¿Me uso?

Capítulo 5 

 La señora Carmina sale de la cabaña por lo que me quedo sola, así que enseguida me subo a esa pequeña escalera que tiene el estante de libros y enseguida opto por  ver cual libro quiero leer.

Tomo uno el cual su portada llamo mi atención, bajo feliz de esa escalera, dejo el libro sobre ese sofá el cual se ve demasiado cómodo y enseguida, me dirijo hacia ese rinconcito donde veo una máquina para preparar café expreso.

Tomo una taza y opto por prepararme un café, sabor de vainilla.

Cuando está listo tomo la taza y la llevo hacia el sofá y me siento para así continuar con leer ese libro el cual se ve interesantísimo.

Han pasado algunas horas hasta que me da por ver el reloj de la  pared, rayos ya ha obscurecido, tomo las dos tazas de café y el libro.

Limpio el lugar, apago los focos solo dejo las lámparas pequeña prendidas  y después doblo la frazada que use para taparme del frio que se siente en este lugar y eso es por el aire acondicionado, por último subo nuevamente a esa escalera y acomodo el libro, debo recordar cómo se llama para así venir la próxima vez y terminar de leerlo me digo a mi misma mientras opto por bajar las escaleras, cuando estoy en el penúltimo escalón me doy la vuelta para terminar de bajar cuando de pronto veo Alexander frente a mí, eso hace que me desequilibre y casi caiga al suelo.

Enseguida Alexander me toma de la cintura y me baja de la escalera. Han pasado algunos segundos y él no me suelta, lo miro nerviosa mientras trato de pasar saliva.

De pronto reacciono, tomo sus manos y trato de que las quite de mi cintura pero él no lo hace.

—¿Alexander? —menciono su nombre nerviosa.

Alexander no menciona palabra alguna, solo baja la mirada hacia mi cuerpo y después la sube, en sus labios se logra ver una pequeña sonrisa relajada, lo observo un poco para después nuevamente tratar de quitar sus manos de mi cintura pero él sigue en la misma posición de no soltarme que al principio.

Él me reta con la mirada y en sus labios sigue la misma sonrisa relajada.

—¿De verdad quieres que te suelte? —pregunta mientras su mirada esta fija en mis ojos.

—¿Qué? —menciono sorprendida.

Alexander alza las cejas mientras me acerca más a él, me quedo tan atónita que mis sentidos no reaccionan, ¿Qué madres le pasa a este? Me pregunto una y otra vez, trato de oler su aliento y es fresco, no está ebrio así que… no sé.

Alexander de pronto me besa los labios, por lo cual yo solo expreso confusión, mis ojos están demasiado abiertos sin embargo ese beso es algo confuso que solo cierro mis ojos.

Poco después los abro y empujo a Alexander para luego verlo con confusión.

—¿Qué rayos te pasa? —camino hacia enfrente estoy por irme pero Alexander me toma de la mano y me jala hacia él.

No estamos tan cerca pero si lo suficiente para verlo a detalle.

—Nada, solo estoy haciendo lo que deseo y deseo estar contigo ahora—dice relajadamente.

¿Y ahora a este que le pico? Es un imbécil..

Lo miro desconcertada mientras él se muestra tan relajado que no muestra nervio alguno.

—¿Estás drogado o algo así? —pregunto con ironía.

—Para nada yo no uso eso, estoy hablando seriamente y con toda seguridad—da unos pasos hacia mí por lo cual, me retracto y camino hacia atrás.

—Detente—lo miro con seguridad.

—Solo quiero demostrarte algo—menciona con una voz seductora.

—No me interesa—sigo retrocediendo mis pasos hasta topar con el sofá y caer en él.

Me quedo ahí y miro como Alexander se inclina hacia mí.

—¿Estás segura? —dice para luego postrarse encima de mí y verme fijamente a los ojos.

Lo miro con atención mientras mis manos están en su pecho, él baja la mirada y solo sonríe de lado, cuando vuelve a  mirarme solo lo hace por un segundo para luego meter su mano en mi espalda y acariciarla por dentro de mi blusa, poco después sus labios están junto a los míos por lo que enseguida me besa pero esta vez lo hace con pasión.

Jamás me habían besado así por lo que siento una sensación extraña en todo mi cuerpo.

 Alexander pasa sus labios a mi cuello y sus manos a mis piernas , él levanta mi falda larga y ahora las acaricia por dentro.

Nunca había sentido esto por lo que ahora estoy en shock ¿De verdad esto se siente así? Estoy boquiabierta solo me dejo llevar por esas sensaciones las cuales se sienten demasiado bien.

Alexander de pronto se separa de mí por lo que enseguida abro mis ojos, y lo veo mientras respiro agitada.

—Y dime ahora … ¿Quieres que pare? O ¿Quieres que siga mostrándote? —pregunta mientras mantiene una mirada seductora.

No puedo pensar, no puedo sinceramente quiero más de esto, pero no sé si seguir.

—Confía en mí, no te haré daño, quiero estar contigo —dice con dulzura mientras besa mi frente—Me gustas—dice cerca de mi oído.

Estoy muy confundida no sé qué quiere decir con que le gusto, pero y... no termino de pensar ya que él sigue con sus besos y caricias.

Cierro los ojos y me dejo llevar nuevamente, lo abrazo por el cuello mientras él sigue con lo suyo.

Alexander desabrocha su camisa y después toma mi mano y la mete por dentro, logro sentir su abdomen perfectamente sin ningún bello, él desliza mi mano por su abdomen y después la pone en su espalda.

Yo me mantengo quieta, a decir verdad jamás lo he hecho con nadie, así que…estoy muy nerviosa.

Los minutos pasan y Alexander y yo estamos desnudos, siento su piel junto a la mía, todo está obscuro solo están esas pequeñas lámparas prendidas las cuales no aluzan mucho que digamos, la obscuridad hace que esto sea más pasional, Alexander de pronto me penetra, me duele un poco solo un poco, abro mi boca y lanzo un pequeño gemido, él sigue con la segunda penetración por lo cual encajo mis uñas en su espalda mientras jadeo y me arqueo más y más hacia él.

Alexander sigue moviéndose hasta que logra llevarme a donde jamás pensé que alguien me llevaría.

Él termina de penetrarme por lo que enseguida sale de mí y se acomoda a un lado para luego dormir, lo observo y me recuesto a su lado, esto es tan extraño pero de mi parte sentí que por primera vez hice el amor con alguien que me gusta porque debo aceptarlo a pesar de todo me gusta, debo ser una idiota porque me gusta alguien como él pero a decir verdad desde la primera vez que lo vi en esa avenida él ha sido el único que me ha gustado desde entonces.

Solo que ahora es como un gusto y odio lo que siento por él.

No quiero seguir pensando en todo lo que ha pasado así que solo me recuesto a su lado mientras pongo mis manos en su espalda y me recargo ahí.

Han pasado horas, no puedo conciliar el sueño, aún estoy confundida, no sé si lo que hice estuvo bien, sinceramente solo me deje llevar.

Tomo la mano de Alexander y dirijo mis ojos hacia su reloj veo que son las seis de la mañana, él sigue dormido, al parecer nada puede perturbar su sueño.

Mientras que yo mantengo mi vista hacia el techo, hasta que cierro mis ojos y me dedico a dormir.

Ha pasado tiempo desde que cerré mis ojos y logre dormir algunas horas, estoy recargada en el pectoral de Alexander,  abro mis ojos y nuevamente veo a su reloj ahora son las nueve de la mañana.

Siento que tengo su rostro muy cerca por lo cual me dispongo acariciar cada facción que hay en él, ¿Qué carajos me pasa?  Ni siquiera puedo controlar mis manos,  veo sus labios y me dispongo a darle un beso, siento como él se mueve por lo cual abro mis ojos, él me ve sorprendido.

Mira lo que estoy haciendo, dirige su vista hacia mi mano y enseguida la quita de su rostro para después apartarme bruscamente haciendo que caiga a un costado del sofá.

Lo miro desconcertada ante su acción, realmente no sé qué le pasa  ¿Por qué actúa así? Por qué me trata con esa frialdad después de haber estado juntos anoche.

Tomo la frazada y la envuelvo en mi cuerpo por lo que enseguida me pongo de pie y lo sigo mirando desconcertada esperando alguna respuesta de su parte.

Él se reincorpora, para luego ponerse de espaldas mientras se pone los bóxer y después el pantalón.

—Realmente no sé qué es lo que te estás imaginando—dice mientras me ve con una mirada fría.

—¿De qué hablas? —sueno demasiado confundida.

—Mira te explico, si estás así de amorosa por lo que paso anoche, deja te explico que eso fue por todo pero nunca por amor —su expresión es como si él estuviera satisfecho por lo que dice.

—¿Qué?  ¿Cómo puedes decir eso?—pregunto asustada.

—Es la verdad, solo lo hice por satisfacción pero satisfacción de haber roto la promesa que le hiciste a tu abuela Lucia  me pregunto ¿Qué va decir cuando se entere de que te acostaste con su peor enemigo? O pero aún ¿Qué va decir cuando sepa que rompiste la promesa que le hiciste en aquella tarde en el jardín? —Sonríe triunfante mientras me explica con sinismo.

Él sonríe mientras yo me siento tan usada, pero que imbécil, idiota  y ah maldita sea no hay palabras para describir lo imbécil que fui al caer en su trampa.

Y es ahí donde me doy cuenta de que él ha leído mi diario.

Si claro él lo tiene no lo puedo creer, pero juro que desde hoy no volveré a caer tan fácil con él ni con nadie.

—¿Cómo te atreves a leer mi diario? Pero peor aún ¿Cómo te atreviste a engañarme de esa manera? ¿Por qué me hiciste  el amor anoche si no sientes nada? Eres un patán—lo miro con coraje.

—Aclaro algo yo no te hice el amor, para mí fue solo sexo ¿Entiendes?—dice con cinismo.

—Sí había un poquito de cariño o amor hacia ti, tú lo mataste, y ahora solo queda odio, un odio muy profundo dentro de mí—digo mientras aprieto mis dientes con fuerza.

—Ódiame, ódiame lo que quieras no me interesa, ah y otra cosa no te hagas ilusiones conmigo que nunca las corresponderé, por último no vuelvas a besarme y mucho menos tocarme—se pone de pie para luego tomar su camisa y ponérsela.

—Eres un…—tiemblo de coraje—Él que jamás me va volver a tocar vas a ser tú, y no te preocupes créeme que no me quedan ganas de volver a tocar a un tipo tan poco hombre como tú, de mi parte no tendrás algún beso o caricia—digo con resentimiento.

No soporto más estar frente a él, así que solo tomo mis cosas las cuales están tiradas en el suelo para luego reincorporarme.

Ni siquiera me preocupa vestirme, solo camino hacia la puerta y cuando la abro veo a la señora Carmina.

La cual me ve sorprendida y después ve a Alexander, yo simplemente paso por un lado y sigo caminando con la frazada envuelta en mi cuerpo hacia adentro de la hacienda.

¿Cómo pude ser tan idiota? Todo estaba planeado y fríamente calculado ¿Cómo no pude darme cuenta?

Cada caricia, cada beso que él me dio anoche era fingido jamás sintió lo que yo si logre sentir anoche.

Él solo me uso y yo como una gran idiota caí.

En cuanto llego a la habitación, tomo la puerta y la arrojo con fuerza, le pongo candado y me siento sobre el piso.

Después me pongo de pie y me recuesto en la cama y me dispongo a llorar hasta cansarme.

Luego de unos minutos me pongo de píe y entro al baño, me ducho por más de veinte minutos, después solo salgo hacia la habitación.

Y ahí justo en la puerta está la Nana Carmina la cual me ve con una mirada de curiosidad. Ella sabe lo que paso, ella sabe que Alexander y yo tuvimos algo que ver anoche.

Trago saliva después solo la dejo de ver y camino hacia el tocador, camino un poco mal ya que me duelen mis piernas y aunque trato de disimular la señora Carmina lo sabe.

—Señorita ¿Está bien? —pregunta con un poco de pena.

—Su querido Alexander es un cabrón un maldito Cabrón—digo mientras me veo a mi misma con coraje.

—Niña tranquila, le puede hacer daño—toca mi hombro.

—¿Más daño? —sonrío con ironía.

—Señorita el joven Alexander quiere verla en el despacho—dice aún con más pena.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo