Capítulo I

Sus pasos hacia eco en toda la habitación, cubrió su boca para no oler el hedor a carne putrefacta revolviendo su estómago sintiendo un flujo gástrico subir por su garganta y eso era algo irónico al tal grado que podría volverse gracioso, pensar que un agente que llevaba más de diez años resolviendo este tipo de caso sufra algún tipo de nausea ¿Pero ni el más fuerte podría soportar una escena tal espeluznante como el que estaba presenciando en ese momento?

— ¡Qué asco! — espeto con algo de desagrado al ver machas de sangre seca en aquel finísimo piso.

Fijo sus ojos en el cuerpo inerte tirado igual que un saco de papa, al juzgar por las quince apuñaladas que adornaba su blanquecina espalda este no había tenido tiempo de reaccionar ante tan brutal ataque, todo en la habitación estaba en su orden , no había mesa volcada, o indicio de haber pasado la noche con alguien, ni se diga de la casa todo estaba en su lugar, más bien pareciera que un fantasma hubiese asesinado al Sr Crosby, un hombre de 56 años dueño de uno de las mejores ferretería del pueblo, observó el cuerpo unos minutos más cerciorándose de que hubiese pruebas nuevas o algo que le ayudase a encontrar muevas evidencias que pudiese culpar al asesino pero no dejaba nada que lo delatara, solo encontró algo que hizo llamar su atención, entre su trasero había un vibrador de color rosado ¿Acaso los de criminalística no habían visto el cuerpo de goma dentro del?. Esbozo una tétrica sonrisa pareciese que el asesino se burlara no solo del muerto sino, también de ellos.

Dante no encontramos nada mas no hay indicio de que se haya robado algo- hablo Julián Aguirre un joven novato de 23 años que nunca vio algo semejante desde que había  ingresado al recinto hace tres meses.

Hizo un chasquido con los dientes se sentía frustrado y ansioso ante tanta incertidumbre.

Dejemos que medicina forense y lo de criminalística hagan su trabajo mañana quiero un reporte si algo nuevo encuentra- dio las ultimas ordenes al menor del equipo.

Subió a su auto un Toyota Corola del 2015 se sentía cansado, harto de tanto casos sin resolver y lo peor de todo no tenía ninguna maldita pista del asesino que había arrancado prácticamente su sueño y es que así era Dante Ferreyra hasta que resolvía un caso podía dormir o comer en paz, eso lo convirtió en el mejor de su clase o en el mejor del equipo en el que estuviera.

Introdujo las llave de su apartamento, su “Hogar” si es que podría llamarlo, era un total caos al igual que su vida, todo lo que una vez tuvo lo perdió, la oportunidad de casarse de ser feliz, pero era más su amor a su trabajo que a su prometida Amelia el cual lo dejo a unas semanas de su casamiento, nunca se consideró un trabajólico, pero pensó que era verdad todo lo que decía su prometida de él, camino entre los papeles regado en el suelo, botellas de vodka a medio beber y comida china, sin duda alguna pensó que su apartamento necesitaba una limpieza antes que los ratones lo comiera vivo. Entro a la habitación y tiro su saco y aflojo su corbata necesitaba una ducha urgente se sentía sucio y exhausto en gran manera, dejo que el agua calmara sus pensamientos se sentía agotado prácticamente un zombie andante, se puso algo cómodo y se tumbó en su cama ignorando los gruñidos de su estómago.

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— ¿Qué haces? — pregunto al borde del llanto, se removía de manera desesperada de la cama intentando inútilmente de zafarse de la soga que lo oprimía.

Se escuchó una pequeña risa haciendo arquear al hombre el cual observaba su mirada casi perdida.

— ¿yo? — dijo a manera de burla mostrando incredulidad ante la pregunta del hombre. — tú me dijiste que te gustaba jugar y eso estamos haciendo ¿o no? — Se acercó a él y lamio el lóbulo de su oreja –no sabes cómo me excita verte de esa manera — ronroneo ante su oído para luego apartarse de él.

— Esta demente — vocifero el hombre nervioso.

Se acercó nuevamente inspeccionándolo volvió a reír al ver el miedo reflejado en sus ojos, tomo un galón de queroseno y lo baño prácticamente de él, este solo gritaba y lloraba de nervio al ser consciente de lo que venía.

— ¿Sabes que me gusta?- hablo mientras jugaba con un encendedor y encendía un cigarro en su boca y exhalaba el humo de este. — la carne asada— dijo en un tono burlón mientras lanzaba el cigarro y se apartaba del cuerpo.

El hombre gritaba y se retorcía en la cama mientras era consumido por las llamaradas, poco a poco su carne se fue calcinando haciendo aparición de algunos de sus músculos o huesos, sonrió al verlo y se fue mientras su risa se intoxicaba al igual que el fuego.


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