—Me encanta— confieso, cada caricia, cada contacto, cada aliento que sale de su boca y toca mi piel es una deliciosa descarga de excitación que recorre mi cuerpo. Al sentirlo entrar de esa manera tan mimosa mis uñas se clavan con fuerza en su espalda —es muy grande... Aahhh— jadeo, la excitación tan exorbitante que siento por él y las ganas de sentirlo como un animal es casi dolorosa, este placer que me hace sentir es único, mi amor sabe cómo hacérmelo —me tienes de vuelta y media— me besa y nos tragamos nuestros gemidos, se siente delicioso, sentirlo entrar y salir es lo más placentero que he sentido en toda mi vida, mi hombre como siempre es fuego, cada vez que hacemos el amor nos entregamos uno al otro con una pasión incontenible. Mis gemidos no cesan y sus besos me ponen más ardorosa.
—Gatita no sabes cuánto me encantas— lame mi cuello desde la base
Ha paso un mes, mes en que la fiesta no se acababan, mi hombre estuvo de cumpleaños y celebramos una gran fiesta. Sebastián ha cumplido su palabra no me ha tocado y eso me vuelve loca, sin poder hacer nada más debo darme placer a mí misma. Nuestra estadía en Río está siendo perfecta aunque Joseline no se despegue de Sebastián, esos dos solo se la pasan trabajando y mi odioso no me permite ir a los clubes o a los hoteles con él ¡Esta imposible!—No irás al centro comercial sola— me gruñe molesto —Daniel irá contigo y no se apartará de ti ni un segundo— furiosa le miro por el espejo.<
Al terminar el café y una porción de postre que me supo a gloria las chicas se despiden y quedamos para otro día.—¿Está bien?— pregunta Daniel una vez bebe de su botellín de agua.—Cada palabra que dices es más larga— digo con sarcasmo, los bebés me están presionando la vejiga y es incómodo.—¿Puedes dejar de ser tan toca pelotas?&mda
Al llegar a la casa Sebastián está caminado de un lugar para el otro notoriamente desesperado, suspiro, bufo, maldigo y me tiro de los pelos, solo eso me faltaba. Me bajo del auto con ayuda de Daniel y con una sonrisa bastante diabólica me acerco a él para dar inicio a mi infierno, pero lo que le escucho decir me deja descuadrada.—¡Entra!— grita sin ningún tacto, su tono de voz me hacen temblar —¡Que entres he dicho!— grita aún más fuerte, miro a Daniel descolocada pero antes de que Sebas vuelva a gritarme y yo pierda el control obedezco, ya hablaremos y entonces seré yo quien grite. Al subir veo a Joseline saliendo de la habitación continua a la nuestra, no se habrá cambiado ¿No? Sin pensarlo llego hasta ella.—¿Qué haces en esa habitación?— ella notoriamente nerviosa trata de cerrarla pero yo que estoy lo suficientemente c
Noto a mi esposo tenso, su seriedad es alarmante y el terror que reflejan sus ojos me ponen nerviosa. Una vez en el coche Sebastián acelera y sale a toda pista.—Aahhh— grito por otro dolor, las lágrimas salen de mis ojos y no solo por el dolor, mis hijos aún no están listos para nacer y me aterra perderlos, jamás me lo perdonaría.—Tranquila nena ya llegaremos, mantén la calma— su voz no es segura, solo dice lo que tiene que decir y no porque lo sienta. Los días pasaron y el regreso a casa fue incómodo, no le hablo a Sebas y él trata de ganarme por todos los medios y no sé rinde aun cuando no se la pongo fácil, mi día a día es estar postrada en la cama sola y aburrida, Sebastián por mucho que desearía quedarse conmigo el trabajo no se lo permite y Joseline quien se ofrece yo no se lo permito. Las noches como esta son una pesadilla, sin poder dormir solo me queda dar vueltas en la cama, miro el lado donde duerme mi odioso, tomando su almohada la abrazo y aspiro su delicioso olor, ese aroma que me vuelve loca me invaden y es como si él me tuviera abrazada dándome calor. Abro los ojos y miro la puerta del baño, sin aguantar más me levanto con cuidado, él se está bañando pero me hago pis, al abrir la puerta y entrar al ver lo que ahí pasa sin decir nada y Capítulo 15
La mañana se me pasa rápido hablando con Joseline, es increíble como puede ser tan divertido hablar con ella, me ha contado de todo y procuró no mencionar a Sebastián en ningún momento aunque me ha dicho que lo conoce desde siempre, la tía tiene 22 años es mucho menor que yo y que Sebastián, algo me quedo claro y es que ella lo sabe todo de él, pero también sé que será difícil sacarle las cosas.—¿Cómo se puede ser tan asquerosamente atractivo?— pregunto a Joseline mientras miramos sin disimulo a Dani quien da vueltas por el lugar, debo probarla, si le dice a Sebastián que el guarda espalda me llama la atención sé que debo acabar con ella de una buena vez.—Eso deberías preguntárselo a tu esposo— ríe —aunque conociéndolo de seguro dice que eso solo lo pueden los dioses como é
Ha pasado un mes desde que estuve a nada de perder a mis hijos, pero ahora están bien y próximos a nacer, eso me tiene nerviosa.Mi relación con Joseline se ha vuelto más fuerte, nos llevamos demasiado bien. Con mi hombre todo va bien, somos felices y eso me encanta, hoy más que nunca se marcha a trabajar temprano, no quiere estar fuera tanto tiempo, así que entra pronto para salir de igual manera.—Nos vemos en la noche gatita— dándome un beso se despide.—De acuerdo amor, cuídate— le veo irse y sonrío al verle ese culo redondito y duro, recuerdo que le iba a pedir una tarta por lo que me levanto con cuidado y abro la puerta pero al ver aquella escena el corazón se me encoje en el pecho, cierro la puerta y me llevo la mano al pecho como para evitar que deje de latir. Sebastián y Joseline estaban abrazados y él le daba un beso en la frente, no quiero pensa
—Por supuesto que lo eres, eso jamás ha cambiado, pero es mejor que cambiemos el tema— veo como la seriedad se va instalando en su pensativo rostro.—No... No por favor... No quiero que ese gesto de perdona vida vuelva...— le hago puchero y sonríe —¡Eso!— aplaudo. Nos quedamos en silencio por un momento, he actuado como si nada pero esa confesión que él me ha hecho y la manera con la que me ha estado hablando estos últimos días y en especial hoy me descolocan ¿Tendrá que ver Sebastián en esto? —¡Oye!— chillo de pronto buscando mi móvil.—¿Qué pasa?— pregunta acercándose a mí.—Nada, es solo que recordé a la chica que me salvó... Naty... Maty...—Nataly— dice él —¿Qué hay con ella?— pregunta serio.—Si esa, es so