III

IV

  Algunas noches después, me interné en el bar de la Calle de la Amargura, que es conocido por ser un nido de vampiros.

 Caminé en medio de las brumas provocadas artificialmente por la máquina de hacer niebla, entre los muchos danzantes que se movían extasiados al ritmo de la música electrónica, iluminados por luces fosforescentes de discoteca.

 Para la ocasión me había vestido totalmente de negro, con chaqueta y una falda larga. Me recosté en una de las columnas del lugar en la espera de su llegada.

 Casi pude sentir su presencia a una gran distancia. Escuchando sus pasos cadentes y su mirada clavada sobre mí. Conforme la bestia se aproximaba más y más, pude sentirlo en mi piel erizada, y en mi corazón palpitante. Cerré los ojos...

 —Sabía que algún día volverías a mí, mi amada inmortal –dijo con su tono de voz dulce y suave. Abrí los ojos para encontrarme con Draken. El mismo hombre, alto, de piel muy clara, cabellos largos y lacios, barba de candado, rasgos mediterráneos, ojos azules hipnóticos, vestido con chaqueta larga y una camisa que le descubría el pecho.

 —¡Draken! –alcancé a exhalar antes de que me abrazara y me besara apasionadamente. Sentí de nuevo el roce frío, helado de su piel.

 —¿Qué te trae a mis dominios?

 —¿Qué más? Tú...

 Draken me llevó hasta el segundo piso, en el área “VIP”, donde se resguardaban los vampiros para alimentarse de las víctimas frescas recopiladas en la noche.

 —Te presento a mi nuevo clan –me dijo al adentrarnos— ya conoces a Pagliacci y a Jezabel –indicó señalando a los dos vampiros que había confrontado hace algunos días no muy lejos del lugar. –Él es Fray Abraham –dijo señalando a un pálido sujeto vestido con una chaqueta larga de cuero y usando un cuello sacerdotal— ella es Tezcán –dijo señalando a una vampira de piel morena, aunque no demasiado, con rasgos indígenas, cuerpo escultural y un taje rojo provocativo. –Y Xing –dijo indicando a un oriental calvo, con barba de candado, vestido con un traje chino de seda negra. –Aunque aún hay más miembros que no están presentes.

 Estos y otros vampiros consumían sangre fresca en copas de vino, sentados en sillones negros.

 —Así que ésta es la susodicha reencarnación de tu esposa –comentó Xing. –Hermosa, sin duda. Muy hermosa.

 —Gracias. Dime algo, querido Draken. ¿Cómo fuiste capaz de unificar a los clanes de la Cofradía y los Guerreros de Xibalbá?

 —Veo que has hecho tu tarea –dijo sonriente— fue sencillo. ¿Has escuchado hablar del vampiro Trinidad?

 —Por supuesto, el máximo líder de los Guerreros de Xibalbá. El vampiro más poderoso de Centroamérica.

 —Esa es su cabeza –indicó Draken señalando hacia un rincón, donde se abrieron dos compuertas mostrando una cabeza demoniaca clavada en una pica. –Ayudé a Tezcán a desembarazarse del sujeto, y ahora ella es la máxima jerarca de los Guerreros de Xibalbá. También ayudé a derrotar a la zorra Azandra, maestra vampira de un clan en Escazú. Tras su derrota, su clan fue absorbido por la Cofradía.

 —¿Crees que deberías darle tanta información a esta humana? –espetó molestó Fray Abraham. –No sabemos para quien trabaja.

 —No le estoy dando información importante –aclaró Draken. –Además, la información realmente importante devendrá solo cuando mi amada inmortal Helen Orleans, haya demostrado su absoluta lealtad.

V

 La noche pasó sin grandes sobresaltos, salvo las conversaciones lacónicas de los vampiros. Xing era el más interesante, pues tenía 2000 años y contaba historias curiosas de la China imperial. Xing era un niño pequeño cuando toda su villa fue arrasada por invasores mongoles. Luego se convertiría en uno de los más feroces guerreros del ejército chino, antes de ser convertido en vampiro. Fue muy temido en el área occidental de China, cerca de la frontera con Tíbet, formaba parte de las pesadillas de tibetanos y uigures.

 Descubrí también que Pagliacci había sido un bufón en una corte medieval española, transformado en vampiro por un viejo caballero templario.

 En la mañana siguiente, los vampiros se fueron a dormir, o a yacer juntos en una lujosa mansión que Draken había adquirido, situada en una alejada zona rural de Heredia. Draken y yo hicimos el amor durante casi todo el día.

 Aunque de vez en cuando Draken me conseguía alimentos sólidos y bebidas normales, siempre me hacía beber algo de su sangre al hacer el amor.

 Al anochecer, los vampiros despertaban como los humanos en la mañana. Yo misma salí de mis sueños profundos en la cama cómoda y espaciosa, de sábanas rojas, donde dormía junto a Draken.

 —¿Ya despertaste? –preguntó contemplándome con mirada enamorada, como si no hubiera dormido en todo el día.

 —Sí –respondí. —¿No dormiste?

 —No –dijo acariciándome el rostro— temía despertar y darme cuenta que estaba soñando...

VI

Un mes después.

—¿En verdad amas a Draken?

 —Amar es una palabra muy fuerte.

 —No respondiste la pregunta.

 —¡No lo sé! Es... es un monstruo. En el fondo... es un demonio, aunque sepa hacer el amor de manera asombrosa y puede estremecerme con una sola palabra...

 —Mata personas...

 —¡Ya sé! ¡Ya sé! Pero... ¿nosotros no comemos vacas y cerdos? Es decir... ¿hasta que punto los vampiros no están satisfaciendo una necesidad natural?

 —Entonces somos sencillamente sus presas. Parte del ecosistema, pero no en el último escalón de la cadena alimenticia, sino en el penúltimo.

 —Algo así... Estoy diciendo estupideces, pero jamás había conocido nadie que me tratara como Draken lo hace. Con esa amor y ese cariño...

 —¿No le tienes miedo? Podría matarte muy fácilmente.

 —Sí tengo miedo... pero creo que eso es parte del deseo que él me despierta...

 —¿Has logrado ahondar en su mundo?

 —Más o menos. No confían del todo en mí, como es lógico. Sin embargo, cada vez me fuerzan a consumir más sangre humana.

 —No confiarán en ti hasta que seas completamente vampirizada, querida Helen. Si tu prima Karina estuviera con un novio agresivo y violento, aunque en ocasiones dulce y amoroso, quien es un homicida, y éste le diera droga a tu prima para enviciarla y así cimentar aún más su control sobre ella, ¿qué le dirías?

 —Que debería dejarlo de inmediato... Y sí, ya sé que la situación es idéntica. Pero ustedes fueron los que me hicieron revivir mi amor por Draken.

 —Y no he contradicho tal cosa, pero es mi deber que tu mente se mantenga cuerda ante esta misión. Recuerda que es una misión de infiltración, no un reencuentro romántico.

 —Para usted es fácil decirlo. Yo estoy arriesgando mucho. En todo caso, Draken y sus vampiros están planeando un viaje al extranjero. Cuentan con un jet privado.

 —¿Te llevarán?

 —No tengo idea.

 —¿Por qué crees que no te han convertido en vampira aún?

 —¿Quién dice que no...?

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo