—No, por supuesto que no cariño— la novia de Mike con su eterna sonrisa me guiña el ojo, ella es tan dulce y comprensiva como él son el uno para el otro, quien diría que la secretaria de Luther estaría en mi grupo de amigos.
—¿A dónde vamos para celebrar la despedida de soltero?— pregunta el cabroncete, inmediatamente miro a Sebastián, jamás creí que mis celos me podían dominar pero ahora lo hacen y mucho, me sorbo los mocos.
—Ustedes no tendrán despedida de soltero, ustedes la pasaran aquí con nosotras ¿No?— no dejo de mirar a Sebastián, mi chico solo se muerde el labio y los muchachos también le miran.
—Increíble ¿No le has dicho?— pregunta Chris en una risa burlona.
—Aquí me huele a miedo— se burla Jeff.
—No me jodan— gruñe Sebastián, le miro ahora furiosa, me levanto con cuidado, me acerco a él, le tomo la mano y ante el ruido, las risas y mofas de nuestros amigos lo llevo a la cocina.
—¿Cómo está eso que tú si puedes salir y yo no?— le miro directo a los ojos —¿Acaso vas a ver mujeres desnudas más sexis que yo? ¿Acaso tener este enorme vientre te quita las ganas de mirarme? ¿Me vas a engañar? ¿Les vas a hacer el amor cómo ya no me lo haces a mí?— mi hombre sin responder a nada me besa, me besa de una manera arrolladora y candente, hunde un poco su erección en mi vientre.
—Todo esto solo lo provocas tú, te amo gatita y el estar embarazada juro que te hace el doble de sexy que cualquier mujer...
—Oh dios lo lamento...— entra Joseline, ese es otro tema que no entiendo, jamás se separa de mi hombre, la odio con todas mis fuerzas, no comprendo por qué Sebastián no la despide para que no tenga nada que ver con nosotros, le miro furiosa —volveré en otro momento— yo tampoco le caigo bien.
—Odio que esa mujer esté aquí en nuestra maldita boda— me separo de él —¿Acaso la traes siempre contigo para cuando te enojes conmigo follártela? O ¿Me estás engañando con ella y por eso no te apetece estar conmigo?— Sebas trata de acercarse pero no lo permito —desconfío de esa mujer y aun así tú decides siempre traerla a tu maldito lado.
—Esa boca— me regaña mimoso —cariño ella es como Rocky contigo...
—Parame eso ahí— lo interrumpo al puro estilo de Luna —yo jamás me he acostado con Rocky y jamás lo haré, esto no es igual esa mujer te devora con la mirada y siempre hace tu voluntad— frunzo el cejo y me obligo a dejar de lado ese pensamiento que tengo desde hace un tiempo, Sebastián no sería capaz de hacerme algo así ni de ocultármelo, lo sé.
—Joder Catrina ya para, Joseline está aquí porque es como parte de mi familia, déjalo estar— su tono no me duele tanto como el hecho que mi desequilibrio emocional este defendiendo a esa mujer que me ha hecho daño, alzando mi mentón sacando mi pecho y aguantando las ganas de llorar salgo de ahí, si exploto saldrá lastimado. Al salir Joseline está en la puerta, le miro directo a los ojos con todo el odio que puedo.
—Ni creas que te voy a dejar sola con mi marido, vamos lárgate de aquí ya has oído lo que querías debes estar feliz ¡vamos lárgate! No te dejaré a solas con él— grito enojada, Sebastián me toma del brazo furioso, me guía sin llamar la atención de los demás hasta la habitación que ha sido ordenada.
—Estoy harto que estés tomando esos corajes por nada, debes cuidar de mis hijos y eso no ayuda en nada— su voz tan cortante me estremece.
—¿Hasta este punto llegas por defenderla a ella, esa mujer que te follaste cuando estábamos juntos? ¿Esa mujer que me ha dicho de todo para conseguir que yo no me case contigo, a esa oportunista que solo espera la mínima discusión para consolarte?— hago un gesto de asco —déjame sola Sebastián— le miro furiosa —pero si me entero que has hablado con ella olvídate que mañana abra boda— dándole la espalda me meto al baño y trato de respirar, mis hijos se mueven con fuerza y duele, acaricio mi vientre para encontrar la paz que necesito, el corazón me va a diez mil por minuto, las lágrimas salen de mis ojos. Sebastián defiende a esa mujer como no defendería siquiera a su hermano, sé que ella estaba ahí cuando yo llegué pero ahora estoy aquí y he visto que esa mujer no es nada bueno y él no se da cuenta.
—¿Nena?— escucho que llama a la puerta y sin esperar que le responda entra, seco mis lágrimas —lo lamento gatita— me abraza y me dejo hacer estoy harta de discutir con él.
—Odio esto Sebastián, no me gusta que por culpa de esa mujer nosotros discutamos, quiero acabar con esto— le miro —debes comprenderme, esa mujer no me da buena espina— acaricio su mejilla —por favor cielo despídela— mi hombre besa mi frente, no quiero explotar como siempre lo hago.
—Aun cuando la despida ella pertenece a mi familia— escuchar eso me da mucha tristeza, no la quiero cerca de nosotros —¿Por qué no haces el intento de llevarte bien con ella?— esa pregunta me hace reír como una loca, lo Reina versión retorcida lucha por salir en estos momentos y no sé si sea capaz de contenerla, me separo de él y mirándole amenazante siseo.
—No la quiero ver cerca de mis hijos ni de mí y si tú estás tan convencido de que es de tu familia ten mucho cuidado una tercera vez no la perdono por mucho que me ruegues o implores, esta vez no habrá un Mike que me diga las palabras exactas para yo recapacitar, ten mucho cuidado Sebastián por qué en estos momentos soy como un globo a punto de estallar y no lo digo precisamente por el embarazo— le miro sin parpadear, estoy sería y cada palabra que sale de mi boca lo dice la versión cabrona de mí... lo dice la Reina —me cuidas, siempre tratas de que no me enoje no haga algo que pueda hacerle daño a nuestros hijos pero ¿Tú? Sebastián tú eres el que más me alteras, el que más me haces enojar y con ello haces que mis hijos estén mal— culparlo quizás no me haga sentir bien pero debe darse cuenta de todo lo que hace por el medio que haga falta y si culparlo es la alternativa lo haré sin remordimiento. El gesto de Sebastián se descompone de manera extraña, la culpa lo está invadiendo y es lo mejor debe abrir los ojos, sin decirle nada más salgo del baño con mi paso de pingüino, debo calmarme o la Reina saldrá y no quiero hacer daño porque el karma es de temer.
Bajo para estar con los demás, que se olvide de que hoy haré lo que el señor "yo mando y tú obedeces" diga.
—Se dice que la madre de la mujer es quien se queda para los cuidados de ella y de los bebés al nacer— escucho que dice mi madre, aquí vamos con esa competitividad de siempre.
—No en todos los casos, la suegras también pueden cuidar de su nuera y sus nietos— responde Mariela —menina tu darás a luz en Seattle ¿Cierto?— antes de que yo pueda responder mi madre toma la delantera, resoplo nadie se mete en esas dispuesta y todo cae sobre mí.
—No, ella se viene a California sería bonito que los niños nazcan dónde su madre— las dos mujeres se miran dispuestas a ganar.
—Yo tendré a mis hijos aquí en Brasil, ya lo he hablado con mi marido— miento cansada de sus discusiones —ya contrataré a alguien para que me ayude— al ver que Joseline va a hablar le doy una mirada asesina no la quiero cerca de mí.
—Pero hija— protesta mi madre.
—Ya la niña habló y si ustedes siguen en esa competencia de quién si y quién no yo misma las echaré de aquí, las dos tienen el mismo derecho con los bebés pero eso no significa que siempre estarán jorobando la vida, ella querrá estar sola con sus hijos y su esposo, no me sean pesadas— mi abue como siempre poniendo en su lugar a cada quien, sonrío no se corta a la hora de decir nada. Las dos mujeres callan y los demás se ríen.
—Mujeres— sultán mi padre y mi suegro al unísono.
—Aquí lo más importante es...— Luther nos mira a todos dejándonos a la expectativa de que dirá ¡Es un dramático! —que yo seré el padrino— carcajea.
—¿Estás loco? Yo seré el padrino— asegura Chris.
—Para nada, esos bebés necesitan un padrino buena onda no tan serios como ustedes— les señala Jefferson.
—Eso ustedes peléense, yo me salvo de ser el tío y tenerlos para mí cuando quiera— les guiña Maverick, ahora que sacan el tema será un problema escoger a la madrina y el padrino.
—Yo estoy igual de relajado que Mav— comenta Rocky —soy el tío y los tendré cuando quiera— ríe divertido.
—Catrina tendrás que pensártelo muchísimo— me sugiere Luna, asiento lleva razón.
—Yo digo que hagamos tipo una prueba— comenta Miriam —que sea algo divertido pero que en realidad nos ponga a pensar ya sabes que la reacción que tengamos sea la adecuada y...
—¡Aaahhh Dios!— la interrumpo con un quejido tocándome el vientre— por Dios.... Dueleeeee— grito, mis amigos se ponen histéricos, todos corren en todas las direcciones tomando llaves gritando a Sebastián y solo mis padres, mis suegros y también Joseline se acercan a mí, Mav y Jefferson se ponen pálidos, Mikeila grita dando órdenes como una loca, Luna y Miriam corren como histéricas, Luther llama a Sebastián, Rocky carcajea como un maníaco y Chris tintinea las llaves del auto preparado para irnos, mi abue y mi nani tratan de calmarlos, me acomodo en mi puesto —pésimo servicio, lo primordial es la embarazada y ustedes todos pasaron de mí, joder hasta Joseline que me cae como patada al hígado se me acercó— les miro sonriendo pero ellos en cambio quieren matarme.
—¡Hija!— me reprende mi madre —no seas así con la muchacha se nota que le preocupas— miro a mi inocente madre, pobre —además eso que has hecho no fue divertido— me reprende igual de molesta.—¡Eres una jodia!— grita Mikeila.—¿Qué, qué sucede?— Sebastián llega corriendo a mí —¿Por qué los gritos?— nos mira a todos confundido.—Que a tu mujer se le ocurrió la brillante idea de ponernos a prueba de una manera que no esperábamos— gruñe Miriam.—Pero tú has dado la idea, así son las pruebas ¿No? Tenía que ver quién era el que mejor llevara la situación y todos reprobaron— carcajeo, mi hombre se une a mí pero siquiera le miro estoy enojada —además de dolor tener 6 meses de embarazo... creo que veré otras
Doy mil y una vuelta en la cama, no paro de mirar la hora, los chicos no han regresado y es tarde, el reloj marca las 2 horas y aún no llegan, tomo mi móvil.Espero que ya estén de vuelta y no estén ebrios y menos tú SebastiánLe envío un mensaje a mi odioso pero este no llega se queda en una rayita, espero unos minutos pero aún no le llegan, mi desespero es tal que levantándome de la cama le marco una y otra vez pero nada me envía a buzón de voz, los nervios se apoderan de mi <<no puede ser posible que me haga esto, no este día>> caminando de un lado a otro escucho la puerta de la habitación abrirse, de inmediato voy a su encuentro y ahí está, notoriamente pasado en alcohol.—¿Qué haces despierta?— pregunta caminando y pasando a mi lado.—¿Es enserio? Llegas aquí a esta maldita hora ¿Y e
—Dios mi amor para exigirte eso no hacen falta los juegos, hazme tuya y hazme saber quién manda— muerdo sus pectorales con algo de fuerza —te deseo ahora— mi hombre da un gruñido que me estremece de pie a cabeza, mi bajo vientre sufre un espasmo y se humedece de inmediato, me acuesta en la cama y abriéndome de piernas hunde su cara entre ellas, no está teniendo tacto y eso me gusta, esto promete. Su hábil lengua pasea por cada rincón de mi sexo, desde los pliegues de los labios menores hasta el clítoris, mi cuerpo tiembla de una manera brusca, la sensación es tal que mi cuerpo se calienta de manera rápida, mi corazón bombea sangre de manera explosiva, mi hombre me hace saber que tan deseoso está, me devora, me saborea, me succiona y pasa con delicadeza sus dientes atrapando mi botoncito de placer, mi respiración se agita de manera caótica, está intensidad casi es
Cómo cada vez que hay una festividad la casa está de locos, todos eufóricos y los minutos se pasan como si fuesen segundos, no he dormido nada y poco he podido ver a mi futuro esposo, solamente me ha dado que desayunar y desapareció, me ha dicho que no está molesto conmigo por lo de ayer, pero que no volverá a tocarme... Eso me tiene mal.Aun cuando no demuestro mis nervios estos me están consumiendo silenciosamente, mi boda será en unas cuantas horas y ya iniciando el día hemos recibido dos llamadas de Silvia pues algunas cosas están saliendo mal y aun cuando encontramos solución nos retrasan en algunas otras, no estar presente en los arreglos de mi propia boda me pone cardíaca.—¿Qué estás mirando?— pregunto parándome junto a Mikeila quien tiene una cara de lujuria que ni un padre se la quita, desde el altillo mira hacia la primera planta.<
Al entrar por la enorme puerta de la Catedral Metropolitana de São Paulo "Catedral da Sé" observo a todos los presentes, mi corazón late muy deprisa, estoy a solo unos paso de volverme la esposa de Sebastián Miller, de mi odioso mi desequilibrio emocional. Al mirar al frente ahí está mi precioso hombre de pie en el altar, aquel smoking gris claro con camisa blanca y moño del mismo color, le queda preciso, está perfecto. Mi hombre sonríe y aquella emoción que noto en su rostro llenan de emoción el mío, presionando con fuerza el brazo de papá trato de que mis nervios no me dominen, no creí posible que este acto que ahora deseo con todo mi ser me pusieran de esta manera.—Dios...— susurro por aquel nerviosismo que no me deja en paz.—Tranquila pequeña todo está bien— la suave voz de mi padre hacen todo por relajarme pero sus intentos son
—Sebastián ¿Qué está pasando?— mis nervios incrementan y los malos pensamientos llegan a mí, esa mujer conoce a Sebastián y está interrumpiendo nuestra boda.—No pasa nada nena, no sé quién es esa— puedo ver su mandíbula tensa aún bajo su espesa barba, miro nuevamente a la mujer y esta está siendo sacada a rastras por los guardas espaldas.—¿Cómo no va a pasar nada?— pregunto intranquila —Sebastián esa tipa ha entrado aquí y a dicho tu nombre, se le
Las horas pasan y llega la hora de tirar el ramo de flores, las chicas se posicionan y sin más lo tiro y me volteo para ver quién lo atrapó, pero lo que veo me hace soltar una carcajada, Mikeila tiene el ramo sostenido como balón de fútbol americano y Luna lista para patear y lo hace, debo agacharme para que no me golpee.—¡Que viva la soltería!— grita Miriam alzando las manos al aire y todas las presentes casadas y solteras chillan, eso me hace reír y más por la cara de los hombres.—Está canción— esc
—Me encanta— confieso, cada caricia, cada contacto, cada aliento que sale de su boca y toca mi piel es una deliciosa descarga de excitación que recorre mi cuerpo. Al sentirlo entrar de esa manera tan mimosa mis uñas se clavan con fuerza en su espalda —es muy grande... Aahhh— jadeo, la excitación tan exorbitante que siento por él y las ganas de sentirlo como un animal es casi dolorosa, este placer que me hace sentir es único, mi amor sabe cómo hacérmelo —me tienes de vuelta y media— me besa y nos tragamos nuestros gemidos, se siente delicioso, sentirlo entrar y salir es lo más placentero que he sentido en toda mi vida, mi hombre como siempre es fuego, cada vez que hacemos el amor nos entregamos uno al otro con una pasión incontenible. Mis gemidos no cesan y sus besos me ponen más ardorosa.—Gatita no sabes cuánto me encantas— lame mi cuello desde la base