Capítulo 6 - La Jungla.

-Me parece increíble que Antheon nunca encontrara este sitio.- Dijo Rheagon mientras observaba maravillado si entorno.

-Fue hace bastante, pero recuerdo que el padre de Yenneffer dijo que «No era capaz de ver ni siquiera lo que estaba debajo de su nariz.» Creo que el ni siquiera intentó buscar más civilizaciones, mientras el mismo pensara que era el rey de todo, le bastaba.- Explicó Lyssa mientras tocaba unas cuentas hojas al caminar.

-Es una manera muy acertada de verlo, el realmente era un ególatra narcisista. Por cierto, veo que te gusta mucho estar aquí.- Dijo mientras esbozaba una sincera sonrisa para su amiga.

-Eso es porque, desde que llegué por primera vez a esta dimensión, realmente me sentí un poco triste de que lo único que hubiera alrededor fuera arena y árboles secos. Siempre me he sentido muy conectada con la naturaleza, y desde pequeña estudie todos los tipos de ecosistemas que se podían encontrar, la vida animal y vegetal que habitaba en cada uno de ellos, y pensé que en esta dimensión podría aprender aún más, nuevas plantas, nuevos animales, todo un mundo de posibilidades.- Decía Lyssa con clara emoción de solo pensarlo.

-Si, si no pensamos en que esos animales tratan de matarnos cada vez que encontramos uno.

-Bueno, en nuestra dimensión los animales también defiendes sus territorios, eso no implica que todos los animales sean así. Además, esta es la oportunidad que estaba buscando, me siento viva alrededor de toda esta flora.- Lyssa se detuvo un momento y abrió ampliamente sus brazos, lo cual logró que todas las plantas que habían a su alrededor, comenzarán a florecer.

-Muy lindo.- Expresó Rheagon sorprendido.

El equipo Alfa seguía caminando por esa enorme jungla en camino hacia una de las ciudades escondidas que podrían estar detrás del gran misterio que ellos estaban investigando. Ya habían recorrido un largo tramo desde que entraron a esa jungla, pero aún estaban muy asombrados por haberla descubierta, no era algo que se viera todos los días. De hecho, estaban tan asombrados, que aún no de habían dado cuenta de las sombras que estaban siguiéndolos y vigilándolos desde que llegaron allí.

-Hasta ahora no he visto que está jungla sea muy distinta a las que se encuentran en nuestra dimensión, claro, sin contar los árboles que sobrepasan las nubes, es todo muy típico.- Dijo Laraine.

-Eso no le quita la emoción en absoluto a estar aquí, yo nunca antes había estado en una jungla, es una experiencia nueva y emocionante.- Respondió Edmund entusiasmado.

-Si, pero yo no creo que…- En eso Laraine se detiene en seco y hace una seña con la mano para que los demás se detengan.

-Laraine ¿Qué suce…- Rheagon estaba por preguntar cuando Laraine puso su dedo índice en sus labios para acallarlo.

-Escuché algo, hagan mucho silencio, y síganme con cautela.- Susurro Laraine mientras caminaba muy lentamente hacia el lugar de donde provenía el ruido.

Todos siguieron a Laraine muy sigilosamente, caminaron entre la maleza y las lianas que caían desde las ramas de los árboles más altos, se aseguraban de hacer el menor ruido posible mientras se acercaban al lugar donde se originó el ruido que alertó a Laraine, todos comenzaban a tomar sus posiciones de batalla, pero de llevaron una sorpresa muy grande cuando llegaron al lugar.

Era un río corriendo a través de la jungla, la luz del sol hacia brillar sus aguas cristalinas, el agua se movía de manera constante y muy lenta, era una imagen que transmitía mucha tranquilidad, pero eso no fue lo que los tomó por sorpresa. Lo que hizo que ellos quedarán boquiabiertos, fue la gran criatura que se encontraba plácidamente bebiendo agua del río, era muy parecida a un antílope, pero su cuello era ligeramente más largo, al igual que sus cuernos, y su pelaje era de color negro con algunas manchas blancas en la cabeza, y por supuesto, al igual que los otros animales con los que habían tenido contacto de esa dimensión, era de un tamaño colosal, de al menos unos 10 metros de alto.

Ellos quedaron maravillados al encontrar una criatura como esa allí, y  sin darse cuenta se habían quedado observándola, la criatura al darse cuenta de ello, hizo un gesto para huir rápidamente de allí, a pesar de ser más grande que ellos, parecía estar asustada. Lyssa se movió lentamente hacia adelante e intento detenerla.

-Hola hermosa. Disculpa que te interrumpiéramos, pensamos que quizá podrías ser una amenaza.- Dijo Lyssa mientras se acercaba lentamente, la criatura no parecía estar muy entusiasmada a la idea de que un ser desconocido se acercara tanto a ella, por lo que retrocedió un poco al darse cuenta de las intenciones de Lyssa, quien se detuvo al darse cuenta de ello. -Tranquila chica, no tengo intenciones de hacerte daño. Te aseguro de que ninguno de nosotros quiere lastimarte.

La criatura poco a poco comenzó a perder la desconfianza que tenía, gracias a que Lyssa realmente era capaz de transmitir mucha calma, dejó que se acercara, bajo su cabeza hasta llegar a la misma altura de ella, y dejó que la tocara suavemente.

-Este es precisamente el tipo de cosas que esperaba que sucedieran al venir aquí.- Exclamó Lyssa con alegría mientras agachaba la cabeza para unir sus cabezas.

-Ella siempre ha tenido una gran relación con la naturaleza.- Dijo Rheagon mientras cruzaba los brazos y sonreía ampliamente.

La criatura sin previo aviso comenzó a correr asustada, llenando a todos intrigados, cuando de la nada, todas las sombras que los estaban siguiendo desde que habían llegado, comenzaron a descender de los árboles y rodearon a los cuatro chicos, ellos no sabían cómo reaccionar, habían sido tomados por sorpresa, y no tenían idea de cómo escapar de esa situación, puesto que los habían emboscado y ellos no se habían dado cuenta, eran demasiados como para poder enfrentarlos, y no tenían idea del tipo de habilidades que podían tener, sin mencionar que estaban en su terreno, ellos se encontraban en una clara desventaja.

Rheagon levantó sus manos rápidamente y exclamó. -¡No estamos aquí para pelear! No hay necesidad de comenzar una batalla.

-¿Y que hacen aquí?- Respondió una de las personajes que los estaban rodeando. Era difícil leer las expresiones en su rastro, ya que todos tenían algún tipo de pintura negra en ellos.

-Solo hemos venido a buscar respuestas, han estado pasando cosas raras desde hace poco.- Respondió Laraine tranquilamente mientras se acercaba un poco a ellos.

-¡Atrás! ¡Ni un paso más!- Dijo quien parecía ser el líder mientras apuntaba su lanza hacia ellos, y todos los demás siguieron su ejemplo.

-¡Bien! Bien, me quedo atrás.- Laraine retrocedió al mismo lugar donde se encontraba antes, y ellos bajaron sus armas.

-¿Qué haremos ahora?- Susurró Edmund a su equipo.

-Solo tenemos que hablar con ellos, parecen comprender muy que nos somos una amenaza. Al menos desde mi punto de vista.- Respondió Lyssa también con susurros.

-¿En serio? ¿Cuál parte te hizo darte cuenta de eso? ¿Cuándo nos emboscaron de manera pacífica? ¿O quizá cuando alegremente levantaron sus lanzas hacia nosotros?- Decía Laraine sarcásticamente a su amiga.

-Lyssa tiene razón, si en verdad se les hubiera hecho tan fácil matarnos, ya lo habrían hecho antes. Debemos hablar para salir de esta situación.- Afirmó Rheagon dando un paso hacia adelante, cosa que alarmó nuevamente a los habitantes de la jungla, quienes levantaron otra vez sus armas, pero eso no asusto a Rheagon. -¡Escúchenme por favor! ¡Sé que somos invasores en sus tierras, pero no tenemos intenciones de hacerles daño ni a ustedes, ni a su hogar! ¡Y creo que ustedes ya saben eso! Si quisieran hacernos daño, pudieron haberlo hecho antes. ¿Qué los detuvo?

Quien parecía ser el líder del grupo se acercó un poco más a Rheagon, e hizo una seña con la mano para que todos bajaran sus armas.

-Estábamos tanteando el terreno para saber si eran peligrosos. Una vez que observamos que el Cenola no se sintió en peligro junto a ustedes, confirmamos que no tenían malas intenciones, pero eso no significa que confiemos en ustedes.

-¿Cenola? ¿Se refiere a la criatura que vimos antes?- Preguntó Laraine, a lo que el hombre solo asintió con la cabeza.

-Es completamente normal que no confíe en unos extraños que entraron a su jungla sin permiso, pero realmente solo quisiéramos hablar con ustedes. ¿Puedo saber cuál es su nombre?- Preguntó Lyssa amablemente.

-Yo me llamo Quilowum, y está no es mi jungla, nosotros solo vivimos en ella, nos encargamos de cuidarla, soy el líder de mi aldea. Ahora ¿Quiénes son ustedes? ¿Y que intenciones tienen aquí?- Preguntó un poco amenazante Quilowum.

-Yo me llamo Lyssa, estos son mis amigos Rheagon, Laraine y Edmund. Hemos venido ya que nosotros no somos de esta dimensión, pero sabemos que hay muchos factores de esta dimensión que afectan directamente a la nuestra. Hace poco una gran Luna Rosa comenzó a brillar en lo alto de nuestro cielo, es un fenómeno que no había pasado nunca antes, y no solo eso, sino que una de las personas nativas de esta dimensión, apareció de la nada en la nuestra. Ya investigamos lo más que pudimos en La Ciudadela, y supimos que había otras ciudades, así que decidimos venir a investigar.- Explico la chica de manera calmada.

-¿Vienen de La Ciudadela? Esas son malas noticias. ¡Ataquen!- Dijo Quilowum mientras se alejaba un poco, y todos los demás que estaban rodeándolos con anterioridad, fueron directamente a atacarlos.

Rheagon rápidamente generó un brazo hecho de energía lo suficientemente grande como para protegerlos a todos, pero sin mucha dificultad, los habitantes de la jungla dieron un salto increíblemente alto y traspasaron sus defensas. Laraine invocó su armadura y su espada y se dispuso a pelear, uno de los habitantes sacó su lanza e intento atacarla con ella, a lo que Laraine la detuvo con su espada, para luego intentar lanzar una estocada, la cuál fue esquivada, y luego el habitante uso su lanza para golpear en los pies a Laraine haciendo que cayera al suelo, ella aprovecho su supuesta desventaja para crear cadenas que salieron del suelo y aprisionado al habitante, lo cual fue suficiente para que pudiera levantarse del suelo y darse cuenta de que habían muchos otros habitantes esperándola para atacarla también.

-Oh, m****a.- Expresó Laraine de manera desanimada, para luego comenzar a defenderse con su espada de todos los ataques que le lanzaban los habitantes con sus lanzas.

Mientras Laraine intentaba con todas sus fuerzas no caer en batalla, Rheagon hizo que la gravedad cambiará en todo el lugar, haciendo que todos comenzarán a elevarse en los aires, luego hizo que solo sus amigos quedarán en el suelo, para que los habitantes no pudieran hacerles daños.

-¡Por favor! ¡No es nuestra intención pelear con ustedes! ¡Solo escúchenos!- Exclamó Rheagon, pero sin darse cuenta, todos los habitantes que se encontraban en el aire, apuntaron sus lanzas hacia el, y luego se las lanzaron, Rheagon apenas tuvo tiempo de defenderse cuando todas lanzas chocaron contra la coraza de su Titán, algunas incluso lograron atravesarla. -Si, que son fuertes esas lanzas, será mejor que no me deje golpear por ellas.- Pensó Rheagon para si mismo mientras se disponía a defenderse.

Edmund estaba peleando contra tres habitantes al mismo tiempo, muchas lanzas intentaban golpearlo, pero él ágilmente lograba detenerlas con sus dagas, uno de los habitantes lanzó un golpe a su cabeza, al mismo tiempo que otro lanzaba uno a sus pies, a lo cual él respondió dando un pequeño salto y utilizando un poco del poder de Rheagon, que había tomado antes de iniciar la batalla, hizo que la gravedad alrededor de él repeliera todo, lanzando a los habitantes por los aires y alejándolos de él. Pero luego, llegaron más habitantes que lo tomaron por sorpresa, y lograron tumbarlo al suelo con sus lanzas.

-¡Ya es suficiente!- Exclamó Lyssa mientras hacía que en todo el campo de batalla las plantas comenzaran a crecer, raíces, ramas, lianas y enredaderas comenzaron a cubrir a todos los habitantes, inmovilizándolos, haciéndolos incapaces de pelear. A todos menos al jefe de la tribu, ella se acercó hacia donde se encontraba y lo encaró. -Sé que La Ciudadela fue un lugar horrible en su tiempo, pero nosotros no vinimos a esta dimensión a liberarla solo para que siga teniendo la mala reputación que el antiguo Rey Antheon le dio. Como se lo dijimos antes, no vinimos a pelear, solo buscamos respuestas, así que agradecería un poco más de colaboración de su parte.

-¿El Rey Antheon ha muerto?- Preguntó el sorprendido.

-Si, nosotros acabamos con el, para liberar a La Ciudadela de su tiranía.

-Esas son excelentes noticias. Querida, tienes unas habilidades extraordinarias con la vida vegetal, alguien tan unida a la naturaleza siempre será bienvenida a nuestra tribu.- Cuando Quilowum dijo esas palabras, todos los habitantes se liberaron de sus ataduras.

-¿Cómo hicieron eso?- Preguntó Rheagon perplejo.

-Solo hacíamos una pequeña prueba para poder confiar realmente en ustedes, pelearon para defenderse, no para lastimarnos, y eso es algo honorable. Disculpen, pero esa es la manera en la que mi pueblo hace las cosas.- Explicó el líder.

-Entiendo, no se preocupe, yo también odiaba a la gente que venía de La Ciudadela, y gracias por su cumplido, pero estoy bien con mi grupo.- Respondió Lyssa con sinceridad.

-Muy bien, la oferta sigue en pie si decides tomarla.

-¿Eso significa que si van a ayudarnos?- Preguntó Laraine esperanzada.

-Claro, si son tan amables de acompañarme a la aldea.- Respondió Quilowum, quien comenzó a caminar, y todos, incluyendo al grupo Alfa, comenzaron a seguirlo hacia la aldea.

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