¡Capítulo 3!

CAPÍTULO 3 ¿MI LUNA?

M E L O D Y.

El camino a la preparatoria fue en silencio o al menos de mi parte, Jeremías me iba mostrando la gran mayoría del pueblo que estaba en nuestro camino al colegio. No era muy moderno, era más bien rústico, había varias tiendas, mini restaurantes y una gran plaza, pero había algo en las personas que se me hacía raro, no sé qué era. 

Llegamos a mi colegio y este sí era lo más moderno que había en este pueblo, era bastante grande, de dos pisos, el patio de la entrada también lo era y al fondo estaba el bosque, se podían ver las copas de los pinos entre otros árboles.

Me despedí de Jeremías y bajé, enseguida noté las miradas de los demás puestas en mí. No le di importancia y seguí mi camino hacia la dirección, en el pasillo había muchos estudiantes que se callaron y volvían su mirada a mí, era normal, y más sumándole mi largo cabello como centro de atención. Seguí y llegué a la dirección, golpeé la puerta y luego ingresé. 

— Buenos días, me llamo Melody Vance y venía por mi horario. — me presento. La mujer sentada me recorre con su mirada gris y luego sonrió.

— Buenos días. — se levantó y me tendió la mano en forma de saludo, la tomé con suavidad. Me senté cuando me lo ofreció y ella comenzó a hablar. — Bien, me llamo Debra Montt — se presentó y luego me tendió los papeles. — Estos son tus horarios. — dice mientras sigue sonriendo. 

— Gracias.

— De nada. 

— Bueno, me tengo que ir señorita. 

— Un gusto, adiós, cualquier cosa solo búscame. — dice atenta. Asiento sin contestar y camino hasta la puerta. 

Salí de allí y me dirigí hacia mi casillero, tenía que dejar unos cuantos libros que mi madre me había entregado anoche. 

Al llegar al mío puse la contraseña, observando de reojo como todos me miraban, me daba igual, pero de igual forma no dejaba de ser incómodo.

Cuando abrí la puerta coloqué mis libros en orden y algunas otras cosas que siempre tenía por alguna emergencia. 

— Hola ¿Eres nueva no? — miré a mi lado y vi a una chica, alta y delgada, morena y con el pelo largo hacia el costado derecho, sonreía.

— Es obvio ¿No? — contesté a lo que ella sonrío. — Sí, me llamo Melody — la chica sonrío aún más.

— Soy Sofía Bennet ¿A qué año vas? 

— Al último— Conteste. Me estaba agradando, la verdad, era una de las pocas que se había acercado y ni siquiera había intentado toquetearme o algo.  — ¿Y tú? — Cerré la taquilla.

— Igual, vamos te enseño la cárcel. — bromeó. 

— vamos. — contesté sin prestarle atención a la broma.

Sofía me mostró casi toda la escuela, no pudimos seguir ya que teníamos que ir a clases. Ella me mostró además a los chicos qué allí había. Dijo que aún faltaban algunos por llegar, pero que de seguro me los iba a encontrar en el aula.

Entre al aula y obvio todas las miradas fueron a mí, Sofía no compartía esta clase conmigo, pero si todas las demás, tomé asiento en el fondo del aula junto a la ventana. Aún seguían entrando alumnos y la profesora no llegaba todavía, me puse a mirar por la ventana y solo se veía el bosque, era precioso. No estaba tan cerca del patio del establecimiento, pero aun así se lo podía observar bien. Sus enormes árboles, se mecían con suavidad por el viento que había. A través del vidrio de la ventana podía ver también cómo algunos alumnos aún andaban afuera, supongo que haciendo tiempo para no ingresar al aula. 

Había pasado unos minutos concentrada en mirar el bosque qué no había notado cuando alguien se sentó a mi lado. Cuando me di cuenta pegué un leve brinco, por el evidente susto. Mi corazón martilleaba con fuerza dentro de mi caja torácica que lo sentía como si quisiera escapar. Solté con fuerza el aire y lo enfrenté con mi mejor expresión de molestia. Pero esta se fue al carajo una vez que mis ojos verdes lo enfrentaron. 

Me quede ida por un momento. Sin saber cómo respirar solo atiné a quedarme viendo como una reverenda boba. Pero es que sus ojos, me dejaron maravillada. Eran tan brillantes y bonitos. 

Parpadeo unas cuantas veces haciendo que el chico sonriera con autosuficiencia al verme afectada. 

Quise abofetearlo, o a mi en su mejor caso. 

— Hola— saludo el chico a mi lado mientras solo me observaba con una sonrisa de lado. Era alto y muy guapo, pelo negro, ojos azules, con algunas pintitas verdes en el iris. Me resultó rara la forma en la que me miraba, era como que sonriera aún más con sus brillantes ojos.  Sonrió aún más al ver que lo quedé mirando. — Soy Will — se presentó. 

— Hola — respondí. Regrese mi mirada hacía la ventana, haciendo aun lado todo, la verdad solo quería estar sola, pero este tal Will no me iba a dejar en paz, me seguía observando, podía sentir la intensidad con la que me observaba. Y eso, me hacía sentir peor, mi lado solitario quería disfrutar más tiempo el solo ver hacia afuera, antes de que llegara el profesor, sin embargo, él tenía toda la intención de que le prestara mi atención. Bufé y lo mire de nuevo — ¿Qué? — pregunte con evidente fastidio y con el ceño fruncido.

— Nada, solo me gusta tu cabello — respondió resuelto. Rodee los ojos y me tape la cara evitando mirarlo y soltando un exagerado resoplido.

— Gracias, pero deja de mirarme así — respondí en forma molesta. O al menos eso intente. Lo miré de nuevo, y ahí estaba, esa sonrisa petulante, dándome la sensación de que se estaba burlando de mí. 

Antes de poder decirle algo más entro la profesora y comenzó la clase.

Noté que la mirada de la profesora pasó de estar aburrida a estar un poco alterada al ver a mi acompañante, sin embargo trato de seguir como si nada pasara, los demás estaban también bastante extraños. Aún así nadie dijo nada, solo nos veían de reojo y eso solo intensificó mi ansiedad. 

No era muy fan de las matemáticas, pero aun así no se me hacía difícil entender. Lo único más difícil fue mi compañero. Cada vez que podía preguntaba alguna cosa, también pude ver a las chicas que me miraban con sorpresa y molestia. Trate por todos los medios no prestar atención al resto y solo concentrarme en las cosas que anotaba la profesora. Serían al menos dos horas con esta clase. 

Cuando al fin tocó el timbre, todos se apresuraron a salir sin dejar de observarnos con sospecha, yo por otro lado lo hice lento. No tenía apuro, ya que la mayoría del tiempo tendía a olvidarme de alguna cosa. 

Suspiré pesadamente, dándome cuenta que tenía algo de hambre, esta clase fue más tediosa de lo que pensé. 

— Te espero — dijo Will sobresaltándome, creí que se había ido como el resto. Respiré hondo de nuevo y me giré.

— Bien, como quieras — terminé y salí rápidamente, no lo quería detrás de mí. Sin embargo, él me alcanzó.

— ¿Qué clase te toca ahora? — pregunto, caminaba a mi lado mientras esquivamos a los demás alumnos que caminaban apresurados.  — ¿Qué? — cuestiono cuando nuestros ojos se encontraron por unos segundos. 

— ¿No tienes algo más importante que hacer?

—No, quiero estar contigo, ¿Está mal mi Luna? — preguntó de repente. Me detuve abruptamente al escuchar su apodo ¿Mi luna?  ¿Qué demonios era eso? ¿Un halago? Lo miré intentando entender lo que me dijo. Will por otro lado se rasco la nuca con evidente arrepentimiento y esquivando mi mirada. 

— ¿Como dijiste, MI luna? — hice énfasis en “MI” y solo el solo sonrió, vi que como sus ojos brillaban, eran tan bonitos, como el mar. 

Me aclaré la garganta tratando de alejar esos pensamientos. Dios que estoy pensando.

— Si, te llame así porque eso eres. — enfatizó. Se me acerco y tomo mi mano con suavidad, al tenerlo tan cerca su aroma llegó a mi nariz y fue lo más exquisito que había olido alguna vez, su tacto me mando una pequeña descarga eléctrica por todo el cuerpo. Quise suspirar con fuerza, sin embargo trate de no demostrarle lo que me ocacionaba. — Porque eso eres, Mí hermosa Luna.

Me quedé prendida en su mirada y solo siendo consciente de su tacto, tan suave y áspero a la vez. Tan contradictorio como lo era él. 

Trague saliva, buscando las palabras que no podían salir. 

— Pero... pero no te entiendo... ¿Por qué... me llamas así? — cuando al fin pude responder solté su mano y miré hacia otro lado. Tratando de recuperar un poco la cordura. La apreté contra mi cuerpo aún sintiendo el calor que transmitía su mano. 

— No tienes por qué entender nada ahora. A la salida si me permites te explicaré todo. ¿Te parece? — tomo mi mentón y levanto mi rostro, logrando que su mirada se encontrara con la mía, éste sonreía y ese brilló que había visto seguía en su mirada, no supe cómo interpretar todo esto. Suspiro con fuerza y me alejé de su toque, porque si no, no podía pensar con claridad. Era muy extraño todo. ¿Por qué de repente me sentía así?

— Está bien. — respondí en voz baja. Observé a mi alrededor y los alumnos nos miraban curiosos y muy atentos, Will se dio cuenta de lo que quería decirle y tomó mi mano, guiándome al patio donde no había tantos alumnos.

— ¿Aceptas venir conmigo a tomar algo y así te cuento todo? 

— Está bien, pero — contesté soltando su mano. Su expresión cambió y vi en su mirada algo que no le había visto antes, tristeza o algo parecido ¿Seria por mi gesto? Aleje aquellas ideas y continúe — pero, por ahora no me andes diciendo " mi luna" — hice comillas — por favor — suplique. Me hacía sentir extraña la forma en la que me miraba, y también en cómo actuaba. Lo vi moverse como si se replanteara alguna cosa y luego soltando un suspiro asintió. 

— Está bien— acepto y me sonrió, pero fue más una mueca.

— Soy Melody, por cierto — le tendí mi mano dándome cuenta que al final nunca le había dicho mi nombre. Él la tomó y besó mis nudillos, haciendo que otra vez aparecieran esas cosquillas. — Bueno. Umh. — me removí incómoda y justo el timbre volvió a sonar, me despedí rápidamente y salí de allí casi corriendo hacía mi siguiente clase. 

Dios que chico más raro, si así comenzó mi primer día, no quiero pensar cómo va a ser el resto del año.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo