Escena IV

ROSA:                       (Advirtiendo la ausencia de Geranio) ¿Madre, y dónde está Geranio?

HORTENSIA:          (Preocupada) Geranio… Geranio… (Aclara su garganta) ¡Márgara! (Descubre que Margarita está detrás de ella) ¡Ah, estás ahí! (Transición) Márgara, ¿llamaste a Geranio cuando te lo pedí?  (Margarita asiente con la cabeza). Seguramente estaba usando su tapa oídos…

MARTA:                    ¿Un tapa oídos…?

HORTENSIA:          Efectivamente. Según él, cuando los usa la inspiración lo contacta más rápido. (Con cierta ironía) Necesita silencio para crear, desconectarse de todo lo mundano, abstraerse hasta el punto de la revelación.

MARTA:                    A juzgar por lo que me acaba de decir, su hijo es un excéntrico, un bohemio, una especie de melancólico…

HORTENSIA:          (Preocupada) Y lo peor de todo es que parece disfrutarlo, querida. Márgara, ¡ve en este preciso instante a buscar a Geranio! Golpea fuertemente la puerta de su taller hasta que responda.

(Margarita asiente con la cabeza y sale de escena junto a los ayudantes. Pausa).

HORTESIA:             Rosa, ¡Geranio me tiene muy angustiada! No sé qué le sucede, ha llevado al extremo la idea del artista insociable. Temo que está a punto de caer en el abismo de la misantropía. Permanece encerrado en su taller durante semanas, pintando, escribiendo, ¡qué sé yo!... Y cuando sale, al igual que tú, no da razones de su ausencia. Además, dice cosas muy extrañas, a veces no entiendo una sola palabra de lo que dice.

NARCISO:                Mi pobre hermano… ¡El bicho raro de la familia! (Mofándose) Tarde o temprano lo hallaremos en su habitación convertido en un horrible insecto. ¿Saben…? Como le sucedió al muchacho de la historia.

ROSA:                       (Tierna) Déjenlo que se exprese. Mientras sus actos no afecten negativamente a nadie, no veo porque incomodarlo. (Transición) Aunque no quisiera irme sin despedirme de él.

CLAVELINO:           Abuela, ¿mientras viene tío Geranio podemos cenar?

CLAVEL:                  ¡Sí! ¡Tengo mucha hambre, abuela!

MARTA:                    (Fastidiada) Cuanto aspaviento para una simple cena…

NARCISO:                ¿Madre, podemos cenar?

HORTENSIA:          ¡Por supuesto… (Todos intentan destapar los platos) que no! ¡Pero cómo se les ocurre! Acaso no saben que es un mal augurio comer en una mesa donde haya un vacío existencial. 

(Mientras hablan, Geranio y Margarita entran. Geranio viste con desaliño, usa un delantal, tiene manchas de pintura en la ropa, en las manos y en el rostro. Estos se dedican a escuchar la conversación. Nadie advierte la presencia de ambos).

NARCISO:                Madre, pero si Geranio detesta compartir con nosotros. (Herido) Siempre he creído que nos considera inferiores a él.

HORTENSIA:          (Triste) Me duele admitirlo, pero estoy convencida de que esa es la razón por la que ninguno de sus proyectos se concreta. Quien le da la espalda a su familia es un huérfano a voluntad. Él interpuso un abismo infranqueable entre nosotros. (Alarmada) Una vez me dijo que ni siquiera creía en Dios, que se había negado a todo.

MARTA:                    ¿Un ateo? ¿Un nihilista? ¡Pobre de él! Mis padres siempre me han dicho que un hombre sin ideales es un muerto ambulante.

HORTENSIA:          Ignorando el hecho de que estás hablando de mi amado hijo, concuerdo con tus padres. Casi siento una amistad sincera con ellos.

NARCISO:                Para mí, a Geranio le falta un tornillo. ¡Hasta pierde los estribos con la menor provocación!

HORTENSIA:           ¡Mi pobre hijo! A veces he sentido lástima por él.

ROSA:                       (Advirtiendo la presencia de Geranio) Ya, déjenlo en paz. No es correcto hablar de alguien a sus espaldas. Y menos si dicha persona está presente.

GERANIO:                (Disimulando el enojo) ¡Cuántas veces tengo que decirle que no me molesten cuando estoy en pleno proceso creativo! Ya les he explicado en incontables oportunidades que los artistas somos hijos de la soledad y que necesitamos beber de su seno para alcanzar la perfección. Interrumpirme, es interrumpir a la Naturaleza buscando su forma de expresión más elevada y pura: la belleza.

LOS DEMÁS:          ¿Ah…?

GERANIO:                ¡Me costará mucho tiempo y esfuerzo alcanzar otra vez a ese nivel de abstracción!

(Margarita se ubica a un costado de Hortensia).

HORTENSIA:          Hijo, te llamé porque es hora de cenar…  

GERANIO:                ¡Eso me tiene sin cuidado! Me hubiesen pasado la comida por debajo de la puerta; como de costumbre.

HORTENSIA:          Geranio, ¡hoy viaja tu hermana! Esta cena es un regalo de despedida para ella. Son escasas las ocasiones en que podemos cenar todos juntos ¡Es necesario que estés aquí! Si no vivieras encerrado en tu habitación te enterarías de estas, y otras cosas, hijo mío.

GERANIO:                ¿Es cierto eso, hermana? ¿Te vas de viaje otra vez? Pero sí prácticamente acabas de llegar…

ROSA:                       Sí, Geranio. Viajo esta misma noche.

GERANIO:                Disculpa mi actitud, Rosa, pero no me gusta que me interrumpido cuando estoy trabajando… ¡Han espantado a las musas! Son tan temerosas y frágiles. Son como mariposas de luz. (Ocupa su lugar en la mesa).

ROSA:                       Créeme que no te molestaría si no fuese un asunto importante, no quería irme sin despedirme de ti.

GERANIO:                Qué lindo gesto de tu parte. Me da gusto verte, hermana. ¡Estás radiante!

ROSA:                       ¡Gracias, hermano! Tú… Tú… Bueno, tú te ves… manchado.

GERANIO:                (Se mira la ropa. Sonríe) ¡Lo siento! Es que debo terminar unas piezas lo antes posible. (Advierte la presencia de Marta, quien ha estado haciendo ademanes románticos con Narciso. A Rosa) ¿Y ella es…?

MARTA:                    Marta. ¡Un placer conocerte! Soy la novia de tu hermano. 

GERANIO:                ¿En serio? (Con ironía) Qué afortunada…

MARTA:                    Y por partida doble (Solo ella y Narciso ríen).

GERANIO:                ¿Y a qué se debe tu partida, Rosa?

ROSA:                       (Nerviosa) Voy a resolver unos asuntos laborales, Geranio. Ya sabes cómo son los negocios… Absorben mucho tiempo y energía.

GERANIO:                ¿Y hacia dónde te diriges?

ROSA:                       Voy al extranjero. Aunque te confieso que no tengo muchas ganas de viajar: tengo una extraña corazonada.

HORTENSIA:          Nada de “extrañas corazonadas”. Ya te dije que nada malo te sucederá. La Rueda de la Fortuna repitió tres veces en tu lectura matutina.

MARTA:                    (Maliciosa) ¿Y usted cree en cuestiones esotéricas? Mis padres siempre dicen que solo los incautos asumen esos fenómenos como verdades.

HORTENSIA:          (Ofendida) Pues, incauto es aquel que asume el mundo tangible como algo inexorable y absoluto. Comienzo a sospechar de tus padres, querida.

NARCISO:                No es por interrumpir tan interesante conversación, pero, ¿será que podemos cenar ya?

LOS GEMELOS:     ¡Sí, abuela! ¡Tenemos hambre!

HORTENSIA:          Por supuesto… (Todos intentan abrir las bandejas) ¡que no! Primero hay que rezar. ¿Cómo se les ocurre probar bocado sin agradecer a nuestro Señor Todo poderoso por las bendiciones que no ha dado hasta ahora? (Todos manifiestan desagrado) Vamos, cambien esas caras. Pónganse de pie, tómense las manos y cierren los ojos. Tú también, Geranio.

GERANIO:                (Irritado) ¿Hablas en serio?

HORTENSIA:          ¡Muy en serio!

(Todos se levantan, se toman de las manos y cierran los ojos).

ORACIÓN:

Bendito seas, Señor,

Dios nuestro,

Rey del mundo,

creado del pan, del vino,

de las delicias

que emergen de la tierra

y que esta noche

humean en mi mesa.

Te alabamos,

te glorificamos,

te agradecemos

por los bienes recibidos,

y te pedimos

en favor del orden:

¡Que los ricos

sigan siendo ricos,

y que los pobres

sigan siendo pobres!

(Sin soltarse de las manos).

CLAVELINO:           (Tierna) Abuela, ¿Y no pedirás nada en favor de los pobres?

HORTENSIA:          (Asustada. A Rosa) ¿Hija, qué ideas extrañas le estás inculcando a los niños? (A Clavelino la mira con ternura) Ay, está bien… Que practique la generosidad de vez en cuando no creo que me genere algún mal. Hasta los ricos podemos permitirnos esos excesos. A ver… vuelvan a cerras los ojos (Medita) Y en favor de los pobres…

…Y en favor de los pobres

te pedimos entendimiento,

para que no ya no procreen

con tanto aliento.

Consígueles un buen diccionario,

para que así mejoren su vocabulario.

Un par sábanas y dos colchones,

para que ya no duerman sobre cartones.

También otórgales buen gusto,

para que no produzcan tanto susto.

Llénales el corazón de alegría y regocijo,

para que no sugieran tanto peligro;

o al menos consígueles mucho jabón,

para que ya no tengan tan mal olor.

¡Amén!

(Todos abren los ojos y se sientan).

HORTENSIA:          Y ahora sí, a cenar. ¡Bon appétit!! 

(Margarita se dispone a destapar la bandeja, pero Geranio lo impide).

GERANIO:                Hermana, sé que no es momento para hablar de estas cosas. Pero me urge conversar contigo sobre algo de gran importancia para mí. Te abordaría en otra ocasión, pero, ya que te vas de viaje esta misma noche, y quién sabe cuándo vuelva a verte, prefiero hacerlo de una vez.

NARCIZO:                (Irritado) Geranio, ¿qué puede ser tan urgente? ¡Si no como algo en este preciso instante me desmayaré!

MARTA:                    (Irritada) Es la primera vez que me hacen esperar tanto para cenar. (Maliciosa) Espero que nadie en el vecindario se entre de esto, sería un verdadero escándalo. 

ROSALÍA:                ¿Qué sucede, hermano?

GERANIO:                Rosa, soy consciente de que eres tú quien se encarga de cubrir todos los gastos de la familia. Siento vergüenza conmigo mismo porque hasta ahora no he alcanzado mi estabilidad económica, pese a todo el esfuerzo y trabajo que dedico a la pintura. Pero eso cambiará muy pronto. Resulta que unos curadores vieron mi trabajo y se mostraron bastante interesados, cosa que me parió extraña dado que ahora todos se interesan en el “arte conceptual”. Me genera tanta gracia que los artistas contemporáneos crean que están aportándole algo nuevo al mundo de arte. Pero si el arte en sí misma es una abstracción. Cualquier idiota puede hacer retórica de la nada, del sinsentido. Pero extraer poesía de lo figurativo, de lo cotidiano, de lo concreto… ¡Eso sí es sí es digno de elogio! ¡He allí al verdadero creador, al genio! Pero basta que un algún crítico de quinta balbuce algunas palabras en favor de algún desubicado, para que se tome por arte a una vulgar piedra. ¡Es vergonzoso e injusto! Si seguimos así, el mundo entero terminará sumido en la mediocridad. Pero yo pretendo luchar contra eso. Fíjate, estos curadores hasta me consiguieron un espacio para exponer algunos cuadros en una de las galerías más prestigiosas de la ciudad. No obstante, quiero lucirme con algo nuevo. Algo que los deje aturdidos, y que me acredite el respeto que hasta ahora me han negado.

ROSA:                       (Contenta) ¡Pero que excelente noticia! ¡Me alegra mucho, Geranio! Siempre he creído que tu trabajo es de altísimo nivel.

GERANIO:                Gracias, Rosa. ¡Es una oportunidad que no puedo darme el lujo perder!

ROSA:                       Por supuesto que no, hermano. Lo que no entiendo es qué tiene que ver eso conmigo.

NARCISO:                (Irónico) Hermana, ¿de verdad eres tan ingenua y cándida? Lo que Geranio trata de decirte es que necesita dinero.

GERANIO:                ¡Eres un experto para hacer que cualquier idea suene burda y elemental, Narciso! (A Rosa) Efectivamente, hermana, requiero de tu ayuda financiera para poder comprar el material que necesito y así terminar las piezas…

ROSA:                       (Piensa. Vacilante) Está bien, Geranio, te prestaré el dinero. De verdad me alegra que empiecen a tomarte el respeto que te mereces. Y si en mis manos está contribuir con ello, tengo el deber de apoyarte.

GERANIO:                (Contento) ¡Ten por seguro que te devolveré hasta el último centavo! Si todo sale como lo tengo planeado, podré retribuirte todo lo que has hecho por mí, y con creces.

HORTENSIA:          ¡Pero qué hija tan generosa tengo! Era evidente que tu hermana no te iba a negar el dinero, Geranio… Así como tampoco se negará a prestarme a mí. (Rosa se muestra confundida) Sí, hija, es que estoy planeando remodelar la mansión. Tengo pensado comenzar por el jardín. No sé, tal vez mandar a construir otra fuente… ¡Quiero algo apoteósico, clásico, sublime, excelso! ¡Algo que supere por mucho a la Fontana Di Trevi(A los demás) ¿No les parece que eso le daría más estatus a nuestro apellido?

ROSA:                       Madre, pero…

MARTA:                    Le recomiendo el mármol azul, suegra; es más costo, pero le callará la boca los murmuradores.

HORTENSIA:          ¡Gracias por la sugerencia, querida! ¡Mármol azul entonces! Y por el precio ni te ocupes, Rosa no tendrá inconvenientes en costear mi petición, así como no se negó a la de Geranio, ¿verdad, hija?

ROSA:                       Pero es que…

NARICISO:               Y ya que mi hermana está tan dadivosa, no creo que tenga problemas en ser la madrina financiera de la boda.

LOS DEMÁS,

MENOS MARTA

Y NARCISO:            ¿¡Boda!?

MARTA

Y NARCISO:             (Románticos) ¡Sí!

ROSA:                       ¿No les parece que es muy pronto? ¡Apenas se están conociendo!

NARCISO:                Solo tenemos un par de días de relación, pero siento que nuestro idilio lleva siglos consumándose.

HORTENSIA:          ¡Qué buena noticia, hijo! ¡Un par de días es tiempo suficiente para descubrir si el otro es la persona indicada! Prolongar los noviazgos puede ser contraproducente, da oportunidad para que los amantes se conozcan y todos sabemos las terribles consecuencias de eso. ¡Brindemos por los novios!

(Marta, Narciso y Hortensia hacen un brindis).

ROSA:                       Pero ¿por qué razón tengo que pagar yo la boda? (Con ironía) ¿No se supone que Marta es hija de los Afortunado? Tengo entendido que son la familia más adinerada en esta ciudad.

MARTA:                    Así es, cuñada. Lo que sucede es que mis padres están en contra de mi noviazgo. Desde que se enteraron de mi compromiso con mi amado Narciso, me quitaron todo su apoyo económico. Según ellos, tu hermano es un bueno para nada, un mequetrefe, un sin futuro, un mantenido, un mujeriego. Según la óptica de mis padres, él es el peor partido de la ciudad.

HORTENSIA:          ¡Pero si mi querido Narciso es el mejor partido al que una mujer puede aspirar! Él cumple a cabalidad con el ideal de hombre moderno: no posee nada, pero aparenta muchísimo.

MARTA:                    Lo sé, querida suegra… (Mirando con pasión a Narciso, este le corresponde) ¡Desde que supe que Narciso era un incorregible, me enamoré locamente de él! Debo confesar que sufro de un incurable apetito por hombres problemáticos. Lamentablemente, esta vez mis ruegos y lloriqueos, muy efectivos cuando quiero hacerlos cambiar de parecer a mis padres, no surtieron ningún efecto. Temo que he perdido poder sobre ellos. Su negativa es rotunda. 

HORTENSIA:          Ya decía yo que tus padres eran unos retrógrados.  

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo