Esta historia, le ocurrió también a mi abuelita y a su mejor amiga Adrianna Androv quienes, tuvieron amigas que, a ellas, les pasaron lo peor que nadie jamás pensó que podía experimentar.

Mi abuelita, aunque no lo diga nunca, sé que se arrepiente de no haberse puesto firme y haberles dicho a sus amigas NO.

Como esta historia le pertenece a mi abuelita, ella me lo contó de la siguiente manera:

“Era 1597, la época de Romeo y Julieta, época en la cual, todos creían y pensaban que las mujeres sólo servían como un mueble más en la casa o para estar en la casa.

Había otros que pensaban que, las mujeres, no son útiles para los hombres y que no entendían porque existían.

Por el otro lado, William Shakespeare, dejó claro que, las mujeres, no sirven para nada.