La oscura obsesión de Alessio
La oscura obsesión de Alessio
Por: Yoedie Garh
Prólogo

Siempre fui como soy. Recuerdo que la escuela pudo ser un infierno, pero nunca permití que nadie me humillara. Mi madre hizo todo lo posible por cambiar mi apariencia. ¿Quién le había dicho a ella que yo quería cambiar? Me hacía la misma pregunta cada vez que llegaba el tema a la hora de la cena. Mi padre respiraba profundo y la miraba con atención, simplemente para que no hiciese algunos de sus dramas. Jimmy, mi hermano, solo resoplaba con fastidio y fijaba sus ojos en mí. Con su mirada me decía todo: Darla lo tenía cansado.

—Hablé con la nutrióloga y me dijo que quiere verte la próxima semana. No estoy diciendo que estás gorda, pero si bajaras un poco de peso, te verías mucho mejor.

Dejé la cuchara a un lado y miré a mi madre con molestia.

—Ya hemos hablado de esto. Me siento bien conmigo misma. Si tú no te sientes bien, entonces es tu problema.

Contrajo el rostro y buscó apoyo en mi padre.

—Gina nunca se ha acomplejado, no es una chica solitaria y lleva una vida normal. Lo del problema —dijo mi padre e hizo comillas en el aire—, solo lo ves tú. Si algún día tu hija decide bajar de peso, será por ella misma.

Mi padre me guiñó el ojo y el tema quedó zanjado. Amaba a Rey. Siempre había sido un hombre de pocas palabras, pero decía lo correcto. Desde que tenía uso de razón, siempre me defendió, cuidó y protegió. También me enseñó que no debía dejarme pisotear por nadie, que mis batallas debía lucharlas yo y nadie más, que me olvidara de mi mamá y su obsesión por mi peso, que era hermosa tal como era y quien no quisiera verme, que se cubriera los ojos.

—Seré modelo curvy —afirmé de la nada.

Mi madre se atragantó con la comida, Jimmy alzó una de sus cejas con asombro y mi padre me sonrió con orgullo.

Y aquello fue lo primero que me propuse en la vida. No sabía si lo lograría, pero cuando algo se me metía en la cabeza, no descansaba hasta lograrlo y ya me había fijado aquella meta.

Ser modelo no era algo con lo que una chica de mi peso y contextura soñaba, pero nunca me limité, incluso tenía al chico más sexy y caliente de toda la escuela como novio, así que para Gina Stevens no había imposibles y se lo demostraría a mi madre.

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