Nuevos servidores

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 La mañana siguiente, transcurrió como de costumbre, tratando de cumplir con todas mis obligaciones de lacayo, y olvidando por otro lado, la locura de la fiesta de a noche y las cosas espeluznantes que había escuchado y visto.

Faltaba poco para llegar al campamento terrorista de los humanos islámicos.

 Era un lunes de mucho calor, a las 3.0pm, cuando a lo lejos distinguimos sus tanques, sus carpas y quienes en esa zona habitaban.

Se trataba de un campamento ubicado en el ala norte de Irak, los humanos llaman a este grupo terrorista como “El Estado Islámico o ISIS”. A lo lejos distinguimos su bandera negra con un círculo blanco y letras en árabe escoltado por un corpulento hombre humano en uniforme militar.

El lugar exhibía un ambiente de guerra continua en el medio del desierto, bombas explotando en menos de cinco minutos, gente con armas, tanques de guerra, cargamentos de armas, vehículos, humo y fuego por todas partes.

Humanos en trajes negros y militares, muchos encapuchados con gorros negros y mujeres tapadas casi por completo con un velo, se pararon a contemplarnos con una expresión de confusión, estáticos sobre sus dos patas, mirándose unos a otros, como si no supieran que hacer. Los hombres conservaban una postura más audaz, casi hasta desafiante, en cambio las mujeres tenían temor, ellas buscaban a sus hijos para esconderse en sus casas.

Típica reacción de un pueblo que vive con miedo. Aunque no tener miedo, en este caso, sería algo arrogante y muy estúpido. Ellos aún no saben del infierno que les espera

Nos acercábamos escoltados por los líderes varacolacis: vampiros gigantes de tres metros, en taparrabos de algodón atados en cuerdas de oro. Con penachos de plumas verdes, azules, violetas o rojas e hilos de pura seda y oro arriba de la cabeza, mantos de seda que llevaban por debajo de la rodilla manifestando su estatus. Collares y esclavas de piedras preciosas, como el jade. Con toda la apariencia de la nobleza indígena, junto a sus esposas vampiresas de raza moroi y otras vampiresas varacolacis vestidas de manera un poco similar entre ellas.

En el aire mujeres de test morenas y test blancas, morochas, rubias y pelirrojas con esclavas en sus muñecas como única prenda de un cuerpo desnudo y despampanante, llevando esas cabelleras espesas y de un largo que es como de su estatura, volando en el aire con alas como de libélulas, mariposas y murciélagos, pero que a su vez parece parte de su piel. Nuestras vampiresas snefedis junto a sus medias hermanas las vampiresas Boath-Siht, juntas, en armonía por primera vez en la historia.

Escuche un sonido de bomba en mi nuca, los vehículos dejaron de avanzar, entonces las cosas sucedieron en cuestión de segundos.

Algunos de los licántropos se habían transformado en su forma animal y estaban sobre la cabeza de los humanos, otros vampiros habían asesinado a cientos de humanos y ahora habían tomado posesión de sus armas teniéndolos amenazados. Otras vampiresas Snefedis y Boath-Siht volaban atacando a otros tantos humanos con sus flechas envenenadas, dándoles muerte instantánea.

Luciano corrió en dirección horizontal hasta el tanque de guerra más imponente que se vio montado por un humano y con la mano derecha lo elevo arrojándolo varios metros sobre el nivel del suelo, como si el humano fuera una hoja que se arroja al aire

Luego volvió hasta el primer humano que había atentado contra nosotros, reduciéndolo al suelo y con un arma en su cabeza le grito:

_ ¡ As soon as they do such a thing again, the annihilated, foolish humans, there will be no second chances for you?

(¡En cuanto vuelvan a hacer una cosa así, los aniquilo, tontos humanos, no habrá para ustedes segundas oportunidades ¡)

Luciano estaba en el medio del campo de batalla, con su actitud imponente, reduciendo y dominando a los humanos como ha hecho con todo.

Estaba vestido con una chaqueta de cuero negra de la mejor calidad, que le sentaba perfecto para su gran contextura, tenía una sudadera negra y pantalones también del mismo color, se había tapado la cara con un pañuelo verde de cuadros de tela escocesa que lucían sus grandes ojos verdes delineados con una línea negra gruesa. Era sin duda un estilo muy distinto al de los habitantes humanos iraquíes

_ ¡Exijo que me lleven con su gobernante ¡- vocifero

_ ¡Marcianos ¡hablan en inglés, conocen el lenguaje- dijo una mujer en idioma árabe

Luciano le dedico una mirada de desprecio con el ceño fruncido y la mujer rápidamente se escondió agazapándose en el suelo

_ ¡Ustedes no tienen ni idea de quién soy yo¡¡No tengo tiempo para perder con su limitado entendimiento, son tan repugnantes, tan débiles, carentes de capacidades físicas, de poderes, de todo?! ¡Ustedes son la mofa a nuestra especie¡¡Un error ¡Una broma de mal gusto que nos ha jugado la naturaleza, al permitirles existir bajo muestra mismo sol, seres tan inferiores y la vez tan similares a nosotros! ¡Por eso los odio y los desprecio, más que nada en este mundo¡¡Porque con su desgraciada existencia nos humillan ¡

Un matón de dos metros de alto, con una ametralladora en la mano, se acercó a Luciano. Él lo observo con la cara transformada en una perpetua mueca de disgusto y rabia, endureciendo aún más su ceño.

_ Tú, criatura inferior y retrasada, ¿eres el gobernante de este incapaz pueblo? – le pregunto el rey

_ No cometeremos ataques contra ustedes. Queremos subsistir y por eso voy a llevarlos con nuestro califa. Pero por favor, permítanos saber, al menos quienes son y que quieren de nosotros

Su ingle era algo atrasado y tosco. Su aspecto era formidable, más sin embargo mostraba una expresión de confusión y miedo. Luciano alzo la cabeza en un gesto de superioridad

_ Soy el rey vampiro de la república internacional de Sodomorra- respondió Luciano en un inglés muy británico- Su débil sociedad desconoce de nuestra existencia, de haber sabido de nosotros lo más probable es que los hubiéramos exterminado. Pero hoy tengo una propuesta para hacerles, por eso exijo que se me presente ante su rey, líder o lo que tengan por gobernante. Si acepta serán mis esclavos, si no los aniquilare y no quedara ni uno de ustedes con vida.

Una propuesta casi igual a la que nos hizo a nosotros. Luciano no quería negociar nada con ellos, eso no es lo que él hace, lo que él hace es someter, va a esclavizarlos para usarlos a su propio beneficio. Como había hecho con nosotros los licántropos. Como hace con todo a su alrededor

El matón que era un poco más robusto que Luciano, y mucho más pequeño que los vampiros varacolacis que nos acompañaban, calvo y con una barba negra inflada lo miraba perplejo, colocando sus ojos en los zapatos de Luciano. Algo relacionado con su poder no coincidía con su aspecto. El parece más un famoso actor del cine hollywoodense, que un tirano y temible rey.

_ Vengan conmigo- respondió el humano, luego de unos segundos de incertidumbre que estaban molestando a Luciano

Camine, a la izquierda al lado de Jordán, acompañados por este humano y una porción de los vampiros y licántropos que nos seguían.

Vi aparecer iraquíes que apretaban el mango de sus armas mientras nos observaban con rencor, otros miraban atónitos, boquiabiertos, susurrando al oído de su compañero, podía imaginar lo que se decían, que somos criaturas extraterrestres, o ángeles caídos o hijos del demonio.

Ninguno de todos ellos tiene ni siquiera idea del calvario, y el infierno que están a punto de experimentar, esto fue lo que me hizo sentir lastima por estas pobres criaturas, ellos aún no lo saben, pero Luciano los convertirá en criaturas aún más desgraciadas de lo que somos los licántropos

Después de unos minutos de caminata entramos a una carpa bastante reducida en tamaño con ocho personas apretadas, un humano de avanzada edad, barba negra y canosa, cejas espesas, vestido con un manto negro que lo tapaban de pies a cabeza, estaba sentado en un escritorio de la carpa y se levantó de su asiento en cuanto entramos.

El sujeto dirigió sus ojos directamente hacia Luciano, luego miro a los vampiros varacolacis hasta terminar de hincar su vista en el par de vampiresas aladas, que se encontraban sobre sus pies, fue entonces cuando sus ojos lucieron como si estuviera ante espectros.  Ante la vista de los demás, yo pasaba desapercibido, y era lógico, frente a los ojos naturales, no soy más que un sujeto con rasgos mongol hasta que me transformo.

Luciano no podía soportar el silencio de aquel humano vejo y se lo hizo saber poniendo una actitud recia, una mirada fiera y cruzándose de brazos

_ Tome, asiento – susurro el humano nervioso, indicando a la silla frente a el

_ QUIERO… explicarle nuestra visita a este lugar, con el fin de ofrecerles un trato, para garantizarme a mí y a mis ciudadanos una óptima estadía en este lugar y sin confusiones

El no tomo asiento. Su voz era áspera, fría y tan dura como su mirada. El humano no le sacaba los ojos de encima. Parecía confundido, como debatiéndose entre atacar, hablar o huir. Las ganas retenidas de atacarlo, o la confusión, se ponían manifestar en las gotas de sudor de su rostro, el califa sabía que, si lo atacaba, lo más probable es que éste desconocido sea como una bomba atómica, el Estado Islámico seria destruido en menos de cinco segundos por este demandante y extraño muchacho de piel extremadamente blanca y pelo negro.

_ Adelante- concluyo derrotado

_ Soy el rey de la república internacional de Sodomorra. Un reino de vampiros integrado por más de 300.000 millones de ciudadanos. En este último tiempo hemos capturado como lacayos a nuestros enemigos naturales, 100.000 licántropos, para que nos sirvan y así salvarlos de una muerte segura a manos de mi hermanastro, Frederick Órcelo, actual emperador de Gran Embeneki, un imperio vecino cuya familia imperial, es también mi familia. Mi objetivo por el momento, es quitarle el trono, que no se merece y que por derecho me correspondía a mí. Pero para eso necesito un lugar en donde esconderme y esconder a mis mejores soldados, durante un tiempo. Se de la misión que persiguen, tratan de dominar su mundo humano, imponiendo su religión y llevando su califato a todos los continentes. Por eso voy a ofrecerles una opción. Trabajare a favor de su causa, ofreciendo a algunos de mis soldados, y les aseguro que llegaran a ser dueños de su mundo humano, en menos de un año. Pero a cambio, pido que tú y tú pueblo se conviertan en mis esclavos hasta que allá logrado sacarle el trono a mi hermanastro Frederick Órcelo, proclamándome único emperador del único imperio vampiro del mundo.

El humano allí sentado, seguía callado, mirándolo fijamente, aun sin saber qué hacer. Luciano suspiro cruzándose de brazos, otra vez.

_ No me gusta esperar… te doy dos minutos para que te decidas. Si aceptas el mundo humano será tuyo en menos de un año, pero si no aceptas… te exterminare a ti, y a todo tu pueblo en menos de lo que tardarías en tomar esa arma y tratar de atacarme inútilmente.

El humano trago saliva mirando la ametralladora que tenía apoyada sobre la mesa de reojo. Luego volvió a mirar a Luciano, que tenía sus ojos ceñudos clavados en él, esperando una respuesta, para matarlo o convertirlo en su nuevo lacayo.

Él se levantó de su silla, para extenderle la mano al rey. Luciano miro su mano con asco, como si tuviera algo desagradable en ella, una vez el humano la bajo, el respondió en un tono tan frio y distante como desde el principio.

_ Tomaste la decisión más sensata. Supongo que vives en una casa

_ Vivo en una mansión con mis cuatro esposas y sus hijos

_ De acuerdo. Ahora tu casa es mi casa, indícame el camino hacia mi casa para que pueda instalarme allí con mis tres novios y mis servidores

_ ¿Que? Pero ¿y en donde voy a vivir? - exclamó el humano nervioso, con los ojos muy abiertos

_ Vivirás en una habitación de servicio junto a mis lacayos. Fenris, mi lacayo licántropo y etcétera, luego te acompañaran tus esposas y tus hijos, vivirán también como mis esclavos después de que mis soldados se diviertan con ellos, haciéndoles lo que quieran

Él hablaba como un temible dictador, dirigiéndose a su prisionero. El humano apretó los dientes, impotente, bajo la cabeza, angustiado. El y los vampiros que lo acompañaban le dieron la espalda por unos segundos, dirigiéndose a la salida de la carpa. Entonces pude ver como los ojos del humano se enfocaban en el muslo de Demian, mirando esa parte de su cuerpo con desagrado.

Tenía los vaqueros bajos hasta la mitad del trasero, luciendo con total descaro, un calzón rosa chicle con dibujos de ositos de colores, sentados sobre nubecitas. Además de ser una prenda muy infantil para un hombre de su edad, demasiado a afeminada y ridícula. De seguro, tener que ver eso para una persona como el, representa una situación muy chocante e incomoda

_ ¿Cuánto tiempo se tardará en derrotar a su hermanastro? … ¿Debo dejar que sus hombres exhiban frente a mis hombres, prácticas que son ofensivas a nuestra fe?

Luciano le dedico una mirada fugas a la cadera de Demian, mientras este se subía los pantalones, luego se dirigió al humano de reojo y con el ceño fruncido.

_ No me gusta que mis esclavos me hagan preguntas, me molesta. Asique no vuelvas a hacerlo. Entre morir y vivir, tú decidiste vivir y convertirte en mi esclavo. ¡Deja de molestarme ¡cumple con tu deber y guíame hacia mi casa

El humano tomo la delantera conduciéndonos entre la sociedad humana y los vampiros y licántropos que empezaban a tomar posesión del lugar, como si un grupo de asaltantes se tratara. Algunos humanos que estaban en la puerta de la carpa también nos acompañaron, y todos juntos licántropos, vampiros y humanos caminamos en tierra iraquí. Tanto los humanos como los vampiros y hasta los licántropos que caminaban conmigo, se mantenían callados y serios. Pero el más serio y ceñudo de todos era Luciano, que no dejaba de mirar a la nada con expresiones de ira. Seguramente algo que había pasado lo había fastidiado bastante. 

Cuando llegamos a la atractiva mansión de tres pisos, muros y paredes blancas, con forma triangular, los vampiros atacaron al personal de seguridad que vigilaba la puerta de acceso, dejándolos profundamente heridos en el suelo, algunos fueron la comida de ellos, otros simplemente no, también envistieron la puerta sacando de los pelos a cuatro mujeres y los niños que había allí adentro, arrastrándolos por el suelo, los tiraron en el medio de la calle y allí mismo se pusieron a violarlos y alimentarse de ellos en grupo. Hasta los licántropos, quienes pocas veces tenían licencia para divertirse, fueron invitados a ese tipo de amasacre en manada.

Los humanos y en especial las mujeres humanas, se acercaban para tirarse al piso a llorar, gritar y desesperarse ante tan espantoso panorama.

El califa lloraba arrodillado en el piso con las manos en su cara, mientras Luciano observaba la escena, con los brazos cruzados como si se tratara de cualquier paisaje natural. Demian había entrado a la casa corriendo, encerrándose en la habitación, pues él se sentía muy sensible como para soportar el estar en el medio de esas escenas. Jordán observaba atrás de Luciano, era el único que mostraba al menos una pisca de piedad por esa pobre gente, aunque tampoco reaccionaba.

Ni siquiera nuestra era de cautiverio bajo el yugo del rey de los vampiros había empezado de esa manera tan brutal y sangrienta. Nosotros éramos esclavos como ellos, pero al menos no nos habían tratado con tanta crueldad y salvajismo.

Una etapa de mucho dolo y sufrimiento le espera a la especie humana, un dolor mucho mayor del que pasaron los licántropos, en manos de Luciano.

La tortura termino después de un par de espantosas horas, que fueron como siglos. Los verdugos se fueron satisfechos cada uno por su lado, después de alimentarse y matar por diversión, dejando la desoladora imagen de lo que quedaba. Los niños menores que habían sido violados, comidos por los vampiros, más dos de las esposas del califa que había sido el alimento de un par de vampiros.

El humano se acercó a esos cuerpos ensangrentados, llorando y tratando de consolar a la familia que le quedo y lamentando a los que les habían sacado. Luciano se acercó a él de manera sínica, observando la situación con una ternura siniestra le dijo  

_ Ay que lastima, parece que mis hombres tenían mucha hambre debido al largo viaje, ahora te quedan dos esposas, quien iba a decirlo, estas igual que yo…- Luciano sonrió y el humano levanto apenas la cabeza mirando a sus rodillas. Sus palabras y su accionar era tan típico de el – Esto te va a enseñar a respetar a tu amo, sin embargo, he decidido recompensarte, dentro de todo has sido sumiso. Te daré una parte de mis riquezas, para que tú y tu familia vivan en alguna casa, modesta y apropiada. No podría soportar tener a unos asquerosos y sucios seres humanos habitando bajo el mismo techo que yo, ni, aunque se trataran de mis sirvientes más rancios. También voy a ofrecerles algunas de mis avanzadas y muy superiores armas. Sus armamentos son tan escasas, deficientes, retrasados e inútiles, que hasta lastima me da

El infierno se acerca para los humanos, desde que el califa humano acepto convertirse en esclavo del rey de los vampiros, a cambio de la dominación mundial. Y ni siquiera tienen idea de lo que les espera

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