Capítulo 5

Luego de casi cuatro días de viajar, por fin habían llegado a su destino; la casa de Jordan y que también sería la de Mariana de ahora en más.

            Era una casa a las afueras de un pequeño pueblo llamado El Remanso. Su arquitectura era de una típica casa de campo, blanca con tejado a varias aguas en color azul oscuro, muy amplio, dos plantas, todo un porche que giraba en torno a la casa, un amplio jardín y un enorme fondo. Todo con césped muy bien cuidado, pareciera como si alguien se levantara cada mañana a cortar el penacho es estuviera más largo y así dejar toda la superficie exactamente a la misma altura, también era como si lo pintaran, pues tenía un color parejo en toda la superficie; eso era todo mérito de Juan, un empleado de la casa desde antes de venir al mundo Jordan.

  • ¡Guau…! esto parece una casita de muñecas pero en gigante.- dijo Mariana quien no salía de su asombro.
  • ¿Te gusta? - preguntó él orgulloso de su hogar.
  • Me encanta – y corrió hacia la puerta
  • Espera ver dentro entonces –

            En eso sale el ama de llaves, la misma que había hecho lo posible por inculcarle buenos valores de niño.

  • ¡Jordan!, bienvenido a casa, cariño – extendió sus brazos
  • Laura, que bueno verte, ya te extrañaba – la abrazó con fuerza y le dio un sonoro beso en la majilla. Laura se dio vuelta y se dirigió a Mariana que ya se encontraba en el pórtico.
  • Tú debes ser Mariana. – Mariana asintió con la cabeza – Yo soy Laura, el ama de llaves, bienvenida niña, esta es tu casa, cualquier cosa que necesites solo pídelo.
  • Encantada Laura, muchas gracias –
  • Anden, entren ya, les prepararé algo de comer, ya Juan tomará el equipaje.-

     Entraron y fueron a sus habitaciones. Mariana maravillada con todo. Al entrar a su habitación fue derecho al baño a asearse para comer. Ambos bajaron y se encontraron en las escaleras.

  • ¡Tengo mi propio baño! – se colgó del brazo de Jordan
  • Sí, es de tu exclusivo uso, con ducha, bañera y agua caliente independiente. No tendrás que esperar por nadie para utilizar el baño, podrás hacerlo cuando te plazca.- Bajaron las escaleras juntos y fueron hacia la cocina, la cual era muy amplia y acogedora.
  • Es una casa hermosísima – dijo Mariana ya sentándose a la mesa - ¿tú creciste aquí? – le preguntó a Jordan
  • No exactamente, es la casa que mi madre tenía de veraneo, verás el lago que tiene en el fondo es soñado. Veníamos todos los años, hasta que enfermó grave y ya no volví hasta salir de la universidad. –
  • ¿Y dónde vivas entonces?
  • En los diferentes colegios que me ponía Andrés. Pero ya cuando me recibí decidí venirme definitivamente. Tengo muchos recuerdos hermosos de aquí, además Laura, siempre me consiente con sus mimos y sus ricas comidas. Ya te mal acostumbrará a ti también. – sonrió cómplicemente junto con Laura.
  • Debe haber sido lindo crecer aquí, aunque fuera por un tiempo corto, yo nunca estuve en ningún sitio más de un año –
  • Bueno pero si todo sale bien, estarás aquí hasta que vayas a la universidad. Hablando de eso, ¿ya sabes que quieres estudiar?
  • Nunca me detuve a pensarlo detenidamente, supuse que si estaba un año en cada sitio no podría ir a la universidad. Así que nunca me plantee nada en concreto.
  • Pero debe haber algo que te guste hacer más que otra cosa
  • Pues, me encantaría ser astronauta – él la miró asombrado
  • ¿Astronauta? - miró a Laura
  • Sí, ¿porque el asombro? – se encogió de hombros
  • Es que esperaba que me dijeras, Ingeniera como mi padre o Psicóloga como mi madre, o doctora o cualquier otra cosa, pero… ¿astronauta?, ¡UPS!, eso sí que no me lo esperaba
  • Sí, te entiendo, cuando le dije a mi padre, se rió a carcajadas, como si fuera imposible –
  • ¿Imposible?, ¡que va!, si lo que quieres es ser astronauta, astronauta serás, cuenta con ello. – ella se levantó y tomó la cara de Jordan con sus dos manos y le propinó un sonoro y largo beso en la mejilla
  • Eres un amor –
  • Bueno, tampoco será para tanto – miró por la ventana que daba hacia los fondos de la casa - ¿te enseño el lago?
  • Me encantaría – se colgó de su brazo y salieron rumbo al lago. – No puedo dejar de decirlo, es una casa hermosa, tiene todo lo que uno puede soñar, y ahora que veo el lago, creo que me quedo corta.
  • Ahora estamos en invierno ya, y es hermoso, pero en verano, que te puedes bañar en él, es un lujo. Yo amo éste lugar y espero que a ti te guste
  • Ella lo miró fijamente, yo ya amo éste lugar y si paso más de un año aquí sería la primera vez que tenga un verdadero hogar – se separó de él, se le puso de frente y comenzó a caminar de espaldas – todavía no te he agradecido lo que has hecho por mí, sin siquiera conocerme de nada. Te caí como el regalo de Navidad no querido. Siento mucho Jordan, que tengas que pasar por esto. – se detuvieron y él la abrazó con fuerza
  • No digas tonterías, yo soy el agradecido, traes frescura a mi monótona vida. – por un momento se miraron fijamente muy de cerca atrapados en un silencio algo incómodo. La madures de Jordan, como siempre, salvó la situación. Le dio un beso en la frente y la apartó de él.
  • Sigamos caminado, ese sendero te encantará… – y así pasaron largo rato caminando por el lago y sus alrededores. – ¿tienes frío? –
  • Si, algo – rodeo sus hombros con su brazo – regresemos ya - y marcharon rumbo a la casa.

            Al llegar a la casa, cada uno se fue a su habitación y no salió hasta el otro día. El cansancio era muy grande de ambos.

             Laura llama a Jordan como todas las mañanas cuando él está en la casa.

  • Cariño, el desayuno está pronto. ¿Te levantas ya? – del otro lado de la puerta se escucha una voz ronca aún, producto del sueño
  • Lau, ya bajo en un ratito. – se aseó, vistió y bajó
  • Buenos días, lindo mío – le dijo Laura mientras le daba un beso en la cabeza, como cuando era un pequeño, y le servía el café
  • Hola mi vieja, bien cargado hoy, es que no puedo despegarme de la almohada aún. – Laura lo complazco y se sentó a desayunar con él
  • Dime una cosa, Marianita, es hija de German e Isabel ¿verdad? -
  • Exacto – dijo mientras daba el primer mordisco a su tostada y tomaba un sorbo de café
  • Que terrible lo de sus padres, menos mal que ella perdió el vuelo, sino pobrecilla, hubiera seguido la misma suerte - Dijo llevándose la mano a la boca
  • Sí, fue una desgracias con suerte – tomó su laptop para leer las noticias
  • Y… ¿tú eres su tutor?
  • Si, Laura, soy el único pariente que le queda, aunque en nada más lejano a la realidad, ella y yo no estamos ni cerca de serlo
  • Claro, tu eres adoptado
  • No solo por eso, pero es largo de contar y no quiero hacerlo ahora.
  • Muy bien, espero esté cómoda en la habitación, la puse en la junto a la tuya, como me pediste
  • Sí, es que ha pasado algo muy traumático y quiero tenerla cerca por cualquier cosa. Y en cuanto a la habitación, aún no he hablado con ella, le hará los cambios que quiera. Pero eso ya será con el tiempo, a medida que vaya haciéndola suya.
  • Sí, claro, como digas – Jordan cerró su computadora y tomó la mano de Laura
  • Mira, ella vivirá aquí, conmigo, esta será de ahora en más su casa, no es una huésped, es… - pensó por un momento como llamarla, “¿señora de la casa?”, no ese título no le iba bien – bueno, es como yo. Aunque en cosas importantes sigo teniendo la última palabra, ¿entendido?
  • Por supuesto, Jordan, así será – él le sonrió
  • Sabía que contaba contigo – abrió nuevamente su laptop y siguió bebiendo su café mientras navegaba por Internet.

            En eso baja Mariana, metida dentro de unos deportivos y con el cabello mojado aún por el baño. Le dio un beso a Laura y dio la vuelta al desayunador para darle un beso a Jordan.

  • Muy buenos días, ¿les dije que adoro mi baño? – Laura le sirvió el desayuno
  • ¿Té, café o leche? – preguntó Laura mostrándole una generosa sonrisa
  • Un café me vendría genial, gracias – él seguía sumergido en la computadora - ¿alguna novedad importante? – él apartó la vista de la pantalla para fijarla en Mariana
  • Nada nuevo, tú, ¿cómo dormiste?
  • Maravillosamente – se desperezó
  • Me alegro mucho, la habitación es una habitación común, no tiene ningún decorado en particular, cuando quieras hacerle alguna modificación háblalo con Laura que ella te ayudará y conseguirá lo que necesites.
  • Gracias, por ahora está bien. – sonrió satisfecha - ¿A dónde vamos hoy? -
  • Conmigo a ningún sitio, yo tengo que meterme en mi estudio y arreglar algunas cosas. Ello me llevará todo el día, pero Lau, tiene que ir de compras al pueblo, ¿Por qué no vas con ella y ya lo conoces?, si te apetece, claro –
  • Sería una estupenda compañía – agregó Laura
  • Me encantaría ir contigo de compras, Laura, muchas gracias
  • Genial, ni bien desayunemos nos vamos –

            Laura comenzó a recoger las cosas del desayuno y limpiar lo ensuciado. Jordan se había retirado a su estudio, de pronto golpean la puerta del mismo.

  • ¿Sí? –
  • Soy Mariana, ¿puedo pasar?
  • Sí, sí, claro, pasa. ¿Qué sucede?
  • Nada, solo quería despedirme antes de ir al pueblo con Laura. ¿Hay algo que quieras que te traiga? –
  • No, no se me ocurre nada, te doy mi tarjeta para que compres lo que quieras. Mañana iré al banco a tramitar una para ti directamente, al igual que una cuenta a tu nombre con lo que te corresponde del seguro de tus padres –
  • Gracias, Jordan – ya se retiraba
  • Mariana – la llamó, ella se detuvo y volteó
  • ¿Sí?
  • ¿Lo de ser astronauta, va en serio?
  • Nunca he hablado más en serio en mi vida –
  • Muy bien, haré algunas llamadas a ver por dónde podemos empezar para que cumplas tu sueño – corrió y le abrazó
  • Gracias, gracias, gracias – salió corriendo de la habitación y bajó las escaleras gritando – Laura, ¿nos vamos ya?
  • Si, Marianita, nos vamos – subieron a la camioneta que tiene Laura para su uso y partieron para el pueblo

     Jordan, mientras tanto, aprovechando la ausencia en la casa de Mariana, llama a Elda.

  • Hola Jordan, ¿a qué debo el honor de tu llamada?
  • ¿Qué tal Elda?, tu sabes que Mariana quiere ser astronauta
  • ¿Astronauta? – no pudo menos que reír
  • Sí, astronauta
  • Y eso me importa por…
  • Porque más allá que llegue a serlo o no, es la excusa perfecta para que empiece cuanto antes el entrenamiento y los estudios físicos sin levantar sospecha alguna.
  • Es una muy buena idea, Jordan, pero también recuerda que debes decirle la verdad.
  • Cierto, pero tiempo al tiempo, no puede recibir toda la información de golpe, tiene que ir procesando los cambios de a poco –
  • Muy bien, tienes acceso total a las instalaciones para empezar el entrenamiento, mándame una foto de Mariana para que pueda m****r hacerle el carnet de acceso.
  • Le sacaré una foto al pasaporte, te la mando por e-mail –
  • Muy bien, ya esta semana eso quedará resuelto y podrán utilizar el complejo a su gusto –
  • Muchas gracias Elda –
  • No, gracias a ti, Jordan, no vemos en breve –
  • Adiós
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo