Capítulo 7

-Te mataré Connie, juro que te mataré- dijo Rita, mientras se abalanzaba contra Connie, quién estaba de pie junto a la puerta con Gillian.

-¡Rita!- grita Gillian, interponiéndose entre ellas- cálmate, tú nunca has sido violenta.

-Merece que la mate Gillian- gime desconsolada y caminando rápidamente hasta el sofá que está en la sala y se deja caer gimiendo.

-Por eso le dije a Gillian, que viniéramos juntas. Sabía que estarías como una loca- respondió Connie, con aire despreocupado.

-¿Cómo pudiste hacerme eso?- Rita, la mira con odio- ¡Me haz avergonzado con el amigo de Adam!

-Oye, por cierto- dijo Connie, ignorando la furia de Rita- ¿ desde cuándo son amigos?, esta como quiere el hombre Rita, es un código amarillo realmente jugoso.

-¡No es un código amarillo!- gritó frustrada.- ¡No es un maldito código amarillo!- sintió que le saltarían las lágrimas. Amaba a su amiga, pero en aquel preciso instante la odiaba.

-¿Alguien me explicará lo que sucede?- la dulce y tranquila voz de Gillian llegó clara y preocupada, mientras alternaba la mirada entre ambas amigas.

-Yo te diré que sucede. . . – dijo Connie.

-No, yo lo haré.

-Adelante- Connie, se encogió de hombros y se sentó en el sofá frente a Rita.

-En la empresa comenzó a trabajar un amigo de Adam. . .

-Que esta re guapísimo- intervino Connie, y Rita la fulminó con la mirada.

-Estaba en medio de una reunión importante, cuando Connie, ha entrado sin llamar. . .

-Oye, necesitaba contarte que Adam, había aceptado salir conmigo. ¡Qué mala amiga!- gimió.

-El caso es que Connie, ha comenzado a flirtear con Hugh, y. . .

-¡No he flirteado con él!- se quejó de nuevo- ¡solo le he dicho lo guapo que es!, por cierto Hugh, es un nombre realmente sexy.

-¡¿Ves lo que digo Gillian?!. . . ¡se ha vuelto loca!

-Solo digo la verdad- se defendió Connie.

-¡Connie!- la reprendió Gillian- déjala culminar su relato.

-¡Pero no dice todo como es!

-Después escucharé tu versión- aseguró Gillian.

-No estamos para juicios justos- replicó Connie,- es mejor que escuches ambas versiones juntas y. . .

-¡Ya basta Connie!- la exhortó Gillian, nuevamente. Connie, gimió e hizo un puchero malcriado que la caracterizaba, se cruzó de brazos frunciendo el ceño y guardo silencio- ¿ qué sucedió luego cariño?- se dirigió a Rita.

-No ha parado de avergonzarme ni un minuto- Connie, la miró mal y se removió dejando clara su molestia- Connie, ha gritado que Adam, hace que se le mojen las bragas. ¡¿Puedes creerlo?!- dijo Rita, mientras se llevaba una mano a la cabeza.

-¡¿Qué?!- la cara de Gillian, se había puesto muy roja.

-¡Es la verdad!- Connie, las miró mal- ¿por qué habría de ocultarlo?

-¡Esas cosas no se dicen Connie!- gimió Gillian- ¡Qué desvergüenza!

-¡No lo puedo creer!- Connie, se puso en pie golpeando sus rodillas- no puedo creer que sean tan puritanas. Soy una mujer libre, inteligente y que sabe lo que quiere, todos tienen una vida sexual. Bueno, todos menos la virginal Gillian, que por cierto, no sabes de lo que te pierdes, nena. El caso es que expreso lo que siento. Y Hugh, es realmente guapo. Adam, hace que se me mojen las bragas. Rita, es una tonta si no ve a Hugh como un código amarillo, y yo estoy furiosa porque no tengo por qué ocultar lo que pienso y siento- terminó con el rostro enrojecido- soy así y no cambiaré- sentenció.

Rita y Gillian, se llevaron las manos al rostro y gimieron con desconsuelo, porque sabían que ella tenía razón. Nadie la cambiaría, no lo habían hecho en tantos años de amistad, no lo lograrían ahora.

-El caso es que Hugh, quiere un código verde conmigo- gimió Rita.

-¡¿QUÉ?!- gritó Gillian.

-¡Lo sabía!- dijo Connie, riendo y olvidándose del enfado que tenía.

-¿Cómo es que sabe de los códigos?

-Me ha acorralado a preguntas hasta que he terminado por contarle todo para que me dejara en paz, y ha terminado proponiéndome un ¡Código verde!

-¡Genial!- responde Connie, totalmente feliz.

-Entonces, ¿es o no es un código amarillo?- demandó Gillian.

-No. . . Sí. . . no sé. . .¡qué sé yo!

-La racional Rita, no sabe la respuesta a algo- dijo Connie, con ironía.

-¡Cállate Rubia!- le dijo- hoy no eres mi persona favorita en el mundo.

-No todas podemos ser tan aburridas como Gillian- la mencionada la miro mal.

-Técnicamente no soy aburrida, sino. . .

-Noooo- gritó Connie- no quiero clases de gramática, epistemología, semántica y toda esa mierda que sueles decir- Rita, la miró con reproche.

-Es por eso que nunca dejarás de ser una niña mimada y poco curtida- la reprendió Gillian.

-¡Basta!- intervino Rita- tengo un problema, ¿lo han olvidado?

-No cariño- respondió Gillian.

-Técnicamente no es un problema, sino. . . - respondió Connie, imitando la voz de Gillian, sin poder evitarlo las tres estallaron en carcajadas.

-¡Qué madura!- respondió al pelirroja al reponerse de su ataque de risa.

-Saben que soy el alma de esta hermandad, si fuese por ustedes, andarían de monjas.

-Oye yo sí he tenido amantes- se defendió Rita.

-Que no haya tenido amantes, no quiere decir que sea una monja- se quejó Gillian.

-Gil, cariño- le dijo la rubia- es hora de que vayas conociendo los placeres carnales. Rita, una mujer tan curtida- se burló nuevamente de Gillian- en dichos placeres y le tiene miedo a un código verde con el mangazo de Hugh. . . Ni siquiera sé por qué las considero mis hermanas.

-Quizás una cita con el tal Hugh, no sea tan mala idea- dijo Gillian.

-¡Al fin la pelirroja dice algo bueno!- intervino Connie, elevando las manos al cielo.

-Haz silencio Connie- la miró mal- si e s un hombre inteligente, y es bastante atractivo quizás. . .

-¿Atractivo?- rió Connie- ¡El hombre desprende más calor que el mismísimo infierno!, ¡está que arde!

-No creo que sea buena idea- negó Rita.

-Solo digo que deberías pensarlo- dijo Gillian.

-Solo digo que deberías aceptar- intervino Connie.

Después de algunos minutos más en torno a Hugh. Entraron al tema de Connie.

-¿Es cierto que Adam, aceptó salir contigo Connie?- preguntó Gillian.

-¡Por supuesto!- respondió ofendida- oye guapa, no tengo por qué inventar nada. ¿ por qué no aceptaría?, ¡soy linda, divertida, tengo un hermoso cuerpo y me encanta el sexo!- Gillian, puso los ojos en blanco en un gesto de exasperación- créeme que a Adam, no le negaría nada.

-¿Y cuándo será la cita?- preguntó Rita.

-Mañana, según Adam, es el día que puede salir más temprano de la oficina esta semana. Asegura estar muy ocupado.

-¿Si crees que funcionaría algo con Adam, no quisiera verte mal Connie?- dijo Rita.

-¡Jamás me veras mal cariño!- le aseguró- no sé si funcione pero, no estoy dispuesta a privarme del placer de su compañía solo por miedo a lo que pueda suceder mañana. Yo vivo el hoy Rita, así soy yo, disfruto de lo que la vida me ofrece hoy- Rita, se quedó pensando en sus palabras.

-¡Tengo un código verde!- la tierna voz de Gillian, sacó a Rita, de sus cavilaciones.

-¡Eso es fantástico!- dijo Rita, con una gran sonrisa.

-Al parecer los códigos verde son la orden del día- la sonrisa de Connie, era amplia- dime que has conocido al hombre de tu vida- pidió- alto, endiabladamente sexy, irresistible, una fiera en la cama. . . una tentación andante.

-Pues. . . no, al menos mi cita no se ajusta a lo que dices.

-¿Es John?- preguntó Rita.

-Si- aseguró Gillian, sonriendo.

-¡No me digas que es John!- gimió Connie- ¡Maldita sea Gil!

-Connie. . .- empezó Rita.

-Qué hombre más insípido, ¿podrías enfocarte en conseguir algo mejor?- gritó enfurecida.

-John, es el hombre perfecto.

-Perfecto una mierda- gritó enojada- mereces más que un John, en tu vida.

-Él es lo que quiero.

-¡No!- la voz de Connie, estaba cargada de frustración.

-Connie, si John, es lo que Gil, quiere no somos quienes para intervenir.

-¡¿No somos quienes?!. . . ¡con un demonio!, ¡somos sus amigas, sus hermanas!, claro que me interpondré entre mi amiga y ese idiota de gafas.

-No puedes controlarlo todo- le aseguró Gillian.

-Puedo controlar todo lo que desee- aseguró ella.

-¡No!- gritó Gillian, dejándolas sorprendida, sus hermosos ojos verdes eran enormes y las miraba suplicante- John, es el tipo de chico que les presentas a tus padres; amable, cariñoso, estudiado, amante de la literatura, es el hombre con la que una se casa y forma una familia.

-No cariño- aseguró Connie- John, es un idiota. Puedes conseguir esas cualidades en otro hombre. John, no es lo que necesitas.

-Pero es lo que quiero- aseguró.

-No te engañes cariño- le respondió la rubia- sales con él solo para engañarte, pero en el fondo sabes que tengo razón. John, no es nada en comparación con lo que tú quieres y te mereces- Los inquietos ojos de Gillian, buscaron los grises ojos de Rita, pidiendo algo de apoyo, pero no lo encontró.

-Lo siento cariño- se disculpó Rita- pero por primera vez en el día, estoy de acuerdo con la rubia.

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