Ángela se les hace muy divertido por que no dejan de reír.

Tomo asiento a lado de Ángela que toma mi brazo aferrando se a ella abrazándolo.

-Llegaste –Samuel dice emocionado a lo que yo asiento alegre.

- ¿Todo fue bien? –ahora es Daniel el único que sabe quién soy en realidad, mirándome intrigado.

-Si todo está bien, todo fue bien –el asiente al saber que fue una misión exitosa al recoger esa alma.

Todos siguen a lo suyo, riendo de los chistes malos de Daniel que quiero que tome clases oh que aprenda, Ángela recarga su cabeza en mi hombro aun riendo haciendo que sonría.

Lo disfrutare, disfrutare esta oportunidad de tener digamos una vida, lo disfrutare por ahora lo más que puedo y como les digo a las almas que me tocan para quedarme con hermosos recuerdos.

Digo... que puede salir mal ¿no? tanto afuera como adentro de la escuela... ¿Qué puede salir mal?

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