IV

 No recuerdo bien los eventos durante aquella tarde en que ataqué Samael en mi departamento y le consumí la sangre clavándole mis colmillos en el cuello. Pero si sé, que poco después arribó Draken.

 —Bien hecho... Helen, muy bien hecho. Te felicito. –Dijo jactancioso. Se disponía a finiquitar a Wang consumiéndole cada gota de sangre, cuando una ballesta encendida lanzada por uno de mis cazadores guardaespaldas, casi lo hiere, huimos a toda prisa.

 Aunque nos perseguían en vehículos negros, Draken contaba con una fuerza sobrehumana propia de su identidad vampírica, por lo cual, mientras corría a una velocidad asombrosa, me cargaba sobre su espalda, bien aferrada a sus hombros. Así, con el tiempo, fuimos capaces de burlar a los cazadores.

 En la noche, llegamos al aeropuerto donde esperaba el jet privado. Allí estaban ya Fray Abraham, Tezcán, Pagliacci, Jezabel y Xing.

 —No creo que deba venir en este viaje –dijo Fray Abraham. –Aún no es una vampira completa. Todavía es humana.

 —Para cuando termine el plan será ya una vampira completa, y será mi esposa. –Sentenció Draken zanjando el asunto.

Villa Xilang-Mang-Tsen

Provincia de Manchuria, China.

 Tras algunas escalas a lo largo del globo (para dormir en lujosos hoteles durante el día), llegamos a una muy rural y pobre villa china, donde los pobladores aún guardaban con gran temor y recelo un área de colinas denominada “Las Colinas de los Ríos de Sangre”. Aparentemente, dichos pobladores guardaban el recuerdo de sus antepasados sobre un terrible demonio, muy feroz, que fue encerrado en la tierra en aquél lugar maldito.

 Los vampiros llegaron a la villa como un grupo de turistas aristócratas, pero en cuanto el apetito se les abrió, se convirtieron en feroces depredadores que se alimentaron de los humildes habitantes. La escena fue horrible y dantesca; mataron a los ancianos y se alimentaban de la sangre de los más jóvenes. Quemaron la villa y asesinaron por placer a muchos hombres y mujeres inocentes.

 Horrorizada ante la masacre espantosa, no pude sino sumirme en llanto de desesperación y dolor ante la monstruosa criatura en que estaba convirtiéndome. Especialmente, por el hambre y la sed de sangre que se despertó en mí al percibir el olor acre de la sangre fresca.

 Draken notó mi dolor y me contempló en cuanto terminó de succionarle la sangre a una joven china adolescente, cuyo cuerpo muerto dejó caer al suelo. Con su mirada endiablada y sus colmillos filosos chorreando sangre, me tomó en brazos, secó mis lágrimas y me besó.

 Absorbí con deseo la sangre de su boca, pero me negué a beber del cuello de la mujer china que Draken me ofreció...

 —Pronto será completa tu conversión, mi amada inmortal. Pero, por ahora, respetaré tu voluntad.

 La masacre había sido espantosa, sin embargo, en medio del marasmo de horror y muerte, noté que Jezabel había tomado a todos los niños y niñas de la Villa. Intrigada, y temerosa de lo peor, la seguí discretamente hasta la ladera de un río cercano, donde Jezabel, lejos de matar a los infantes como supuse, los ayudó a escapar del fatídico destino de sus padres y hermanos menores. Incluso a un pequeño bebé recién nacido lo entregó en brazos a la mayor de todos los niños, una chiquilla de 11 años, para que lo cuidara.

 Una vez terminado el horrendo festín, los vampiros llevaron tres jóvenes adolescentes hasta un remoto paraje en las Colinas de los Ríos de Sangre, donde se situaba un montículo de tierra yerta, de aspecto oscuro y donde no crecía el césped. El páramo se situaba debajo de enormes árboles que oscurecían el ambiente, y podían percibirse presencias fantasmagóricas alrededor.

 Colocaron a las tres jóvenes llorosas maniatadas sobre la tierra, y una a una les cortaron el cuello y vertieron su sangre fresca y olorosa sobre la tumba ignominia.

 Durante un largo lapso de tiempo no ocurrió nada, y solo la tensa expectativa de los vampiros era perceptible. Pero pronto, cuando la sangre de las mujeres generó un charco enorme  y lodoso, se sintió un retumbar de la tierra que hizo vibrar, árboles, piedras y el resto del escenario.

 El cielo se oscureció cubriendo las estrellas y arremolinándose en torno a la tumba maldita, hasta que de entre la tierra resurgió una espantosa garra, como si de una maldad germinal se tratara. La garra era de piel callosa y con largas y afiladas uñas. Una nueva garra brotó en otro extremo, y finalmente, de la tierra surgió un rostro monstruoso, totalmente calvo, con orejas puntiagudas, ojos rojos achinados, una nariz larguirucha, y una boca repleta de colmillos filosos. Cuando el demonio hubo sacado todo su dorso, tomó el cuerpo moribundo de una de las jóvenes, y enclavó sus colmillos infectos hasta haberle drenado la última gota. Luego hizo lo mismo con las otras tres, hasta recuperar totalmente sus fuerzas.

 La criatura espantosa salió de la tierra. Tenía dos metros de altura y vestía una túnica china de seda roja que le cubría casi todo el cuerpo, y de holgadas mangas, por lo cual, solo se le veía la horrible cabeza y sus filosas garras. El ser sonrió al observar a los vampiros.

 —Bienvenido seas, Maestro Shai Tang –congratuló Draken hablando en inglés, aunque luego repitió la frase en chino y en rumano.

 —Gracias, muchas gracias por despertarme –respondió Shai Tang en la lengua inglesa. –Estaba hambriento.

 Shai Tang examinó a cada uno de los vampiros, como olfateándolos. Pareció reconocer solo a Draken, Pagliacci y Tezcán. A Xing lo saludó más efusivamente (si cabe el término) pues quedó claro que Xing fue convertido en vampiro por el demoniaco ser.

 —Él es Fray Abraham –explicó Draken cuando Shai Tang observó curioso al vampiro costarricense. –Y ella es Jezabel.

 —Hermosa, realmente hermosa –dijo el monstruo acariciándole la mejilla a la vampira. Luego me contempló a mí con una mirada extrañada y recelosa.

 —Helen, mi prometida –dijo Draken— aún no ha finalizado su transformación.

 —Eso es evidente –dijo contemplándome como asqueado— siento su respiración, y los latidos de su corazón. Sin duda está... viva... Es aún... una humana... No deberías traerla a estas importantes actividades, querido Draken.

 —Espero que su presencia no te moleste, Shai Tang.

 —No me molesta... –dijo y olfateó el aire profundamente— pero me da hambre. En todo caso, bienvenida seas a nuestro mundo, Helen. Me llamo Shai Tang, y soy el vampiro más poderoso de toda China. Tengo 6000 años de edad.

 —Asombroso –dije tragando saliva con un profundo temor ante la imponente y monstruosa presencia. –Solo puedo imaginar el grado de sabiduría tan elevado que ha adquirido... señor.

 El vampiro sonrió como complacido con mi respuesta y se alejó.

Budapest, Rumania.

 Deliberadamente evito relatar los atroces agasajos de sangre y muerte que realizó Shai Tang en las diversas villas chinas de esa zona rural. Mi mente intenta olvidar tan espantosos eventos de los cuales intenté mantenerme lo más alejada posible. Solo el rumor de labios de los vampiros complacidos que acompañaban a Shai Tang en sus matanzas me llegó. Mientras, Draken y yo sencillamente hacíamos el amor.

 Tras dos días de este furor de muerte en que tardó Shai Tang en saciar su hambre, y puesto que los vampiros estaban conscientes de que las autoridades chinas, y sus cazavampiros, estaban ya informados del despertar del demonio, remontamos vuelo camino a Rumania.

 Mi transformación estaba ya casi completada, hasta el punto de que estaba siendo cada vez más adicta a la sangre, más sensible al sol, y con mis signos vitales más imperceptibles. La transformación de humano a vampiro toma mucho tiempo. Mucho más del que vemos en las malas películas.

 Pero, la prueba final sobrevino cuando Draken, incapaz de esperar más o de controlar las ansias de sus amigos, estaba decidido a vampirizarme finalmente. Trajo hasta nuestro dormitorio a una víctima joven; se trataba de un muchacho de unos 16 años que fue retenido en las calles rumanas. Le descubrió el cuello y le abrió la herida con sus colmillos apta para extraerle la sangre. Tras lo cual, me obligó a beber.

 Era la primera vez que bebía sangre de una víctima forzada. Pude percibir su terror y su dolor, pero para este momento, mi mente estaba poseída por el demonio del vampirismo y mis instintos deseosos de sangre fresca me cegaron. Así que bebí la sangre con apasionamiento desmedido.

 Dejé al joven semiinconsciente e hice el amor con Draken una vez más.

 —Ahora sí serás bienvenida a nuestro mundo –dijo mi amante vampiro. –No obstante, Helen, debes de saber que ya no hay marcha atrás...

 El joven había muerto, aún cuando fue Draken quien le extrajo las últimas gotas dándole muerte.

 —¿Qué me ocurrirá ahora?

 —Pronto, consumiré hasta tu última gota de sangre, Helen, y luego caerás en el profundo sueño de la muerte, para despertarte en forma de vampira en tres noches. Hambrienta y desorientada, yo seré tu guía. Y tras despertar, no tendrás reparos al alimentarte.

 —¡Anhelo tanto que eso pase! –exclamé— ¡Hazlo ahora!

 —No, esta noche no. Hay una muy importante reunión a la cual acudir. Se trata de la Asamblea Wamphiri.

 —¿La que?

 —La Asamblea es la máxima autoridad del mundo de los vampiros, una especie de gobierno para nuestra nación. Tiene un vampiro representante de cada país o región, generalmente el vampiro más poderoso de dicha zona, y representantes de los clanes más grandes y fuertes. La Asamblea es la que elige al Rey de los Vampiros.

 —¿Y quien es actualmente el Rey de los Vampiros?

 —El príncipe Vlad III Tepes, Dráculaya, de la Orden del Dragón, el Empalador...

 —¡Drácula!

 —Ni más ni menos, aunque normalmente lo llamamos Lord Drácula. Cuando era humano se dice que gustaba de empalar vivos a las personas. Empaló a 10.000 en una tarde en Transilvania, 30.000 en Bratov, entre otras muchas crueldades. Se dice que en una invasión a Serbia dejó un remanente de 20.000 muertos, principalmente civiles inocentes. También tenía otros métodos, como mutilar, despellejar, hervir en aceite, descuartizar y desviscerar personas vivas. Luego sería convertido en vampiro. Hoy lo conocerás, pues hoy nos reuniremos en la Asamblea. Por cierto, Helen, todos los vampiros debemos escoger un nuevo nombre en el momento de renacer a nuestra nueva vida de vampiros y dejar atrás la fútil humanidad. Por lo cual, te bautizaré como la vampira Zarath.

 —Me gusta.

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