Pequeño recuerdo

_ ¿Qué aras? Ella sigue sin reconocerte- dice Arlen, un chico de mí misma naturaleza, sacándome de mis pensamientos.

Eso lo sabía a la perfección, y no ayudaba de mucho sus comentarios. Suspire.

Arlen no solo era un gran amigo, sino que también era familia, era el que siempre me hacía aterrizar al mundo real, y no de una forma agradable.

_ Ya lo sé – me revolví el cabello en demostración de mi frustración- quisiera decirle todo de una maldita vez… Pero eso es imposible- traté de dejarme llevar por la vista de la gran ciudad a mis pies.

_ ¡Olvídala!- dijo con simpleza.

“Él no entiende”- Hansel.

Por primera vez estaba de acuerdo con él.

_ No…- dije secamente.

_ Hermano- se acercó hacia mí- no entiendo tu obsesión por esa chica- sus ojos verdes tratan de convencerme- ¿Qué tiene ella que no tienen las demás? Todas tienen lindas pierdas, cuerpo perfecto- dice con sarcasmo, como si todas las mujeres se pudieran comparar con mi Ángel.

_ ¡Auxilio! - escuché un alarido, era mi Ángel.

Me levanté de mi lugar rápidamente, ¿Dónde estaba? ¿Qué le estaría ocurriendo? Preocupación inundó mi cuerpo.

“Encuéntrala”

“Peligro”

“Perdición”

En los momentos en que necesitaba, que aquellas tres voces en mi cabeza me ayudaran, terminaban diciendo incoherencias.

_ Por favor… Por favor, necesito saber dónde estás- pedí desesperado.

Me movía por los pasillos alarmado, aquellos cueros chocaban con los míos, un roce que no soportaba, pero ahora mismo no me importaba, necesitaba encontrarla.

_ Por favor! ¡Auxilio! - levante la mirada con rapidez, encontrando la puerta de dónde provenía su voz.

Me acerque con angustia, esta estaba medio abierta, asome la cabeza. Ella estaba en el rincón a la izquierda, en frente de ella estaba el maldito de Sander, se estaba quitando el cinturón y bajándose el cierre, ya sabía que iba a hacer, lo había visto varias veces hacer los mismos procedimientos con chicas en su cuarto, sabía a la perfección que era lo que cruzaba por su cabeza.

_ El está muy lejos, no te escuchara- su sonrisa retorcida y asquerosa, hacían que mi sangre hirviera.

Entre al cuarto, con furia recorriendo mi cuerpo.

_ ¿Qué estás haciendo? - no podía controlar mi cuerpo, y mucho menos mis emociones.

_ ¡Alec… Llegaste justo a tiempo! - me sonrió maliciosamente- verás como ella dejara de ser un Ángel…

Sus palabras tenían doble filo, y no sabía cómo interpretarlas, para las cortadas que me producían no me doliera.

_ Ni se te ocurra…- amenace.

_ ¿Y qué aras? - quería borrar esa estúpida sonrisa de su cara.

Sander esa mucho mayor que yo, exactamente seis años que yo, y yo era dos años mayor que Ángel.

_ No te acerques a ella…- respirar cada vez me era más difícil.

_ Detenme…

Me dejé llevar, mi cuerpo se movió con agilidad, y mi pierna golpeo aquella zona, que lo dejo caer al suelo, mi puño cada ver golpeaba su rostro con más fuerza, no quería parar. Pero su suave agarre hizo que dejara de golpear, todo lo que veía era borroso, pero pude distinguir aquellos ojos azules intensos.

…….

Los golpes duelen, pero me reconforta saber que ella está bien, eso es lo único que importa. Si ese imbécil la hubiera tocado, nunca me lo hubiera perdonado.

Zimm! Ese es el sonido del látigo contra mi piel, y al primer impacto se abre dándole la bienvenida al fluido de la sangre, aprieto los dientes con fuerza, tratando de absorber el dolor. No importa, mi

piel cicatrizaba, con rapidez, algo inexplicable. Mis manos y mis pies estos atados con alambre, así que cuando tirro con fuerza del agarre, el alambre se aprieta más sobre mi piel, pero eso es algo inevitable.

_ No importa- me repito.

Ya todo está planeado, y ella es mi llave, mi boleto de salida, pero no la dejaré aquí, solo hay que esperar. Puedo sentir y escuchar, como el látigo corta el aire, al igual que corta mi piel, con cada impacto

Zimm! Otros dos más golpes, y vuelvo a apretar los dientes, con indiferencia deja el látigo ensangrentado a mi lado, mi cuerpo tiembla sin querer, bajo la cabeza y cierro los ojos, y soltando un suspiro los vuelvo a abrir. Con fuerza aquella mujer, tira del alambre haciendo que se ensanche las en mi muñeca y sangre, al igual que en mis tobillos.

_ Así ya no tendrás más manos ni pies, para hacer tus fechorías, ni lastimar a nadie- y me suelta empujándome al suelo, y mi espalda toca en frío pavimento con brusquedad, y cierro los ojos con fuerza, tratando de absorber tanto dolor.

Desaparece de la habitación, sin mirar atrás, tampoco es que me preocupase que mirara mi aspecto, degradante. Jadeo con ímpetu, hace frío.

Un cuerpo se acerca a mí, y mi cuerpo reacciona. La muerte al fin.

_ ¿Estás bien? - su voz suave y preocupada.

_ потому что любовь сильнее, чем боль, что мое тело достаточно, ты мой, потому что

potomu chto lyubov' sil'neye, chem bol', chto moye telo dostatochno, ty moy, potomu chto. (porque el amor, es más fuerte que el dolor que siente mi cuerpo, tú eres mi porqué)

_ ¿Qué?...

_ Nada mi Ángel, nada.

Y todo se volvió oscuro.

Mi cuerpo se erizó, de una forma impresionante, al dejarme llevar por aquel pequeño recuerdo. Mi respiración es agitada, el calor volvió a mi cuerpo, y ya no tuve frío, hasta que las palabras de mi hermano hicieron que me golpeara la realidad.

_ Tienes que hacer algo pronto- me apretó el hombro, tratan do de darme fuerza- ella es una chica joven y hermosa, cualquiera estaría gustoso de estar junto a ella.

_ ¿Qué debo hacer?

Me sonrió.

_ Vuélvela a enamorar.

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