Un esposo de mentira
Un esposo de mentira
Por: Andrea
Llegando tarde

PDV Manuel

Cuando la alarma sonó, me levante de mi cama de forma rápida, estaba algo somnoliento y no había podido despertarme del todo, pero después de unos segundos, finalmente pude despertarme del todo, y cuando lo hice, pude ver la hora.

Ya eran las 9 de la mañana, estaba 1 hora retrasado, tenía que llegar a mi trabajo a las 8 de la mañana como todos los días, y ya estaba 1 hora tarde.

Salte de la cama, y corrí para vestirme lo más rápido que pude, debía llegar rápido al trabajo.

Mi nombre era Manuel Landil, y era un joven de 23 años que trabajaba en una empresa de gran renombre, había tenido suerte y después de graduarme de la universidad había logrado entrar a trabajar para una gran empresa, tuve mucha suerte a diferencias otros compañeros míos que aún seguían buscando trabajo.

Mis compañeros de trabajo eran bastante agradables y el ambiente laboral era muy bueno, la paga era excelente y no podía encontrar ninguna queja con respecto a mi trabajo, y por esa misma razón quería conservarlo a cualquier costo.

Si perdía el trabajo,  solo Dios sabe cuándo encontraría uno nuevo, no quería arriesgarme a ser como mis compañeros de la universidad los cuales todavía estaban buscando trabajo y buscando ofertas de empleo.

Me vestí muy rápido, más rápido de lo que podría haber esperado, y cuando por fin estuve listo, salí de mi casa, en la cual aún vivía con mis padres, y fui rápidamente a tomar un taxi para poder llegar a mi trabajo.

Normalmente no me gustaría gastar dinero en un taxi cuando podría simplemente tomar un autobús, pero en estos momentos no podía darme el lujo de ello, así que tome el primer taxi que pude encontrar, me subí a su interior, y le dije rápidamente que empezara a conducir.

El taxista me hizo caso al instante y rápidamente empezó a conducir, y mientras estaba en la carretera no podía evitar pensar en la posibilidad de que en esta ocasión si podría llegar a regañarme.

Esta no era la primera vez que llegaba tarde a mi trabajo, no, había llegado varias veces tarde, y en todas esas oportunidades había podido salir indemne gracias al beneplácito de mi jefa.

En mi trabajo además de mis deberes personales, también tenía que atender directamente a mi jefa, la cual era la CEO actual de la empresa para la cual trabajaba.

Yo en realidad adoraba a esa mujer, era solo 3 años mayor que yo pero de algún modo logro ascender tanto siendo tan joven, y gracias a era ella la CEO de la empresa y no otra persona, es que había logrado mantener mi empleo hasta en la actualidad.

Mi jefa se llamaba María  Rivas, al parecer tenía un origen extranjero, ella era muy amable, me había perdonado todas las veces que había llegado tarde al trabajo sin regañarme o llamarme la atención de alguna forma.

Ella había sido muy buena conmigo, y por suerte era ella mi jefa y no otra persona, cualquier otra persona me habría despedido hacía tiempo debido a mis constantes tardanzas injustificadas, yo hacía bien mi trabajo, pero el problema era que llegaba tarde muchas veces, ese era el problema verdadero.

Algunas veces llegaba tarde 30 minutos o un poco más, pero esta sí creo que me pase de la raya, ya que había pasado 1 hora desde la hora en la cual tenía que estar en la empresa y aún no había llegado.

No podía evitar pensar que en esta ocasión si había sobrepasado la gota que derramo el vaso, lo más probable era que María se enojara mucho conmigo, tendría suerte si no me despidiera.

—Dios, por favor, haz que mi jefa no está muy enojada —murmure, mientras le rogaba a Dios que hiciera que mi jefa estuviese de buen ánimo hoy y me perdonara otra vez mi tarde llegada al trabajo.

El taxi continuo avanzando y después de unos 10 minutos logramos llegar a mi trabajo, me baje rápidamente y le pague al taxista y después de eso fui corriendo la a entrada de la empresa.

La empresa para la cual trabajaba era una que se dedicaba a varias áreas de diversas índoles, algunas de esas áreas eran la tecnología y los ordenadores y los videojuegos, se podría decir que la empresa  es una compañía tecnológica multinacional, y era muy famosa en todo el país.

Me gustaba trabajar aquí, y no quería perderlo por mis llegadas tardías, este trabajo en esta empresa.

Corrí rápidamente, y entre a la empresa, el portero de la entrada me saludo, pero como estaba muy apurado no pude devolverle el saludo, se lo compensaría más tarde, pero en estos momentos no podía darme el lujo.

Corrí al elevador, y entre rápidamente, seleccione el último piso que era donde se encontraba mi jefa, y el elevador pronto cerró sus puertas y empezó a subir.

No podía evitar sentirme nervioso mientras el elevador continuaba subiendo, cuando las puertas finalmente se abrieron, con el corazón en un puño, camine hacia adelante, hacia mi zona de trabajo, esperando que mi jefa me perdonara otra vez por esta ocasión.

Aunque cuando estaba a punto de llegar, alguien me tomo me agarro por la espalda, impidiéndome el paso.

— ¡No te iras Manuel! ¡Esta vez si te has pasado! —me dijo una voz que reconocí muy bien.

Gire mi mirada hacia atrás y pude ver a la persona que me sujetaba, era un amigo de mi trabajo, su nombre era Santino, y era un empleado al igual que yo que trabajaba en esta zona, a este tonto le gustaba bromear mucho y por lo general era muy agradable, por eso fue que nos hicimos amigos, pero en esta ocasión, eligió un mal momento para hacer su jugadas.

Está muy retardado y no podía seguir alargando mi tardanza, no tenía tiempo para jugar.

— ¡Suéltame Santino! —le grite a Santino mientras trataba de sacudirme sin éxito de su agarre.

— ¡No! ¡Quiero ver la expresión que hará la jefa cuando descubra que llegas 1 hora y media tarde, de seguro se escandalizara y te echara unos buenos regaños! —me dijo Santino mientras se reía.

¿1 hora y media tarde? Cuando escuche a Santino decir estas palabras, gire mi mirada para poder ver mi reloj el cual traía en mi muñeca, y cuando lo hice, pude ver que ya casi eran las 9 y media, había llegado casi 1 hora y media tarde a trabajar.

Cuando vi esto, casi me da un paro cardiaco allí mismo, ahora sí que la había cagado, de verdad que la cague, debía llegar a mi trabajo a las 8 de la mañana y en su lugar había llegado casi a las 9 y media.

No tenía como explicar esta tardanza.

— ¡Suéltame Santin! ¡No es momento para jugar! —le grite a Satino mientras trataba de quitármelo de encima.

Ya estaba lo suficientemente retardado en estos momentos, no necesitaba seguir aumentando mis tardanzas aún más de lo que ya estaba.

—No quiero hacerlo, quiero ver la expresión de la jefa cuando vea lo tarde que has llegado, quizás esta vez te eche los regaños que necesitas —me dijo Santino mientras se reía a carcajadas.

— ¡Hijo de…! ¡Cuando me libere ya verás! —le dije con algo de frustración a Santino mientras trataba de quitármelo de encima.

—Ya es suficiente ustedes 2 —dijo una voz, la cual sonó cerca de Santino y de mí.

Santino y yo giramos nuestras vistas en dirección hacia las voces que escuchamos y pudimos ver a nuestras compañeras de trabajo, Sarah y Teresa, las cuales trabajaban en el mismo lugar que nosotros.

Ellas 2 también eran mis amigas de oficina, y los 4 nos llevábamos bien, por lo general eran ellas 2 las que detenían cualquier altercado de cualquier tipo entre Santino y yo.

—Vamos Sarah, no seas aguafiestas —le dijo Santino a Sarah, la cual había sido la mujer que hablado.

Sarah era una mujer joven de mi edad, bueno, no exactamente, tenía 24 años mientras que Teresa si tenía mi misma edad, ambas eran mujeres algo altas, midiendo ambas hasta 1.70 de altura, Sarah era una mujer de piel blanca, cabello negro y ojos marrones y era atractiva, su rostro no tenía casi ninguna imperfección y su cuerpo era bastante bien proporcionado no importa desde que lado la mirases.

Teresa era en su lugar una mujer de piel morena, tenía el cabello negro al igual que Sarah y su pecho era relativamente grande y su cuerpo era curvilíneo, también era una mujer atractiva, y al igual que yo logro conseguir un empleo en esta empresa a pesar de ser una recién graduada, tuvimos mucha suerte ambos.

—Ya déjalo Santino, ¿Qué vas a hacer si la jefa lo despide en esta ocasión? —le dijo Teresa a Santino mientras lo miraba fijamente.

—Eso sería divertido de ver, quisiera ver como nuestro amado Manuel le ruega a la jefa que no lo despida, sería muy divertido —le dijo Santino a Teresa.

—Ya, deja el rollo y suéltalo —le dijo Sarah a Santino.

—Bien, bien, lo hare —dijo Santino, antes de finalmente soltarme y dejarme ir.

Cuando estuve libre, me gire para ver fijamente a Santino, el cual tenía una expresión divertida en su rostro, me provocaba golpearlo, estaba muy retrasado y este tonto me hizo retrasarme aún más, si llegaba perder mi empleo por su culpa, juro que me las pagaría.

—Hagamos esto mañana también Manuel, aunque en esa ocasión para que puedas ser más divertido por favor llega por lo menos unas 2 horas tarde, así tu expresión será mucho más divertida y será más placentero nuestro juego —me dijo Santino mientras me miraba sonrientemente.

—Esto no se quedara así, después de hablar con mi jefa me las vas a pagar ¿Me escuchaste? —le dije a Santino, antes de darme la vuelta y correr para poder encontrarme con mi jefa.

— ¡Tengo mucho miedo! —me grito Santino mientras me veía correr.

— ¡Espera Manuel! ¡La jefa esta en…! —me dijo Teresa, aunque no pude escuchar lo último que dijo ya que estaba muy apurado y su voz se volvió demasiado lejana como para escucharla.

Seguí corriendo rápidamente hacia la oficina de mi jefa, esperando tener nuevamente suerte en esta ocasión.

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