Capítulo 02

Isabella

Los días han trascurrido rápido, al fin es viernes, esta noche me escapare con mis amigos para ir a una discoteca, mi hermano se rehusaba a dejarme salir porque según él aun no puedo, no se adapta a la idea de que ya soy mayor de edad y puedo ir a donde sea y con quien sea.

Desde hace mucho he querido independizarme, pero mis padres y él no me dejar ir, les da miedo que algo malo me ocurra por vivir sola e indefensa, he intentado hacerles comprender que si nunca me dejan ir no sabré como hacerlo. El miedo de ellos es que yo los olvide, algo que es imposible de que ocurra, son mis padres y los amos con todo el corazón, a mi hermano mi hablar, ese idiota es mi vida entera,

Mis padres no tienen idea de que ando en la búsqueda de un pequeño apartamento, este año dije que me iría de casa quieran o no, no pueden amarrarme a ellos, no cuando yo quiero tener mi liberta y mi propia experiencia, no creo que sea malo intentar mantenerme por mi misma.

—Me voy de fiesta Fabio — digo detrás de la puerta para que no vea mi vestimenta, es un poco sexy, llevo una falda alta negra de cuero no tan larga, y de camisa llevo una que deja ver parte de mi abdomen es plateada con algunos destellos en negro, mis tacones son del color de la camisa, mi maquillajes es sencillo, nada que llame la atención.

—No, Isabella — se levanta y abre por completo la puerta —Ni se te ocurra salir así — sentencia.

—Claro que sí, ahora continúa trabajando, o papá te matará por no tener eso listo — señalo el documento que está redactando.

—No desviaras el tema con mi trabajo, eres una niña, aun no estas para andar de fiestas ¿Sabes cuantas jóvenes de tu edad mueren por sobredosis o porque algún idiota las viole y las mate? — elevo mi ceja, me parece tan exagerado.

—Te prometo que no tomare mucho, y estoy en buenas manos, tengo a Spencer y a Jairo — abre sus brazos.

—Pero no es lo mismo si estoy yo, así que espérame, voy contigo — me cruzo en su camino, ni crea él que ira a la fiesta, no me dejará bailar.

—No, Fabio tienes trabajo atrasado, si nuestro padre llega y no mira ese documento listo te va a tirar a la calle, debes tener responsabilidad — abre sus ojos y niega.

—No cambiare de opinión, me voy contigo, como hermano mayor tengo que cuidar de ti ¿Ok? — me cruzo de brazos.

—No ok — se ríe por lo que dije.

—Sacas unas cosas Isa. Muévete, voy a ponerme bello para las chicas — ¡No! No puedo dejarlo ir.

—Fabio, en serio ya, déjame ir sola, ¡Estoy grande ya! — le armo un berrinche.

—¿Grande? ¿Y que fue eso? Actuaste como niña — bufo y suspiro ya cansada.

—Me iré a mi fiesta sin ti, y donde digas lo contrario llamare a papá a decir que dejaste el trabajo incompleto ¿Quieres que papá se entere hermanito? — me señala.

—Eres un manipuladora, te salvas porque es cierto lo que dices, igual te mandare a vigilar, así que cuidado — hace gestos de que me tiene en la mira.

—También te amo hermano — bajo las escaleras, tomo las llaves y abro la puerta principal para salir, camino hasta el portón donde me esperan mis amigos, subimos a el auto de Spencer y este nos lleva a nuestro destino.

Bajamos todos y nos colocamos en la entrada para pasar, entregamos nuestras identificaciones las cuales confirman nuestras edades. Recuerdo una vez que falsificamos los documentos, por desgracia nos descubrieron, mis padres me castigaron por un mes, sin celular, laptop, y nada que me conectara con el mundo. Fue horrible, jamás lo volvimos hacer.

— ¡Hola! ¿Cómo está la fiesta? ¿Buena o aburrida? — me sonríe tomando las identificaciones.

— ¡Buenísima! Vino mucha gente importante, joven  — expresa alegre entregándome todo.

—Deberías de escárpate un día de estos e ir a disfrutar, tanto trabajo no es bueno — le digo sonriente pasando al lugar, mis ojos se iluminan, está repleto de gente, como locas comenzamos a gritar de emoción y sin pensarlo nos dirigimos a la barra, ellos piden bebidas mientras que yo viajo la mirada por la disco.

— ¡Deberíamos venir más seguido! — grito a mis amigos.

— ¡Es buena idea, el próximo fin de semana venimos! — asentimos.

— ¡Es divino este lugar! — comenta Sheila tomando su trago.

— ¡No la dejen tomar mucho! — dice Jairo, sigo observando el lugar hasta que detengo mi vista en una figura masculina, cuando la luz pasa por su rostro lo veo ahí, de pies en la parte de arriba de la discoteca, lleva un pantalón de mezclilla rasgado negro con una franela blanca y unos zapatos deportivos blancos, quiero bailar con él, la cuestión es como hago para llamar su atención. Me levanto de mi lugar e invito a mis amigos a la pista de baile donde comienzo a mover mis caderas, sensualmente paso mis manos por todo  mi cuerpo, hecho la cabeza hacia atrás disfrutando de la música y esperando tener de resultado su atención; de un momento a otro siento una mano posarse en mi cintura y la otra en mi cuello, abro los ojos y me encuentro con mi sexy bombón, me gira para quedar de frente, me pega a su cuerpo y comienzo a bailarle, no puedo creer que este tan cerca de él, luce tan sexy, llamativo y provocativo. Me voltea dejándome de espada a él otra vez, su mano derecha pasea por mi pierna ocasionando que mi piel se erice y mi cuerpo se estremezca.

—Eres muy hermosa — susurra con voz ronca en mi oído.

—Y tu muy atrevido— digo, muevo mi cuerpo lento y pausado alborotando algo en él.

—Lo siento, pero note como me seducías — abro los ojos con sorpresa porque se dio cuenta. De seguro fui muy evidente.

—Yo no hice eso, confundió las cosas señor — Lo escucho sonreír y siento como se toma el atrevimiento de tocar donde no puede aún.

—Claro que sí, y los has logrado — me pega más a su cuerpo — De hecho… Me encanto—su mano se posa en mi muslo y comienza a subir.

—Vaya, eres algo fácil entonces — digo aun moviéndome y quitando su mano de mi pierna.

—Quien no lo seria ante una mujer tan hermosa y sexy como tú — su cálido aliento rosa mi cuello — Me volviste loco desde el momento en que entraste aquí — me gira de frente a él — Eres perfecta — sonrío cerca de su hermoso rostro.

—Gracias por el halago — enrollo mis brazos en su cuello — Me dirás tu nombre — su dentadura es totalmente blanca y hermosa.

—Christian Montero — su aliento a alcohol inunda mi fosas nasales obligándome a cerrar los ojos para embriagarme — ¿Y el tuyo? — iba a decirle pero callo, lo hare más misterioso por un rato.

 —Tendrás que averiguarlo — me despego de él alejándome, es muy veloz y me sostiene de la mano.

—¿Cómo? — Hago un leve y sensual gesto con mis hombros de no tener idea.

—No sé, también tendrás que averiguarlo — me divierto con él.

—Me seduces, me tientas a bailar, me pides mi nombres y aparte juegas conmigo ¿Te falta algo más? — lanzo mi melena hacia atrás, me estorba en mi rostro.

—No, por el momento — mi manera juguetona le gusta, lo disfruta.

—¿Por el momento? — muerdo mi labio asintiendo.

—¿No le gusta que juegue? — Traga grueso mientras mira mi cuerpo — Siempre he dicho que jugar divierte mucho, yo lo hago ahora, ¿Y tú, Christian? — no sé cómo hago para que mi voz se escuche atractiva.

—Sí, claro que me divierte, pero déjame a mi hacer del juego más divertido — ¿De dónde saldría este hombre? Es que es tan bello.

—¿Crees poder hacerlo más divertido? — lo reto, soy tan cruel. Ahí donde esta anda sufriendo, al igual que yo.

—No lo creo, tengo la seguridad de que así será — me gusta que sea seguro, me fascina.

—Eres muy seguro de ti mismo, me agrada — continuo bailando a distancia de él.

—Deberías dejar de moverte así… tan sensual — subo mis manos por mis caderas, cintura, cuello y cabello.

—¿Por qué? ¿Lo distraigo? — si Fabio ve esto me mata, ¡Dijo que me tendría vigilada! Estoy muerta entonces.

—Sí, diría que mucho, lo suficiente como para decir que desde que estamos aquí mis ojos no se han desviado ni un segundo de ti — detengo mi baile.

—¿Lo he cautivado? — asiente sin dudar.

—Mucho ¿Por qué a mí? — me acerco.

—Porque tú también me cautivaste desde que te vi — sus ojos se iluminan.

—Escápate conmigo esta noche — muerdo mi labio por la tentadora propuesta, aunque… no será así.

—Me encantaría, pero no soy tan fácil como tú, guapo. Deberás hacer algo más para meterme en tu cama — le guiño un ojo y desaparezco de su vista. Él me encanto desde que lo vi, pero no por eso dejare que tome tan fácil lo que tanto he guardado. Esto apenas es el inicio de la diversión, voy a conquistar a ese hombre, y cuando sea así… seré completamente de él.

 El juego ha comenzado.

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