Capítulo 2

¿Nuevo look?

El día anterior se había quedado con Brenda hasta tarde pensando en las posibilidades de que la persona que le escribía las notas apareciera. Nina no era amiga de muchas personas en su salón de clases, en realidad, casi no hablaba con ellos, por eso se le hacía un poco difícil pensar que alguno de los chicos (o chicas), se tomase el tiempo de escribirle algo y dejárselo al frente de su casa.

Podía ser alguien tímido que no se atrevía a confesar cómo se sentía.

Y si era así, dudaba que pudiese encontrarla tan rápido. Normalmente as personas tímidas tendían a pasar desapercibidas y ella de por sí no le prestaba mucha atención a lo que sucedía a su alrededor.

Cuando llegó a su casa, corrió hasta la puerta para tomar la nota verde que sobresaltaba, pero quedó confundida con ella.

«Te ves muy bien con ese nuevo look»

¿Nuevo look? ¿Cuál nuevo look? ¿Acaso el chico hablaba de su pelo recogido?

Corrió hacia la casa de su mejor amigo y tocó varias veces el timbre hasta que él salió.

—Oye ¿por qué tanto escándalo? Nos acabamos de ver—habló el moreno, ella sólo le entregó la nota, Bruno la leyó y alzó una ceja mirándola—. Nina, tengo novia por favor. —dijo riendo, ella sólo rodó los ojos.

—No es para ti, idiota—respondió—. Hay una persona escribiéndome notas y las deja en la puerta de mi casa. Esta es la tercera nota que me manda y se me hace algo lindo—sonrió tímida—. Aunque es extraño, no me hice nada nuevo.

—Te recogiste el pelo, eso es nuevo—señaló, Nina asintió, normalmente no se recogía el cabello, siempre lo llevaba suelto. Como tenía el cabello corto, no podía (o no sabía) hacerse muchos peinados.

—Estaba pensando en pedirle a Stuart que nos averiguara quién las manda—opinó.

—A Stuart le caemos mal.

—No es cierto—dijo ella.

—Nunca te he visto hablando con él.

—Pero eso no significa que me caiga mal o yo a él—se cruzó de brazos—. Como sea, si no es Stuart, podríamos decirle a Alan, ¿qué dices?

Bruno lo pensó un momento, a diferencia de Stuart, Alan no sabía nada de tecnología ni buscar personas como si fuesen sospechosos, incluso perdía siempre en los juegos de adivina el culpable. Sólo sabía dar consejos relacionados al amor, pero eso no ayudaría mucho.

— ¿En qué nos puede ayudar Alan? —preguntó Bruno—. ¿Cómo podría saber él quien escribe?

— ¿No se llama así mismo cupido? Que averigüe quien las manda, debe tener contactos.

—No creo que sea una buena idea—murmuró. Nina suspiró sin saber qué más podría hacer.

Quedarse a esperar que la persona se presentase sola no era una opción, pero tampoco podía preguntarle a cada persona de su Instituto si era ella quién las enviaba.

Tendría que pensar un poco más, o quizás ir recolectando alguna pista.

Por ejemplo, sabía cómo escribía.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo