VII

 —Eres tan hermosa... me recuerdas tanto a mi amada Mina... –decía la voz de Drácula conforme me besaba.

 Al terminar la Asamblea de la Nación Wamphiri, se realizó una especie de banquete sangriento en los aposentos continuos, con música e incluso una exposición de arte presentada por Varnay que pintaba con sangre y realizaba esculturas abstractas con cuerpos humanos mutilados. Había una amplia cantidad de esbirros (humanos grotescos servidores de los vampiros), que ejercían como saloneros y verdugos.

 Pasé la mayor parte de la velada al lado de Draken, hasta que éste me dejó unos instantes para atender unos asuntos con su clan. Es entonces cuando Drácula, con su mágica seducción, se me aproximó y me pidió que conversáramos fuera. Salimos a uno de los balcones, donde gradualmente caí en las intrincadas redes de hipn&oa

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