Capítulo I: Absolute beginners.

Estoy muy emocionado, miro el email y aún no lo creo, no quiero despegar mis ojos del monitor, pienso que en el momento en que lo haga, desaparecerá y todo habrá sido una ilusión.¿Estaré soñando? ¿Me habré dormido sobre el teclado? No, ahí está el email, con la confirmación de que recibí la beca.

El email con el logo de la universidad de arte y diseño dice:

"Estimado señor Macri,

Después de un cordial saludo nos complace informarle que ha sido seleccionado para una de las becas completas que se ofrecen anualmente en nuestra institución.

La misma cubre los gastos de la carrera de arquitectura al igual que el alojamiento..."

Continuaba con un detalle de lo que cubre la carrera y un calendario docente. Las clases empiezan en septiembre es agosto, perfecto tengo tiempo para prepararme.

Corro escaleras abajo, para contarle a mi padre las buenas nuevas, la emoción me embarga.

En este punto quisiera aclarar que la educación superior en Italia no es tan cara como en otras partes de Europa, son unos mil euros anuales, pero a eso se le suma el alojamiento, material gastable, comida, transporte, etc... Y digamos que mi situación económica no es la mejor.

Mi padre y el trabajo no se llevan de lo mejor, siempre tiene trabajos temporales. Mi madre era el sostén de la familia, trabajaba incansablemente... Lamentablemente falleció hace tres años de un paro cardiaco, la extraño muchísimo, ella era mi todo... Mi padre hace lo mejor que puede... Supongo. Aún sueña con ganarse la lotería o casarse con una señora rica.

Termino de bajar las escaleras y lo veo hablando por teléfono, me voy a retirar para dejarlo terminar, cuándo me hace señas de que me acerque.

—Si te dejo con Danny, muchas gracias de nuevo. Te quiero hermana, cuídate. Ciao.

Mi padre me da el teléfono, ya sé que se trata de mi tía Patricia.

—Hola tía.

—¿Cómo está mi sobrino favorito?

— Soy tu único sobrino.— digo sonriendo

—Si tuviera otro, sería mi favorito. ¿Recibiste el correo de la universidad?

— Sí, de hecho le venía a contar a papá... ¿Espera cómo lo sabes?— preguntó sorprendido.

—Eso mi querido sobrino, es porque digamos que yo use mis influencias para ayudarte... Mi es.. mi ex.. Gian y el grupo Di Castello siempre ayudan estudiantes ¿Y pues como no ayudar a mi bello sobrino? Ellos hacen grandes contribuciones al departamento de investigación de la universidad y pues yo hablé con Gian y voila.

—Wow tía, gracias, no tienes idea de lo que significa para mí.

—Oh, no me des todo el crédito, sin tus excelentes calificaciones no hubiera sido posible. Eres un chico muy aplicado. Ahora Danny quiero proponerte algo. La beca incluye alojamiento pero... ¿Qué te parece venir a vivir conmigo a la mansión Di Castello?

Estoy en shock, no se que decir, en realidad estoy soñando... ¿La mansión Di Castello?

—Dan, Danny ¿Estás ahí?

—Sí tía lo siento es que... Wow, no me lo esperaba. ¿Lo dices en serio?

—Claro. Ya planeé cómo puedes venir, mandaré el jet privado de la compañía, hablaré con Gian.

—No tía— me apresure a decir— Yo puedo perfectamente ir en autobús.

—¡En autobús!— se escandalizó mi tía —¡Son seis horas!

— Tía es que no quiero abusar de la amabilidad de su ex esposo— inmediatamente las palabras salen de mi boca, reconozco mi error, puedo sentir el enojo de mi tía a través de la línea telefónica. Mi tía se divorció del señor Gian Di Castello, hacía unos diez años pero aún se molestaba si se referían a él como su ex, ella aún conservaba el apellido di Castello y aún vivía de Gian.

—En autobús entonces— dijo —Transferiré dinero a la cuenta de tu padre para que compre los pasajes, quiero que vengas mañana.

—¡Mañana!— exclamo sorprendido.

—Sí así conoces la ciudad y aprendes a moverte en Milán, cuando empiecen las clases no tendrás tiempo de conocer la ciudad, además me harás compañía.

—No sé si papá...

—Ya hablé con él. Compra los tickets y mándame un correo con el itinerario así sé a qué hora debo recogerte en la terminal.

— Sí, gracias tía, no tengo palabras para expresar mi agradecimiento.

—Oh tonterías, eso se hace por la familia.

La llamada termina y yo aún me quedo con el teléfono apretado en mis manos. Aún no creo que sea cierto.

—Danny, Daniele— llama mi papá, me giró lentamente.

—¡Sí! ¡Sí!— gritó mientras suelto el teléfono, doy saltitos de alegría y abrazo a mi padre— ¡Esto es increíble!

—Sí Danny, te aconsejo que hagas tus maletas.

Un sonido sale del bolsillo de mi padre, saca su teléfono móvil, lo desbloquea y sonríe.

— Patty ya hizo la transferencia, te comprare los pasajes.

—Puedo comprarlos online, solo necesito la información de tu tarjeta.

Me mira escéptico, giro los ojos fastidiado, es increíble que mi propio padre desconfíe de mí.

—Ven te enseño como hacerlo. — tomó su teléfono, buscamos la página, comparamos precios y hacemos la compra, desde el teléfono le mando la información a mi tía.

Subo a empacar. El autobús sale a las ocho de la mañana, con la parada de media hora en Salerno, llegaría a las tres de la tarde.

Saco la ropa de mi clóset y vacío los cajones de mi cómoda buscando la ropa que llevar. En realidad no tengo mucha ropa, así que solo elijo algunas cosas funcionales, como jeans y camisetas.

Entre el desorden de ropa de mi cama veo unas medias altas, son blancas y tienen unos lazos rosa a la altura de los muslos, me siento en la cama mientras las sostengo entre mis manos, recuerdo cuando las compré y la mirada que me dió la dependienta de la tienda. Por un impulso y porque me da terror que mi padre las encuentre, las guardo en la maleta.

El resto del día pasa con una sobrecogedora rapidez, cuando me doy cuenta ya estoy acostado esperando emocionado el próximo día.

💝💝

💝

—¿Tienes todo Danny?— pregunta mi padre antes de cerrar la puerta.


—Sí— respondo con un asentimiento de cabeza.

Mi padre me lleva a la estación a pié, llegamos con diez minutos de antelación, aún no creo que me vaya de aquí. Toda mi vida he vivido en un pequeño pueblo de Italia, de hecho es el segundo pueblo más pequeño del país, aunque a veces creo que es el primero. Aquí todos se conocen... Aquí no tengo con quien divertirme o pasar el tiempo, no, no soy el chico único y diferente porque leo... simplemente es que me da terror que alguien vaya a descubrir que soy gay y fingir es extenuante. Así que sólo soy el pobre chico que perdió a su madre y ayuda a su padre en todo lo que puede. Irme a una urbe como Milán es excitante, lejos de la mirada acusadora de mi padre, lejos del miedo.

—Bueno Danny, espero que disfrutes mucho y que te comportes con tu tía.

—No te preocupes por eso, adiós papá.

Mi padre me abraza fuertemente.

—Llámame cuando llegues a Milán.

—Lo haré.

Subo al autobús, me acomodo en mí asiento, saco mi celular, me pongo los auriculares, "Absolute beginners" de David Bowie suena a través de ellos. Duermo la mayor parte del viaje, cuando por fin llegamos a Milán siento el trasero entumecido por tanto tiempo sentado.

Salgo del autobús, camino hacia la salida de la terminal, ¡Cuánta gente hay aquí! Miles de personas yendo y viniendo. Busco a mi tía en las afueras de la terminal con la mirada, pero no la veo.

Me siento en unos bancos de plástico, saco mi teléfono para llamarla, cuando veo un hombre vestido de chófer con un cartel que tiene mi nombre afuera de la terminal, frente a un auto, me levanto, pongo mi teléfono devuelta en mi bolsillo o eso creía, hasta que al levantarme este cae al suelo, boca abajo para mi mala suerte, al levantarlo veo que la pantalla está rota.

Genial, excelente comienzo Daniele. Digo para mí mismo.

Voy hasta el chófer, un hombre alto, con lentes oscuros.

—¿Daniele Macri?— pregunta.

Muero por decirle ¡Duh! ¿Quién más si tiene un cartel con mi nombre? Pero me contengo.

—Sí.

El se hace a un lado para abrirme la puerta, cuando me doy cuenta que está parado frente a un Roll Royce phantom, plateado. Entro, los asientos son color caramelo, super cómodos, nunca había estado en un carro tan lujoso en toda mi vida. Eso hace que olvide la tragedia de mi teléfono, momentáneamente.

—Su tía lamenta no haber venido— dice el chófer.—Está muy ocupada con cosas de su fundación.

—Sí, sé que mi tía Patricia es una mujer muy ocupada— digo sonriendo, solo me preguntó si aún estaría enojada por lo de el ex marido, no, no creo.

El viaje dura menos de lo que supuse. Arribamos a una hermosa mansión, es aún mayor de lo que la recordaba. La última vez que vine fue un verano cuando tenía nueve años.

Pasamos por un gran portón hay un sendero hasta la entrada principal  rodeado por un jardín perfectamente cuidado. La casa es enorme, pintada de blanco por fuera, con columnas de aspecto corintio, hay una hermosa fuente en la rotonda de la puerta principal. No la recordaba tan hermosa. Según se esta casa ha pertenecido a la familia di Castello por décadas. El chofer estaciona el auto el auto frente a la enorme entrada principal, el chofer me abre la puerta, salgo admirando todos los detalles a mi alrededor, desde las flores que adornan el alrededor de la fuente, hasta la hermosa puerta principal de madera preciosa y cristal con diseño de rosas. Subo la pequeña escalinata, una mujer con traje de servicio nos abre, me hace pasar a una gran sala con decoración clásica, me quedo embobado mirando la armoniosa decoración, la bella arquitectura. Hay un inmenso chandelier  colgando del techo,  una escalera a mi izquierda con un barandal de hierro con el mismo diseño de rosas en la puerta, se puede ver parte del corredor del segundo piso también con columnas corintias  y el mismo barandal de la escalera.  

Mi tía hace su entrada a la sala desde otro salon que esta a la izquierda al lado de la escalera.La última vez que la ví fue en el entierro de mi madre, esta fabulosa como siempre, con un conjunto de dos piezas, compuesto de una falda un poco por encima de la rodilla, negra y una blusa blanca sin mangas, llevaba un collar de perlas, pendientes y una pulsera del mismo material, tiene unos zapatos altos, de seguro son de diseñador. Mi tía se ve muy joven para los cuarenta y dos años que tiene, tiene el pelo castaño perfectamente arreglado en un moño, sus ojos son miel.

—¡Danny!— exclama y me da un beso en cada mejilla, soy envuelto por una nube de perfume de exquisita fragancia. 

Luego me mira de arriba abajo, sosteniéndome por los hombros.

—¡Has crecido tanto! Te ves bien, pero definitivamente tenemos que hacer algo con tu atuendo.

Me siento un poco mal por el comentario, aunque en comparación con ella parezco verdulero.

—Mamá justamente lo que una persona quiere escuchar cuando llega a un lugar: criticas. — escucho decir a una chica bajando las escaleras, es rubia de ojos miel, iguales a los de mi tía, lleva un corto vestido crema, con los hombros descubiertos, un cinturón café y unas sandalias del mismo color del cinturón. —¡Danny qué grande estás!— dice abrazándome.— Soy tu prima Alessandra. ¡Wow! La última vez que nos vimos yo tenía trece y tu...

—Doce— respondí. 

—Cierto que soy solo un año mayor que tú. Fue la última vez que fuimos de vacaciones donde la abuela, el verano antes de su muerte... Por cierto lamento lo de tu madre, mamá no nos avisó del entierro— dijo dándole una mirada severa a mi tía. — Pero basta de cosas tristes, me da gusto que estés aquí.

—Querido hay que hacerte de un nuevo guardarropa— vuelve mi tía al ataque.

En serio una persona acaba de llegar y lo primero que mi tía piensa es en el guardarropas. Aunque supongo que no quiere que me vea como el primo pobre del campo.

—Ya que insistes tanto en eso madre yo lo llevaré de compras, si lo llevas tú lo vestidas de mojigato.

—Y tú le comprarás esos harapos como los que te pones, o lo vestirás como el sinvergüenza de tu novio.

Veo a mi prima suspirar y girar los ojos.

—Yo en lo personal no veo nada malo con tu ropa Danny, pero si no vamos no dejara de fastidiar con el tema, por lo tanto prefiero llevarte yo antes de que termines vestido de Ned Flanders o de testigo de jehová en domingo. Llamaré a mi prima Isabella— dice sacando su teléfono e ignorando astronómicamente a mi tía—¿Te acuerdas de Isabella?

Yo asiento con la cabeza.

—Lo llevarás con esa...— mi tía deja la frase incompleta.

—¡Mamá es mi prima!

—Danny debe estar cansado. — dice mi tía como si no fue ella la que empezó con el tema de la ropa. 

— Bueno en realidad dormí en el bus.

—Ves madre, no está cansado. — dice mi prima con un gesto triunfal —Loretta subirá tus cosas, tranquilo. — dice dirigiéndose a mí.

Mi prima hace una video llamada.

—Dime Alex.

—Bella, mira a quién tenemos aquí— dice poniéndose a mí lado, veo a una hermosa joven de pelo negro y ojos azules. —Es mi primo Danny.

—Oh ¿El pequeño? Tenía nueve cuando lo ví la última vez.

—Bella te llamo porque Danny segun mi madre necesita un nuevo guardarropa y ella quiere llevarlo de compras.

—¡Oh señor no lo permitas! Estoy allá en diez. Ciao, beso— dice y termina la llamada.

—Dale veinte— dice mi prima dirigiéndose a mí.

Mi tía puso un gesto de enfadado.

—¿Entonces usted hace lo que le da la gana señorita?— pregunta indignada.

— Mamá soy mayor de edad, al igual que Danny. Así que no puedes decir nada. Además solo vamos de compras.

Me sentí un poco incómodo, la tensión entre las dos era palpable. Solo rogaba porque Isabella llegara y pudiéramos salir de esa situación. 

Una joven con uniforme de servicio toma mi pequeña maleta ignorando la tensión del momento como si estuviera acostumbrada a esa situación. 

—Danny cariño te espero para la cena. — dijo  mi tía y salió de la sala luego de darle a su hija una severa mirada.

🍬🍬 

🍬

Como mi prima predijo a los veinte minutos Isabella tocaba la bocina en la puerta de enfrente, diría que me sorprendió que no entrara, pero luego de ver la interacción de mi tía y mi prima no me pareció extraño. 


Alessandra se sentó en el asiento del copiloto y yo atrás. Isabella tenía un Porsche azul metálico deportivo, su celular estaba conectado al Bluetooth del auto sonaba"Bad guy" de Billie Eilish, acto seguido arrancó y yo temí por mi vida, Isabella conducía como si fuera Dominic Toreto.

—En la vídeo llamada no se veía tan lindo— dijo mirándome por el espejo retrovisor. —  Eres una ternurita Danny.

— Sí, mi primo está hecho un bombón— dijo mi prima mientras se movía al ritmo de la música, ajena a la velocidad con la que manejaba su prima o por lo menos bastante acostumbrada.

Yo intenté relajarme concentrándome en la canción, hasta que empecé a cantarla.

So you're a tough guy

Like it really rough guy

Just can't get enough guy

Chest always so puffed guy

I'm that bad type

Make your mama sad type

Make your girlfriend mad tight

Might seduce your dad type

I'm the bad guy, duh

Quién nos viera pensaría que éramos unos locos, cantando a todo pulmón, mi prima meneando su rubia melena, Isabella llevando el ritmo con los dedos en el volante, yo moviéndome en el asiento trasero como hacía en mi cuarto con la puerta cerrada, lejos de la mirada severa de mi padre.

Llegamos al cuadrilátero de la moda, un sector exclusivo de compras en Milán, con las marcas más costosas. Entramos en la tienda de un famoso diseñador, los precios eran desorbitantes.

— Chicas lo siento pero no puedo pagar este tipo de ropa. — dijo en tono bajo. Había llevado dinero obviamente no quiero pasar por un aprovechado. Es dinero que había reunido en trabajos de verano que hacía de vez en cuando como guía turístico mayormente, pero eso no me alcanza ni para un pañuelo en este sitio. 

— Relájate será nuestro regalo de bienvenida. — dijo Alessandra.

— Chicas no puedo permitir que gasten tanto en mi. 

— Tranquilo Danny, no aceptaremos un no por respuesta.— agrega Isabella. 

Una de las dependientas las saludo a ambas como viejas conocidas, lo que me hace preguntarme...¿Qué tan a menudo compran estas chicas? ellas me presentaron con la muchacha que se llamaba Nicoletta.

Las muchachas tomaban montones de ropa para mí.

—Escoge lo que quieras sin pena—dijo Isabella.

Las chicas recorrieron la tienda, tomando de todo. Me metieron en un vestidor y se sentaron en unas butacas beige frente al vestidor.

De la montaña de ropa tome unos skinny jeans, con roturas y una camiseta negra con el logo de la marca. Me quedó mirando unos momentos, tengo el pelo castaño claro, no tengo el pelo largo pero tampoco corto, está un poco revuelto, grandes ojos verdes, mi boca carnosa una de las cosas que más me gustan de mi rostro, tengo una figura delgada, mi estómago plano, mi trasero redondo, mis piernas bien torneadas de tanto andar en bicicleta y no soy muy alto, soy una ternurita, todo un twink. Volviendo a la valoración de la ropa, me gusta mucho como me queda. Salgo para obtener una valoración de las chicas.

—Me gusta— dijo Alessandra.

—Da una vuelta, Danny— dijo Isabella.

Yo con un poco de vergüenza lo hice. Conforme fui probándose más ropa, fui perdiendo la vergüenza y hasta terminé haciendo un bailecito para las chicas. 

Recorrimos todo el cuadrilátero de la moda, me compraron de todo, desde ropa interior hasta zapatos y perfumes. Yo me sentía un poco mal porque todo lo pagaban ellas, pero inmensamente agradecido de tener ropa que fuera mas de mi agrado, ropa con la que me sintiera cómodo y no fingiera ser alguien que no soy. Termino con un look diferente cuando volvemos al auto. 

— Tan lindo que estás Danny tendrás a los chicos peleándose por ti.  

¿Chicos? ¿Alessandra acaba de decir chicos?

— A menos claro que ya tengas novio. 

—Yo... Eh— no encuentro qué decir estoy nervioso. — ¿Novio? Yo no soy...— no estoy acostumbrado a que alguien cuestione mi sexualidad, siempre me mantengo al margen para que no me pregunten. 

Ellas me miran de manera inquisitiva. 

—Danny pensábamos que eras gay. 

—Yo... este 

Alessandra me abraza.

— Oye no te pongas nervioso, no tenemos ningún problema con que seas gay o no. No tienes que fingir con nosotras, se tu mismo.

Silencio de mi parte por un largo rato. 

—Pero... ¿Cómo lo saben?— preguntó finalmente cabizbajo.

—Ey— dice Alessandra levantando mi rostro por el mentón— sube ese ánimo. Lo sabemos desde que tenías nueve. Recuerdo que tenias un crush con uno de los Jonas brothers, además vimos cómo mirabas al chico lindo de la tienda. 

—Tranquilo no nos molesta, es más te contaré un secretito, yo soy bisexual— dice Isabella con una naturalidad que me sorprende.

—Yo me considero pansexual, me enamoro de la persona, no de su físico o género. Cómo mi adorado Damian, te lo tengo que presentar.

Yo estaba honestamente sorprendido. ¿Estaba en la dimensión desconocida? ¿Qué posibilidades había de algo así?

—¿Se burlan de mí?— preguntó en voz baja, aún sorprendido con el hecho de que ellas tampoco fueran hetero.

—No— dice Alessandra y me toma del brazo— Te sorprenderá saber más cosas de nuestra familia, pero dejaré que lo descubras tú solo.

En el momento no tenía idea de que hablaba. ¡Pero vaya que sí me sorprendería!

—Chicas esto no lo sabe nadie. Por favor, no lo digan... Mi papá no está de acuerdo con este tipo de cosas. — digo muy preocupado, recordando la tunda que me dió mi padre cuando tenía diez y me descubrió maquillado o la cara que ponía cada vez que hacía algo, no propio de un macho alfa, pelo en pecho, lomo plateado.

—No te preocupes por eso. No diremos nada a mi mamá, ella ignora lo que no quiere saber, cómo la sexualidad de sus familiares. Tu papá no está aquí por él, no te preocupes. — me sonrió mientras todos subíamos al auto. 

Llegamos a la casa llenos de bolsas y exhaustos, nos tiramos en un sofá de la sala.

—A tiempo para la cena madre— dijo mi prima al ver a mi tía.

Esta solo hizo un gesto y siguió su camino.

Yo estaba hambriento, solo me había comido un snack en la parada que hizo el autobús.

—Yo voy a subir esto. — dije levantándome. Mi prima se levantó después de mí.

—Te enseño tu habitación, no te dejamos  ni subir.

La habitación a la que me llevó mi prima era enorme, mi habitación cabía unas tres, que tres, unas cuatro veces. Tenía una inmensa cama en la cual podría acomodar a cinco personas sin esfuerzo, sobre la misma estaba la maleta que traje, tenía una pequeña sala con finos muebles una mesa de centro, dos mesas de noche al lado de la cama, un escritorio,  walk in closet y el baño... ¡Qué bañó! Era de cerámica negra desde que lo ví me enamoré.

Mi prima me miraba desde la puerta, esperándolo que dijera algo.

—Si no te gusta la decoración la podemos cambiar se que es muy monótona... como no sabíamos que te gustaba... 

—No, es perfecta— es verdad que es muy monocromática, blanca y gris pero vaya es una enorme y majestuosa habitación no se puede pedir más. 

—Eso me alegra, sientente libre de cambiar lo que quieras, esta es tu casa de ahora en adelante. — dice sonriendo — prepárate para cenar... Luego descansaremos un rato. 

Saldremos esta noche.

—¡¿Qué?! De nuevo.

— Sí, solo fuimos de compras, iremos a un club, es tu bienvenida— dijo y se fue.

Yo me tiré en la cama, no sabía si podía resistir tanto en un solo día.

Sacó mi teléfono, veo que la pantalla está rota, pero parece funcionar... ¡Recuerdo que debía llamar a mi papá!

—¡Por fin Danny!— exclama. La comunicación es horrible, supongo que por la caída.

—Disculpa papá lo olvidé.

—Está bien, además Patty me llamó y me dijo que saliste con tu prima... de compras.

Escucho como hace énfasis en la frase "de compras" mi padre asume que ir de compras no es muy heterosexual, para que comprendan mi padre es un macho man masculino, lobo alfa, espalda plateada y tiene muy definido los "roles de género" y para él los hombres no van de compras, los hombres van directo a comprar algo que sirva para no andar desnudo y un traje para funerales, bautizo o boda.

—Sí.— digo en tono tímido.

—Bueno... Hablamos mañana que descanses.

— Sí, buenas noches.

Descansar era justo lo que no haría.

🍭🍭 

🍭

Salimos a eso de las diez, después de una cena exquisita y muy tensa, donde mi tía discutió con mi prima por el hecho de que no consideraba apropiado llevarme a un club nocturno. Yo intercedí, diciendo que estaba bien, lo que me hizo llevarme una de las severas miradas de mi tía.

Afuera del portón nos esperaba Damian, el novio de mi prima, en su Jeep descapotable de color amarillo.

Al verlo supe de inmediato porque no le agradaba a mi tía. Tenía el pelo negro, un poco largo, atado en una cola, una escasa y bien cuidada barba, tenía tatuajes en ambos brazos y cuello, tenía expansiones pequeñas en las orejas, jeans baby blue con roturas y camiseta negra. Me pareció muy apuesto.

Mi prima lo besó desde que subimos al Jeep.

—Este es mi primo Danny.

—Hey Dan— me dijo con un movimiento de cabeza.

El viaje fue muy entretenido, Damián era muy divertido. Se la paso contando anécdotas de su trabajo como fotógrafo. Me gustó mucho la forma en como él y Alex se miraban, se le veía muy enamorados. 

Al llegar al club, Damián saludó al seguridad como viejos conocidos. Entramos, el lugar me dejó atónito, era la primera vez que había estado en un club y esto superó mis expectativas, el lugar estaba lleno de personas que bailaban, tomaban, la música era ensordecedora, Nos dirigimos a una mesa donde vemos a Isabella.

—¡Bella!— gritó mi prima.

—¡Alex!— grita Isabella.

Se abrazan como si no se hubieran visto en meses, cuando solo habían sido un par de horas.

—¡Qué lindo estás!— medio grita Isabella. —Tal vez te consigas un chico esta noche.

Siento calor en mis mejillas.

—No estoy buscando una relación ahora mismo— le respondo.

—Yo no te estoy diciendo que tengas una— dice con una sonrisa pícara.

Damian nos trae tres Margaritas, mientras él toma lo que asumo es whisky. Yo miro la bebida con algo de duda, por lo general no bebo... Pero por norma general tampoco hago nada, así que pienso fuck it y me doy un trago, me gusta, de hecho me gusta bastante.

Alessandra y Damian se levantan a bailar.

—Ven Dan— me dice Bella y me levanto con ella.

Desde ese momento no vuelvo a sentarme por un buen rato, bailo con Bella, con Alex, con dos chicos desconocidos. Entre baile y baile tomó más margaritas, en algún momento la bebida cambia a mojitos.Estoy mareado, sudoroso y muy alegre, no se si por el alcohol, el ambiente o el baile.

En un momento en que regresó a la mesa, veo a un chico al lado de Alessandra que se me hace familiar.

—Danny este es mi hermanito Carlo, mamá piensa que está secuestrado o algo así. — grita.

Los miró sin entender.

—Es que tiene dos días que no va a la casa— me aclara Alex al ver mi confusión.

—Hola Danny, no sabía que tenía una preciosidad como tú de primo.

—Idiota no le puedes coquetear a tu primo— dice Bella golpeándolo en la cabeza, salvándome de esa situación incómoda, pero mi primo está tan borracho que ni se entera.

—Suerte viviendo con la malvada bruja del Oeste— dice mi primo Carlo.

Sonrío por el comentario.

—Vuelvo en un segundo— digo y me dirijo al baño, me echo un poco de agua en la cara, para refrescarme y disipar el mareo.

Luego me dirijo hacia la barra a ordenar otro de esos mojitos, me gustaron bastante, más que los margaritas.

Llegó a la barra, hay un hombre sentado...

¡Qué hombre! Aún con la escasa luz puedo ver que es apuesto, lo miró de arriba abajo, su rostro de facciones fuertes, sus ojos que parecen azules, su boca se me hace muy sensual, su cuerpo que se ve atlético, me detengo en sus varoniles manos, en las que sostiene un vaso de whisky. Ese hombre emana confianza, seguridad... Sensualidad.

Desvío la mirada para disimular, ordeno un mojito, me siento observado por el rabillo del ojo veo que es él quien me mira, me siento nervioso, él toma un trago, se saborea los labios sin dejar de mirarme veo que se pone de pie y se acerca a mí.

— Qué suerte haberme sentado aquí y poder ver una cosita preciosa así como tú— me dice al oído con una voz que me causa escalofríos... Es sensual, muy varonil... Muy lo que uno espera a un hombre así.

Yo lo miro sonriendo, disimulando los escalofríos que me produce su voz.

—Tienes una hermosa sonrisa y bellos ojos para acompañarla... Baby boy.— dice nuevamente mi oído de forma tan sensual que no me molestaría nada que fuera mi daddy, siento como me devora con la mirada, yo también le doy una mirada que asumo es sensual, pero antes de que pueda suceder otra cosa, veo como una chica se tira encima de él, lo abraza fuertemente.

—¡Papi!— exclama cuando se separan veo que es mi prima Alex — Veo que ya viste a Danny.

El me mira, sin que las piezas hagan click en su cabeza, lamentablemente en la mía ya lo hicieron y maldigo mi suerte aunque no puedo negar la confusión que me causa todo esto.

—¿Lo conoces Alex?— pregunta Gian.

—Duh, papi es Dan, Daniele mi primo.

—Oh Danny... la última vez que te vi eras un niño, no te reconocí... Vaya cómo has crecido— dice y me da una mirada cargada de lujuria o eso creo yo, a menos que sea efecto del alcohol.—¿Que están tomando muchachos?— dice dirigiéndose a mi prima.

—Margaritas, mojitos... Cualquier cosa con tequila. — responde mi prima.

—¿Sólo están ustedes dos?

—No, vine con Damián, estamos con Bella ¡Ah! y me encontré a Carlo.

Gian pide bebidas para todos.

—Todo lo que la mesa consuma va por mí cuenta. —le dice al barman.

Mi prima le da un beso en la mejilla.

—Eres el mejor papi. — dice con un trago en la mano mientras se va.

Volvemos a quedar solos, siento mis manos sudorosas.

— Entonces Danny...

—Quería agradecerle por ayudarme con la beca, señor Di Castello. — digo un poco apenado por los lujuriosos pensamientos que cruzaron mi mente.

Él sonríe, una sonrisa llena de seguridad que me quita el aliento.

—No es nada y por favor llámame Gian. Por cierto anota mi número en caso de que necesites algo, cualquier cosa, no dudes en llamarme.

Me quiero morir, dejé el teléfono en la casa, después de hablar con mi papá, no volvió a encender. Aunque... ¿Por qué estoy tan deseoso de tener su número?

—Mi teléfono sufrió un accidente, se cayó y pues...

—Oh ya veo, es una pena.— toma otro trago de whisky yo me quedo mirando sus labios como estúpido, deseando ser ese vaso. Sé que no debería verlo así, es el ex esposo de mi tía, el padre de mis primos, pero esa sensualidad que emana me está atrapando.

—La verdad que estás hecho toda una preciosidad Danny— dice, creo que se está acercando ¿O soy yo?

Puedo oler su perfume, no puedo permitir que nada suceda, si es que algo va a suceder.

—Tío, Alex me dijo que estabas aquí— dice Bella.

Amo a esta chica es la segunda vez que interviene en una situación incómoda... ¿Aunque por qué me siento un poco decepcionado? ¿En realidad quería que sucediera algo? ¿Qué me besara por ejemplo? Debe de ser el alcohol.

Gian fue hasta la mesa, sentándose con nosotros. Él definitivamente no parecía el padre de estos chicos, parecía más su amigo. La noche avanzó entre bebidas, baile y conversaciones a gritos.

—Creo que es hora de que los niños vayan a dormir— dijo Gian.

—Aún es temprano— dice mi primo Carlo que a duras penas puede mantener la cabeza en alto.

—En especial tu, Carlo— dice mirándolo— antes de que tu madre contacte a toda la policía italiana.

Damián se levanta tambaleándose un poco.

—Si ya chicos, hora de irnos. — el vaso que tenía en las manos se le cayó.

—Yo los llevaré— ofreció Gian que era el único sobrio del grupo.

—No ¿Cómo cree suegro? Yo los traje, los llevo.

—Si los llevas llegarán, sí, pero a la morgue. Vámonos muchachos.— réplica Gian.

—No quiero dejar mi Jeep.

—Por eso no te preocupes, mandaré a alguien por él — dice Gian y le da unas palmadas en la espalda.

Salimos del bar.

Mentiría si digo que recuerdo perfectamente el viaje de regreso, sé que terminé sentado en el asiento delantero del Mercedes, honestamente si hablamos, no soy capaz de recordarlo.

Primero dejamos a Isabella en su apartamento, luego a Damian, en ambos casos Gian se aseguró de que entraran a sus casas. Por último nos dejó a nosotros. Me abrió la puerta, me dio la mano para salir, juraría que me besó la mano... Pero... En realidad no lo recuerdo bien.

Alessandra y yo íbamos del brazo, tambaleándonos, mi primo era sostenido por su padre, sé que antes de entrar mi primo vomitó en los rosales de mi tía, yo y Alessandra por alguna razón bailamos frente a la fuente de la entrada... Y pues no recuerdo nada más... No sé cómo llegué a mi habitación y mucho menos la hora.

Ese fue mi primer día en Milán... Y nuestro primer encuentro. Así de sencillo comenzó nuestra historia, una historia que haría girar mi mundo ciento ochenta grados.

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