Capítulo 3 El encuentro

 Pero Pronto me di cuenta de que estaba en graves problemas. No podía entrar así.

Vi una puerta abierta, de la que salía un ancho haz de luz. Se intuían sombras y risas. Era un escenario tentador, el tipo de lugar en el que tiempo de atrás me habría sentido como en casa.

Había jugadores, gente que vivía siempre al límite, no podría ser de otra manera. No obstante, en aquel momento no me podía ni plantearme entrar allí.

Estaba desesperada, mojada y mal vestida y sin zapatos y tampoco con un meñique en el bolsillo. 

De repente alguien salió del Casino. Era un hombre, y al parecer necesitaba un poco de aire fresco, pues se detuvo y miró al horizonte. Iba impecablemente vestido con un esmoquin convencional, pero no fue la ropa, sino el hombre que me llamó la atención.

Era alto, de hombros anchos y piernas eternas, con un cabello espeso a punto de rizarse Un perfil muy varonil, un. Era patente que se trataba de uno de esos animales saludables que saben disfrutar de la vida.

¿Probablemente, careciera de cerebro, pero, que más da?

De pronto me di cuenta de que mis pensamientos no iban bien encaminando. Era, precisamente, por culpa de los hombres por lo que me hallaba en aquel aprieto.

No podía perder el tiempo admirando a ningún ejemplar, por impresionante que fuera. Tenía frío y me encontraba en una situación desesperada.

Inesperadamente, se encaminó hacia el arbusto en el que yo estaba escondida. Se detuvo junto a él y sin que me diera tiempo a reaccionar, note que me agarraba de la oreja.  Me hizo daño, así que mi acción inmediata fue propinarle una sonora patada en sus partes sensibles.

Él gritó, dando prueba de mi puntería.

_ ¡Sal de ahí! - Me ordenó.

¿- "..."?

Le crucé la cara con un puñetazo y él decidió que ya tenía bastante, por eso se lanzó contra mí y acabé en el suelo, con su bello cuerpo sobre el mío.

La postura me hizo confirmar, que efectivamente, era un espécimen en plenas condiciones físicas. Podía notar la perfecta musculatura de su cuerpo.  Con la oscuridad no podía ver bien su rostro, pero tenía unos ojos azules que brillaban intensamente y su aliento me golpeaba la cara con fuerza. Se me aceleró el corazón.

_ ¡Quítese de encima!

_ ¡cielos santo, que demonios..?! _ dijo él al verme la cara

_ ¡He dicho quítese de encima!

Finalmente, se levantó y yo me puse de pie con su inestimable ayuda. Me agarró de la muñeca y no pareciera dispuesto a soltarme.

_ ¿Quién es usted y por qué ha saltado sobre mí?

_¡soy un hombre al que no le gusta que le roben!

_ ¡Yo no le he robado nada! 

_ ¡Pero iba a hacerlo! ¿Por qué estabas escondida entre los arbustos? ¡Sé las estrategias que usan los ladrones!

_ ¡Que listo! ¡Pues esta vez se equivocó!

Me miro, por un largo segundo y miro mi ropa, mostrándome todo su mandíbula cuadrada y la movida de su ñúes de adán. Estaba corriendo por problema y acabo metida en una semejante. Este me culpa de ladrona

_ ¿Y por qué estás toda empapada?

_ ¡He estado nadando a la luz de la luna! - Le mentí, y sin saber por qué, me ruboricé.¡Pensé que era bueno para la salud!

Logré hacer que me soltara, pero, simultáneamente, sin saber cómo, tropecé y me tuve que agarrar de él para no caerme.

Me miró de arriba abajo con interés.

_ ¡No llevas mucha ropa que digamos!

_¡Una observación muy aguda! _ dije yo con ironía.

_ ¡Ya ve, cuando me encuentro con una chica medio desnuda y complemente empapada suelo darme cuenta, sobre todo si la tenía casi encima!

La desesperación me hizo olvidar por completo mis buenos modales.Ese que se cree.

¡_ Váyase al cuerno! ¡No soy una ladrona!

_ ¡Pues lo parece! ¡Se oculta entre los matorrales a la espera de alguna víctima! ¡Debe de pensar que todos los que van al Casino son multimillonarios!

Era absurdo ponerme a discutir con él, pero no pude evitarlo.Como se atreve a insultarme, puede ser muy guapo, pero conmigo no se puede pasar, me dice ladrona y quiere que le dé justificación. 

_ ¡Para que lo sepas, he estado en casinos suficientes como para saber que la gente suele salir mucho más pobre de lo que entró! ¡De no ser así, todos los casinos habrían quebrado!

_¡Veo que eres una experta! ¿Se especializa en casinos? Espero encontrar a su cómplice.

¿_ "..."? ¿Mi que?

_ ¡La persona que la advirtió de que yo había tenido suerte esta noche!

_ ¡Eso lo dirá usted! ¡Incluso lo que pierden todo dicen haber ganado!

_ ¡¿Que se cree, que es todo eso que está desamarrando por el suelo? _ me preguntó él, señalando unos papeles esparcidos!

Por primera vez me di cuenta de que el suelo está cubierta por billetes.

_¡Son mis ganancias,_ continuó él! ¡Y se me han caído por su culpa?!

_¡No me culpes! _ dije yo _.¡Ha sido usted quién se lanzó sobre mí! ¡No soy una ladrona! ¡No era mi intención robarle!

_ ¡Yo creo que ya hemos tenido Suficiente charla y cumplidos! ¿Por qué no me dice qué está haciendo y por qué?

_ ¡Estoy buscando el cónsul británico! _ dije yo con dignidad .

¿_ vestida así?

_ ¡Precisamente quiero verlo porque estoy vestida así!

¿_ Necesitas ayuda, verdad? 

¡_ Lo has adivinado!

_ ¡Tengo una inteligencia brillante! - respondió él en un tono Jocoso, sin dejar mi tono humillante lo hiriera.

_ ¡Estoy huyendo y no tengo dónde esconderme! - dije

¿_ De qué huyes?

_¡De un yate! Se llama The Ferreira y está atascado ahí. Lo ve? _ desde donde estábamos se intuían levemente el barco_. ¡Es el que está al lado de aquel tan vulgar, por su culpa estoy huyendo!

¿_ Se refiere al Gruñido de Dragón?

¿_ Lo conoces?

Por un momento tuve la sensación de que se sentía incómodo. Contarle a este, lo que tuve que pasar allí adentro, no que vergüenza Dios. 

¿_ Por qué se refiere a ese yate como si fuera deleznable? ¿Conoces el dueño?

¿_"..."?

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