Los minutos pasaban, pareciendo indicar que por lo menos, pasarían el fin de semana encerrados en la cabaña, alejados de la ciudad. En este momento tendrían tiempo de hablar y poder arreglar la diferencia del pasado.

El único inconveniente era que ella no quería escucharlo, no veía la necesidad de revivir algo que había olvidado desde que paso o por lo menos era lo que ella pensaba. Más bien el miedo la invadía. ¿Y si lo que paso fue producto de su imaginación? Ahora como enfrentaría las cosas con él.

Kiya quería estar sola, pero en aquel lugar era imposible. El frío se intensificaba y ninguno de los dos contaba con la vestimenta para soportar. Como parte de la tregua decidieron buscar ropa más abrigada que los protegiera de la nevada, aun dentro de la cabaña.

Había sido una noche larga para ellos, ninguno de los dos quería cambiar