Capítulo 4

― ¿Qué? ―me burlo de Kieran cuando nos encontramos en su habitación― ¿necesitas una excusa para estar con una mujer? ―tengo los labios fruncidos de la rabia y mi boca sigue destilando veneno―intenta tocarme y te arranco la cabeza.

Kieran se ríe a carcajadas ante mi amenaza. Es cierto, él es enorme, debe tener como un metro noventa de estatura y su cuerpo es muy musculoso, así que una cosa menuda como yo en comparación no debe tener ningún tipo de oportunidad.

Eso no significa que se la voy a dejar tan fácil, si cree que voy a caer rendida a sus pies está muy equivocado.

―Por qué no comes y dejas de amenazarme―dice entre risas, tratando de volver a su postura fría sin conseguirlo―solo quiero que estés bien y tú tienes hambre, así que come.

―Si me quieres bien, devuélveme a mi casa―le espeto― ¿sabes lo difícil que es para una chica huérfana conseguir que una persona se preocupe por ella?

―No eres huérfana y no estás sola―trata de decirlo con la mayor amabilidad que su poca paciencia le permite.

―Richard siempre ha estado para mí, me ha dado casa, comida, lo que he necesitado, hasta me ha llevado a conocer el mar―continúo, ignorando lo que me dice―muy pocos cuidadores se preocupan porque sus chicos conozcan el mar.

― ¡Maddox…! ―levanta la voz, pero al ver que le pongo cara de ¡ahhh!, continúa―él no se llama Richard, su nombre real es Maddox y es un traidor.

― ¿Porque lo dice tu padre? ―me burlo de él, recordando la discusión que tuvo con Velkan.

― ¡Porque lo digo yo! ―me grita y hace un bufido. Se pasa las manos por el cabello, tratando de calmarse. Me mira fijamente y resopla por la nariz, y vuelve a caminar de un lado al otro. Luego se acerca a mi lado, haciendo un ademán para que me siente―Mira, Alanna…

―Bianca―lo corrijo.

―Está bien, Bianca―continúa―ya sabíamos lo apegada que estabas a Richard, por eso lo hicimos así. Puede que tengas razón y Maddox… Richard―vuelve a corregirse al ver que estoy a punto de hablar―a lo mejor él haya tenido buenas intenciones, pero, si no era así, si tratábamos de convencerte y tú nos rechazabas, hubieras estado en peligro―su mirada se vuelve serena y yo trato de fingir que lo entiendo.

―Sé que en ese mundo donde vives hay no sé qué clases de peligros y todo eso, pero yo estaba bien. La única preocupación que tenía era cómo me iba a ir en la universidad―le respondo―no quiero saber de mis padres, en serio, ya lo superé hace mucho. Si están vivos y no están conmigo, entonces no me querían de verdad. Ahora puedo seguir adelante.

―No es tan fácil como crees―me contesta―si no te encontraban en la casa de Richard, lo harían en esa universidad. Hicimos lo que teníamos que hacer. No tienes idea de nada―intenta calmarse nuevamente―mira, solo danos una oportunidad, ¿sí?, cuando sepas todo estoy seguro de que vas a darme la razón.

―Tengo casi dieciocho años, Kieran, ya casi soy adulta―le digo―no quiero saber de nada, solo de cómo llevar una vida como cualquier otro. Solo déjenme ir y ya. Digan que no me encontraron, que se equivocaron, no sé, que me morí.

―No te vamos a dejar ir y punto―me contesta―no, hasta que lleguemos. Confía en mí, por favor.

Quiero volver a mi casa y no me interesa nada de esta b****a de alfas y secuestros y conspiraciones. Ya tenía planes para mi vida, incluso ya había sido aceptada en una universidad y Richard hizo todas las gestiones para que consiguiera un beca. Siempre se ha preocupado por mí.

Nadie tiene que protegerme, siempre lo he hecho sola y no quiero que me involucren en problemas. Por fin mi vida iba a ser perfecta. No les voy a permitir que me la arruinen.

Creo que sé cómo voy a salir de todo este lío. Solo necesito tener un poco de creatividad.

―Te prometo que soy de los buenos, solo lleguemos pronto a la manada sin pucheros ni arrebatos ni gritos, ¿de acuerdo? ―me dice Kieran y yo asiento con la cabeza para que crea que estaré bien―ahora, come, por favor―me pide y yo acepto―en cuanto lleguemos te lo explicaremos todo.

Tomo la bolsa con la comida y saco la deliciosa hamburguesa que me hace agua la boca. Tenía que disimularlo hace un rato, pero estoy muerta de hambre y la comida sabe a cielo. Tomo las papas y las mojo en la salsa de tomate y me las entierro en la boca y suspiro de felicidad.

Kieran me mira y se muere de la risa, otra vez bajando la guardia de esa actitud prepotente que tiene.

―En serio que eres una maldita terca―me dice, pero continúa riendo a carcajada suelta y yo lo fulmino con la mirada―tienes que admitir que es cierto.

Y es verdad, pero soy una maldita terca y no voy a dar mi brazo a torcer, así que me dedico a comer con ganas y la comida se acaba muy pronto, dejándome llena.

Un rato más tarde alguien llama a la puerta y Kieran se levanta para ver quién es.

― ¿Logró que comiera, mi alfa? ―le dice Kayra, quien trae mi maleta.

―Por supuesto―se regodea él―soy tu futuro alfa―agrega y Kayra pone los ojos en blanco.

―En serio Kieran, sé que no se me está permitido burlarme de ti como antes, pero vaya que dan ganas―le responde Kayra y este se ríe.

―Sigo siendo tu amigo, a pesar de las formalidades. Tampoco es que no te las puedas devolver, ¿sabes? ―agrega y Kayra vuelve a poner los ojos en blanco.

―Astrid está furiosa por todo esto―le comenta, luego de una pausa.

―Lo sé, pero no puedo hablar con ella ahora, necesito llevar a Alanna ante mi padre y que todo esto se aclare. Ella no estará bien hasta que esté en nuestro territorio.

―Bien―se limita a decir Kayra y se retira, dejándonos a Kieran y a mí a solas. Él me mira como si yo fuera una cosa que se come, pero desvía la mirada, mientras se quita la ropa, quedando en boxer.

―Ponte cómoda―me dice mientras se mete en su cama―apaga la luz cuando termines, buenas noches.

Yo me meto al baño con mi maleta a cuestas, para tomar una piyama. Cuando salgo, me doy cuenta de que Kieran está durmiendo, así que me lo pienso mejor y vuelvo al cuarto de baño, a hacer un cambio de ropa.

Este es el momento que estaba esperando. Me meto a la cama y finjo que voy a dormir. Necesito que Kieran baje la guardia.

~~~

Pasa una hora desde que Kieran comienza a respirar más relajado, lo que me hace pensar que está dormido profundamente, así que es momento de seguir con mi plan.

Me coloco los botines y camino despacio por la habitación, con cuidado de no despertarlo. Él se voltea en mi dirección y yo me detengo como si estuviera en un juego de congelados.

Lo miro respirar tan tranquilamente que me gustaría estar enredada en esos brazos que me rodearon la cintura esa noche. Sentir nuevamente su aliento por mi cuello, mientras su pecho encaja tan bien con mi espalda.

Muevo la cabeza de lado a lado, recordando que es mi secuestrador y que mi maravilloso plan se va a ir al traste como me atrape. Si por negarme a comer una hamburguesa me tiene encerrada en su propia habitación, me imagino que me encadenará a la cama, como se dé cuenta de lo que estoy haciendo.

Me dirijo a la puerta y la abro lentamente, con cuidado de no hacer ruido. Salgo de la habitación y camino por el pasillo, evitando despertar a los otros huéspedes, en especial a mis secuestradores.

La recepción del hotel está desierta, de seguro que el dependiente se está tomando su descanso en este lugar en mitad de la nada.

¡Por Dios, cuánto huéspedes puede tener!

Ahora que estoy afuera, lo pienso bien.

Si me voy por la carretera, me van a alcanzar con los automóviles y solo lograré que se enojen más conmigo. Si voy por el bosque, en cambio, será más difícil para ellos capturarme, porque tendré muchos más lugares a dónde esconderme, solo debo encontrar un cauce de agua y podré encontrar gente que me pueda ayudar.

¡Pero qué tonta!

Debí haberme robado el celular de Kieran, para poder llamar a Richard, pero es tarde para regresar. Ni modo, voy a seguir por el bosque y veré hasta dónde llego con mi loco plan.

El bosque está muy oscuro y no puedo ver más allá de mi nariz, a pesar de que la luna está llena. Hay ruidos de animales y ramas que se quiebran en el suelo húmedo. Los tacones de mis botines se hunden en la tierra lodosa, así que me los quito, quedando en medias. No estoy muy segura si ha sido la mejor idea, pero puedo caminar con mayor facilidad. Esos botines me encantaban, es una lástima que los tenga que dejar.

Trato de seguir algún sonido que me lleve hasta una corriente de agua y sé que si voy cuesta abajo en algún momento me encontraré con uno. Con cuidado me muevo entre los árboles, tratando de no hacer ruido, con miedo a encontrarme cualquier animal.

Y lo logro. A lo lejos es escucha el murmullo del agua corriendo, así que me dirijo hacia allá.

Pero tengo que detenerme porque estoy al pie de un risco demasiado empinado como para tratar de descender por él sin casi ver. Entonces decido meterme entre un montón de raíces que me protegen de que alguien me vea, desde donde puedo escuchar la corriente, así que no me será difícil mi camino, una vez que amanezca.

De pronto siento el crujir de unos pasos, como si un animal estuviera merodeando, así que me apretujo lo más que puedo a las raíces donde estoy encerrada. Los pasos se detienen y escucho una especie de lamento.

―Sal de ahí―escucho la voz de Kieran y me quedo pasmada.

¿Cómo rayos me encontraron tan rápido?

Estoy segura de que debo estar a varios kilómetros desde el hotel.

―Bianca, no hagas que te saque de ahí―me dice con una paciencia fingida, lo que hace que me recorra un escalofrío por toda la columna vertebral.

No me voy a rendir, así que decido escabullirme por entre las raíces hacia la otra dirección desde donde proviene la voz de Kieran. Con cuidado, logro salir, dejando detrás de mí la maraña de las raíces. Si él quiere perseguirme se va a retrasar tratando de sortearlas, porque él es demasiado enorme para poder entrar por donde yo lo hice. Corro a toda prisa, sabiendo que voy a perderlo.

El pánico se apodera de mí y el corazón se me quiere salir del pecho, mientras corro medio descalza entre los árboles. Me siento acorralada.

De algún modo, logro ver en la oscuridad. También distingo los aromas que me ayudan a distinguir a dónde estoy, el musgo, la tierra, las hojas, todo se me hace muy claro. Es la primera vez que me ocurre esto, pero no tengo tiempo para preocuparme por eso.

Entonces corro aún más, aprovechando que puedo ver, sin mirar atrás, esquivando rocas y árboles tan rápido que no entiendo cómo lo hago. Detrás de mí hay ruidos de un animal, pero debe ser mi imaginación o eso espero con todas mis fuerzas.

Pero siento unas patas en mi espalda que me tumban y me aterro. El aliento del animal me golpea la nuca y escucho los gruñidos de un perro o un lobo. Estoy congelada. El peso es enorme y me aplasta la cara contra la tierra lo que me hace luchar para respirar. Mis manos están en busca de algo para intentar golpearlo. El animal se levanta de mi espalda y yo trato de correr nuevamente, pero me tropiezo con una rama y me la clavo en un costado.

Me palpo las costillas y noto que mi mano está empapada de sangre. Huele a sangre por todos lados y quiero volverme loca. La rama casi ha cruzado mi costado y trato de reprimir un grito para no alertar al lobo.

― ¿Estás bien? ―me pregunta Kieran preocupado.

― ¡Ayúdame, por favor, hay un lobo! ―le grito aterrada, casi desmayándome de dolor.

―Tranquila, vas a estar bien―me trata de calmar, pero yo solo consigo seguir temblando como una hoja y entro en shock.

No soy dueña de mi cuerpo, siento cómo me estoy desmayando, la sangre corre por mi costado izquierdo a toda prisa y pierdo el conocimiento.

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