Capítulo 5 - Desierto.

Más alejados y en dirección al Norte, podemos encontrar al equipo Delta, quienes seguían caminando en el árido desierto, con la esperanza de conseguir indicios de alguna nueva sociedad, hasta ahora, a ninguno se le había ocurrido tomar un atajo.

-Sé que no es fácil hablar de cómo te sientes, mucho menos cuando ni siquiera tú sabes que estás sintiendo, pero no deberías sufrir sola Yenneffer. Para eso estamos nosotros, para apoyarte y ayudarte a enfrentar las situaciones difíciles.- Le decía Melantha a su amiga para intentar ayudarla.

-Yo estoy muy consciente de ello, y realmente lo agradezco un montón. Es que… A veces todo es muy difícil, cuesta mucho hablar de estas cosas, siento que solo soy una molestia para todos ustedes, han tenido que soportar tantas cosas gracias a mí, y yo solo sigo pidiendo y pidiendo que sacrifiquen cada vez más. Este es el ejemplo perfecto, ni siquiera les pedí que me acompañaran a esta travesía, que de más está decir que lo más probable es que sea muy peligrosa, si no que supuse que ustedes vendrían y me ayudarían, como si ese fuera su deber. Si alguien les debe algo a ustedes soy yo.- Respondió Yenneffer mientras colocaba ambas manos en su rostro para cubrirse, sus mejillas estaban muy coloradas y se notaba que hablar del tema lograba afectarla bastante.

-Es normal que te sientas así. Ciertamente todos hemos enfrentado situaciones que han puesto en peligro nuestras vidas, una y otra vez, pero lo hemos hecho por elección propia, porque decidimos que ayudarte sería lo mejor que podíamos hacer. Si nosotros vinimos contigo a esta nueva travesía, es porque decidimos que queríamos ayudarte, no porque pensáramos que teníamos la obligación de hacerlo. Como dije antes, para eso estamos los amigos, si en lugar de ti, hubiese sido cualquiera de nosotros, estoy segura de que tú tomarlas la misma decisión.

-En realidad me ayudan mucho tus palabras Melantha, siempre has sabido cómo tratar conmigo cuando ni yo misma me entiendo. Es una de las cosas que más aprecio de nuestra amistad.- Dijo Yenneffer mientras se limpiaba algunas lágrimas que habían escapado de sus ojos, y luego le dedicaba una tierna sonrisa a Melantha.

-Para eso estamos.- Dijo Melantha mientras le devolvía la sonrisa.

-Sé que Melantha es la mejor amiga de Yenneffer, pero cada vez me siento un poco más distante de ella, no se si estoy siendo paranoico o qué.- Le decía Vadhir a Noyerah, quien se encontraba caminando junto a él, uno pocos metros detrás de Yenneffer y Melantha.

-Entiendo que te sientas así, yo me he sentido de la misma manera con ella, no es la misma de antes. Cada vez que tenía un problema no dudaba ni cinco segundos en decírnoslo, pero ahora siento que guarda muchos secretos…- Respondió la chica mientras observaba detenidamente a Yenneffer.

-Si, opino lo mismo. Al menos se que tu siempre estás para mí cuando necesito desahogarme de algo que siento que a Melantha no le gustaría escuchar.

-Si, probablemente Melantha no se tomaría muy bien lo que me acabas de decir, pero no deberías cohibirte de decir esas cosas. Es malo tragarse los problemas, ya ves lo que sucede cuando alguien decide no hablar sobre las cosas que le aquejan.- Dijo mientras observaba a Yenneffer.

-Tienes un gran punto. Melantha es una novia maravillosa, pero sabes que puede llegar a ser muy temperamental, eso no me molesta, pero si hay cosas que prefiero no hablar con ella.

-Eso es normal, no todas las mujeres somos iguales, ella es perfecta tal y como es. Yo por otro lado, rara vez me molestó por algo, y eso también está bien.

-Si, lo se.- Dijo Vadhir mientras le dedicaba una sonrisa a Noyerah, la cual ella devolvía con cariño.

Sin que se dieran cuenta, tanto Yenneffer como Melantha habían detenido su paso, haciendo que ambos chocaran levemente contra las ya mencionadas, y tomándolos por sorpresa al ver que se habían detenido, pero antes de que pudieran decir algo, Yenneffer explicó el por qué de sus acciones.

-Melantha y yo estábamos conversando, y la última vez que vinimos aquí, tardamos demasiado tiempo para encontrar La Ciudadela, si Antheon vivió por tantos años y aún así nunca logró encontrar otras ciudades, eso implica que están verdaderamente lejos unas de las otras. Consideramos que caminar es perder mucho tiempo, lo mejor sería que hiciéramos algo para ir más rápido.- Explico Yenneffer a sus dos amigos.

-Suena como una maravillosa idea, mis pies no iban aguantar otra de estas caminatas por el desierto. ¡Mira como mis zapatos estás llenos de arena!- Dijo Noyerah como una broma mientras señalaba exageradamente su pie. Todos rieron, ese pequeño chiste había logrado aligerar un poco el ambiente.

-¿Y que podemos hacer para ir más rápido?- Preguntó Vadhir de manera curiosa.

-No tienen que preocuparse, de eso me encargo yo.- Yenneffer cubrió todo su cuerpo de energía, haciendo que sus ojos comenzarán a brillar y su cabello empezará a ondular gracias a todo el poder que estaba emanando, luego la energía lentamente empezó a cubrir a Melantha, Vadhir y Noyerah, y una vez que estaban completamente rodeados de energía, comenzaron a levitar gracias a ella. -No crean que puedo regalarles mis poderes, pero al menos puedo compartirlos de esta manera. Ahora todos seremos capaces de volar a alta velocidad hacia nuestro destino.

-¿Y como se vuela?- Cuestionó Melantha quien estaba de cabeza.

-Piensen que el espacio que los rodea es como el agua, volar es muy parecido a nadar, piensen en la dirección a la que quieren ir, impúlsense un poco con los brazos, y luego solo despeguen.- Explicó Yenneffer mientras hacía una demostración de lo que acababa de decir.

-No debe ser muy difícil.- Dijo Noyerah mientras aleteaba con los brazos y lograba moverse de manera muy lenta.

-Es un avance, mejor solo haré esto.- Yenneffer hizo que sus ojos brillarán una vez más, y todos comenzaron a moverse a una velocidad increíble. Ella estaba controlando su curso con sus poderes, y todo lo que tenían que hacer ellos era concentrarse en seguir levitando.

Así se mantuvieron por unas horas, volando mientras dejaban solo una estela de polvo en el amplio desierto que ya estaban tan acostumbrados a ver.

-Uno pensaría que volar sería mucho más entretenido.- Dijo Melantha para sí misma mientras mantenía la vista al frente.

-Bueno, quizá sería más divertido si no estuviéramos solo yendo en línea recta.- Respondió Yenneffer.

-¿Cómo me escuchaste? ¿Y como te escuche yo? Pensé que a esta velocidad no seríamos capaces de hablar.

-No deberíamos serlo querida, pero mi energía aísla el sonido y hace que se disperse entre sus iguales.

-¿Podemos conversar entonces?- Preguntó Noyerah, quien también era capaz de escuchar lo que estaban diciendo.

-Si, por supuesto.- Respondió Yenneffer.

-¿Y lo dices ahora? ¿Después de pasar horas en silencio?- Preguntó Vadhir sarcásticamente.

-Ofrezco mis más sinceras disculpas. He estado un poco… pérdida en mis pensamientos.- Respondió Yenneffer sin quitar su vista del frente.

-Yo… Lo siento, no fue mi intención sonar tan grosero.- Respondió Vadhir, sabiendo que Yenneffer estaba pasando por mucho, y necesitaba un poco más de paciencia al tratar con ella.

-No tienes que preocuparte, tienes razón, pude decirles antes, pude…

-No, está bien Yenneffer, no te preocupes.- Dijo Vadhir interrumpiéndola.

-Esta bien…

Luego de esas palabras, a pesar de saber que podían comunicarse entre ellos, el camino continuo en un silencio abrumador por parte de todos, había mucha tensión en el aire. Habían sido amigos por un largo tiempo pero nadie estaba seguro de que debían decir, todo se sentía incorrecto en inapropiado.

Pasaje el tiempo y no parecían llegar a ningún lado, todos comenzaban a desesperarse un poco, la ansiedad los carcomía, y aunque antes hubieran estado caminando, al menos podían tener conversaciones. Su aburrimiento no llegaría a durar mucho más tiempo, pues Yenneffer hizo que todos aumentarán la velocidad a la que volaban, tomándolos a todos por sorpresa, algo había cambiado en su semblante, no entendían porque había acelerado, o al menos no lo hacían hasta que enfocaron su vista hacia adelante. Seguían viendo un desierto, eso era innegable, pero no era el mismo tipo de desierto al que estaban acostumbrados, una gran tundra ártica se mostraba ante ellos, montañas de nieve y hielo era lo que abundaba en ese basto lugar helado. Aún estaban lejos, pero ya podían sentir el frío en su piel, todos estaban maravillados por la vista que tenían, todos excepto Yenneffer, ella se veía preocupada y ellos no tenían idea de por qué podría ser.

-¿Yenneffer? ¿Sucede algo?- Preguntó Melantha a su amiga.

-¿Tengo que siquiera decirlo? ¿No es obvio lo que está enfrente de ti?- Respondió la aludida con un tono de voz bastante grosero.

-¡Oye! Entiendo que estés mal, pero eso no te da ningún derecho de hablarle así a mi novia.- Exclamó Vadhir, aunque Yenneffer no les prestó atención.

-Si lo veo, lo que no entiendo es ¿Por qué no te alegra saber que hemos llegado a un nuevo lugar?- Preguntó Melantha con mucha paciencia.

-¡Yo no estoy hablando de las grandes montañas de nieve que están frente a nosotros! ¡Lo que me preocupa está un poco más abajo!- Exclamó ella, mientras empezaba a desacelerar para poder aterrizar suavemente.

Un poco antes de que la tundra comenzará a formarse, tirada en la arena del desierto de encontraba una persona, al acercarse pudieron notar sus rasgos. Era un joven chico de piel blanca, cabello rizado y de color negro, era bastante alto, se notaba aún estando en el suelo, también tenía una contextura delgada, poseía varios lunares en su rostro, tenía unos pómulos marcados y labios gruesos, no les tomó mucho más tiempo saber de quién se trataba.

-¡Damian!- Gritó Yenneffer mientras por fin tocaba el suelo, para rápidamente comenzar a correr a donde estaba su amigo y tirarse al suelo a ayudarlo.

-¿¡Que m****a!? ¿¡Como llegó el aquí!?- Preguntó Melantha bastante exaltada, mientras hacía que el sello en frente comenzará a brillar y colocaba ambas manos en el pecho de Damian, no sabía si estaba herido, pero si estaba desfallecido en el suelo, no podía significar nada bueno.

-¿¡Cómo podría saberlo!? ¡Lo único que sé, es que hay que ayudarlo!- Exclamaba Yenneffer.

-¡Estoy en eso!- Melantha cerró sus ojos y comenzó a sentir todo el sistema nervioso de Damian. -No parece haber nada malo con el, no está herido, ni tiene ninguna contusión. Solo está dormido.

-¿En la línea que divide al desierto de arena con un desierto de nieve? ¡En otra dimensión! ¡Eso no está para nada bien!- Exclamó Noyerah confundida.

-Eso significa que, no solo hay gente de esta dimensión yendo hacia la muestra, también hay gente de nuestra dimensión viniendo a esta. Esas son muy malas noticias.- Expresó Vadhir con mucha preocupación.

-Si que lo son…- Dijo Yenneffer mientras tocaba suavemente la mejilla de Damian.

-¿Quieres que abra un portal para llevarlo a casa?- Ofreció el chico amablemente.

-Aun no, hay cosas que me gustaría preguntarle primero. Hey, Damian.- Susurró de manera casi inaudible. -Despierta amigo.

Damian poco a poco empezó a abrir los ojos, recobrando la consciencia, su mirada estaba llena de confusión. El sentía que su cabeza daba muchas vueltas y le era difícil concentrarse, pero estaba haciendo su mayor esfuerzo para poder despertar. -¿Dónde… estoy?- Preguntó con una voz muy baja.

-Esto es malo, es muy malo.- Repitió Yenneffer mientras ayudaba a Damian a levantarse, él se sostenía de ella para no caer. -Damian ¿Recuerdas algo de lo que pasó antes de estar aquí?

-Yo… No lo sé, no recuerdo nada en realidad. ¿Dónde estamos? No recuerdo haber salido de la ciudad.- Decía Damian mientras miraba a todos lados, sus ojos aún estaban acostumbrándose a la luz, lo cual dificultaba más la tarea de identificar en donde se encontraba.

-No te esfuerces tanto amigo, no vale la pena. No vas a reconocer este lugar.- Dijo Noyerah mientras ponía una mano encima de su hombro.

-¿Por qué no?- Preguntó él aún más confundido.

-Porque estamos en otra dimensión.- Respondió de manera simple Yenneffer.

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