Capitulo 4

Isabel se había sentido a estallar las últimas dos semanas previas a la boda, habia suplicado muchas con mucho esfuerzo para no estallar aquellas personas parecían saber cuales puntos tocar y afincarse en ellos, aquello la tenía decaída y no poder hablar con Jassier no la tranquilizaba por momentos pensaba salir corriendo ir a la embajada y regresar a su amada Inglaterra, pero tenía un deber mayor, con Jassier. Y no podía romper esa promesa, él había arriesgado mucho para ir por ella.

Habían sido tres semanas de mucho estrés desde contarle a su hermano la razón, aunque este se sentía agradecido jamas imagino el sacrificio que otra persona haría, aunque tampoco le agradaba la situación que su hermana se encontraba. Ahora solo quedaba esperar y que todo saliera como lo planeao y en seis meses todo volveria a la normalidad.

Habia aprendido un poco más de su cultura hay cosas que le agradaban como cosas que no y como negarlo cuando algunas mentes parecían y pensaban a la antigua, al menos sabia que luego de esa boda se encargaría del instituto de la mujer, intentaría hacer unas que otras reformar y aquello la tranquilizaba. Al menos se encargaría de algunos proyectos los cuales Jassier quería implementar. Eso le agradaba.

Cerro los ojos por un momento alejando todos aquellos pensamientos sin duda lo que más amaba eran aquellos largos y relajados baños y esas exquisitas fragancias, su preferida era la de Canela. Durante los últimos dos días había dormido poco, había sido los días previsto a la boda eso significaba la fiesta en las cuales pocas veces había visto a Jassier, aquellas bodas podían ser extravagantes pero un poco raras, estaba nerviosa hoy por fin seria la boda oficial, seria la nueva princesa de Qatar, aquel moreno le habia dicho que al casarse tendría que asumir la regencia, aunque no deseaba aquello el deseaba y esperaba que su hermano Ahmand regresara y tomara el puesto como heredero. Aunque por lo que sabia aquel ‘principe’’ era todo un playboy y todos los escándalos que lo acompañaban.

Hoy sería su primer baile, habia tenido clases, pero no era lo mismo delante de muchas personas. Solo pensar en ese baile le hacía sonrojarse, habia pillado a Jassier mirandola mientras Kshia le enseñaba aquella danza suave y sensual tradicional de Qatar. Cuando se habia quedado sola se había acercado y atrapando sus labios y con un beso arrasador robandole el aire. Aunqje una parte de ella se sentía como si estuviera cometiendo un detilo desear algo que no tendría y no debería anhelar, jamás había sentido tanto deseo y ganas de compartir saliva con alguien de hecho aquellos tipos de besos les parecían asquerosos. No era para nada romentica y muchos menos enamoradisa, a veces pensaba que era mas que deseo y agradecimiento por haberla salvado, pero cuando pensaba detalladamente sobre Jassier y su trato asi ella estaba muy claro que le gustaba.

Sin duda aquello le ponía de los nervios.

—Señorita, es hora— mencionó kshia, le sonrió a quien sería la nueva soberana de aquel país; al principio había sido un poco renuente pensando que sería una persona petulante, pero había resultado toda una sorpresa.

—Ay Kshia, estoy tan nerviosa-—dijo mientras cubría su cuerpo con aquella fina tela, la hicieron tomar asiento y rápidamente empezaron a maquillarla y hacer unas hermosas henmas en sus manos y pies, adornaron su cabello con flores y piedras preciosas.

Isabel gruñó al sentir el peso en su cabeza.

—Se ve hermosa señorita, será la novia más linda que Qatar jamás allá visto-—dijo con ilusión las demás damas suspiraron viéndola con envidia y admiración. Sin duda aquella Rosa inglesa era hermosa, sus ojos como dos hermosas esmeraldas y su cabello rubio parecía un Ángel.

Con delicadeza pusieron el traje rojo con bordados de oro, aquel vestido era magnífico pero ligero fácil para bailar. Ya que eso se esperaba mucho en las bodas, se sentía nerviosa. Todas voltearon en dirección a la puerta, la que ahora sería la reina madre hacia su aparición todas hicieron una pequeña inclinación, Isabel sabia que aquella señora no la toleraba por la forma en que la observaba y murmura en su idioma.

—Todos fuera—dijo, todos se retiraron, aguardo al esperar que estuvieran solas y se acercó —. Solo vengo a visitar que tu estadía aquí no será agradable y te digo querida cuídate las espaldas—, amenazó y con renuencia le dio aquella pequeña tiara que siempre cargaba aquella que la señalaba como la ex reina consorte—. Buena suerte querida, porque la necesitarás.

Fakir la volvió a tomar la corona y se la coloco como era tradición, Isabel sintió como si estuvieran colocando una espada encima de su cabeza, colgando para hacerla caer.

Isabel entró en el salón todos aguardaron silencio y murmuraban exclamando lo hermosa y magnífica que se veía la primera esposa del jeque Jassier, sin duda era un Ángel y nada menos de lo que habían dicho los rumores; había rescatado a su prometida de las manos de aquellos bárbaros de Aquena, aquello sin duda había conmovido a los cuidados hasta los pueblos más alejados de la cuidad.

Jassier sonrió y le guiñó un ojo animandola, a seguir aquel largo tramo hasta llegar a su lado, la hizo arrodillarse y luego el hizo lo mismo, y el ministro empezó a recitar el corán aquello era importante al terminar el hombre coloco una nueva manta de color dorada sobre sus hombros y una de color plateada sobre los hombros de Isabel; ambos se levantaron y Jassier beso en la frente a Isabel, luego abría espacio para los besos.

Aunque ella no quiso sentirse decepcionada lo hizo, al menos esperaba aquel beso mágico.

La música, los bailes y los cantos no se hicieron esperar, Isabel se sentía feliz apesar de no ser una boda por amor y fuera por compromiso con Jassier por salvarla. Y ahora ella tenía un compromiso con él ayudarlo en esos seis meses que transcurrían de ahora en adelante. Sabia de sobre manera que tenia que mantener la calma y ser inteligente, además no dejarse llevar por los malos y venesos comentarios.

Isabel había bailaido varias veces con algunas hijas de otro ministros e invitados, aquel lugar era paradisiaco. Las risas, felicitaciones y bendiciones no se hicieron esperar Isabel no podía evitar sonrojarse cuando la palabra bebé salía de los labios de aquellas mujeres, regalando les flores para la fertilidad. Pero de un momento todo cambió y en el lugar se creo un ambiente tenso entonces lo vio era el hermano mayor de Jassier, el que había abandonado Qatar cuando las cosas se habían complicado y mejor conocido como un jeque don juan. Ella lo había visto en muchas revistas y prensa amarillista. El hombre denotaba elegancia, pero sobretodo arrogancia, todos los presentes hicieron una inclinación al igual que ella, aquel era el protocolo; se sintió descolocada y buscó los ojos de Jassier, pero él en cambio no estaba tenso más bien una postura relajada y una gran sonrisa. Se levantó de su asiento y se acercó a su hermano, y le tendió la mano. Amhad sonrió y a modo de saludo abrazo a su hermano dándole una palmada en la espalda.

—Veo que he llegado tarde— se disculpó, y se acercó donde estaban sentado Jassier, un sirviente rápidamente coloco otra silla al lado de Su alteza—. ¿Donde está la novia? —preguntó.

Isabel se sintió descolocada por el rápido cambio de tema, alguien le dio un pequeño empujón haciendo que tropezara. Salio un pequeño quejido de su boca, con las mejillas sonrojada y las miradas puestas en ella se acerco a la mesa, Amhad la observo era hermosa, parecía un angel hermoso y aquel vestido rojo con esa hermosa capa plateada la hacía sobresalir sobre todas las mujeres presentes, hizo una pequeña inclinación y al levantar la mirada los ojos oscuros de Amhad chocaron con los ojos verdes de su cuñada.

Jassier sintió la tentación del momento y hizo un ademán para que continuara la música.

—Isabel, ven te quiero presentar a mi hermano mayor —mustio mientras entendió su mano ayudando la a subir los peldaños que había, Isabel asintió con una sonrisa nerviosa—. Príncipe Amhad, mi esposa Isabel— dijo, aunque Jassier quiso evitar unas un tono fuerte a la hora de pronunciar la palabra esposa.

Algo que Amhad no le pasó desapercibido, así que sonrio con una mirada lobuna y beso su mano, ella alejó rápidamente su mano sintiéndose pequeña, no podía evitar sentirse incómoda. Como si hubiera una clase de posición y un reto implícito en aquellas simples palabras.

—Un gustó Isabel—dijo mirandola fijamente, ella sintió sus manos sudar por los nervios y con una sonrisa nerviosa tomo asiento al lado de Jassier.

—¡Que siga la fiesta! — grito—¡Salud por los novios!— todos lo siguieron, pero Jassier lo miro de manera censurada luego hablaría con él.

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—Usted es muy hermosa, no se que pudo ver en mi hermano— ella se detuvo al escuchar la voz de Amhad lo había estado evitando como si fuera la peste—. Podrias ser mía.

Isabel abrió la boca sorprendida y retrocedió.

—No le permito dirigirse de ese modo así mi, y si usted tiene algún problema hable lo con él— soltó con dureza, él retrocedió sorprendido—. Ahora si me permite regreso a mi boda.

Amhad sonrió después de todo o tal vez haber vuelto seria divertido. La voz detrás de el le hizo sonreir.

—No sabia que ahora persigues a mujeres casadas—le dijo una voz con enojo—, cuidado con lo que haces, eres mi hermano, pero no tolerare que la acoses.

Se acerco hasta el de manera amenazante.

—Parece que te sienta bien el titulo—se burlo —, quien lo diría quien nunca quiso ser el califa.

—Sabes que no tuve opción, porque no vuelves y haces todo por tu mismo.

—No, gracias. Aunque me quedare unos días por aquí, tu esposa se ve alguien interesante, ¿Aunque me pregunto donde la conociste? —dijo en tono burlosco.

—Eso no es de tu incumbencia, volveré a la fiesta deberías hacer lo mismo.

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