¡Capítulo 4!

LA VERDAD: Primera parte.

El resto de las clases las pase tranquila, ya que Will estaba junto con otros chicos, supongo que son sus amigos. Yo por mi parte, estaba con Sofi que seguía dándome el Tour y mostrándome a las personas "importantes" según ella.

Llegamos a nuestras taquillas a dejar unos libros, ya faltaba poco para  la hora de salir.

― ¿Cómo está eso de que Will se sentó contigo? ― preguntó con interés. Le había contado que conocí a Will y ella literalmente pegó un grito. No le conté todo, solo que lo había conocido.

― Si, ya te lo dije Sofía, no es la gran cosa. ― simplifiqué. Ella rodó los ojos y me miró seriamente. 

― ¿Que no es la gran cosa? ― preguntó ella levantando sus cejas perfectas. ― Es el chico más importante de este lugar, Mel. ― declaró con evidente asombro. Yo solo rodeé los ojos. Cerré la puerta de mi taquilla y comencé a caminar con ella siguiéndome. 

― ¿Y eso que? A mí no me interesa quién sea. ― murmure, porque era cierto. Pero ella me tomó del brazo haciéndonos parar a la mitad del pasillo. La mire con evidente molestia. ― ¿Qué? ― repuse soltándome de su férreo agarre más brusco de lo que quería. 

―Nada. ― respondió evitando mirarme. 

Vi como se puso tensa y miraba detrás de mí de reojo. Giré y vi que venían Will y sus amigos. Regresé mis ojos a mi amiga y vi que bajaba la cabeza con sumisión. Will y sus amigos pasaron, mientras charlaban. El primero cuando me vio me regaló una linda sonrisa de lado.

Yo por otro lado no le respondí, estaba muy intrigada por la forma en la que no solo Sofí había bajado la cabeza. También dándome cuenta que eso no había visto que pasara más temprano y quizás eso se debiera a que mi interés en ese momento estaba en el chico de ojos azules. 

― Sofi. ― la llame. La chica al fin me miró y yo no pude evitar preguntar. ― ¿Qué fue todo eso? 

― Nada Mel, yo no puedo decirte nada, no me corresponde lo siento. ― respondió mirándome casi con pena y luego se fue. Dejándome en el medio del pasillo totalmente confundida.

Busqué en mis bolsillos mi celular y observé la hora, era casi tiempo de irme a las últimas clases.

 

Al finalizar las clases camine sin rumbo en medio del tumulto de alumnos y profesores que iban y venían. Sofía estuvo conmigo sin embargo no toque más el tema anterior. Ella se había adelantado a irse con la escusa de llegar a tiempo a buscar no sé que cosa en su casa.

Will me había dicho que quería hablar conmigo, aunque no sabía exactamente de qué, había algo que me llamaba a saber que se traían con todo esto. Comencé a caminar a la puerta, mientras le mandaba un mensaje a mi madre de que me llevaría un nuevo amigo que no se preocupara y que no llegaría hasta la cena.

No sabía cuánto tiempo me tomaría hablar con Will y por ese motivo le avise.

Como siempre mamá contestó enseguida diciendo que me cuide y que se alegraba de que ya tuviera amigos. Quise reír. 

Amigos. Amigos demasiado raros. Pensé.

Llegué al estacionamiento y a lo lejos vi a Will con sus amigos junto a un hermoso auto. Cabe decir que ellos son igual de guapos que él. No tanto como Will, pero tenían lo suyo.

Will vio que lo observaba y me dio una sonrisa de lado mojabragas, como decían en los libros. Seguí caminando lento hasta llegar a ellos.

― Hola. ― salude a los amigos. Ellos sonrieron y bajaron la cabeza. Los miré sorprendida por su reacción. Pero no pude decir nada. 

― Mi luna. ― dijeron ambos al unísono.

― ¿Por qué me dicen así? – cuestioné mirando a los tres y ellos miraron a Will, este solo negó con la cabeza. ― ¿Qué pasa Will? 

― Mel te dije que te lo iba a explicar, pero necesito que me hagas una promesa. De que no te vas a asustar y trataras de tener la mente abierta. ¿Sí? – pregunto con el tono de voz cargado de súplica y miedo. 

Suspire, con evidente pesar, porque la verdad no sabía qué hacer. Lo que sea que tenía para decirme parecía ser algo sumamente importante y algo que realmente podría afectarme. Sin embargo, terminé aceptando. Mi lado masoquista me lo exigía. Quería y más que nada ansiaba saber qué era aquello que me quería decir.

Asentí.    

― Está bien Will. ― acepte. ― ¿Quiénes son ellos? — apunté con un dedo a sus amigos.

― Mel ellos son mis mejores amigos, Alan... ― presenta a un chico alto, de pelo negro un poco largo, de ojos verdes y bastante serio. ― Y este es Derek — apuntó al otro, este era de pelo castaño con el pelo bastante corto a ambos lados de la cabeza y más largo en el centro. De ojos verdes y mirada divertida. También es alto. Ninguno tanto como Will, pero sí más que yo. ― Chicos, ella es Melody. ― me presento sonriendo con alegría mientras se colocaba a mi lado.

― Mucho gusto chicos. ― conteste, logrando que ellos sonrieran.

― Bueno chicos ya saben lo que tienen que hacer, después los veo. ― los chicos se despidieron de mí y se fueron hacia un par de motos, arrancaron y luego desaparecieron. ― ¿Vamos? – pregunto mientras me abría la puerta de copiloto de su Audi, asentí y la cerró luego de montarme. Me puse el cinturón, mientras él subía y también se puso el cinturón. Encendió el auto y salimos.

El auto era hermoso, negro, con algunas partes en rojo, los asientos del mismo color, al igual que el mando, las puertas por dentro también poseían ese tono en rojo y negro haciéndolo ver más sobrio y elegante.

Fuimos en silencio, yo solo observaba la vista por la ventana, mientras a él lo podía ver bastante ansioso, pero en ningún momento apartó la vista de la carretera y eso me dio cierta tranquilidad. La verdad me encantaban los viajes largos, más si iba cómoda, y en este caso el asiento de cuero sí que lo era. Me di cuenta después de unos minutos que no sabía a dónde íbamos, más cuando empecé a ver solo el bosque.

― ¿A dónde vamos Will? ― lo miré de nuevo. Se veía tan jodidamente lindo concentrado, sonrío de lado y me observó unos instantes volviendo su mirada a la carretera.

― A mi casa... Mi luna. ― Sonrío de lado, mientras cambiaba de cambio y aumentaba la velocidad.

Me puse tensa. Dios. ¿Dónde me había metido? ¿Y si era un asesino? No, claro que no. ¿O Sí?

Tarada. ¿Justo ahora te das cuenta?

Mi subconsciente tiene razón, justo ahora me doy cuenta de que estoy con un desconocido y de camino a su casa. Me doy un golpe mental. Maldito y sexi Will.

¿Pero qué estoy diciendo?

Malditas hormonas.

― ¿Por qué? – pregunto. — Y deja de llamarme así ¿Quieres? — Suspiro y me miró. 

― Ahí te voy a explicar todo, y tranquila nada te pasará. ― responde con suavidad y vuelve a mirar el camino. Solté el aire con fuerza y me crucé de brazos. 

― No estoy tan segura. ― susurré. El pareció que me escuchaba, pero no dijo nada y solo negó con la cabeza con una sonrisa de lado. Esa que parecía no quitársela nunca. O más que nada era como su marca registrada. ― ¿Podemos escuchar música? – cuestione luego de unos minutos, ya me estaba molestando el silencio. El asintió. ― ¿Falta mucho? – volví a preguntar. Lo miré de reojo mientras buscaba algo. 

― Si puedes y no, no falta mucho. Tranquila. – respondió. La música de alguna emisora sonó por los altavoces del auto, dejando desvanecerse el silencio. Tome mi celular y mire la hora, no había pasado tanto tiempo, pero igual me ponía nerviosa estar con él.

Dude en mandar la ubicación a mi mamá, pero algo en mi interior me decía que todos me habían visto con él, si algo me llegaba a pasar él sería el primer sospechoso.

Ninguno dijo nada más y solo se escuchaba la música. Al cabo de unos minutos llegamos a lo que suponía era la entrada de un largo camino a un lado del camino. Junto a la entrada se encontraban dos personas, como si fueran guardias. Estaban resguardando una gran entrada. Will detuvo el auto y habló con uno de ellos, solo asintió y abrieron la enorme reja, está tenía un enorme grabado de una Luna llena en la parte de arriba con lo que parecían ramas que se extendían a los costados en color dorado y en el centro un lobo aullando en color plateado. Aunque era muy bonita, no entendía porqué era así, quizás era algo así como una referencia a los lobos, pero no sabía en qué sentido. Will siguió la calle por unos minutos y a lo lejos vi cómo se levantaba frente a mis ojos casas tipo cabañas, era un pueblo, bastante pequeño, pero se veía acogedor. Por donde íbamos había gente y niños. También pasamos por una pequeña plaza. Y al fondo se veía que estábamos más cerca de la montaña. Era tan rústico y natural, que todo quedaba muy hermoso. 

Mi pregunta era, ¿Porque había un pueblo junto a otro, pero más resguardado? Sin embargo no mencioné nada. 

Todo lo veía fascinada, me encantó como las cabañas se acoplan a los diferentes árboles y las distintas plantas.

Suspire encantada mientras miraba con evidente atención a todo lo que aparecía frente a mis ojos. 

― ¿Te gusta? — preguntó de repente Will, sacándome de mi trance. 

― Si, es precioso. ― sonreí en su dirección. Hace mucho que no me sentía tan bien. ― ¿Aquí vives?  

― Si, y allá... ― señalo una casa de dos pisos, con estilo cabaña, solo que mucho más grande y antigua. ― Es mi casa. ― Sonrío en mi dirección.

― Es muy hermosa Will. ― declare con alegría.

Él sonrió aún más mientras aparcaba en el garaje y bajo. Rodeó el auto y me abrió la puerta, mientras quitaba mi cinturón, luego tomé la mano que me tendía, con unos nervios. Cuando la tomé sentí su mano cálida y otra vez esa electricidad.

― Ven, te quiero mostrar algo. ― dijo parado frente a mí. Solo asentí y me llevó con él, aún con mi mano agarrando la suya, era precioso, el jardín y la casa se veía aún mejor de cerca, él abrió la puerta y me hizo pasar primero y luego me guió a la sala. Ahí había una chica con una pequeña, la cual al vernos corrió hacia Will y saltó a sus brazos. Esté la tomó y la abrazó con fuerzas.

― ¡Tío llegaste! ― gritó ella. Yo me quedé un poco más atrás observando la escena enternecida. La chica se levantó y bajó la cabeza en forma de saludo. La niña, que solo habrá tenido como unos seis años, era delgada y de pelo negro. 

― Penny, ella es Melody. ― dijo Will mientras la bajaba y luego giró para enfocar sus hermosos ojos azules en mí.

― Hola. ― salude en medio de un balbuceo vergonzoso.  Ella sonrió con alegría y alterno la mirada de Will hacia mí.

― Hola soy Penny. — se presentó en un murmullo mientras se acercaba con cautela, me puse a su altura y ella me dio un beso y se alejó con rapidez. Es pura ternura esta niña. Me levanté y ella regresó junto a su tío y le tomó la mano sin dejar de mirarme con esos intensos ojos color azul, aunque más claros que los de Will. 

― Ella es Sabrina, su niñera. ― la chica levantó la mirada y me dio una sonrisa forzada y saludo en un murmullo. Solo levante mi mano en forma de saludo. ― ven, vamos a sentarnos. Sabrina llévate a la niña a su cuarto. Y tu pequeña... ― se arrodilló frente a ella y le tomó sus pequeñas manitos. ― haz tus deberes, y luego iremos por helado ¿Sí? —la niña sonrió de oreja a oreja y le dio un sonoro beso a su tío. 

― Nos vemos luego Mel. ― se despidió y se fue corriendo.

Suspire. 

Era momento de saber que tanto me quería decir.

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