Capitulo 3

Una mala cena | Gigi.

Los siguientes días se sienten un poco extraños, el aire en la oficina es de estrés puro. James Kend no ha venido en balde, en su mayoría, todos los cambios han sido radicales y apenas ha trabajado con dos áreas de la revista.

- En cuanto cambie algo de mi sección - comenta Miriam mientras con su tenedor ataca su lechuga - lo mató.

Miriam es muy sensible con su trabajo, amaba lo que hacía y era ejemplo de ello, digo no por algo siempre vestía genial.

- Ni siquiera ha llegado contigo - opino tratando de calmarla.

- Pues solo falta poco - dramatiza ella.

Estaba a punto de decirle que la comida no tenía la culpa por eso, pero Oliver se detiene en nuestra mesa haciendo que me distraiga.

- ¿Necesitas algo? - pregunta de mal humor Miriam.

Oliver que al igual que muchos en la oficina está acostumbrado a las malas forma de Miriam.

- Si - se dirigí hacia mí - ¿Quieres ir saliendo de aquí o paso por ti?

Parpadeo confundida por su pregunta sin entender muy bien de qué va esto.

- Ya veo - dice decaído - lo has olvidado.

"¿Olvidar qué?"

Estaba a punto de preguntar cuando mi cerebro me manda un rápido recordatorio.

- ¡La cena! - digo sorprendida.

Él parece entusiasmado por el hecho de que me he acordado.

- Si, eso - dice alegre, pero vuelve a un semblante decaído de nuevo - al menos de que no quieras.

Miriam asiente con la cabeza como si eso fuese lo más lógico, pero yo ya había quedado con él, así que me armo de valor.

- Para nada, solo he tenido una semana pesada - explicó - saliendo no está mal.

- Bien, entonces hasta el rato.

Veo como se marcha de la cafetería y mis ojos viajan a la sorprendida Miriam.

- ¿Le has aceptado una cita a Graham? - pregunta.

- Si - respondo obvia, quiero darle otro bocado a mi pay, pero pierdo el apetito ante el olor.

- ¿Otra vez no vas a comer? - me pregunta Miriam quién ve como apartó el plato de mi - debes ir a un hospital.

- Seguro y son lombrices.

- Claro que te comen por dentro pidiendo no ir con el aburrido Graham.

La riño por mofarse de mí y mis posibles lombrices. Suelto un poco de aire esperando tener una buena cita.

| ° ° ° |

A la hora de la salida, tomo con lentitud mis cosas, algo que le da gracia a Miriam.

- Vamos mujer tortuga - apremia.

- Ja, ja, ja - finjo - que chistosa.

Está a punto de protestar, pero en las puertas de la empresa está Oliver sonriendo.

- Tu cita te espera - comenta.

Le hago mala cara pues no pasa desapercibido la burla en su comentario y sin más me acerco a Oliver.

- ¿Lista? - pregunta.

Asiento y salgo con él, ya en el auto empieza a platicarme su día y lo pesado que es James Kend, aunque me sorprende que diga eso sí el aún no ha trabajado con él.

Se detiene fuera de un bar que me hace mirar a todos lados.

- No te preocupes es un lugar muy seguro - dice él, notando mi pánico.

Salgo junto con él y entramos al bar, la calidad del lugar me calienta, mis ojos viajan por todo el lugar, en el centro hay una pista donde algunos cuerpos, aunque me es imposible reconocer donde inicia uno y termina otro, bailaban, al fondo ubicó la barra y apenas unas mesas vacías.

Sigo a Oliver quién me lleva a una mesa vacía y se sienta enfrente de mí.

- Me alegra que hayas aceptado está cita conmigo - dice él.

Intento disimular mi incomodidad con una sonrisa.

- No exageres - le digo.

Una camarera pide nuestras órdenes, apenas y reconozco algo del menú pues tienen nombres exóticos.

- El marinero es una hamburguesa - explica Oliver.

Asiento y pido eso.

Mientras esperamos que llegue la comida, Oliver me cuenta diferentes cosas, me explica lo ansioso que está porque Sabrina oiga sus propuestas de trabajo.

Cuando la comida llega comemos en silencio, después de un rato no puedo más con la hamburguesa y estoy levantándome para ir al baño cuando chocó con la camarera quién traía una bandeja con bebidas que en su mayoría traían alcohol y me caen encima, el olor inunda mis fosas nasales y siento náuseas.

- ¡Lo siento! - se disculpa ella.

Le quito importancia y le pregunto por el baño y lo señala. Corro hacia él y en cuanto puedo me inclino en el baño para poder vomitar.

Cuando salgo Oliver se está rascando la cabeza y parece apenado.

- Siento mucho eso - dice.

- No pasa nada - le digo.

- Será mejor que te lleve a casa - dice de repente.

Asiento y le sonrío, salgo antes que el para sentir la brisa fresca. Oliver sale después y subimos al coche.

El camino es silencioso, tampoco prendo la radio solo dejo que el aire frío me pegue en la cara.

- Oye siento mucho lo del bar - dice Oliver cuando para enfrente de mi edificio.

- No te preocupes, fue un accidente - opino - bueno, debo irme.

Abro la puerta del auto para salir y ya afuera alzó la mano para despedirme de él.

Al entrar al edificio, saludo al portero y después tomo el elevador.

- Hola - saluda Estrella al verme entrar.

- Hola.

- ¿Qué tal la cena? - me pregunta.

- ¿Cómo sabes que salí a cenar? - pregunto.

- Miriam - informa.

Ruedo los ojos por lo cotilla de mi amiga y le cuento cómo me fue.

- Bueno, vete a la ducha - dice al final - apestas a muchas bebidas.

Río por su comentario, pero le hago caso y me encaminó al baño, para darme una relajante ducha; en cuanto estoy lista me visto y me tumbo en la cama.

- ¿Por lo menos cenaste? - me pregunta.

Pienso en la mitad de hamburguesa que se quedó en el plato.

- Casi - digo.

- Opino igual que Miriam - dice esta.

Después de asegurarle que iré antes del próximo viernes al médico le deseo buenas noches y me duermo.

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