Mi Luna

—¿Y estás muy cansada? Ya sabes, con todo lo que pasó en el baile—me decía Perla al otro lado de la línea.

—Cansada no es la palabra sino mas bien, confundida y frustrada—contesté.

—Todos quedamos con una mala imagen del hermano de Austin. Por suerte ya no lo veremos más—dijo Perla.

—A mí desde el principio me caía mal de todos modos—digo con un poco de molestia.

—Mi mamá me llama, nos vemos después, Fio. Adiós y cuídate—me dice emocionada.

—Adiós, Perla. Cuídate también.

En el momento en que corto la llamada, la puerta de mi habitación se abre dejando ver a Christian con una sonrisa pícara.

—¿Qué pasa?—pregunté confundida.

—Iré al hospital por unos documentos que necesito y además, para traerte aquello ¿quieres venir conmigo?—contesta poniendo una cara más normal.

Lo pienso un minuto pero luego asiento, será un buen momento para ver a Henry y hablar con él. Me pongo mis tenis blancas y salgo detrás de Christian, la tía Cass está en el laboratorio así que en la casa solo queda Estrella, la perra.

Me subo al auto y Christian maneja hasta el hospital, que son mínimo unos 25 minutos. Al llegar, veo a Henry en la entrada despidiéndose de una chica muy bonita y una pizca de celos invade mi ser, Christian me voltea a ver y pone su mano en mi mejilla.

—Todo está bien—digo con una sonrisa. Me tranquilizo y bajamos del auto.

Henry ya no estaba en la entrada así que pude caminar con más paz. Llegamos al consultorio de Chris y mientras él busca sus papeles, yo lo espero en el marco de la puerta, alguien toca mi hombro y dice mi nombre.

—Hola Fio—al voltearme, veo a Henry con un ramo de rosas en el brazo.

Sonrío forzadamente y cuando Christian se percata de lo que está pasando, llega hasta mí y cuando pienso que me va a salvar de la situación, cierra la puerta a mis espaldas.

—Feliz graduación. Ayer no te pude ir a ver pero me alegro haberte visto aquí—dice con esa sonrisa radiante que tanto me gusta.

—Muchas gracias, Henry, agarro el ramo de rosas y las huelo—No hacía falta que me fueras a ver ayer pero gracias de todos modos.

—Vi la foto que publicaste en I*******m, estabas hermosa—dice y me pierdo en sus ojos verdes.

—Gracias, tú también estás hermoso—digo tontamente.

¿Por qué no puedo medir bien lo que digo?

La conexión se rompe cuando siento que alguien me está viendo y desvío la mirada pero cuando la paso por todos lados, no hay nadie.

Llaman a Henry porque van a empezar una cirujía y lo necesitan y se despide de mí con un beso en la mejilla.

—Adiós, Henry—digo con una sonrisa boba en mi cara.

Me quedo perdida viendo a Henry alejarse, que no me doy cuenta cuando Chris salió del consultorio y me veía con una extensa sonrisa en el rostro.

—Limpiate la baba, the best—me dice y eso hace que vuelva al mundo real.

Dirijo mi mano hacia mi boca pero no hay baba, miro con el ceño fruncido a Chris y camino junto a él hacia la salida. Veo la bolsa de cartón en su mano y sé lo que hay ahí. Cuando volvemos a la casa, la tía Cass no ha vuelto así que eso significa que estaremos solos en la mañana ya que Chris tiene turno de noche.

—Hoy te toca cocinar a ti—digo y me tiro en el sofá.

—¿¡A mí!? Pero si ayer yo hice el almuerzo—se queja.

—¡Oye! Yo soy la graduada aquí, así que no te quejes—digo y lo mando a la cocina.

Prendo la televisión y me quedo viendo una aburrida caricatura hasta que tocan la puerta, me levanto emocionada pensando que es la tía Cass pero mi sonrisa se borra al ver a Austin y su irritante hermano en el marco de la puerta, trato de cerrarla pero Christian aparece y lo impide ¿Cómo diablos llegó tan rápido?

—No seas maleducada, Fio—me riñe Chris.

Yo suelto un bufido y me dirijo hacia el sillón a seguir viendo la fea caricatura.

—Pasen, pasen—les dice Chris.

¿Por qué está tan nervioso? Son solo dos chicos molestos.

Ruedo los ojos ante su comportamiento e ignoro lo más que puedo a esos chicos.

—Mi luna, es un placer volverte a ver—dice el hermano de Austin el cual olvidé su nombre.

—Mi nombre es Fiorella, no Luna y jódete maldito animal, no te atrevas a venir a mi casa a hacerte el educado cuando ayer me saltaste encima—digo molesta y rápidamente pongo mi mano en mi mejilla derecha.

—¡Fiorella! Ten un poco más de educación—me vuelve a reñir, Chris.

—¡Él es el que me atacó ayer! ¿Por qué lo defiendes?—pregunto molesta y sin quitar la mano de mi mejilla.

—Mi luna, entiendo que estes molesta, así que pido una disculpa por eso—dice el hermano mayor levantándose y trata de tocarme.

—¡¡No te atrevas a ponerme una mano encima!!—le grito.

Mi vista se nubla de repente y me tengo que sostener del hermano mayor para no caerme, y no es porque yo quiera sino porque es lo primero que se me atravezó.

—¡Mi luna!—dice en un grito de angustia el chico.

—Resiste, resiste, Fio. Iré a traer la medicina—dice Chris desesperado.

Pero mis piernas me fallan y caigo de rodillas, el chico me levanta y me acuesta en el sofá con la mirada hacia arriba.

—Duele...—digo con un quejido de dolor.

—¿Mi luna, qué te pasa?—me pregunta él pero yo niego con la cabeza.

No le puedo decir, no puedo confiar en un extraño y menos en este tipo que me atacó de la nada y me reclamó como suya.

Veo la silueta de Chris venir y rápidamente me clava la inyección en la parte del corazón. El dolor se va dispersando poco a poco hasta que ya no duele más. Trato de adaptar mi vista otra vez a todo lo que está a mi alrededor y en el proceso me siento, tocando mi cabeza.

—¿Qué es lo que ella tiene?—le pregunta el chico a Chris.

—N-No...te atrevas...a-a decirle—digo con mucho esfuerzo.

Fue solo 1 minuto y todos mis sistemas comenzaron a fallar, odio esto.

—Pero...

—Esto no le incumbe a él, Christian. Es solo un desconocido—digo con mi voz mucho mejor.

—Te equivocas. Soy tu dueño y tengo que saber qué pasa contigo para poder curarte—¿acaso escuché bien?

—¿Mi dueño? ¿¡Mi dueño!? ¿¡Quién te crees!?—me levanto de golpe y lo encaro.

—Cálmate, Fio, te pondrás mal otra vez—dice Christian.

—¡¡No me pienso calmar!! Este idiota ni siquiera me conoce y ya me está reclamando como suya! ¿¡Cómo quieres que me calme!?—digo entre gritos y vuelvo a colocar la mano en mi mejilla.

—Es mejor que nos vayamos, Donovan—le dice Austin.

—Volvamos cuando estén los dos, es mejor—dice él.

—¡Sí, vete! Antes de que yo misma te saque a patadas—digo y mi ceño no puede estar más fruncido.

Una vez ellos dos salieron, me volví a acostar en el sofá a descansar un poco más.

—No puedes hacer eso—me dice Chris.

Donovan

Horas Antes

Estaba esperando impacientemente que Austin llegara a la casa y me dijera de una vez el bendito apellido de mi luna para poder rastrearla. Estoy en la sala de mi casa esperandolo, caminando de un lado a otro desesperado.

—Hola, cielo ¿Quieres algo de comer—me pregunta Nana entrando a la sala.

—Nana, deberías estar dormida, es tarde—digo y me acerco a ella—Solo espero a Austin, después iré a dormir.

—Escuché por parte de Steven que ya encontraste a nuestra luna, es un milagro de la Diosa ¿no crees?—dice ella con su adorable sonrisa.

—¡Es perfecta! La tienes que ver, quedarás encantada—digo como niño pequeño.

Nana nos ha cuidado desde que mamá y papá se fueron, yo le tengo mucha confianza, todas mis inquietudes se las cuento a ella y siempre sabe que responder. Es una mujer muy sabia.

—Ya me lo imagino. Bueno, estoy anciana y tengo que dormir y tú no lo hagas muy tarde, Novi—me dice Nana y sale de la sala.

Una hora después llega Austin muy feliz y en el momento en que se acerca a mí, lo siento en el sofá y lo lleno de preguntas.

—Dime su apellido ¿donde vive? ¿con quienes vive? ¿tiene novio? Dime que no—Austin pone un dedo en mis labios y ríe.

—Parks Denver, Avenida 08 calle 02 tercera casa color amarillo, un horrendo color, su tía y tío, no tiene novio—contesta todas mis preguntas con una sonrisa.

—Excelente, vete a dormir. Como haz salido de la universidad ahora tomaras tus deberes de beta en serio, Steven no se puede encargar de todo—digo y lo empujo hacia las escaleras.

—¡Clarooo! No todo podía ser color de rosa ¿verdad?—dice renegando mientras camina.

—Silencio. Obedece a tu alpha, enano—digo con una sonrisa.

—Parks Denver, que no se te olvide—dice Evan abriendo el l**k.

—Claro que no lo haré. Iré a dormir, mañana la busco—

Al día siguiente, introduzco su nombre con apellidos en mi base de datos y este instantáneamente me da la dirección más completa y toda su información. Salgo rápidamente de la casa junto con Austin a buscarla, pude un día pero dos no podré sin ella.

Un pequeño chip que hay en el auto me dice que van directo al hospital, así que conduzco hacia allá con velocidad rápida pero sin sobrepasar los límetes. Al llegar al hospital veo el auto parqueado y segundos después, ella y su tío bajan del auto y caminan hacia el interior del lugar.

Su olor inunda mis fosas nasales otra vez pero esta vez me contengo para no lanzarme encima de ella.

Cuando se detienen en un consultorio, veo como minutos después un chico se acerca a ella con un ramo de rosas, estaba apunto de atacarlo sino hubiese sido por Austin que me detuvo. Ella recibe el ramo de rosas con una sonrisa, se quedan hablando y puedo escuchar su conversación gracias a mi buen oído de lobo.

—Vi la foto que publicaste en I*******m, estabas hermosa—¿cómo se atreve a decirle eso?

—Gracias, tú también estás hermoso—dice ella y estoy que exploto de los celos.

Austin me tiene bien sujeto para que no me lance hacia ese tipo y le arranque la cabeza de un mordisco ¿Cómo se atreve a hablarle así a mi luna?

Me escondo cuando veo que mi luna ve hacia todos lados buscando a alguien y supongo que era yo ya que no le quitaba la mirada de encima. Se despiden y el chico se aleja de ella, su tío sale y ambos caminan hacia la salida.

Cuando están en la casa, espero unos minutos antes de tocar la puerta y entrar. Veo como le fastidia que estemos los dos ahí, iba a cerrar la puerta pero su tío llega rápido y lo impide, él sabe quién soy y por qué merezco respeto. Ella se molesta aún más y comenzamos una discusión, me parece extraño ver que pone la mano en su mejilla; ella me sigue gritando hasta que se desequilibra y me agarra para no caerse, pero sus piernas le fallan y mi primer instinto es acostarla en el sofá.

—Resiste, resiste, Fio. Iré a traer la medicina—le dice su tío y sale de la sala.

—Duele...—a mí me duele verla así.

—¿Mi luna, qué te pasa?—pregunto muy preocupado.

Luego de que su tío volviera y le clavara la inyección en el pecho, se va recuperando poco a poco y nos echa de ahí como dos perros.

—Es mejor que nos vayamos, Donovan—dice Austin y recapacito un momento.

—Volvamos cuando estén los dos, es mejor—digo considerandolo la mejor opción.

—¡Sí, vete! Antes de que yo misma te saque a patadas—dice ella muy molesta y frunciendo el ceño.

Trata de verse mala pero mas bien se ve muy adorable. En serio adoro a mi luna.

¿Qué es lo que le pasa a Fiorella?

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