La vida de Cronos
La vida de Cronos
Por: Ladylolitascarlett
Capítulo I: La conversión de Cronos

"Ten cuidado con lo que deseas podría hacerse realidad"

Verano 1998

California, USA.

Se sentía un aire jovial en el ambiente, la risa y el bullicio de cientos de jóvenes se escuchaba, las personas caminaban apresuradas por la lluvia que amenazaba con caer desde un cielo gris plomo.

El Joven caminaba tranquilo por las atestadas calles, las vacaciones de verano habían empezado unas semanas atrás, debería estar feliz y emocionado por no tener que volver la escuela, ese infierno donde era acosado y tratado como bicho raro, sin embargo no estaba para nada contento. Iba a tener que pasarse las próximas semanas en estúpida tradición familiar de ir a una estúpida casa en un estúpido pueblito donde celebraban el cuatro de julio y donde se quedaban por tres horribles semanas.

Cronos estaba sinceramente harto de la tradición familiar... no podía esperar para tener dieciocho y no tener que hacer lo que su hermana le dijera.

Grandes gotas frías comenzaron a caer del cielo, cual lágrimas heladas de ángeles, en realidad no le importaba mojarse lo único que le molestaba es que la lluvia pudiera apagar su cigarrillo, apuró el paso, no estaba tan lejos de su casa.

Verano de 1998

Milán, Italia.

El poderoso ser estaba sentado en un café, era de noche, el aire tenía ese característico aroma embriagante, imperceptible para los humanos, la mezcla de toda su deliciosa sangre unida.

Había vuelto con la esperanza de encontrarlo como aquella vez, de casualidad, como sucede en las películas románticas, había esperado encontrar sus esperanzadores ojos verdes como praderas, su sedoso pelo rubio como el oro, su piel de nieve, sus labios rosa, mas no lo encontró.

Ese lugar donde lo conoció, ya no existía, esas calles que camino con él tan transformadas que parecían otras.

Era imposible volver sobre el camino recorrido y encontrarlo dispuesto y esperándolo con su inocencia intacta, como hace cuatrocientos cincuenta años.

Tenía una herida en el alma desde hacía casi doscientos años y no encontraba cómo cerrarla, no sin él, sin su Gio.

Se levantó y decidió que era mejor irse de Italia esos sentimientos, ese lugar, tantos recuerdos le hacían daño, su hermoso no estaba y dolorosamente sabía que jamás lo volvería a ver.

California, USA

El joven llegó a su casa. Estaba tan vacía y silenciosa como siempre desde la muerte de sus padres, silenciosa como la tumba donde descansaban eternamente.

Él no entendía porqué Abril cuando fue mayor de edad y pudieron vivir solos e irse de la casa de su tía decidió volver a esa casa. Cronos aún sentía el fantasma de sus padres rondar por las habitaciones.

Se tiró en el sillón de la sala y encendió el televisor, en realidad no tenía deseos de ver nada, en realidad de lo único que tenía deseos era de desaparecer. Escucho personas en la puerta de enfrente y acto seguido su hermana y su estúpido novio hicieron acto de presencia.

Abril y Cronos no se parecían en lo más mínimo, él tenía el pelo negro como el onix, ojos verdes, brillantes como esmeraldas, los labios naturalmente rojos, la piel pálida ya que rehuía la luz del sol, para acentuar esto por lo general vestía de negro, de hecho su aspecto gótico le había ganado el mote de Drácula en la escuela. Abril por el otro lado tenía el pelo castaño claro, los ojos azules como lagunas en un día soleado, su piel con el característico bronceado californiano y era alegre y jovial como un día soleado. En lo único que eran exactos era en la estatura, Abril era alta un metro setenta y cinco y Cronos a sus diecisiete media lo mismo.

Julio se tiró en el sillón donde estaba Cronos, tomó el control remoto cambiando el canal para poner un partido de fútbol americano.

—¡Oye estaba viendo eso!—se quejó Cronos.

—Sabes deberías salir más, te hace falta sol. Estás muy pálido.

Cronos solo giro los ojos fastidiado, deseando tener algún poder que pudiera desaparecer a Julio de la faz de la tierra.

—Deja de molestarlo Julio—recriminó Abril aunque no sonaba tan seria.

—Sólo digo que el chico debería salir más, practicar algún deporte, buscarse una novia.

—Ya tiene una novia.

—Una más normal—dijo Julio

Cronos tomó su mochila que había tirado en el mueble junto con él y se dirigió hacia las escaleras.

—¿A dónde vas?—preguntó su hermana Abril

—A hacer cosas de gente rara.

Subió a su cuarto cerró dando un fuerte portazo, buscó su reproductor de CD en su mochila lo encendió, tenía un CD qué le había prestado Tsuki, su novia, la canción hablaba sobre vampiros su novia está obsesionada con estos seres. Cronos cerró los ojos y se dispuso a disfrutar de la música, logrando perderse en los poderosos sonidos de las guitarras, el la hipnotizante voz de la vocalista... lejos del dolor,  lejos de los recuerdos. 

***

Se encontraban en uno de los cementerios más antiguos de la ciudad, sentados en una tumba al pie de la estatua de una ángel. El ocaso teñía el cielo de tonos naranjas, rosa y dorado mientras el sol era tragado por el horizonte.

Cronos estaba recostado fumando un cigarrillo, Tsuki estaba sentada abrazando sus rodillas, la barbilla apoyada sobre sus brazos, su mirada vagaba sobre un grupo de turistas que eran guiados por un tipo de aspecto tétrico mostrándole las tumbas de este o aquel famoso y contándole un poco de la historia del cementerio.

Tsuki era una muchacha preciosa, era una mezcla de oriente y occidente. De padre norteamericano y madre japonesa, era una asiática de ojos naturalmente azules.

—¿Entonces te vas mañana?—pregunto Tsuki.

—Lamentablemente.

—Voy a extrañarte.

—Me voy por tres semanas no es como si fuera a morirme.

—Deberíamos tener una despedida.

Cronos se incorporó apoyándose con los codos.

—Eso suena interesante.

Ella se puso de pie.

—Acompáñame, tengo el lugar perfecto.

El cementerio estaba un poco desolado, el grupo de turistas ya iban de salida pues el cementerio cerraría pronto. Tsuki lo llevó hasta un mausoleo con puerta de hierro labrado, con agilidad de ladrona manipuló el cerrojo y entraron.

—¿...Y bien?—preguntó Cronos expectante, mirando alrededor los nombres en las tumbas.

Tsuki buscaba algo en su bolso.

—Ven aquí Cronos.

Cuando el volvió la vista hasta ella tenía un puñal en sus manos.

Él retrocedió un poco espantando.

—¿Qué piensas hacer con eso?

—Es tu despedida. Hagamos un pacto de sangre.

Cronos giró los ojos.

—Estas loca Tsuki, no pienso cortarme. Pensé que por despedida te referías a otra cosa. Me voy tengo cosas que comprar.

Tsuki lo detiene tomándolo de la mano.

—También me refería a eso— dice en voz baja.

Cronos se acercó a ella, la chica retrocedió hasta chocar con la pared del mausoleo el la aprisionó poniendo sus brazos a ambos lados de la cabeza, procedió a besarla lentamente, saboreando su boca, luego con más fuerza, Tsuki rodeó el cuello de Cronos con sus brazos, Cronos la abrazó por la cintura pegándola más a él, luego bajó sus manos subiendo su falda, cuando ella sintió que el le bajaba la ropa interior rompió el beso y lo empujó un poco.

—¿Traes preservativos cierto?—preguntó mirándolo a los ojos.

Es increíble que fuera a perderse de sexo de despedida por haber olvidado algo así.

—Me lo imaginé.— dijo desviando la mirada y tomando su bolso— Pero eres afortunado al tenerme de novia.— dijo sacando una tira de preservativos y mostrándoselos con una sonrisa de triunfo.

Cronos también sonrió.

—Mujer precavida— dijo y la volvió a besar.

Cuando salieron del cementerio ya estaba obscuro, Cronos miró su reloj eran las ocho en punto. Salieron por la parte de atrás del cementerio, el guardia de seguridad los ignoró, como de costumbre, ya se había acostumbrado a ellos.

***

El vampiro milenario se hallaba América, un continente al que no iba muy a menudo, al cual aún llamaba nuevo mundo. Estaba ahí para recuperar algo que había perdido y que sería subastado en unos días, luego de eso se marcharía... Tal vez volvería a Francia... O mejor a Rusia y se quedaría allí a rumiar su pena en completa soledad rodeado de sus recuerdos.

Por ahora disfrutaría de la ciudad en la que estaba, le gustaban las grandes multitudes, era más fácil p***r desapercibido, además le gustaba sentir el calor humano que él ya no poseía.

Estaba un poco distraído contemplando las vitrinas, las elegantes mujeres que salían de las tiendas repletas de bolsas cuando unos ojos llamaron su atención, de una tienda iban saliendo dos jóvenes vestidos de góticos, iban bromeando alegremente y chocaron con él, el joven alzó la vista para ver contra que había chocado pues sintió que chocó contra un muro y nuestro vampiro pudo apreciar esos hermosos ojos verdes, verdes como esmeraldas brillantes, el joven murmuró una disculpa sin prestarle mucha atención a pesar de que era una persona y no una pared contra la que chocó, sin embargo el vampiro se quedó como sembrado ahí, sin poder borrar esos ojos verdes de su memoria, ese rostro joven que vio por unos instantes, tenía que conocerlo, volvió sobre sus pasos y decidió ir tras él.

***

El joven entró a su casa donde Abril preparaba la cena con Julio Cronos siguió en dirección a la escalera.

—Cronos la cena ya casi está lista.

—No tengo hambre.

—Hermano un chico de tu edad debe alimentarse.

Ahí estaba actuando como si fuera su madre. ¿Por qué Abril se sentía en la obligación de hacerlo?

— Tengo diecisiete no cinco. Además comí con Tsuki en el centro comercial.

—Abril deja de preocuparte seguro le chuparon la sangre a unos cuantos jóvenes.

—Si tal vez debimos de chuparles la verga pero eso es más de tú estilo- dijo Cronos en voz baja pero no tanto como para que Julio no lo escuchara.

—¿Qué m****a dijiste maldito mocoso?- preguntó Julio visiblemente alterado.

—Lo que escuchaste.

—Te voy a quitar lo raro a patadas.

Abril se paró frente a su hermano.

—Deténganse por favor.— sonaba genuinamente preocupada.

—Dile a tu novio.

—¡Tu empezaste gótico de m****a!—grito Julio intentando alcanzar a Cronos por encima de Abril.

—¿No podemos llevarnos bien? ¿Por favor?

Abril intentando conciliar como de costumbre, como si Cronos y Julio fueran dos chiquillos.

—Ustedes son las personas más importantes para mí—dijo sollozando.

Las lágrimas sus infalibles armas. Cronos se sintió aún más irritado por esto. Julio en cambio la rodeó con sus brazos mientras le daba una mirada asesina a Cronos quedando como el perfecto novio considerado.

El joven decidió subir a su habitación asqueado con la escena, tiró la bolsa de lo que había comprado en el buró y se lanzó a la cama. Puso un brazo sobe su cabeza cubriendo sus ojos. 

—Estúpida Abril y estúpido Julio.

Cronos suspiró pensaba en lo bien que se sentiría desaparecer. Él había intentado escapar un par de veces para ser regresado por la policía... Pero desaparecer era distinto,  si desaparecía no habría más dolor y todos los horrorosos recuerdos desaparecerían con el, desaparecer pero poder ver cómo actuarían los demás si él no existiera, esos malditos imbéciles que se jactaban de que hacían todo por su bien ¿Cómo actuaría Abril que dice quererlo tanto? Ya él no sería una carga y ella sería libre para hacer lo que le venga en gana. Sí, desaparecer... Morir... Pero si mueres ya no hay nada... Sólo la más absoluta oscuridad, no sabría cómo reaccionarían los demás.

"Vaya que piensas estupideces"

Busco su reproductor de música para refugiarse en ella, su infalible refugio. Se colocó los audífonos nuevamente y cerró los ojos.

Fuera un ser de brillantes ojos azules lo observaba a través de la ventana.

—Si eso es lo que desea tu corazón, será mi placer

               ***

—Cronos date prisa—la voz de Abril lo llamaba desde abajo.

Cronos había tenido una muy mala noche con sueños agitados que no recordaba claramente. Varias veces se despertó sobresaltado con la sensación de que había alguien en su habitación, finalmente a las cinco de la mañana cuando un tenue sol salía por el horizonte pudo dormir sin sueños turbulentos. A las seis de la mañana Abril tocó su puerta para que se prepara para el viaje.

Despertó e regañadientes, Abril no dejaría de molestar hasta que bajara. Después de una ducha y desayuno se dispuso a preparar el equipaje. Preparó una mochila con unos cuantos cambios de ropa, su Gameboy, CD player, los discos de sus bandas favoritas sin los que no podía vivir, las baterías que compró y repelente, mucho repelente.

Se colgó la mochila al hombro y echó una última mirada a su habitación, recorrió todos los detalles, los afiches, la ropa desparramada por el suelo... De pronto sintió una sensación de que era la última vez que vería ese lugar cerró la puerta sin mirar atrás.

***

El trayecto fue tan horrible como Cronos pronóstico, escuchando la perorata interminable de Julio sobre fútbol. Fue un insufrible viaje de ¡Cinco horas! Finalmente llegaron a la inmensa casa familiar en ese pequeño pueblito perdido que a él aún se le hacía difícil pensar que se hallaba en California.

En realidad Cronos no odiaba tanto la tradición familiar... cuando sus padres estaban vivos, había muchas cosas que no odiaba cuando vivían.

Casi toda su familia ya estaba allí. La familia de Cronos no era lo que se consideraría grande, estaban sus tíos, todos hermanos de su padre, sus respectivas parejas y los hijos de estos; un total de trece personas más ellos dos y Julio.

—¡Abril mi niña por fin llegaste!—exclamó la tía Susan besándole ambas mejillas.— Julio cariño que gusto verte. Cronos... Estás...-su tía le miró de arriba abajo reparando en su extraño aspecto.

—Vivo, por desgracia—respondió Cronos, ganándose una mirada de reproche por parte de su tía.

Susan, hermana de su padre fue quien los acogió tras la muerte de sus padres. No vivían con ella desde hace dos años cuando Abril cumplió la mayoría de edad. Nunca estuvo de acuerdo con el aspecto de Cronos ni con el hecho de que Abril no lo llevara a un psiquiatra.

Pero Cronos había recibido ayuda psicológica tras la muerte de sus padres al igual que Abril, mas no después y con todo lo que le sucedió después... Era más que necesaria, pero era mejor obviar ese tipo de temas, porque todo lo que hicieron fue por el bien de Cronos. 

—Bueno chicos suban sus cosas, las habitaciones están preparadas.

Los primos y tíos que ya habían llegado saludaban efusivamente a Abril y a Julio que le caía bien a todos, a Cronos lo saludaban por educación.

Cronos sintió como le lanzaron un gancho al cuello y le frotaban los cabellos con el puño.

—¡Suéltame idiota!—reclamó Cronos.

Quién lo había sujetado era su primo Tom, capitán del equipo de fútbol americano de la escuela y uno de los bully de Cronos, era de hecho el jefe de los jocks . 

—Por cierto Cronos, compartirás habitación con Tom.

—Ya mátenme.— dijo desganado.

Tom le dió una fuerte palmada en la espalda.

—Con otro así me matas capitán América.

Cronos subió a la habitación demasiado malo era tener que p***r tres semanas allí a eso había que agregarle estar con Tom de compañía, como si sufrir de bullying en la escuela y por parte de su familia tampoco tendría la privacidad de un cuarto, en otras ocasiones compartía cuarto con uno de sus primos pequeños, a veces no todos podían quedarse para las vacaciones y Cronos dormía solo, hubiera preferido dormir en el sofá de la sala que con Tom.

Cronos se refugió en lo único que lo hacía sentir paz la música, al encender el reproductor se encontró nuevamente con una canción sobre vampiros, cerró los ojos aún tenía sueño no había dormido en el camino.

En medio de la noche el amor muerde.. si llévame de aquí...

Despertó al ser sacudido por Tom.

—¿Ahora que capitán América?

—La cena está lista primito, baja rápido o se acabarán las salchichas.

Cronos se incorporó, se quitó los audífonos que aún tenía puestos, pudo ver por la ventana  que ya  era de noche, bajó a cenar con toda su hipócrita familia que le detestaba.

Todos muy emocionados hablando de lo que tenían planeado para el 4 de Julio una gran parrillada y luego ir a la plaza del pueblo a ver el espectáculo de fuegos artificiales. Cronos solo rogaba una explosión lo matara.

A Cronos le molestaba su familia en sobremanera, no lo soportaban, lo trataban como un bicho raro, lo juzgaban, molestaban y lo comparaban con Abril y Tom todo el tiempo, preguntándose por qué él era tan raro y ellos tan normales. Sus buenas calificaciones y que no se metiera en problemas era opacado por lo buen atleta que era Tom y los concursos de belleza que ganaba Abril. ¡Si al menos lo ignoraran! Él podía vivir con eso... ¡Pero no! Lo obligaban a convivir para poder criticarlo a sus anchas, aunque prefería las críticas de ellos al el entrenamiento para ser normal de Tom padre.

Luego de la cena volvió a subir a su habitación a lo que su primo lo detuvo, ahí estaba otra vez el maldito afán de que se integrara.

—¿A dónde vas? Quédate un rato con nosotros.

Cronos giró los ojos.

—¿No te es suficiente con joderme la vida en la escuela, también tienes que joderme aquí?

Tom esbozó una pequeña sonrisa.

— En realidad no te odio. No podría, somos familia.

Cronos estaba sin palabras.

—¿Quién coños te está pagando para que me trates así?

Él lo miró desconcertado. Cronos se paró frente a él mirándolo directamente a los ojos, Tom era más alto y fuerte que Cronos.

—Pues a mí me pareció que me odiabas cuando tú y tus putos amigos estrellaron mi cara contra los casilleros el otro día, me pareció que me odias cada vez que gritas Ahí va pasando la puta de Drácula.

El rostro de Tom estaba enrojecido todas las acusaciones eran ciertas.

—Mira... Cronos verás es que... Tengo una reputación en la escuela que mantener...

—Claro vamos a reírnos del raro para demostrar lo normales y estúpido que somos hazme un puto favor y has como que no existo.

Abril caminó frente a Tom y le propinó tremenda cachetada.

—¡Tom! ¡¿Cómo te atreves a tratar a Cronos así?!—Luego se volvió a mirar a Cronos

—¿Por qué no me dijiste lo que sucedía?

Cronos la miró.

—Tú estás demasiado ocupada con tus concursos de belleza y tus prácticas de porristas Señorita California. Además no pensé que te importaría ya que tú eras así en la escuela. 

Abril se avergonzó, en parte era cierto. Abril pertenecía al grupo de las chicas populares, novia del quarterback, capitana de las animadoras, ella nunca participaba en el bullying, pero... Nunca lo había detenido,  de hecho se había reído de algunas bromas que Julio y sus compañeras de  equipo le hacían a los demás, lo que la hacía igual culpable.

Dicho esto subió las escaleras.

Mientras todos dormían en la casa una figura entró a la habitación de Cronos, acariciando su pelo negro. En ese momento Tom se revolvió en sueños y la figura decidió salir.

***

4 de Julio 1998

California, USA.

El cuatro de Julio sería un día que estaría para siempre inmerso en la niebla de lo irreal, por lo menos en la mente de Cronos.

La mañana había amanecido brillante y despejada, la casa bullían de actividad, el resto de la familia había llegado.

Cronos bajó a desayunar con una camiseta que expresaba su pensar. Rezaba: "odio a la gente mañanera y a las mañanas y a las personas"

—Si odia tanto a todos ¿Por qué no se mata?—comentó una de las primas.

El resto del día pasó como una exhalación, cuando Cronos vino a notarlo estaba obscuro. El aire estaba cargado con olor a carne asada y cerveza. Entre la carne, la cerveza, las conversaciones fastidiosas y un improvisado partido de fútbol americano entre sus primos, algunos tíos y Julio, llegó la hora de ir al pueblo.

—¿Por qué debo ir?

—No te dejaré solo aquí.

—No soy un niño.

Una de las primas lo miró como se mira un espécimen extraño.

—Dejalo que se quede. Con esa ropa rara solo llamará la atención de la forma equivocada.

El la miró de mala manera.

—Qué mal que no tenga tetas para llamar la atención como tú.—dijo mirando su exagerado escote.

Uno de sus tíos, el padre de Tom, un "adulto responsable" que los dejaba beber y había enseñado a todos sus sobrinos que estuvieran interesados el manejo de varias armas de fuego se puso frente a él mirándole con disgusto, el siempre había visto a Cronos con malos ojos, estaba totalmente a favor de que su hijo le hicieran bullying a Cronos y de hecho había intentado "volverlo normal.

—Hijo tú necesitas ayuda. ¿Por qué te maquillas como chica? Pareces marica. ¿O es que lo eres? Pense que había logrado extirpar eso de ti. 

Cronos sintió una rabia contenida. ¿Por qué no podían dejarlo en paz? Ignorarlo como si no existiera, ¿Por que este maldito entre todos gozaba con hacerle la vida difícil? Apretó sus puños hasta que enterró sus largas uñas en las palmas, le dirigió una última mirada de disgusto a Tom y volvió sobre sus pasos para subir a la habitación.

—¡Vuelve aquí mocoso malcriado y respóndeme!

Cronos le mostró el dedo mayor mientras subía.

—Ya va a ver ese fenómeno—dijo su tío alterado.

—Tío está bien—intervino Abril—dejelo es mí culpa por querer obligarlo a venir con nosotros.

Él la miró.

—Es tú culpa sí, pero no por eso si no por permitirle sus rarezas. Tuya y de Susan por no ponerle un alto mientras vivía con ustedes. Lo intente Dios sabe que lo intente.

Cronos entró a la habitación tenía sangre en las palmas de su mano, allí donde las uñas lo habían cortado, su sangre roja marcando su pálida piel, no era la primera vez, no era ajeno a los cortes y a la auto lesión. Se dirigió al baño a lavarse las manos y quitarse la sangre, mientras el agua lavaba sus manos y la sangre se escurría por el sumidero memorias del conejo muerto, bañado en sangre, su pelaje blanco con esas gotas rojas como pétalos de rosas, la nieve manchada, el niño que lloraba... No no pienses en eso. Cronos escuchó la puerta cerrar al ellos irse, la casa se sumió en un profundo silencio, un silencio incómodo  que le llenaba de un sentimiento extraño.

Busco su CD player para perderse en la música como era usual, intento encenderlo pero no tenía baterías, busco las que había comprado y comprobó que solo quedaban una 

¡Mierda y más m****a! Pensó.

Recordó a Abril preparando las linternas ¡Uso sus baterías la muy maldita! No podría perderse en la música. 

¡Ay qué gran problema Cronos! Eso diría Tsuki. Sí llamaré a Tsuki.

Cronos buscó su celular.

"No signal" se leía en la pantalla.

—¡Ah debería morirme!—exclamó Cronos.

—Tus deseos son órdenes—dijo una figura que le miraba desde un árbol.

Salió al balcón de la sala del segundo piso para conseguir recepción. Miró hacia el pueblo, la casa estaba en lo alto de una colina, era una casona antigua. Cronos podía ver las luces del pueblo, el sendero oscuro que llevaba hasta él.

De pronto mientras miraba la oscuridad del sendero sintió aprensión, se sintió como la noche anterior como si alguien lo observaba... sintió... Miedo.

Cronos decidió entrar, se dejó caer en un sillón de cuero negro, sintió una brisa fría, inusual en esa noche de verano, una brisa que agitó las cortinas acrecentado su aprehensión.

Alguien entró por el balcón. Cronos le vio por el rabillo del ojo y sintió pánico, se puso de pie rápidamente y lo vió, miró esos intensos ojos azules y supo que tenía su primera cita con el destino.

—¿Quién...?

No pudo terminar la pregunta pues el ser se acercó con rapidez sobrehumana a él, le colocó un largo, fino y pálido dedo de uñas cristalinas en los labios del joven.

Cronos al tenerlo tan cerca pudo apreciar lo hermoso que era. Su pelo negro como el ébano, su piel pálida, ojos de un azul imposible   y sensuales labios rosa.

—Soy quien cumplirá tus deseos.

Cronos estaba hipnotizado por esos profundos ojos azules.

Cómo el cielo cuando está a punto de anochecer. Pensó.

—¿Mis deseos?— preguntó consciente de lo extraño de la situación de que había un desconocido en su casa de que se hallaba solo... pero por alguna extraña razón no sentía miedo. Si su vida acababa en ese momento no sería tan malo. 

—Ese es no tu deseo. 

¿Cómo supo lo que pensaba?

—Porque puedo leer tu mente. 

— Entonces sabes lo que deseo

— Desaparecer... yo puedo ofrecerte una nueva vida, es tu decision si quieres tomarla. 

La situación era en sí absurda, Cronos por un momento pensó que tal vez soñaba. Un extraño aparece de la nada para ofrecerle una nueva vida, la dulce posibilidad de desaparecer. 

 — Tu solo di si quieres vivir para siempre, si quieres la posibilidad de ser algo más que un simple mortal. 

¿Era una especie de broma?

— No estoy bromeando— dijo el ser con una sonrisa dejando ver unos afilados colmillos que crecieron ante la mirada de Cronos. 

Vampiro esa palabra que sonaba ridícula dicha en voz alta, un mito una leyenda, un cuento de terror en las noches. 

—Sí— Cronos se encontró diciendo.

Una amplia sonrisa apareció en el rostro de Zeal. 

El ser acarició el cuello de Cronos, el joven se estremeció ante el tacto de estos dedos fríos, sintió unos fríos labios contra la piel de su cuello... Luego enterró sus dientes, cerró los ojos, no sintió dolor... Sintió placer un placer intenso y lentamente perdió la conciencia, cayendo en la total oscuridad.

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